Otras cuatro bombas de la II Guerra Mundial fueron detectadas frente a las costas de Salinas (Guayas). El material de guerra es de origen estadounidense y aún permanece debajo del agua.
Las empresas Rescate de Tesoros Antiguos (Restean S.A.), Nacores, Exdelmar e Inciar S.A. también mantienen contratos con el Estado ecuatoriano para la búsqueda de tesoros marinos en las costas del país.
El Reglamento para la Exploración y Explotación de Naves Náufragas establece que los objetos encontrados deben repartirse entre el Estado y la empresa que los encuentra.
Las dos primeras bombas permanecen guardadas en una bodega del Yacht Club de Salinas.
En este mismo sitio se encontraron, a inicios de esta semana, otras dos bombas de similares características. Según Campoverde, el material bélico fue atado con piolas de señalización para que sea fácilmente detectado en caso de que los buzos de la Armada decidan retirarlo del lugar. "Sacamos dos bombas, pero estas cuatro las dejamos allí porque realmente no sabemos qué peligro pueden causar", señaló.
El capitán del Puerto de Salinas, Mauro Cadena, dijo que los cuatro artefactos permanecerán debajo del mar hasta que se revelen los resultados del análisis.
El estudio se realizará a las dos primeras bombas que fueron encontradas. Ese material permanece guardado en una bodega de alta seguridad del Yacht Club.
Cadena explicó que esa valoración deberán hacerla expertos de la Dirección y Electrónica de Comunicación de la Armada, quienes aún no han sido designados.
"Mi apreciación muy personal es que las bombas no representan peligro y que por esto los marinos estadounidenses las fondearon en el mar", indicó Cadena. Según el capitán, ese es un procedimiento de rutina al que están acostumbrados los miembros de las Fuerzas Armadas cuando el material bélico que poseen se encuentra inservible. "No creo que los militares estadounidenses hayan dejado armas de destrucción que aún podían ser utilizadas", aseguró. Campoverde, quien ayer se encontraba en una nueva expedición marina, especificó que localizaron las bombas con la ayuda de un robot submarino, a dos millas del muelle del Yacht Club. "Los aparatos se encuentran ubicados en un radio de 300 metros a la redonda y están enterrados hasta 18 metros de profundidad", explicó el oficial.
Ponyicsanyi y Campoverde son dos buzos investigadores de arqueología marina que desde hace 30 años mantienen un contrato con el Estado ecuatoriano para la búsqueda de objetos con valor histórico en las costas del país.
Ellos rastrean restos de barcos que naufragaron. Campoverde aseguró que su labor no es la de buscar armas de guerra. "Esa no es nuestra tarea específica".
Fuente: http://www.diariopinion.com