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https://www.ecured.cu/Polikarpov_R-5SSSAl comenzar la guerra civil española, Moscú decidió enviar 31 Polikarpov R-5 junto al equipamiento de aeródromo, piezas de repuesto, motores y armamento. Como comandante de la unidad fue seleccionado el mayor K. M. Gusiev. A su mando se encontraban 109 pilotos y personal de tierra, la mayoría provenientes de la 114º Brigada, que se consideraba la más experimentada con el modelo.
Los aviones fueron seleccionados directamente del servicio. Se enviaron a Odesa donde fueron embalados y, el 29 de octubre de 1936, embarcadas a bordo del vapor español “Aldecoa”. El 4 de noviembre el buque zarpó llevando a bordo además una parte del personal. El “Aldecoa” llegó a Cartagena, desde donde los aviones desmontados fueron trasladados a Murcia. Allí en 5 – 6 días y bajo la dirección de los ingenieros Gritsuk y Nóvikov se realizó el montaje. Los aviones fueron trasladados por aire a Madrid.
Los nuevos aparatos fueron encuadrados en el Grupo 15 de las Fuerza Aérea. Siguiendo la estructura española los grupos fueron convertidos en escuadrillas. La 1ra Escuadrilla fue dirigida por A. Stielkov, la 2da por V. Liviekin y la 3ra por G. Tupikov. Los españoles apodaron al modelo “Rasante”.
La primera misión se realizó el 2 de diciembre de 1936 desde el aeródromo Santa Cruz de la Zarza, a unos 70 km de Madrid, nueve aparatos partieron para bombardear el aeródromo de Torrijos, ocupado por el enemigo. Allí no se encontraron aviones enemigos, pero en el camino de regreso encontraron un escuadrón de caballería en marcha, que abrió fuego con sus ametralladoras y el escuadrón se retiró en desbandada. Las bombas fueron arrojadas sobre la estación de trenes de Illescas. Un fragmento de una bomba alcanzó a uno de los aviones, que tuvo que realizar un aterrizaje forzoso.
Ese mismo día 12 aviones atacaron el aeródromo de Talavera, en el que se encontraban los aviones del cuerpo expedicionario italiano. Según los pilotos soviéticos fueron destruidos 15 Caproni. Los italianos reconocieron la pérdida de varios bombarderos Savoia. Nuevamente en esta ocasión en las colas de los aviones se encontraron impactos de las esquirlas de sus propias bombas radiadores perforados. Una tripulación tuvo que realizar un aterrizaje forzoso no muy lejos del aeródromo enemigo. El comandante fue apresado y el destino del navegante Akulienko se desconoce. El piloto Polivalov logró cruzar la línea del frente, pero al aterrizar en un lugar desconocido los tripulantes incendiaron el avión para evitar que cayese en manos enemigas. Los 10 aviones restantes se encontraron en el camino de regreso, por vez primera, con cazas enemigos. Cuatro He-51 los atacaron sin éxito, pero los franquistas anunciaron el derribo de cuatro R-5, uno por fuego antiaéreo y otros tres por la acción de los cazas.
El 3 de diciembre un grupo de 27 R-5 con apoyo de 30 cazas, realizaron un ataque a las tropas franquistas al sur de Campo de Caso, lanzando más de 600 bombas. Otra acción exitosa tuvo lugar en Pozuelo. Nueve aparatos bombardearon y ametrallaron a las tropas enemigas. Esta acción fue continuada por el ataque de bombarderos SB, logrando la retirada del enemigo. Ese día no se registraron pérdidas.
El 4 de diciembre la escuadrilla de Tupikov se dirigía a bombardear almacenes ferroviaros, pero en la trayectoria sobrevoló el aeródromo de Navalmoral de la Mata, donde encontraron unos quince Junkers y varios aviones de reconocimientos. Los Rasantes dispararon sobre los aviones tras lanzarse en picado, saliendo de él a unos 10 – 15 metros del suelo. Tras trepar a unos 100 metros lanzaron sobre el enemigo una lluvia de pequeñas bombas. Según los pilotos al menos 12 aviones fueron alcanzados (8 Junkers y 4 de reconocimiento). Más adelante se reconocería que el ataque no resultó “tan” efectivo.
La segunda salida ese día se realizó contra el aeródromo de Sevilla. En el camino de regreso se encontraron con dos cazas enemigos. Uno de ellos atacó el avión de G. Nikiforov. El navegante A. Shukayev logró derribar al enemigo, pero resultó herido y el avión dañado. Se hizo necesario aterrizar el aparato y su tripulación lo incendió. En combate fue derribado otro SSS que realizó un aterrizaje de emergencia en el lado republicano.
En los primeros tres días el grupo de Gusiev perdió seis aviones. De continuar ese ritmo en par de semanas el grupo se quedaría sin aviones. Sobre su actuación se juzgó que sus acciones demostraron que eran una fuerza peligrosa y las tripulaciones mostraron gran valor. El punto débil de los aviones de ataque era su baja velocidad y la falta de protección de los tanques y radiadores contra las balas.
Ante esta situación se propuso utilizarlos sólo como bombarderos ligeros. Se decidió suspender los ataques a baja altura y comenzar a utilizar tácticas de bombardeo en la horizontal desde alturas de 400 – 500 metros, con lo que las ametralladoras en las alas se convirtieron en peso muerto. El 10 de diciembre 12 aviones bombardearon la estación de Illescas. La escasa preparación de las misiones trajo como resultado que en el 40% de las misiones los objetivos no fueran siquiera localizados. Los aviones volaban hasta la zona de misión a unos 200 – 300 metros y comenzaban a girar en círculos en búsqueda del enemigo, que generalmente les respondía con armas ligeras y fuego artillero.
El 19 de diciembre 18 aviones que operaban en la zona de Boadilla fueron atacados por las armas antiéreas. Dos aviones recibieron daños en los radiadores y durante el aterrizaje uno se incendió y otro resultó dañado. También creció la frecuencia de encuentros con cazas enemigos, que atacaban por detrás y desde abajo, donde el R-5 estaba indefenso. Los pilotos soviéticos en estos casos cortaban la potencia y se dejaban caer, dejando pasar al avión enemigo para dispararle desde la cabina trasera.
Para el día 20 de diciembre no quedaba ni un solo avión sin daños. En un informe del día 21 enviado a Moscú se escribiría: “Como resultado de los combates ha quedado demostrada la inefectividad de los R-5 como aviones de ataque en la guerra moderna”.
Los aviones en condiciones de vuelos fueron destinados a operaciones nocturnas. Durante los entrenamientos para este tipo de misión otro avión resultaría destruido. En la noche del 24 al 25 de diciembre realizaron su primera misión nocturna al bombardear las tropas en Carabanchel y Campamento. En la noche siguiente nuevamente realizaron acciones al sur de Madrid.
Poco a poco se fue puliendo la táctica de las operaciones nocturnas. Se volaba en pares o en tríos. Los aviones alcanzaban una altura de unos 3000 metros y luego planeaban con los motores a baja potencia. Uno de los aviones volaba a menor altura y debía destruir los proyectores antiaéreos. Luego de lanzar las bombas los pilotos daban potencia máxima y volaban en sentido contrario. Los antiaéreos enemigos generalmente actuaban con retraso. En una noche se realizaban una o dos salidas, de manera que en un mes cada SSS acumulaba unas 30 horas de vuelo.
Los aviones fueron utilizados también como cazas nocturnos contra los bombarderos Junkers Ju-52, pero sin éxito.
Para el 7 de enero de 1937 losR-5 en España habían volado un total de 620 horas. Siete pilotos soviéticos habían muerto. Para ese momento ya el Grupo 15 contaba con 5 pilotos y 7 navegantes españoles, tres checos, dos norteamericanos y más tarde se incorporaría un griego.
En febrero los bombarderos nocturnos operaron en la rivera oeste del río Jarama durante la batalla de este nombre. A mediados de la trayectoria se instaló un faro de orientación de operación eléctrico y a unos 5 km del objetivo se ubicó una flecha iluminada de orientación. Estas misiones fueron efectivas.
El 5 de marzo los SSS fueron utilizados en una misión de bombardeo diurno cerca de Teruel. La cobertura de la operación estuvo a cargo de 18 cazas I-16 . Unos 15 cazas Heinkel He-51 intentaron interceptarlos, pero los cazas soviéticos no lo permitieron. En la primer pasada se lanzaron las bombas desde 150 – 200 metros, en un segundo pase serían utilizadas las ametralladoras.
El Grupo 15 fue pronto trasladado a Alcalá de Henares y unos días después a Madrid. Su tarea consistía en detener a los italianos, que habían realizado roto el frente y se dirigían hacia la capital. Las fuerzas republicanas lograrían concentrar en este punto 45 cazas, 11 bombarderos y 15 aviones de ataque. El 11 de marzo los aviones realizarían un primer ataque volando con lluvia y nubes bajas. El bombardeo se realizó a unos 150 – 200 metros. Los ataques al CTV italiano duraron cerca de una semana pero no lograron detener el avance.
Una gran columna de unos 10 km de largo se dirigía hacia Madrid con infantería motorizada, artillería y grandes columnas de infantería. Los suelos embarrados por la lluvia dificultaban el avance de los vehículos e impedían el despegue de los aviones de los campos encharcados. Esta oportunidad fue aprovechada por los republicanos. El 20 de marzo 14 R-5, 11 SB y 42 cazas realizaron un ataque contundente. Los aviones de ataque volaban a ras de suelo, los bombarderos a 1500 – 2000 metros y los cazas a mayor altura (los I-15 debajo y los I-16 encima). Cada R-5 portaba cuatro bombas FAB-250 y 12 bombas incendiarias AO-10. El ataque fue muy exitoso.
El aparato pilotado por I. S. Soldatienko fue alcanzado por el fuego antiaéreo enemigo y con fuego a bordo logró llevar el avión hasta sus líneas. El piloto logro abandonar el avión con algunas quemaduras, pero el navegante Zharski murió en el avión.
El ataque sería repetido por otros ocho R-5 con la escota de 40 cazas. Los Fiat CR.32 italianos intentaron impedir el ataque, pero tuvieron que retirarse luego de perder cuatro aviones. El hostigamiento se prolongó por otros dos días hasta que los tanques soviéticos T-26 pusieron en punto final.
En abril el Grupo 15 fue trasladado al sur, en la región de Andújar. Durante varios días los aviones bombardearon Carabanchel y Casa del Campo.
Para fines de abril prácticamente todo el personal de vuelo de la unidad estaba formado por españoles. Los pilotos soviéticos actuaban en calidad de instructores. En ese momento se cuenta con 18 aviones R-5 más otros dos en reparaciones. Entre mayo y noviembre fue necesario reparar 25 unidades (algunos dos veces, de ahí la cifra) de los que dos no podrían ser devueltos al combate. En 18 de estas ocasiones fue necesario sustituir totalmente la unidad de cola.
Para el 1 de noviembre quedaban activos sólo 11 aviones, que fueron agrupados en una escuadrilla nocturna bajo la dirección de V. Katsa. Las misiones en esta etapa incluían vuelos en solitario o en parejas para bombardear nudos ferroviarios, aeródromos y puntos de agrupación enemigos.
En enero de 1938 se encontraban en activo 7 aviones y los otros cuatro necesitaban reparaciones.
Desde mayo todos los aviones fueron trasladados al Grupo 72 y destinados a tareas de patrulla marina en Cartagena hasta el verano, cuando fueron trasladados nuevamente al frente. En octubre la unidad se trasladó a Albacete con sólo seis aviones activos. Estos aviones realizaron misiones de bombardeo nocturno en la zona de Zaragoza durante noviembre y en diciembre participaron en las batallas por Teruel.
Tras el final de la guerra, seis R-5SSS “Rasante” volaron a Argelia, desde donde serían devueltos por las autoridades francesas a los franquistas. Unidos a los aviones capturados antes, las fuerzas nacionalistas usaron nueve aviones SSS, que se mantuvieron en servicio hasta 1945.