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Ensayos de historia militar, política, sociología...
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Sed de sangre

Jue Mar 19, 2009 1:09 am

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SED DE SANGRE:
HISTORIA INTIMA DEL COMBATE CUERPO A CUERPO EN LAS GUERRAS DEL SIGLO XX

de BOURKE, JOANNA



Resumen del libro

Las historia oficiales de las guerras nos hablan, sobre todo, de heroísmo y sufrimiento. Quienes participaron en ellas como combatientes prefieren, por lo general, callar acerca de sus experiencias. No, como se suele pensar, por no recordar los horrores que vivieron, sino para no verse obligados a confesar las satisfacciones que les proporcionó el poder de destruir y matar. Partiendo de las evidencias de las dos guerras mundiales y de la de Vietnam, Joanna Bourke, profesora de historia del Birbeck College de Londres, ha escrito un libro estremecedor acerca de cómo se prepara a los hombres para matar y cómo estos acaban sintiendo placer matando a sus enemigos, incluso cuando se trata de asesinar a prisioneros indefensos. Al fin y al cabo no hacen más que seguir unas órdenes de sus mandos, que incluso el propio clero castrense suele disculpar. Sed de sangre, que recibió el premio Fraenkel, que se concede a «una obra excepcional de historia del siglo XX», cambiará nuestra percepción de la naturaleza misma de la guerra.
Joanna Bourke retrata en 'Sed de sangre' la cruda intimidad de los combates

1. • La historiadora reúne diarios y cartas de los soldados

JUAN FERNÁNDEZ
MADRID

Los libros de historia militar y el cine bélico han destilado una imagen del frente de guerra perfumada de heroísmo, espíritu noble y buenos y malos indubitables. Por el contrario, las cartas que los soldados enviaron a novias y familiares desde la inmediatez del combate, así como los diarios que escribieron al calor de las ametralladoras, hablan de terror, humillación, placer orgiástico en el uso de la bayoneta y todo tipo de vísceras sangrantes.
Resolver este contraste es lo que movió a Joanna Bourke, historiadora militar del Birbeck College de Londres, a escribir Sed de sangre (Crítica), libro que propone un viaje, desapasionado y neutral, pero íntimo y crudo, al combate cuerpo a cuerpo de la guerra.
Tres contiendas del siglo XX (la primera y segunda guerra mundial, y Vietnam), 800 testimonios directos del frente (diarios, cartas, informes a pie de trinchera) y decenas de entrevistas con testigos de estos combates han servido de material a Bourke (Nueva Zelanda, 1963) para dibujar una cara b de la guerra que habitualmente no llega al gran público. Por sus páginas desfila el delirio de quien confiesa haberse entregado sin freno a la violación en grupo de una prisionera, junto a las técnicas de adiestramiento en el arte de matar que se ofrecen en el frente y el sentimiento de culpa de quien no puede olvidar el rostro del inocente al que acribilló gratuitamente.

"Chilló como un cerdo"
"No había mucha luz y él era apenas una sombra, pero mientras yo retorcía la bayoneta, chilló como un cerdo en el matadero", recuerda el soldado británico R. H. Stewart, que sirvió en la batalla del Somme, una de las más largas y sangrientas de la primera guerra mundial. El marine francotirador James Hebron evocó a su vuelta de Vietnam "esa sensación de poder, de mirar a alguien siguiendo el cañón del rifle y pensar: 'Vaya, puedo cargarme a ese tío'". "Realmente empezó a encantarme esa mierda de matar, nunca tenía suficiente. Cada uno que mataba me hacía sentir mejor", contó otro veterano de Vietnam.
La mayoría de los protagonistas de estos lances volvieron a casa y reemprendieron sus vidas como fontaneros, carteros y panaderos, tratando de no mirar atrás. "Me ha sorprendido el contraste que hay entre la urgencia que sintieron por contar lo que vivían cuando estaban en el frente y la cortina de silencio que casi todos corrieron al volver a casa", analiza Bourke.
Con todo, Sed de sangre incluye un capítulo dedicado a analizar el peso de la culpa y cuenta con las declaraciones y opiniones de no pocos testigos vivos de aquellas oscuras páginas de la historia del siglo XX. "La mayoría aceptó hablar sin reparos. Noté en ellos cierta necesidad de que se contara su verdad, que no tenía nada que ver con la que ofrecían las películas y los libros", añade la historiadora.
Bourke advierte de que no se considera una pacifista ("hay guerras, aún hoy, que son inevitables", afirma) ni ha pretendido ofrecer una lectura moral de la guerra, pero destaca un uso práctico de sus páginas. "No soy periodista, soy historiadora. Solo quise contar la historia de aquellos hombres. Pero creo que las mamás y los papás de los soldados que hoy están en Irak y Afganistán deberían saber a qué se dedican sus hijos. Nada que ver con una misión de paz", concluye.



http://www.casadellibro.com/libro-sed-d ... 0001271294
http://www.elperiodico.com/default.asp? ... io_PK=1013

Re: Sed de sangre

Jue Mar 19, 2009 1:16 am

Pues parece muy interesante, sí. Solo espero que Von Krischer no lo lea... :)

Re: Sed de sangre

Jue Mar 19, 2009 1:21 am

En el especial de MUY Interesante de este mes sobre la SGM, viene una entrevista realizada a la autora. Dice cosas muy interesantes, si teneis oportunidad echarle un ojo de "estrangis" en algún quisco... 8)

Saludos.

Re: Sed de sangre

Jue Mar 19, 2009 1:29 am

De hay es donde lo he visto y he buscado la informacion, ahora me queda comprarlo.

Re: Sed de sangre

Jue Mar 19, 2009 1:29 am

:? ¡ pues claro, hombre ! Ya decía yo que de qué me sonaba el libro...Y es que compré, precisamente, el especial del Muy Interesante sobre la SGM. Y por cierto, Baltashar, deberías salir de vez en cuando de tu Panzer y pasarte por los Kioskos, para que compruebes que, casi todas las revistas, las tienen forradas o vienen en fundas
de plástico...Grrrr... :evil:

Re: Sed de sangre

Jue Mar 19, 2009 2:18 am

Yo pensaba haber puesto un estracto de la entrevista del MUY, porque me pareció sumamente interesante lo que contaba en ella acerca de la psicología del combatiente. Cuanto menos, inquietante.

Re: Sed de sangre

Jue Mar 19, 2009 2:22 am

Pues eso que apuntas es una buena idea, grognard. La entrevista, desde luego, no tenía desperdicio.

Re: Sed de sangre

Jue Mar 19, 2009 10:52 am

Joaquin Garcia Morato escribió::? ¡ pues claro, hombre ! Ya decía yo que de qué me sonaba el libro...Y es que compré, precisamente, el especial del Muy Interesante sobre la SGM. Y por cierto, Baltashar, deberías salir de vez en cuando de tu Panzer y pasarte por los Kioskos, para que compruebes que, casi todas las revistas, las tienen forradas o vienen en fundas
de plástico...Grrrr... :evil:


:lol: :lol: :lol: , Este número del MUY tiene dos versiones. Una en bolsita, que viene con el DVD que por cierto no he visto todavia, y otra que viene la revista sin plastiquito y se puede ojear antes de comprar. Yo primero echo un ojo, y si hay algo que me interesa la compro y si no pues nada, que la economia está muy malita...

Saludos. :mrgreen:

Re: Sed de sangre

Lun Abr 20, 2009 9:22 pm

Como complemento al post inicial de Winrich.

Imagen...Imagen

Título: Sed de sangre. Historia íntima del combate cuerpo a cuerpo en las guerras del siglo XX
Autora: Joanna Bourke
Editorial: CRÍTICA
Número de Páginas: 608
ISBN: 9788484327684
Fecha de Edición: Septiembre 2008
Precio: 39 Euros (posibilidad de descuentos en compra por Internet)

El libro contiene 180 páginas de notas y listados bibliográficos, muestra del profundo y exhaustivo trabajo de investigación a la hora de recopilar testimonios de combatientes.

Entrevista en El País
http://www.elpais.com/articulo/portada/ ... spor_2/Tes

En el número especial de Muy Interesante dedicado a la Segunda Guerra Mundial que comenté anteriormente y que contiene la entrevista con Joanna Burke se recogen afirmaciones tan impactantes como que algunos combatientes reconocían que matar les proporcionaba un placer orgásmico; que los pilotos de los bombarderos describían sensaciones de omnipotencia y belleza destuctora, sintiéndose como dioses; o que las mutilaciones de soldados japoneses llegaron a ser como una competición entre las unidades del ejército de Estados Unidos. Cuanto menos, una visión sorprendente y hasta ahora nunca tratada de cómo vivían y percibían la lucha los combatientes de primera línea.

Otros libros de Joanna Bourke:
* La Segunda Guerra Mundial: una historia de las victimas (Editorial Paidos, 2002)
* Los violadores. Historia del estupro de 1860 a nuestros días (Crítica, 2009).[/align]

Fuentes Imágenes
Portada del libro: http://www.navlan.es/tienda/images/port ... 327684.jpg
Joanna Burke: http://www.elperiodicoextremadura.com/i ... 6807_2.jpg

Re: Sed de sangre

Mar Abr 21, 2009 3:42 am

Joaquin Garcia Morato escribió:Pues parece muy interesante, sí. Solo espero que Von Krischer no lo lea... :)


Humor de veterano supongo :) .

Parece muy interesante y cuenta algo que se suele pasar por alto y que me parece más crudo y brutal que un bombardeo. Un combate cuerpo a cuerpo. Donde si uno duda acaba en las esquelas del periódico. Si disparar a un hombre es difícil no quiero ni pensar lo que debe de costar empalar a otro semejante con una bayoneta o atizarle con un pala de trinchera.

Veré si me puedo hacer con el libro y leermelo.

Sed de sangre. Entrevista a Joanna Bourke

Lun May 04, 2009 2:35 am

He leído atentamente la amplia entrevista a Joanna Bourke que realiza Fernando Cohnen en el Muy Historia del mes de Marzo de 2009, dedicado a la “Historia Secreta de la Segunda Guerra Mundial”.

El motivo de la entrevista es la publicación en España del libro “Sed de Sangre”, en el cual la historiadora neozelandesa, basándose en una muy amplia recopilación de datos personales (cartas, diarios, testimonios…), relata aspectos hasta ahora inéditos sobre los sentimientos de los soldados en los combates cuerpo a cuerpo tanto durante la Segunda Guerra Mundial, en particular, como en el resto de las guerras del siglo veinte. Se trata de un libro duro y descarnado en el que explica con todo lujo de detalles cómo se preparaba a los soldados para odiar al enemigo, aspecto más que conocido a día de hoy, pero en el que también detalla un sentimiento hasta ahora no reconocido: el placer que sentían aniquilando al enemigo.

A diferencia de muchas otras obras, que cuentan los actos heroicos en las guerras, el libro de Joanna Bourke se centra en la violencia, el odio y el placer que sienten algunos soldados a la hora de matar. “Al leer los diarios que escribieron los soldados me llamó mucho la atención que contenían relatos heroicos y patrióticos. Pero aquello no tenía nada que ver con la violencia que ejercían en el frente de batalla” –dice Bourke al respecto-.

Ante la pregunta de una posible explicación a por qué muchos soldados participantes en el conflicto reconociesen haber sentido placer cuando mataban, la respuesta es la siguiente: “Para los soldados que estaban viviendo el horror de la guerra, aquellas reacciones eran una forma de afrontar el trauma que suponía estar en primera línea de fuego. Algunos de los combatientes (…) eran capaces de embriagarse con la violencia. Los hay que pensaban que luchar era divertido y otros creían que no era tan excitante. Pero casi todos mostraron gran brutalidad en el campo de batalla, algo que les sorprendió años después, cuando ya había finalizado la guerra. Con el paso del tiempo, muchos se atrevieron incluso a reconocer que la matanza les había proporcionado un placer orgásmico”.

Respecto al frente Oriental, considerado como el mayor infierno de la Segunda Guerra Mundial, la historiadora opina que además de infernal, fue el escenario de mayor crudeza y crueldad de la historia de la guerra moderna. A la violencia ejercida por los ejércitos alemanes en la invasión de la Unión Soviética, con un balance en pérdidas de vidas humanas de unos veinte millones de rusos, el Ejército Rojo respondió con una terrible venganza: en el camino hacia la conquista de Berlín, el pillaje, las violaciones a mujeres y los asesinatos fueron parte de la vida cotidiana. “El escenario de guerra en Occidente fue muy distinto: no se cometieron tantas salvajadas. Al fin y al cabo, los territorios de Inglaterra o Estados Unidos nunca fueron invadidos, y sus mujeres tampoco fueron violadas por el enemigo.

Al autor de la entrevista le resulta llamativa la coincidencia temporal entre la invasión alemana de Rusia y el inicio de la matanza sistemática de judíos por parte de los nazis, ante lo cual Joanna Bourke afirma que es imposible separar el Holocausto del inicio de la operación militar contra la Unión Soviética: “Para la mentalidad de Hitler, la amenaza de los judíos y la del bolchevismo eran lo mismo. Hitler pensaba que para la expansión de Alemania era necesario invadir la Unión Soviética, con lo cual conseguía mano de obra y los recursos naturales de aquel enorme territorio. Sin embargo, otro objetivo fundamental de Hitler era el exterminio del “'bolchevismo judío.

Bourke afirma que hay bibliotecas enteras que tratan de explicar cómo es posible que una sociedad tan culta y civilizada como la alemana llegara a cometer tales atrocidades. Aún no ha sido posible encontrar una respuesta. "(…) en la Alemania de los años treinta hubo una voluntad política, encarnada por Hitler, que hizo posible aquel comportamiento. Y ese liderazgo político necesitó una guerra para provocar una situación deshumanizada en la sociedad alemana, una situación de barbarie que a su vez fue utilizada contra el enemigo. Y esta es la definición de la guerra total, un conflicto bélico en el que todos están implicados, del que nadie puede escapar, da igual que sean hombres, mujeres o niños.”

Una cuestión interesante que resalta la historiadora en su libro es el comportamiento de los pilotos. Siendo la aviación un gran avance tecnológico en la Segunda Guerra Mundial, cabe preguntarse si los pilotos lograron distanciarse del horror y destrucción que provocaban en el enemigo. “Los pilotos describieron con frecuencia una sensación de omnipotencia; se sentían casi como dioses. Al estar allí arriba, sobrevolando el escenario de guerra a tanta altura, no percibían la muerte que provocaban. No veían la cara del enemigo. Muchos pilotos narraron la belleza de la destrucción, las luces y fogonazos que velan desde sus cabinas. Todo era tan distante y a la vez tan emocionante que muchos se sentían enardecidos.

Las tripulaciones de los aviones se comparaban con caballeros medievales modernos, como si estuvieran por encima de los soldados de infantería y de sus miserias. Pero esto no solo les ocurrió a los pilotos. “Los soldados de infantería implicados en actos de guerra también intentaron inscribir su propia experiencia en algún tipo de mito o de relato heroico. Era una manera de convencerse a si mismos de que estaban haciendo algo digno y caballeroso. En las cartas que enviaban a sus seres queridos describían sus actos como si estuvieran inscritos en un tipo de guerra más antigua, lo que no guardaba ninguna relación con la realidad.”

El libro describe cartas enviadas por los combatientes a sus familiares. En ellas aparece gran número de referencias a los combates cuerpo a cuerpo, donde muchos soldados contaban estas supuestas luchas para tratar de transmitir a sus familiares el aspecto valeroso y heroico de combate. En sus cartas insistían mucho en la necesidad de tomar decisiones drásticas: “Era él o era yo". Sin embargo parecía que esa visión heroica, su planteamiento como un ritual de iniciación, en el que uno se hacia un hombre, convertían el combate y la experiencia de guerra en algo mas honorable. Curiosamente, aquel sentimiento de convertirse en hombres y de participar en hechos heroicos fue alentado por los que estaban en casa y muy especialmente porque las mujeres, que parecían tener aún todavía mas sed de sangre que los hombres. Este hecho lleva a plantearse si los familiares eran más violentos que los propios a combatientes.

En el frente de batalla, los soldados eran conscientes de que el enemigo también padecía su misma fatiga, hambre y desesperación. El que estaba en casa no sentía aquel sufrimiento. Por un lado estaban los familiares que permanecían en la retaguardia, por otro lado los soldados que rara vez vivieron el combate, y finalmente el reducido numero de combatientes que realmente participó en la lucha –cuenta la historiadora-. Lo que me impresionó fue que estos soldados, los que estaban en primera línea de batalla, tenían una visión más humanizada del enemigo. Se sentían integrantes de una especie de comunidad de sufrimiento. Sin embargo, los soldados estadounidenses que lucharon en el frente del Pacífico no sintieron ninguna piedad por el enemigo.

De hecho, el libro desvela que muchos soldado americanos mutilaron cadáveres de japoneses para llevárselos como trofeos, aspecto que Bourke trata de resaltar, porque la gente suele hablar de la Segunda Guerra Mundial como un todo.

Hubo diferentes escenarios. Para los ingleses y los americanos, la guerra en Europa fue relativamente limpia y honorable. En cambio, la guerra del Pacífico fue como la de Vietnam. Era un tipo de guerra de guerrillas, en la que era mucho más fácil tratar a los enemigos como si fueran animales. La mayoría de los americanos pensaba que aquellos soldados no eran más que despreciables japos”. En ese comportamiento hubo un fuerte componente de racismo. Pero hubo otro elemento que también influyó: “Los soldados que arrancaban el cuero cabelludo, los dedos o las manos de soldados japoneses muertos no fueron recriminados por sus oficiales y más todavía, sus compañeros les vieron como líderes. De hecho, las mutilaciones, que tenían un alto grado de componente carnavalesco, llegaron a ser una especie de competición entre diferentes unidades del ejército estadounidense. Sin embargo, todo aquello no fue casual. No hay que olvidar que el frente del Pacífico provocaba mucho más miedo que otros frentes, por lo que había una mayor necesidad de ejercer el poder sobre el enemigo a través de aquellos actos deleznables.”

Surgen aquí varias cuestiones importantes. La primera es si el miedo genera más violencia, a lo que Bourke responde: “Es un círculo vicioso. Cuanto miedo tienes, más violencia ejerces. Pero quisiera subrayar que un ser humano puede evitar esa espiral de brutalidad y violencia. El hecho de participar en una guerra no te obliga a comportarte de una forma tan cruel e innoble. Además, la disciplina militar es la que debe evitar ese comportamiento indeseable en el campo de batalla”.

Y esta afirmación lleva a la segunda cuestión, acerca de si el gran pecado de los oficiales estadounidenses fue la incapacidad para mantener la disciplina. “Fue un grave error – afirma Joanna Bourke –. No fueron capaces de imponer su mando a la tropa. Algunos oficiales americanos tendrían mucho que responder sobre su papel en la guerra del Pacifico.

La tercera interrogante incumbe a si los soldados británicos cometieron los mismos excesos que sus aliados. “Si. Pero no hasta el extremo de los estadounidenses. Los oficiales británicos creían que aquellas prácticas eran muy poco profesionales”. Y eso que algunos manuales de adiestramiento de la Home Guard británica (voluntarios para la guerra local) contenían algunos de los materiales más cargados de odio de la Segunda Guerra Mundial. Se denominaban “entrenamientos de sangre". “(…) afortunadamente no obtuvo muchos resultados, por lo que fue descartado. El adiestramiento de los reclutas incluía una visita a los mataderos, donde los soldados practicaban el uso de las bayonetas con animales muertos. Se les animaba a matar en silencio con su cuchillo y a no hacer nunca prisioneros. Sus mandos les convencían de que en el combate no existían reglas.”

Al terminar la contienda (los soldados ingleses) lo único que querían era olvidar aquella violencia, incluso negarla, y recuperar la normalidad. Lo vieron como un episodio en su vida durante el cual se hicieron hombres. Pero el descubrimiento del grado de violencia que fueron capaces de ejercer en los campos de batalla también les hizo sentir un cierto sentimiento de culpa. Por eso no airearon mucho lo que hicieron en combate. Los datos han comenzado a aflorar años después, cuando aquellos combatientes eran prácticamente ancianos

En otro libro suyo, "La Segunda Guerra Mundial: una historia de las victimas”, Joanna Bourke hace una síntesis de aquel conflicto global y habla de sus orígenes. Ante los teorías según las cuales altos funcionarios americanos, entre ellos el propio Roosevelt, indujeron deliberadamente a Japón a atacar a Estados Unidos, contesta: “Soy consciente de que esas teorías de la conspiración circulan entre algunos historiadores. Pero no me gustan nada. Las veo similares a esas otras teorías de la conspiración relativas a los ataques que sufrió Estados Unidos el fatídico 11 de septiembre. No veo plausible que Roosevelt hubiera permitido aquel ataque tan devastador a su Armada, ya que dejaba a su país en desventaja en el frente del Pacifico. (…) Fue inevitable que Japón bombardease Pearl Harbor y una de las razones fue el embargo de petróleo (…). Pero hubo otras causas que determinaron aquella decisión. La guerra estaba destinada a convertirse en un conflicto global, entre otras razones por las aspiraciones territoriales de Ja pon, y Tokio no podía llevarlas a la practica si no entraba en esa guerra mundial.”
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