Influencia, comportamientos, sociedad...
Escribir comentarios

Blechkoller o Síndrome de la lata de conserva

Lun Jun 18, 2007 11:07 pm

Los submarinistas alemanes, los célebres lobos grises que durante la Segunda Guerra Mundial surcaban amenazantes el océano en busca de presas, enfrentaban en las profundidades del Atlántico a su peor enemigo...
Lo llamaban "Blechkoller" , o "Síndrome de la lata de conservas"

Todos sabemos bien lo que es un submarino, pero conocemos poco de su interior y de como se desarrolla la vida en él y la convivencia.

Imagen

En principio imaginemos meter a 48 personas en un habitáculo de alrededor de 60 metros de largo por cuatro de ancho y a esa exigua superficie descontémosle el espacio que ocupan los diferentes aparatos y máquinas que lleva. Luego hay que tener en cuenta el espacio que ocupan torpedos y suministros y nos quedará un lugar incómodo en el que los hombres casi ni se revuelven, teniendo que compartir tres de ellos una litera para dormir, y quedando exentos de ésta circunstancia solo los oficiales.

El "Síndrome de la lata de conservas" aparecía de a poco, pero podía ser fatal. Una forma de neurosis provocada por la falta de oxígeno y la claustrofobia cuando el sumergible pasaba demasiadas horas en inmersión. En esas condiciones, los motores Diesel subían la temperatura de a bordo hasta los 50 grados, la falta de ventilación aumentaba los hedores y el aire se volvía sofocantemente rancio durante los largos períodos bajo el agua. El agua potable era escasa; no había duchas, y nadie se bañaba durante los hasta tres meses que duraba una patrulla. El olor de los sudorosos cuerpos se añadía al olor de sentinas, letrinas, cocina, ropas mohosas, gasóleo y la colonia al limón que utilizaban los hombres para eliminar la sal de sus rostros. No había intimidad ni tranquilidad. De fondo había siempre luces encendidas, el chillido de las comunicaciones por radio, el siseo de las mojadas botas de goma, el zumbar de una bomba de sentina, el sorber de las válvulas de entrada de aire y el pulsar de los motores diésel.

Imagen
Timones de profundidad y cocina de un U-Boot del tipo VIIB (U 47). Fotografías de propaganda publicadas en 1940 en el libro Mi camino hacia Scapa Flow de G. Prien.

Cuando las había, las mascarillas de caucho de los tubos de oxígeno escoriaban la piel hasta herirla y hacerlas insoportables. La presión afectaba el organismo y toda la estructura crujía con riesgo de partirse. A esto se sumaba el acecho constante de la muerte. A veces -era inevitable- los nervios estallaban y eran comunes los incidentes causados por una violencia histérica. Entonces era indispensable la templanza del comandante para mantener la disciplina o todo estaría perdido. Agonizar atrapados a decenas de metros de profundidad ha sido, desde que Julio Verne imaginara las 20.000 leguas de viaje submarino, una de las peores pesadillas que han atormentado a las tripulaciones de los sumergibles. En los tiempos previos a la energía nuclear, los submarinos no podían pasar mucho tiempo en inmersión. Cuando el U-977 -uno de los sumergibles alemanes que se entregó en Mar del Plata al final de la guerra-, pasó 66 días sumergido para evitar su detección mientras huía desde el Atlántico norte hasta las seguras aguas al sur del Ecuador, fue considerado toda una proeza. Pero su tripulación recargaba baterías por la noche a profundidad de snorkel.

En general, era raro sobrevivir más de 24 horas en excesivas profundidades y la experiencia de los lobos grises sirvió para aumentar el conocimiento sobre los efectos de la falta de oxígeno y sus consecuencias en la conducta de las tripulaciones. El doctor José Vila, que ha realizado estudios sobre cámara hiperbárica con el Hospital Naval, explicó que el principal efecto que la ausencia de oxígeno causa al ser humano es "un desorden de la atención ejecutiva. Es decir, la imposibilidad de ejecutar tareas o cometer errores en su ejecución". "Las células poseen una especie de pulmoncito llamado mitocondria, que produce energía para la actividad metabólica. Esto es lo primero que ataca la falta de oxígeno, afectando el lóbulo frontal y motivando conductas irracionales. Es como ir dejando a una máquina sin combustible", agrega. "De producirse un edema cerebral, el cuerpo experimenta también una desorientación similar a la que sufre un alpinista y se pierde noción de las carencias, tales como el hambre o la sed, y es común la muerte por deshidratación." Además de dañar ciertas capas del cerebro, la hipoxia puede llegar a producir otros efectos como un paro cardíaco. Pero, según el especialista, aun de sobrevivir, la carencia prolongada de oxígeno puede dejar secuelas. "En casos como el del submarino Kursk, lo que debe hacer la tripulación es permanecer en reposo absoluto. El sólo hecho de hablar y hasta pensar produce un gran consumo de energía. Por eso -concluye Vila- es importante que los tripulantes tengan la mente en blanco." Algo difícil de conseguir cuando el tiempo se acaba y la muerte acecha.

Imagen

Visto lo anterior podremos darnos una idea de lo que era un submarino en circunstancias normales durante la Segunda Guerra Mundial, pero tenemos la otra cara de la moneda: en los momentos de combate, y aquí se dan otra serie de circunstancias en las que el submarino no solo es incómodo, sino que además, en el mejor de los casos es peligroso, claustrofóbico y amenazador.

Bajo ataque de cargas de profundidad el submarino se mueve sin cesar batido por las ondas expansivas de las explosiones, los movimientos se hacen más violentos cuanto más próximas estallan las cargas, todo aquello que no está sujeto convenientemente se cae, si es de peso considerable puede causar heridas e incluso la muerte de aquel que pilla debajo. Cuando el ataque es a plena luz del día los tripulantes deben hacer sus necesidades en latas o calderos, ya que como las heces son menos densas que el agua y flotan, pueden delatar el lugar en el que se encuentra el submarino. Es algo inútil hacerlo en dichos recipientes ya que el movimiento del submarino hace que calderos y latas caigan, desparramando su contenido, y unidos a los olores del sudor, comida, el aire enrarecido y los provenientes de la cocina, todos ellos se acumulan en ese espacio cerrado provocando una atmósfera irrespirable.

La muerte en un submarino puede ser por varias causas siendo la más habitual el ahogamiento por inmersión, pero también el gas clorhídrico provocado por la reacción química del contenido de las baterías con el agua de mar puede ser la causa. Para darnos una idea, ponerse enfermo con carácter grave podía ser también un serio inconveniente, lo mismo que tener algún tipo de accidente grave como podría ser una fractura o una herida seria, ya que los medios de auxilio eran escasos al operar el submarino habitualmente en aguas hostiles.

También eran peligrosas las guardias en la torre cuando se navegaba en superficie con mal tiempo: algún submarino perdió a sus vigías en esas circunstancias, siendo difícil su localización y salvamento, ya que quien se daba cuenta era la guardia siguiente que comprobaba horrorizada la desaparición de sus compañeros.
Las comidas aunque relativamente buenas comparadas con otras armas o destinos, debían hacerse de modo rápido y en los correspondientes departamentos. La rapidez venía dada por causa de sustituir a los compañeros de guardia y que estos pudieran comer caliente lo preparado por el cocinero.

Los habitualmente tres meses de campaña de un submarino a comienzos de la guerra eran un pequeño paseo por un infierno que pasó a ser más largo cuando comenzaron a funcionar los buques y submarinos de suministro. Estos últimos eran llamados "vacas lecheras" y proporcionaban (ambos) munición, combustible y comida para prolongar la campaña unos meses más.

Por último decir que, según cálculos, la vida media de un tripulante de un Uboot era de 51 días y que si bien al principio había voluntarios, poco a poco el voluntariado para esta arma fue disminuyendo hasta el punto tener que destinar de un modo obligatorio a miembros de otras unidades de la marina.

Los tripulantes de un submarino debían tener nervios de acero y un buen entrenamiento. En un submarino cualquier error significaba pérdida de vidas, y conservar la calma en caso de ataque era imprescindible. El silencio y seguir al pie de la letra las indicaciones de los experimentados comandantes era esencial; salir de un submarino en caso de hundimiento era complicado aún en superficie y casi siempre se perdía algún tripulante con él.

Los comandantes debían tener una fuerte personalidad al tiempo que una buena preparación sicológica, era necesario saber tratar a sus subordinados según los casos que se dieran, también era necesario trasmitir seguridad.

Como anécdota se puede citar la actitud de Otto Ketschmer, que encontrándose a bordo del U99 y siendo atacado por unos escoltas de un convoy, estuvo hablando con cada uno de sus subordinados y tranquilizando a aquellos que peor se encontraban. Incluso se permitió el lujo de echar un sueño que fue interrumpido por el estruendo de cargas de profundidad después de 45 minutos. Posteriormente se puso a leer un libro para poder pensar y transmitir tranquilidad a sus compañeros de aventura. Más tarde uno de ellos se percató de que el libro estaba al revés.
Después de pasar más de 15 horas bamboleándose, el submarino salió a la superficie y todos ellos pudieron respirar aire fresco.

También tenemos una prueba de lo que significa la vacilación, cosa que puede ocurrir ya que las decisiones de un comandante se deben tomar en segundos en caso de peligro. Es el caso de Gunter Prien el más famoso as de submarinos aunque no el número uno en hundimientos.
Gunter Prien dudó durante el acoso del destructor Wolverine, dio ordenes contradictorias y eso supuso su perdición y la del submarino con su tripulación al completo.
Ocurrió que el U47 podía haber tenido posibilidades de escapar al amparo de la noche, pero Prien se debió poner nervioso pensando que el destructor lo alcanzaría y ordenó una inmersión. A partir de ese momento el sonar del Wolverine detectó al submarino y su comandante ordenó ajustar las cargas para poca profundidad. Al llegar al lugar donde se suponía que estaba el U47 lanzaron las cargas y el submarino resultó averiado. Nuevamente Prien se equivocó y mandó emerger pensando que las averías eran graves y esa segunda maniobra resultó ser un grave error al no abandonar el submarino, ya que el Wolverine volvió a la carga y Prien cometió su tercer y definitivo error al mandar otra inmersión de emergencia. El Wolverine volvió a lanzar sus cargas que destruyeron al U47 y mataron a toda la tripulación.



http://www.de1939a1945.bravepages.com/t ... marino.htm
http://www.elsnorkel.com/web/article_read.asp?item=379
http://centroeu.com/uboote/fotos.html

Mar Jun 19, 2007 1:34 am

Buf, sólo leerlo me entra la claustrofobia, y me viene a la mente lo del Kursk.
Algunos de los tripulantes que quedaron con vida después de la explosión escribieron algunas notas como la siguiente:
"En el compartimento noveno nos encontramos 23 personas. El estado de salud es malo. Estamos debilitados por efecto del gas carbónico tras el incendio. La presión del sector aumenta, por lo que al salir a superficie no soportaremos la descompresión. La salida por la escotilla de salvamento es poco probable. No lograremos sobrevivir más de 24 horas."
Horrible.

Por cierto, si alguien tenía apendicitis durante el trayecto de tres meses, supongo que tenía pocas probabilidades de sobrevivir, debido a las precarias condiciones sanitarias, ¿no? ¿Alguien me puede confirmar este hecho?

Saludos

Mar Jun 19, 2007 1:58 am

Sí, yo no podría estar en un sitio así ni diez minutos... :?

Sobre tu pregunta...no sé, a ver si alguien sabe de algún método o estrategia para aplicar en estas circunstancias, pero imagino que en esos momentos, a los que hace referencia el artículo, en los que operaban en aguas hostiles las probabilidades de asomar la nariz eran más bien escasas.

Broma macabra, pero como dice el chiste: que te tienes que morir.
Y encima un cuerpo en proceso de descomposi...
Joer, me callo :(

Está visto que en esto de la guerra nunca tienes claro cual es el escenario más espantoso.

Un abrazote.

Latas de sardinas

Vie Jun 29, 2007 1:36 am

Como curiosidad añadir también el mono de la nicotina,hace años lei algo sobre las famosas pastillas de nicotina, que fueron suministradas por la Navy por primera vez, a las dotaciones de sumergibles.En aquellas fechas también habian fumadores empedernidos.Y como que fumarse un buen Habano,no iba bien para el entorno.

Por cierto, si alguien tenía apendicitis durante el trayecto de tres meses,


Una simple muela picada,te podia ocasionar la muerte y en menos de tres meses.

Un saludo.

Vie Jun 29, 2007 2:34 am

Ok y gracias a los dos.
También es curioso el tema del limón, como puede verse en la película Das Boot.
Los marinos lo comían crudo, supongo que para cubrir el déficit de vitamina C, y así prevenir el escorbuto y otras enfermedades.
Apasionante vida la del marino... :wink:

Saludos

Sab Jun 30, 2007 2:19 am

También es curioso el tema del limón, como puede verse en la película Das Boot.
Los marinos lo comían crudo, supongo que para cubrir el déficit de vitamina C, y así prevenir el escorbuto y otras enfermedades.


El Escorbuto, es una enfermedad causada por una falta prolongada de vitamina C (ácido ascórbico) empleado como Antioxidante en numerosisimos productos alimentarios y en la medicina, su utilización en las dotaciones de buques data de 1795 en buques Holandeses que hacian largas travesias,el consumo de citricos y acido acético(vinagre) se hizo muy popular en la época de las legiones romanas por su consumo.El escrbuto aparece en los adultos tras una carencia alimenticia mayor de 6 meses. Se caracteriza por astenia progresiva, inflamación de encías, caída de dientes, inflamación y dolor de articulaciones, fragilidad capilar y equimosis. Con frecuencia también aparece la anemia como consecuencia de estas pequeñas hemorragias. La falta de vitamina C bloquea la producción de sustancia intercelular para los tejidos conectivos (tejidos de soporte de las paredes de los vasos, del hueso, de la dentina, del cartílago, etc.).
Por estos Lares los instructores Soviéticos era aficionados a ingerir grandes cantidades de estos,sin nisiquiera mondarlos,a bocao limpio,ingerian hasta las hojas del limonar.

Un Saludo.Durand..

Sab Jun 30, 2007 11:49 am

Ups!, no había caído en el tema del tabaco :? , ¡con la agresividad (y la ansiedad) que a mucha gente le genera el mono de nicotina!

Definitivamente tenía que ser un infierno la vida en un submarino :shock:

El limón también es uno de los remedios más eficaces contra la alitosis.

Ponga un limón en su vida :P

Besotes peloneros.

Sab Jun 30, 2007 9:09 pm

Ay, que me dejao la "h" de halitosis al lado del teclado :lol: :oops:
Escribir comentarios