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La tragedia de los soldados judíos de Hitler, de Bryan Rigg

Ensayos de historia militar, política, sociología...

Moderador: Ramcke

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5 mensajes • Página 1 de 1

La tragedia de los soldados judíos de Hitler, de Bryan Rigg

Notapor grognard el Vie Nov 27, 2009 2:02 pm

Imagen
Fuente: http://inedita.masopciones.com/catalogo ... _rigg.html

Título: La tragedia de los soldados judíos de Hitler
Autor: Bryan Mark Rigg
Editorial: Inédita Editores
Año de edición: 2008
ISBN: 9788496364684
Páginas: 421
Precio Euros: 29,90
Formato: 15,5 x 24 cm
Encuadernación: Tapa dura

Sinopsis

Escrito a partir de numerosos documentos y testimonios inéditos, este libro narra la tragedia de un buen número de alemanes de origen judío que sirvieron en las filas de la Wehrmacht de Hitler. Aceptaron servir a sus peores enemigos por razones diversas, a veces con la esperanza de proteger a sus familias, a menudo por un profundo patriotismo. Se calcula que fueron entre 120.000 y 160.000. Algunos de ellos alcanzaron altas responsabilidades: es el caso de un mariscal de campo, un almirante y varios generales, que llegaron a hacerse acreedores de las más altas condecoraciones del Reich. Pero siempre su vida pendió de un hilo que tenía en sus manos el Führer, que con su autorización personal posibilitaba que vertiesen su sangre «indigna» en la defensa de la Patria.

En esta obra se descubren aspectos insólitos del régimen nazi, la actitud humanitaria de muchos alemanes «arios» hacia sus desdichados compatriotas, o el compromiso de muchos de esos judíos con la causa de Alemania y nos sorprenderá cómo el propio Hitler llegaba a perder un tiempo precioso, incluso en los momentos más difíciles, estudiando uno a uno los expedientes de cada uno de estos soldados, candidatos a procesos de «arianización» como premio por sus servicios.


La Introducción al libro puede encontrarse en formato pdf en:
http://www.novilis.es/TRAGEDIA_SOLDADOS_JUDIOS.pdf

Fuentes

http://www.casadellibro.com/libro-la-tr ... 0001265860
http://www.novedadesconhistoria.com/nov ... bryan-rigg


Transcribo aquí también un reportaje aparecido en El País:

REPORTAJE
A las órdenes de su peor enemigo
Un libro documenta la presencia de soldados de origen judío en el Ejército nazi - El historiador Bryan M ark Rigg calcula que fueron 150.000 en todos los cuerpos
JACINTO ANTÓN - Barcelona - 27/11/2009


El soldado Wolfram Günther sirvió en una unidad de Sturmgeschütz (cañón de asalto) de la Wehrmacht en el frente del Este; en un solo día destruyó varios carros de combate rusos y sus valientes acciones de guerra le granjearon la Cruz de Hierro. El capitán Klaus von Schmeling-Diringshofen, al mando de la 1ª Compañía del 73º Regimiento de Infantería, cayó heroicamente en combate al frente de sus hombres en Polonia, tuvo derecho a un elogio fúnebre radiofónico y fue enterrado en un féretro cubierto por una bandera con la cruz gamada. El as de caza Sigfried Simsch logró 95 derribos y la Cruz de Caballero. Bernahrd Rogge fue uno de los más osados capitanes de navío de superficie alemanes: al mando de su famoso crucero auxiliar, el legendario buque corsario Atlantis, hundió o capturó 22 navíos aliados y tuvo en jaque a toda la flota británica (la película Bajo diez banderas narra sus hazañas). Esos cuatro militares que lucharon por el III Reich durante la II Guerra Mundial presentan una sorprendente característica común: ¡tenían orígenes judíos!

De manera que nos puede parecer increíble, los cuatro hombres sirvieron a las órdenes del que en realidad era su principal enemigo, Adolf Hitler, que mientras tanto estaba planificando o ejecutando la persecución y el asesinato de los que eran como ellos.

Su peripecia no es en absoluto excepcional. El historiador estadounidense Bryan Mark Rigg, del que se acaba de publicar en español su pormenorizado y monumental estudio La tragedia de los soldados judíos de Hitler (Inédita), ha documentado decenas de miles de casos de personas de origen judío que lucharon en el bando alemán en todas las ramas de las Fuerzas Armadas hitlerianas, sobre todo la Wehrmacht, pero también la Luftwaffe, la Kriegsmarine (hubo almirantes y un comandante de submarino de origen judío, Helmut Schmoenckel, del U-802) e incluso las Waffen SS (hasta un teniente coronel), que, si tienes familia hebrea, ya es rizar el rizo.

Rigg calcula que fueron como mínimo 150.000 (la cifra es discutida por estudiosos como Cesarini y Bartov). Aunque muchos fueron discriminados y expulsados, algunos de esos hombres alcanzaron las más altas graduaciones -uno, Milch, llegó a mariscal de campo- y recibieron las condecoraciones más importantes. Cómo el ejército de un régimen antisemita que diabolizó y exterminó a los judíos tuvo en sus filas a millares de los que consideraba sus peores enemigos, y cómo personas a las que se juzgaba racialmente inferiores y a eliminar aceptaron luchar -y morir- por sus potenciales asesinos en contra de sus salvadores; cómo, en resumen, pudo alguien recitar, aunque fuera por lo bajinis, el Kadish en la Wehrmacht, son las alucinantes cuestiones a las que trata de responder este libro. Rigg no sólo ha consultado una apabullante documentación, sino que realizó 430 entrevistas con soldados supervivientes de origen judío.

Imagen
El general Heinrici, al que Hitler perdonó su familia judía, en presencia del líder nazi.


El resultado del estudio es un amplísimo y conmovedor fresco en el que cabe de todo, como en la naturaleza humana. Muchas de las personas de origen judío que lucharon bajo las banderas del Reich lo hicieron porque no tenían otra alternativa, porque consideraron que eso les daba más posibilidades de supervivencia en el régimen hitleriano, a ellos y a sus familias, y porque los obligaron. "Sabía que todo lo que hacía iba contra mis intereses y los de los míos, pero qué iba a hacer", explicó el cabo Richard Riess. Otros muchos, y esto es más sorprendente, lo hicieron porque se consideraban plenamente alemanes y creían su deber combatir por su patria; pensaban incluso -ingenuamente- que luchar, y hacerlo bien, con valor, les devolvería la estima de las autoridades y de sus compatriotas. Hay que resaltar que la inmensa mayoría de los soldados de origen judío, según ha constatado Rigg, ignoraban el alcance de la persecución nazi y el horror de los campos de exterminio. También hubo casos de personas que escondieron su identidad y se camuflaron bajo el uniforme: el lugar más seguro podía ser la boca del lobo. Y un puñado de malvados -los hay siempre- a los que no les importó subirse al carro de los verdugos.

Por su parte, los dirigentes del III Reich, empezando por el propio Hitler, demostraron, dentro de su patológico e irreductible odio a los judíos, a veces un sorprendente pragmatismo: la eliminación de algunos militares de origen judío podía esperar o incluso aplazarse definitivamente en función de los méritos de éstos que al cabo ayudaban a ganar la guerra. Es célebre la frase de Goering, que tenía bastante manga ancha en la Luftwaffe: "Wer Jude ist, bestimme ich!" ("¡Yo decido quién es judío!"). Hitler, que siempre tenía en realidad la última palabra, personalmente autorizó que determinados militares permanecieran en el ejército pese a sus orígenes, y hasta permitió que ascendieran y que ocuparan puestos relevantes como generales, pilotos de caza o comandantes de navíos de guerra. Un caso es el del célebre general Fritz Bayerlein, mano derecha de Rommel, que fue forzado a retirarse en 1934 por poco ario (una cuarta parte de sangre judía) y al que el Führer concedió una dispensa para seguir sirviendo: acabó la guerra con la Cruz de Caballero con espadas y hojas de roble y al mando de la división acorazada de élite Panzer Lehr.

Imagen
Militares con sangre judía según los nazis: el coronel Walter Hollaender, el subteniente de las paramilitares SA Hans Sander, el general Werner Malzahn y el almirante Rogge


Para entender bien el caso de los soldados judíos de Hitler, hay que sumergirse en el desquiciado y a menudo contradictorio mundo de las teorías raciales nazis y las leyes que emanaron progresivamente de éstas. Dentro de lo que consideraban judíos, los nazis distinguían entre judíos propiamente dichos (de padre o madre judíos, a eliminar los primeros) y Mischlinge (mestizos cruzados): medio judíos (con dos abuelos judíos) y judíos de un cuarto (con un abuelo judío), que vendrían después. Estos conceptos que nos pueden parecer absurdos pero que para miles de personas significaron una cuestión de vida o muerte convirtieron la identidad judía en algo rocambolesco y abracadabrante. De hecho, se da la paradoja de que muchos a los que los nazis tenían por judíos, un rabino ortodoxo no los habría considerado nunca así. Ellos mismos tampoco se consideraban en muchos casos judíos. Gran cantidad de Mischlinge sólo descubrieron sus orígenes judíos gracias a los nazis. A alguno que era miembro de la SA o las SS le proporcionó el natural disgusto.

Fuente: http://www.elpais.com/articulo/cultura/ ... icul_1/Tes
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Re: La tragedia de los soldados judíos de Hitler, de Bryan Rigg

Notapor John MacTavish el Dom Nov 29, 2009 12:46 am

Gracias por la informacion, Grognard. Hay me parecia a mi que algun aleman de sangre judia se habia colado en el Ejercito Aleman, pero no cabo de entender una cosa. Porque no los fusilo Hitler, porque eran altos oficiales o porque no eran practicantes.

Saludos.
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Re: La tragedia de los soldados judíos de Hitler, de Bryan Rigg

Notapor grognard el Dom Nov 29, 2009 1:26 am

Pues ya tienes excusa para comprar el libro, Soap, averiguarlo... :mrgreen:

Aunque el artículo ya te da algún norte, en los dos párrafos que hay entre las fotografías.
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Re: La tragedia de los soldados judíos de Hitler, de Bryan Rigg

Notapor grognard el Dom Oct 06, 2013 6:50 pm

Comentario Personal

Ante todo indicar que este ensayo es fruto del trabajo de investigación que el autor realizó para la elaboración de su tesis doctoral, y al cual llegó casi por casualidad.

Encontrándose en Alemania para aprender el idioma y aprovechando para investigar sus antecedentes familiares, uno de sus profesores le recomendó ver la película Europa. Europa, sobre la historia de Shlomo Perel, el joven judío que falsificó sus documentos, se alistó en la Wehrmacht y acabó sirviendo en la escuela de cuadros de las Juventudes Hitlerianas. Junto a él se sentaba un anciano que se ofreció a traducirle algunos diálogos que no conseguía comprender. Al final de la película, al preguntarle su opinión sobre la misma, el anciano dijo que se parecía bastante a su propia historia. Le invitó a tomar algo para poder hablar y le contó sus peripecias como combatiente en el frente del Este, pese a contar con un cuarto de sangre judía en sus venas.

De vuelta a Inglaterra, mientras estudiaba en Yale, el autor comenzó a preguntarse si los casos de Shlomo Perel y Peter Millies, el anciano al que conoció en el cine, podían ser hechos aislados o muestras de una realidad poco conocida hasta entonces. Pese al escepticismo de sus profesores, Bryan Mark Riggs comenzó a profundizar sobre el tema y localizó al menos otros veinte casos. Fruto de ello, decidió seguir investigando y se trasladó a Alemania, donde unas pistas le llevaron a otras, éstas a nuevos casos, y éstos aún a otros más, hasta el punto de descubrir que la presencia de soldados judíos en mayor o menos grado en las fuerzas armadas de la Alemania nazi fue mucho más elevada de lo que se creía hasta entonces.

El resultado de sus investigaciones se plasmó, primero, en la memoria de fin de carrera en Yale, y posteriormente en su tesis doctoral en Cambridge, que finalmente dieron como resultado final la elaboración del ensayo que nos ocupa.

A la hora de abordar las primeras páginas de libro, uno puede pensar, tratándose de un tema, a priori, tan sumamente atípico, que conoceremos la historia de un pequeño número de soldados que, por mor de la suerte o de algún que otro acontecimiento rocambolesco, sirvieron en la Wehrmacht siendo de creencia o religión judía. Nada más lejos de la verdad. Según las estimaciones del autor, por un lado, y los datos oficiales de los registros alemanes, por otros, el número podría ser de cerca de medio millón antes de la guerra, y varias decenas de miles durante ésta. Un número lo suficientemente elevado como para resultar muy significativo.

Los dos primeros capítulos se dedican a definir quién es judío, aspecto en el cual encontramos la paradoja de que la definición venía a ser la misma desde el punto de vista del judaísmo más tradicional y del nacionalsocialismo, y quién es un Mischlinge o “mediojudío”, categoría en la que se engloban todos aquellas personas que no eran consideradas judías “al 100%”, fundamentalmente por la “composición” de su sangre (medio judío, un cuarto de judío, un octavo de judío…)

A continuación, en el tercer capítulo, se trata la situación del Ejército alemán en cuanto a la presencia de judíos antes y al principio del Tercer Reich, y cómo su presencia se encontraba, al menos inicialmente, muy bien valorada por sus aportaciones a los valores castrenses. Esa situación comienza a cambiar con la entrada en vigor de las Leyes de Nüremberg, que al principio no inciden demasiado en su situación como soldados, pero que poco a poco, entre la presión de los cuadros nazis y la aceptación de las mismas por parte de los altos mandos del Ejército, comienza a causar problemas en el status de los judíos y Mischlinge, con las primeras expulsiones, la presión para conseguir la renuncia, la discriminación a la hora de concesión de ascensos merecidos…

Esa situación alcanza un absurdo clímax con el inicio de las hostilidades, momento en el cual la Wehrmacht pierde varias decenas de miles de soldados experimentados a causa de la aplicación de las leyes nazis. Y ello lleva a su vez a la aplicación, por un lado, de exenciones, que debían recorrer un tortuoso camino burocrático hasta llegar a manos del mismo Hitler, único capacitado para decidir sobre ellas, y por otro lado, a la ocultación por los oficiales de la condición de judío o Mischlinge de sus subordinados. Una paradoja más dentro de las paradojas del régimen nazi.

Respecto a la actitud de los diversos oficiales de la Wehrmacht, resulta curioso que fuera la Luftwaffe, el arma quizás más cercana al nazismo, la que realizó un seguimiento más laxo de la aplicación de las Leyes de Nüremberg, algo en lo que le imitó la Kriegsmarine, correspondiendo al Heer una mayor severidad en la aplicación de las mismas y en una mayor persecución a judíos y Mischlinge.

El ensayo presenta una enorme cantidad de datos acerca de los soldados que sufrieron esta persecución, y numerosos ejemplos de permanencia en las filas del Ejército, incluso en el caso de oficiales de muy alto rango como el caso del mariscal Erhard Milch y del general Helmut Wilberg, ambos de la Luftwaffe, o del capitán Bernhard Rogge, de la Kriegsmarine.

Especial atención merece en todo este proceso el papel de Hitler, único dueño y señor de las decisiones que afectaban a la concesión de exenciones, lo cual da pie al autor para repasar las teorías de todo tipo acerca del origen judío del dictador alemán, quien incluso en momentos avanzados de la guerra dedicaba buena parte de su tiempo y energía en el análisis de la documentación que se aportaba en cada expediente de solicitud de exención, sin que existiera un claro criterio a la hora de concederlas.

Este pequeño resumen deja en el tintero muchas cuestiones que se tratan en el ensayo, como los sentimientos contradictorios de los judíos y Mischlinge que luchaban en un ejército y a favor de un dictador que tenía como una de sus premisa fundamentales el odio a la raza judía; los titánicos esfuerzos de los familiares de los soldados que sufrían expulsión o eran empujados a la renuncia para que recuperaran su lugar en el ejército; o el enfrentamiento a las jerarquías nazis, con diversa fortuna, para ayudar a sus familiares civiles que eran perseguidos por su condición de judíos.

En resumen, un libro sumamente interesante, y aconsejo su lectura para ampliar conocimientos sobre el funcionamiento interno del nazismo en una cuestión tan espinosa como su relación con el judaísmo. Si bien es cierto que aparentemente puede resultar un poco tedioso, dada la enorme cantidad de datos y casos que presenta, y que la mayoría de ellos siguen un patrón similar en cuanto a sus circunstancias y resultados, no por ello deja de ser sumamente interesante, pues retrata una realidad difícil de concebir en el Tercer Reich, al menos a priori, pero no por ello menos increíble dada la singularidad del régimen.
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Re: La tragedia de los soldados judíos de Hitler, de Bryan Rigg

Notapor Ramcke el Dom Oct 06, 2013 9:44 pm

Buena reseña, grognard. Parece ser que tanto en la Kriegsmarine como en la Luftwaffe, se valoraba más los méritos personales, que la adhesión a los ideales arios, y se permitían ciertas licencias. Es muy interesante lo que afirmas:

resulta curioso que fuera la Luftwaffe, el arma quizás más cercana al nazismo, la que realizó un seguimiento más laxo de la aplicación de las Leyes de Nüremberg, algo en lo que le imitó la Kriegsmarine, correspondiendo al Heer una mayor severidad en la aplicación de las mismas y en una mayor persecución a judíos y Mischlinge.


Esto me recuerda a la famosa anécdota del comodoro de la JG53 Von Cramon-Taubadel, que fue llamado al orden por Hermann Göring, cuando se enteró que el comodoro se había casado con una mujer de ascendencia judía, y ordenó que todos los aviones de la JG53 borraran con una banda roja, el emblema de la unidad el famoso "As de Picas". Pocos meses después, en plena batalla de Inglaterra, el comodoro Wilcke, nuevo jefe de la unidad, ordenó a todos los pilotos de la JG53 que borraran de sus timones de cola, la svástica, en solidaridad con su depuesto comandante. Cosa que hicieron de inmediato con bastante regocijo, por cierto. Dos meses después, les concedieron permiso para lucir de nuevo el "As de PIcas", y las svásticas volvieron a los timones de cola. Así lo que pudo ser un incidente serio, quedó en otra metedura de pata de Göring, que para entonces ya llevaba unas cuantas en su haber.



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Fuente Imagen: http://www.asisbiz.com/il2/Bf-109E/Bf-109E-JG53.2-(R14+)-Kaiser/pages/Artwork-Bf-109E3-2.JG53-(Gr14+)-Franz-Kaiser-Battle-of-Britain-1940-0A.html


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