Pregunta 3540
- Ya veo que está terminando de poner los adornos navideños, Sasha.
- Bueno, no va a quedar completo sin las guirnaldas de luces que me había prometido traer el cocinero del Graf Spee, pero se hace lo que se puede...
- No desespere, amigo... Por cierto, cuando pueda, me pone un ponche, que empieza a hacer frío, y le pone otro a aquel caballero que intenta pasar desapercibido tras las páginas del Corriere della Sera.
- De su parte. Y por cierto, que esta vez no tendrá que tentarme para averiguar de quién se trata.
- No me diga.
- Pues sí. Puedo decirle que estuvo presente en la conferencia de Versalles, que fue herido por las balas de un piloto japonés y que en lo que quizás podría considerarse el punto más alto de su carrera, se la dieron, casi literalmente, con queso, lo cual, obviamente, tuvo sus colaterales.
- Está bien informado, sí.
- Y ya que estamos, si me deja, seré yo quien invite a mantecados con anís a aquel de nuestros visitantes que averigue de quién estamos hablando. Y para ser generoso, dadas las fechas, añadiré que pese al descrédito que sufrió por lo del queso, mantuvo, en sentido literal, el mismo empleo que el que ostentaba en aquella infatua ocasión, si bien en lugares con menos importancia estratégica.
- Er...
- Y permítame añadir que nació en el siglo XIX y llegó a ver jugar a Pelé en un Campeonato del Mundo que ganó la selección brasileña pero que se disputó en otro país americano.
- Permítame añadir una pista más.
- Diga, diga.
- Nuestro hombre, por razones obvias, acabó odiando uno de los manjares cúlmenes de nuestro país.
- ¿El jamón serrano?
- El cocido madrileño...