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El último soldado nazi en rendirse.

Vie Jul 29, 2016 8:02 am

http://www.elconfidencial.com/alma-cora ... o_1239355/

(...) Algunas historias anónimas han trascendido hasta nuestros días. Una de ellas es la del teniente Wilhelm Dege, el último soldado nazi en rendirse.

(...) La historia del teniente Dege, galardonado con la Cruz de Hierro, comienza en el Ártico, donde estaba destinado por Adolf Hitler para observar y predecir los cambios en el estado del tiempo que pudiesen afectar a las tropas germanas. Su labor era fundamental, pues desde que estalló la guerra Alemania, no pudo acceder a la red meteorológica internacional, controlada entonces por los países aliados.

(...) Tras doce meses agotadores en condiciones extremas en el Polo Norte, sobreviviendo a ataques de osos polares y bajo la amenaza de emboscadas del bando británico, Wilhelm y su equipo recibieron una orden clara y concisa: destruir todo el equipamiento científico y técnico. Alemania se había rendido. Hitler se había suicidado junto a Eva Braun y la guerra iba a terminar en cuestión de días.

Wilhelm y su equipo se quedaron solos, abandonados. Esperaron en un pequeño bote hasta que una barca noruega les avistó y rescató el 3 de septiembre de 1945. Allí, en aquel barco, el teniente alemán y sus soldados vivieron una de las situaciones más raras de su vida.
Pudieron entenderse con el capitán, L. Albertsen de Tromsø, gracias a que Wilhelm hablaba noruego con fluidez. El bote se convirtió en una fiesta improvisada.
Muerto el perro, muerta la rabia.
Como si de un guateque se tratase, noruegos y alemanes comenzaron a charlar distendidamente. "Venga, que le invitamos a tomar café y aguardiente", dijeron los germanos, que comenzaron a agasajar a sus 'salvadores' con los manjares que aún tenían en el bote. Alimentos ricos, bebidas y cigarrillos comenzaron a pasar de mano en mano. La fiesta estaba servida.

"Sí, señor, entendido...".
La cara del capitán cambió tras recibir un aviso de la Marina Noruega. Se puso nervioso. "¿Cuál es el problema?", preguntó el teniente alemán. "Verá, los altos mandos me han ordenado que se rinda. La verdad es que no sé cómo se hacen estas cosas...". Ahí estaban. El par de dos. Reflejando el poco sentido que tenía la guerra. Eran unos iguales, encontrados en medio de la nada. Personas que se ayudan por el mero hecho de ser personas.
Como acto de buena fe, el teniente sacó la pistola que tenía en la funda, la puso sobre la mesa y se la entregó al capitán noruego, que estaba muy perdido. "Después, redactaron un documento de capitulación y ambos lo firmaron. Así se entregó la última unidad alemana de la Segunda Guerra Mundial", detalla el hijo de nuestro protagonista. Una rendición extraña... y un tanto cómica.
El buque partió al día siguiente de vuelta a Alemania, con los últimos once soldados en rendirse después de la guerra. Al menos, así contó Dege su historia a su hijo. (...)
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