En el durisimo invierno 1942-1943, el ARMIR se encontró así teniendo que replegarse en condiciones de increible inadecuación de medios, armas y vestuario. Se registraron pérdidas gravisimas (también porque los mandos alemanes habían ordenado a los del ARMIR, resistir en las posiciones hasta el final), en gran parte debidas al agotamiento fisico y al frio. La masa de prisioneros italianos, que las unidades soviéticas lanzadas en seguimiento de los alemanes y ocupadas con sus propios problemas militares y logísticos no estaban en disposición de atender, sufrió una espantosa hecatombe a pesar de las ayudas ofrecidas generosamente por parte de la población.
El ARMIR dejó prácticamente de existir en febrero de 1943. Sus perdidas sumaron 84.830 entre caidos y desaparecidos y 29.000 congelados. Los últimos supervivientes de la trágica retirada llegaron a Italia en mayo de 1943.
Fuente, Gonzalo.
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