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Los "Imbéciles Sociales", según Vallejo Nágera

Sab Jun 30, 2007 1:30 pm

Por una vez y sin que sirva de precedente :lol: voy a hacer una pequeña excepción y voy a colgar un artículo no relacionado directamente con la IIGM, pero que creo que influyó de alguna manera en la motivación que pudo llevar a muchos voluntarios a luchar en la misma. Se trata de un estudio que realizó el "insigne" Antonio Vallejo Nágera sobre la personalidad del -enemigo- allá por 1938 y muestra hasta qué punto llegó la infección ideológica nazi en el régimen español, pero aplicada a los "rojos".

La visión que tenía este tipejo de la personalidad "comunistoide", como solía llamar a los de izquierdas, no tiene desperdicio; pero el concepto que tenía de las mujeres, con caracter general, tiene menos desperdicio aún:

"Recuérdese para comprender la activísima participación del sexo femenino en la revolución marxista su característica labilidad psíquica, la debilidad del equilibrio mental, la menor resistencia a las influencias ambientales, la inseguridad del control sobre la personalidad y la tendencia a la impulsividad, cualidades psicológicas que en circunstancias excepcionales acarrean anormalidades en la conducta social y sumen al individuo en estados psicopatológicos... Si la mujer es habitualmente de carácter apacible, dulce y bondadoso débese a los frenos que obran sobre ella; pero como el psiquismo femenino tiene muchos puntos de contacto con el infantil y el animal, cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer y se liberan las inhibiciones frenatrices de las impulsiones instintivas, entonces despiértase en el sexo femenino el instinto de crueldad y rebasa todas las posibilidades imaginadas, precisamente por faltarle las inhibiciones inteligentes y lógicas... Suele observarse que las mujeres lanzadas a la política no lo hacen arrastradas por sus ideas, sino por sus sentimientos, que alcanzan proporciones inmoderadas o incluso patológicas debido a la irritabilidad propia de la personalidad femenina" (Vallejo y Martínez, 1939, p. 398-399).

Tampoco hay que despreciar su concepto y defensa de la Eugenesia:
El marco de pensamiento psicogenético en el que se movía en la época de la guerra civil puede ser evaluado a través de textos como Psicopatología de la Conducta Antisocial (1936), Eugenesia de la Hispanidad y Regeneración de la Raza (1937) o Eugamia (1938a). En ellos se mantiene que donde falta la adecuada dotación genética, un conjunto de características intelectuales y morales inscritas en la constitución biopsicológica, resultan generalmente inútiles los esfuerzos dirigidos a moldear un hombre espiritualmente sano, por muy cuidado y exhaustivo que sea el conjunto de influencias ambientales.

Éstas y muchas más perlas "científicas" lanza Vallejo contra la alta incidencia del fanatismo marxista en los inferiores mentales y la presencia de psicópatas antisociales en las masas marxistas, incluidos los norteamericanos. Al parecer,"científicos" de la Gestapo ayudaron a Vallejo en su estudio.

Finalmente no sé que me repugna más de este individuo: si su ideología o que una vez ganada la IIGM por los aliados, y en plena guerra fria, no dudó en cambiarse de chaqueta y prestarse sumisamente a colaborar con ellos en un texto estadounidense que analizaba la psicopatología de las relaciones internacionales.

Ahí queda eso.

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Antonio Vallejo Nágera, Jefe de los Servicios Psiquiátricos del ejército de Franco, fundó y dirigió un gabinete de investigaciones psicológicas para estudiar la personalidad de los prisioneros en los campos de concentración. Vallejo informó de que los prisioneros se caracterizaban como grupo por la elevada incidencia de temperamentos degenerativos, inteligencias mediocres y personalidades sociales innatamente revolucionarias, rasgos que consideraba típicos de los seguidores de las ideologías antifascistas e izquierdistas. Según Vallejo estos rasgos son potenciados en el caso de las prisioneras por la característica inferioridad psicológica de la mujer. Concluyó que la posibilidad de conseguir un cambio de actitud político-social en estos sujetos era muy reducida.

Creó en 1938 el Gabinete de Investigaciones Psicológicas de la Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros de Guerra, cuya dirección asumió personalmente. El gabinete se estableció en la ciudad de Burgos, cerca del campo de concentración de San Pedro de Cardeña, y contó con la colaboración de dos médicos y un criminalista dedicados a la aplicación de los tests. Es probable que la idea de la creación del Gabinete y la inspiración de sus trabajos no fuera enteramente original de Vallejo. Los brigadistas supervivientes recuerdan la presencia en S. Pedro de Cardeña de miembros de la Gestapo que tomaban mediciones antropométricas e interrogaban a los prisioneros. También recuerdan la presencia de dos científicos alemanes que vinieron a San Pedro, "to find out what kind of human being had enlisted in the International Brigades. They had a two-hundred item questionnaire, in english, german, french and spanish" (Geiser, p. 154).

Sujetos y metodología

Vallejo se proponía realizar un diagnóstico de la personalidad social del sujeto. Vallejo entiende por personalidad social media la que se desenvuelve sin crear conflictos, sin ser delincuente, alcohólico o pervertido sexual. Denomina revolucionarios natos a los esquizoides místicos políticos y a los sujetos que "inducidos por sus cualidades biopsíquicas constitucionales y tendencias instintivas, movilizadas por complejos de rencor y resentimiento o por fracaso en sus aspiraciones, propenden, en cierto modo congénitamente, a trastocar el orden social existente" (Vallejo, 1938b, p. 194). Califica como imbéciles sociales a los "seres incultos, torpes, sugestibles, carentes de espontaneidad e iniciativa, que contribuyen a formar la gran parte de la masa gregaria de las gentes anónimas" (Vallejo, 1938b, p. 194).

Vallejo concluye la presentación de su proyecto con un comentario que da alguna clave del objetivo real de estos estudios: "La reacción social más interesante al objeto de nuestro estudio es la transformación político-social del fanático marxista, posibilidades de transformación que deducimos del estudio de su psicobiograma y reacción psicológica a la prisión" (Vallejo, 1938b, p. 195). En efecto, en los campos de concentración se ensayó, sólo con los prisioneros españoles, un programa de reeducación política con el fin de tratar de reutilizar a estos presos en las filas del ejército franquista. El trabajo de reeducación de estos prisioneros se limitó básicamente a obligarles a desfilar, entonar gritos franquistas y a un cursillo religioso de seis semanas que nadie superaba y que se repetía continuamente durante el período de cautiverio.

Entre diciembre de 1938 y octubre de 1939 se publicó una serie de seis informes con los resultados obtenidos en la investigación. Cinco de ellos se refieren a brigadistas internacionales y uno a presas políticas españolas. No se publicó ningún otro informe relativo a los presos españoles, a pesar de lo anunciado en el proyecto inicial. Cada uno de los cinco informes sobre los brigadistas se refiere a un grupo nacional: hispano-americanos (Vallejo, 1938c), norteamericanos (Vallejo, 1939a), ingleses (Vallejo, 1939b), portugueses (Vallejo, 1939c) y británicos (Vallejo, 1939d). Todos estos informes llevan el subtítulo Investigaciones Biopsicológicas en Prisioneros Internacionales.

Los prisioneros norteamericanos

Vallejo (1939a) comenta en la introducción algunas peculiaridades de la sociedad norteamericana que hacen a sus ojos interesante el estudio de este grupo de 72 prisioneros: la diferencia entre el ambiente social europeo y el norteamericano, la tradición de libertades políticas, "con tendencias liberales y democráticas, en cierto modo fanáticas y supersticiosas" (p. 30), la obligatoriedad de la educación primaria, la tendencia en todas las clases sociales al progreso mediante el esfuerzo personal y, finalmente, "que la sociedad norteamericana representa los extremos de la civilización materialista y de la psicología social simplista" (p. 31). Aunque Vallejo constata una gran variedad racial en el grupo, considera que la mayoría de los sujetos ha estado bajo la influencia de condiciones culturales, políticas y sociales similares.

El análisis de las características biopsicológicas constitucionales arroja los siguientes resultados:

1. Biotipo: 34.58 asténico, 31.94 atlético, 11.11 pícnico, 2.77 atleto-asténico, 11.11 atleto-pícnico, 2.67 displásico.

2. Reacción temperamental: 36.11 introvertida, 51.38 extrovertida, 12.50 neutra.

3. Temperamento: 37.49 normal (26.38 esquizotímico, 11.11 ciclotímico), 51.36 degenerativos (40.27 esquizoides, 5.55 cicloides, 2.77 paranoides, 2.77 epileptoides), 11.11 neutros.

4. Inteligencia: 0.0 superior, 19.44 buena, 33.33 media, 36.11 baja, 11.11 deficiente.

Vallejo extrajo algunas conclusiones de estos resultados. Confirmó la correlación esperada entre la figura corporal y el temperamento. Observó una falta de correlación entre el biotipo y la reacción temperamental primaria según el test de Neymann-Kohlsted, aunque lo atribuyó a que los sujetos no entendían las cuestiones del test o respondían sin interés. Constató un claro predominio de los temperamentos degenerativos, superior al hallado en el primer informe de la serie dedicado a los prisioneros hispanoamericanos (Vallejo, 1938c). Vallejo advirtió, por el contrario, que la inteligencia y la cultura son superiores respecto de las de los hispanoamericanos, pero que, "no obstante pertenecer a una nación que se precia de inteligente y culta -sin serlo- superan en mucho las inteligencias de grado inferior a las bien dotadas" (Vallejo, 1939a, p. 33).

Los motivos del alistamiento también fueron objeto de estudio y Vallejo reconocía que, frente a una minoría motivada por fracasos personales, la mayoría de los combatientes venían para ayudar a la democracia, y muchos de ellos confesaban orgullosamente sus ideas democráticas y antifascistas y su entusiasmo por defender la República. Vallejo deducía que "En el fondo, nos las habemos con comunistoides, sin que falte un elevado porcentaje de reformadores idealistas y de revolucionarios natos" (Vallejo, 1939a, p. 37).

Estos comentarios enlazaban con los resultados obtenidos por Vallejo del diagnóstico de la personalidad social de los prisioneros: 37.50 normal, 22.22 revolucionarios natos, 36.11 imbéciles sociales, 4.16 psicópatas. Vallejo subrayaba el alto porcentaje de revolucionarios natos y comentaba que "Tampoco puede chocarnos el gran número de imbéciles sociales, ya que el medio ambiente cultural y social norteamericano, favorece la formación de tal tipo de personalidad" (Vallejo, 1939a, p. 38 )

El estudio se completaba con datos sobre religiosidad, ideas patrióticas y aficiones individuales. Vallejo constató una baja religiosidad y un alto grado de patriotismo en los prisioneros norteamericanos, apostillando que "Empero tal patriotismo carece en absoluto de espiritualidad... refiérese exclusivamente al entusiasmo por los valores materiales patrios, no a los culturales e históricos" (Vallejo, 1939a, p. 40). Se ofrecían también datos sobre fracaso personal, alcoholismo, simpatías por el ejército, ideas de suicidio y vida sexual. Vallejo destacó algunos de estos datos: el alto nivel de aspiraciones sociales fracasadas que aumentaban la afinidad por el marxismo, el escaso entusiasmo por el Ejército -típico según él de cualquier país democrático- y un alto grado de libertinaje sexual. Vallejo observó una baja propensión al suicidio entre estos prisioneros, que atribuyó, sorprendentemente, al trato que se les concedía en el campo.

La conclusión de los estudios realizados era que la posibilidad de producir un cambio en la actitud de los prisioneros norteamericanos era muy escasa: 79.16 mantenía sus ideas, 11.11 no se manifestaba y sólo un 9.72 cambiaba sus ideas.

Las prisiones políticas españolas

Tras el informe sobre el grupo norteamericano se publicó el estudio sobre las presas españolas (Vallejo y Martínez, 1939). Lleva el subtítulo Investigaciones Psicológicas en Marxistas Femeninos Delincuentes. Este trabajo presenta caracteres peculiares. Es el único publicado sobre prisioneros españoles, a pesar de que se habían anunciado otros tres sobre prisioneros masculinos en el plan de trabajo. No se desarrolló en San Pedro de Cardeña, sino en la prisión de la ciudad de Málaga. Finalmente, es el único trabajo cuya dirección comparte Vallejo con otro autor: Eduardo M. Martínez, teniente médico, director de la Clínica Psiquiátrica de Málaga y Jefe de los Servicios Sanitarios de la Prisión.

El objetivo del estudio era extraer conclusiones del estudio de la personalidad de cincuenta mujeres condenadas a graves penas. El método es similar al utilizado con los prisioneros internacionales pero "sin proceder al estudio antropológico del sujeto... que en el sexo femenino carece de finalidad por la impureza de los contornos" (Vallejo y Martínez, 1939, p. 398). Otra diferencia fue que se pudo aplicar el test de Marston por contar con el testimonio de personas allegadas a las presas.

Los sujetos fueron cincuenta mujeres presas en la cárcel de Málaga. Las condenas que habían recibido las prisioneras objeto del estudio eran: muerte 66.00, reclusión perpetua 20.00, 20 años 6.00, 12 años 8.00. Las penas de muerte fueron finalmente conmutadas por reclusión perpetua. Los motivos alegados para las condenas fueron: participación en los crímenes 28.00, necrofagia 10.00 -aunque Vallejo y Martínez describen el delito como ensañarse o burlarse de los cadáveres-, militancia política 16.00, denuncias 14.00 y actuación libertaria 32.00.

Los resultados reportados por Vallejo y Martínez fueron:

1. Reacción temperamental primaria: Introvertida 70.00, Extrovertida 30.00.

2. Temperamento: Normal 28.00 (Esquizotímico 12.00, Ciclotímico 16.00), Degenerativos 72.00 (Esquizoides 42.00, Cicloides 20.00, Histeroides 6.00 y Paranoides 4.00).

3. Inteligencia: Superior 6.00, Buena 12.00, Media 32.00, Inferior 46.00, Débiles mentales 4.00.

Vallejo y Martínez subrayaron el predominio de la reacción temperamental primaria introvertida y el de los temperamentos degenerativos sobre los normales. Los autores concluían que el marxismo español se nutre de las personas menos inteligentes de la sociedad. Asimismo comentaban el escaso nivel cultural de las presas, considerando este factor como uno de los que hacen que "prendan en ellas fácilmente las ideologías simplistas y materialistas" (Vallejo y Martínez, 1939, p. 403).

Se hacen eco los autores de la mala situación económica en la infancia y juventud de la mayoría de las presas, pero afirman que no es el hambre de las clases populares el único móvil de su actuación, sino que existen factores tanto genotípicos como fenotípicos que inducen al marxismo revolucionario extremista. Esta idea la ilustran con los datos de la evaluación de la personalidad social de las prisioneras: media normal 22.00, revolucionaria nata 26.00, psicópata antisocial 24.00, imbécil social 20.00, amorales congénitas 8.00. Los autores subrayaron la predominancia de las personalidades anormales y atribuyeron este hecho a factores hereditarios (antecedentes de psicopatía, enfermedad mental, alcoholismo, delincuencia, suicidio) y a la influencia social de parientes cercanos con ideas extremistas.

Se ofrecieron también una serie de datos estadísticos sobre vida sexual -incluyendo la edad de desfloración-, toxicomanías, aficiones, ideas patrióticas, ideas religiosas, simpatías nacionales, militarismo y actitudes políticas, sin que los autores extraigan ninguna conclusión relevante respecto del objetivo principal de su estudio. Los datos finales sobre el cambio de actitud política fueron: 58.00 persiste en su actitud revolucionaria, 34.00 cambia de actitud y 8.00 no se definen.


Los trabajos de Vallejo plantean una vez más la dificultad de la separación radical de psicología científica, política y estereotipos sociales y sexuales. En las manos de Vallejo, los instrumentos de diagnóstico psicológico de la personalidad se convirtieron en armas de propaganda política y difusión de estereotipos sexuales. Mientras que un grupo de psicólogos norteamericanos mostraban su solidaridad con la República, sobre la base de que fascismo y psicología científica eran incompatibles, Vallejo lanzaba el mensaje de que la psicología científica podía ponerse al servicio de cualquier ideología, incluyendo las totalitarias.


http://www.psicothema.com/

Sab Jun 30, 2007 2:56 pm

Vaya con el tito de Colate,todo un iluminao :lol:


Un saludo..

Sab Jun 30, 2007 3:56 pm

No deja de ser bastante repugning el ver los resultados cuando cualquier ciencia, arte o disciplina se ponen al servicio de la doctrina política de turno. Gracias Mika por otro de tantos post tan interesantes. :)

Sab Jun 30, 2007 9:20 pm

Sí, todo un iluminao de lo más repugning, y por no abusar he omitido muchas otras grandezas de este individuo...

Lo que realmente asquea es comprobar, en todos los bandos y en todas las épocas, que las raices del odio "al otro" tienen su origen en las mismas percepciones: o es de "raza inferior", o es un degenerado social, o una amenaza para el orden social establecido, o es impuro, o yo que sé...el caso es deshumanizarlo a nuestros ojos para acabar con él sin remordimientos posteriores.

Está visto que es un método casi infalible :(

Sab Sep 08, 2007 5:11 am

Lo más preocupante y triste del asunto es que hay mucha gente que píensa como Vallejos (nótese que omití expresamente el calificativo de "señor"), sin siquiera haberlo leído.

Hay personajes de cerrazón mental innata que con extrañas habilidades logran ser publicados y pueden difundir su ideario, el que encuentra campos de fácil germinación y desarrollo en otros mentes de estructura primaria o poco sofisticada, por no decir tontos de la cabeza.

Me permito ser suspicaz acerca de aquellos que acometen en contra de las mujeres. Posiblemente en su fuero interno las vean como rivales o "peligrosas", hay mucho en la psicopatología acerca de ellos. O simplemente no les gustan y prefieren la otra versión del género humano; bueno, cada cual con sus gustos.

Está bien que se traiga a colación, tiene que ver ( y mucho) con lo que acá estudiamos, sin duda. Pero está mal también, deberíamos ignorarlo. ¿Ser o no ser?
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