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Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Dom Oct 12, 2014 2:42 pm

Parece que el Statthalter ha sido abducido por el fantasma errante de Heydrich, y ha entrado en una espiral que esperemos acabe siendo neutralizada, y con Hermann, más pronto o más tarde, haciendo compañía al Muftí en el más allá.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Dom Oct 12, 2014 5:38 pm

Capitan Miller escribió:Pues sí, a ver si alguien con un mínimo de decencia es capaz de parar los planes del Gordo Hermann. Y es que rascas un poco y en seguida aparece la pasta de la que están hechos los hijos de padre de más que dudosa identidad.

El ministro español Serrano Suñer se sorprendió al ser recibido bajo los acordes del Himno de Riego, el de la República Española.


Parece que hay cosas que no sólo pasan en las finales de Copa Davis. :mrgreen:

Saludos.


Les pasó a los de la División Azul. Los primeros voluntarios fueron recibidos con el Himno de Riego.

Saludos

P.D.: Gracias a Ramcke y a MIller por las correcciones, y maldito corrector ortográfico.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Lun Oct 20, 2014 12:39 pm

Una serie de compromisos me van a retrasar un poco. Para que no haya demoras, en lugar de publicar capítulso completos, iré publicando las diferentes escenas a medida que las termine.

Gracias por vuestra comprensión, y saludos.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Lun Oct 20, 2014 12:58 pm

Capítulo 36. Triunfo

Hasta el final


25 de Julio de 1941. Madrugada

Un hombre puede aceptar intelectualmente que ha llegado a su fin, y considerar que su sacrificio es necesario en bien de su patria. Pero las células de su cuerpo, sus neuronas, sus genes, no aceptan la inmolación, y se rebelan con todas sus fuerzas contra la extinción definitiva.

El teniente O’Flaherty estaba viviendo ese momento. Apostado detrás de una roca, sentía que la vida se le escapaba por la herida en el abdomen. Pero se aferraba a su ametralladora Bren, intentando comprar con su vida unos minutos de tiempo para sus hombres.

Cuando al atardecer se retiraron los aviones, la patrulla de comandos se puso en pie para seguir escapando, pero entonces un reflejo delató que en lo alto de un cerro próximo alguien vigilaba con prismáticos. Tuvieron que permanecer a cubierto y no pudieron emprender la marcha hasta que fue noche cerrada. En oscuridad casi absoluta los comandos tuvieron que encontrar su ruta mediante la brújula, ya que la mísera franja de luna creciente no llegaba a iluminar los barrancos y las montañas de Judea. Con tan escasa luz era imposible encontrar caminos, y tuvieron que seguir arrastrándose hacia el sur, procurando no tropezar ni hacer ruidos delatores.

Dos horas después los hombres, que llevaban tres noches seguidas de marcha, estaban agotados. Habían acabado las reservas de agua y el teniente comprendió que si no encontraban nada para beber estaban perdidos. Pero en verano no había arroyos en Palestina, y solo se podía encontrar agua en los pozos de los pueblos.

Los comandos descendieron a un barranco y subieron por la ladera opuesta, donde se hallaba un poblado que según el mapa se llamaba Um Burj. Ocho hombres tomaron posiciones en las afueras, mientras otros cuatro se adentraban en el pequeño caserío. Pero de repente se escucharon dos chasquidos secos, y uno de los soldados se desplomó: uno de los lugareños, pretendiendo conseguir la gran recompensa ofrecida por los alemanes, le había disparado con una escopeta.

O’Flaherty vio con horror como un comando vaciaba su Thompson contra la casucha, mientras otro lanzaba una bomba de mano por la ventana. No hubo más disparos, pero el estampido de la explosión de la granada acabó con cualquier disimulo.

El teniente corrió para comprobar el estado del herido, y vio que las heridas no le permitirían andar. Ordenó arrastrarlo hasta las afueras y que se le proporcionase munición, para que al menos pudiese defenderse de los árabes. Luego ordenó al resto de los hombres que lo siguiesen y, a pesar de la sed y la fatiga, corrió en dirección sur, intentando alejarse lo más posible de la aldea. Durante dos horas marcharon a oscuras, tropezando y cayendo, mientras oían a sus espaldas a los perseguidores. Al poco oyeron un tiroteo que acabó con varias explosiones, y el teniente supo que el herido ya no sufriría más.

Al descender de un cerro llegaron a unos campos recientemente segados por los que la marcha era más fácil. Entonces vieron los faros de un coche que pasó de largo: habían llegado a la carretera entre Ascalón y Hebrón. En ese punto hubiesen debido dirigirse hacia la costa, pero al teniente le pareció que los perseguidores estaban demasiado cerca. Para distanciarse decidió seguir una hora más hacia el sur.

Aprovechando la oscuridad inspeccionaron la carretera, una estrecha pista de grava, que no parecía vigilada, pero que estaba rodeada de campos recién segados que no ofrecían protección. Los comandos se arrastraron hasta el borde de los campos y los cruzaron con el mayor sigilo. Se arrastraron por la pista, pero encontraron al otro lado un barranco seco. Saltaron al cauce y treparon por el otro margen. Ya pocos metros les separaban del otro lado, cuando oyeron el ruido sordo que producía una bengala al ser disparada.

La mayoría de los comandos se quedaron petrificados: bajo la vacilante luz de la bengala una figura inmóvil se confundía con el terreno. Pero uno de los soldados, tan fatigado y deshidratado que no pensaba con claridad, se echó cuerpo a tierra. Entonces una ametralladora ladró, y varios de los comandos cayeron.

El teniente notó un golpe en el costado pero no notó ningún dolor. Se echó al suelo y con sus últimas energías se arrastró hacia los cerros y empezó a ascender. Mientras otras bengalas iluminaban el barranco y la ametralladora seguía disparando. Algunos ingleses devolvieron el fuego sin conseguir acallar al arma automática. O’Flaherty se encontró con tres de sus soldados.

—Teniente, está herido.

O’Flaherty se llevó la mano al costado y notó algo húmedo—. No es nada. Sigamos.

Pero al intentar levantarse notó todo el costado entumecido y se derrumbó.

—No voy a poder seguir. Dejadme la ametralladora, que yo os cubriré.

Una nueva bengala se elevó, descubriendo a dos comandos más que intentaban llegar al cerro. Las armas tabletearon y los dos cayeron.

—No vendrá nadie más. Iros.
—No le vamos a dejar , mi teniente.
A pesar de las protestas de O’Flaherty, uno de los comandos empezó a escarbar con las manos y la culata de su subfusil hasta conseguir excavar un pequeño hueco, al que arrastró al oficial.

—Ahí estará más proteg… —sonó una ráfaga y el soldado cayó.

El teniente se volvió y disparó a su vez contra la oscuridad, oyendo un grito.

—Largaos inmediatamente. Es una orden.

Los dos comandos supervivientes escaparon. El teniente esperó, pero nadie más intentó acercarse por la noche. Poco después empezó a clarear. O’Flaherty vio los cuerpos de sus hombres extendidos por el campo, y una hilera de soldados que se acercaba. Pero cuando estaban a punto de llegar al lugar de la emboscada sonó una ráfaga de subfusil y varios de los enemigos cayeron: algún comando se había refugiado en el barranco seco.

A la luz del amanecer el teniente vio que los enemigos llevaban uniformes italianos, y que estaban trajinando en algo. Poco después empezaron a caer las bombas de mortero. El comando del barranco estaba bien protegido, pero no lo estaba el teniente y pronto notó un dolor abrasador en la pierna cuando un fragmento de metralla se la atravesó. Pero reprimió el dolor para no descubrirse.

Las bombas siguieron cayendo, y los italianos volvieron al ataque, corriendo a trechos mientras el resto hacía fuego de cobertura. El comando del barranco respondía al fuego intermitentemente, pero los atacantes se acercaban cada vez más. O’Flaherty pensó que era su momento: se incorporó y empezó a descargar su Bren. Un italiano cayó, pero el resto se dispersaron. Siguieron acercándose al barranco, y finalmente cayó en él una lluvia de bombas de mano.

El mortero, mientras, comenzó a disparar otra vez contra el cerro. El teniente se resguardó cuanto pudo hasta ver que los soldados los italianos se acercaban a su posición. Entonces se incorporó para disparar, justo cuando una bomba estalló a menos de dos metros.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Lun Oct 20, 2014 6:37 pm

Primero el deber y luego la devoción, maestro. Que vaya todo bien.

Esperaré ansioso cada ntrega, como hasta ahora. :P

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Oct 21, 2014 12:01 am

No lo había dicho, pero ya llevamos...

¡¡¡10.000 visitas!!!

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Gracias a todos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Oct 21, 2014 9:54 am

Ante todo mucha calma :) . Como dice el dicho, lo bueno se hace esperar.

Saludos.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Oct 21, 2014 10:40 am

Si calmado estoy. No sabes cuanto. Igual demasiado.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mar Oct 21, 2014 11:52 am

Preparando la entrada

Amanecer

Por toda la ciudad la actividad era febril.

Desde antes del amanecer cuadrillas de barrenderos adecentaron las calles. Las unidades seleccionadas para el desfile se reunieron en los cuarteles Allenby, al sur de la ciudad, y revisaron cuidadosamente su equipo, dando lustre a sus botas y puliendo sus insignias metálicas.

A lo largo de la avenida de Jaffa, por la que desfilaría la comitiva del Stattahalter y el Duce procedente de Latrún, fueron ocupando sus puestos los hombres del 9º Regimiento de Infantería Postdam. Con sus uniformes de gala presentarían armas al paso de la comitiva. Las casas de la calle fueron engalanadas con banderas alemanas e italianas, y se construyeron arcos ornados con guirnaldas de flores.

De forma menos visible, dos batallones del 67º Regimiento de infantería se hicieron cargo de la seguridad en el desfile. Las casas que daban a la calle Jaffa no solo fueron adornadas, sino también desalojadas. Se establecieron controles en las calles cercanas, y el acceso a la avenida solo se podía hacer por puntos de registro, obligatorios para todos los asistentes. Una unidad de la Feldgendarmerie confirmó que las armas de los soldados del 9º Regimiento estuviesen descargadas.

Otras patrullas de la Feldgendarmerie tenían encomendada garantizar la asistencia de público al paso de los dictadores. Fueron por las casas cercanas buscando familias completas, ya que se pensó que esposas e hijos garantizarían el buen comportamiento de los asistentes. Se preferían cristianos o musulmanes a los judíos. Las familias fueron distribuidas por aceras y ventanas, aleccionándolas para que aclamasen el paso de los dictadores, pero amenazando con severos castigos a los infractores: nada de bacinillas de orines al paso del Statthalter.

En la puerta de Jaffa, en las murallas de la Ciudad Vieja, los carpinteros acababan la tribuna desde la que los dictadores presidirían el desfile triunfal. Otras tribunas acogerían a las delegaciones del Pacto de Aquisgrán y a los observadores de los países neutrales. Al mismo tiempo una sección de paracaidistas vigiló el trabajo de los carpinteros y revisó cuidadosamente las construcciones, golpeando las vigas y revisando los tabiques, buscando vigas ahuecadas o tabiques falsos.

En la Hospedería de Notre Dame de Jerusalén los diplomáticos se levantaban de los duros camastros en los que habían intentado dormir, mientras sus asistentes terminaban de planchar los trajes de gala.

En el cercano Hotel Rey David se había terminado de adecentar los alojamientos de Goering, la planta principal y los comedores. En las partes menos visibles del edificio las ventanas estaban cerradas con tableros de madera, y todavía quedaban escombros en los suelos. Pero esas reparaciones tendrían que esperar a que acabase la conferencia. Los cocineros empezaban a preparar las exquisiteces que se servirían al dictador en la comida, y las que se ofrecerían a las delegaciones paneuropeas en la recepción que el Statthalter iba a celebrar al atardecer. Pero aquí también los preparativos iban de la mano de la seguridad: los cocineros tuvieron que permitir que se inspeccionasen los alimentos que iban a preparar, y tuvieron que tomar un trago o un sorbo de cada bebida. El sumiller Maurer tuvo abrir cada caja de vinos para que los gendarmes comprobasen que contenían botellas y no bombas. Incluso tuvo que tragarse su enfado cunado un gendarme, en un alarde de celo, le exigió que abriese varias botellas para probarlas. Maurer pensaba que en la exigencia no se debía al celo profesional sino al deseo de probar lo que iba a beber Goering, famoso connoiseur. Por eso les llevó alguna de las botellas que había encontrado en una bodega cercana y que unos soldados habían traído la tarde anterior. Maurer pensaba que ese vino blanco no era sino un vino de mesa, y solo si se servía casi helado podría soportar algún escrutinio. Afortunadamente Von der Schulenburg había pensado en todo, y los vinos llevaron en un baño de hielo.

En la entrada de la capital otra cuadrilla daba los últimos toques a un arco triunfal, engalanado con banderas alemanas e italianas.

La ciudad estaba preparada para el desfile.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mié Oct 22, 2014 10:50 am

Búsqueda desesperada

Ocho de la mañana

Toda Jerusalén se apresuraba, pero uno de los más apurados era el comisario Dietrich. Tras el soplo de Rabin se había desplazado a la Universidad Hebrea intentando saber qué era lo que había desaparecido, pero no encontró nada en laboratorio de química. Acudió al general Von Wiktorin, pero este estaba demasiado ocupado con los preparativos como para recibirle. Tuvo que interrogar a los oficiales que encontraba en el vestíbulo del Hotel Rey David para conseguir saber que había sido el 9º Regimiento el encargado del registro de la Universidad. Pero el coronel Raegener estaba con sus tropas en la Avenida de Jaffa, y tampoco pudo hablar con él.

Desesperado, Dietrich acudió al coronel Von Tresckow, jefe de Estado Mayor de Von Wiktorin. El coronel también estaba muy ocupado, pero Dietrich consiguió que le recibiese amenazando con detenerle por conspirar contra el Statthalter.

—Comisario, solo tengo cinco minutos ¿qué es lo que está diciendo de un atentado contra Goering?

—Coronel, sé que una patrulla alemana confiscó una gran cantidad de componentes químicos con los que pueden fabricarse explosivos.

—¿Eso le preocupa? ¿No se supone que es lo que tenían que hacer? —repuso Von Tresckow.

—Se tomaron muchas molestias para llevarse sustancias químicas muy activas que podrían haber destruido tirándolas por la alcantarilla. Me gustaría asegurarme que no se está preparando nada contra el Statthalter. Por eso necesito saber que unidad fue la que registró la Universidad Hebrea.

Von Tresckow pensó un poco y dijo—. La unidad encargada de los registros fue el 9º Regimiento. El coronel Raegener podrá ayudarle.

—Ya lo he intentado, pero el coronel Raegener está en la avenida Jaffa con sus tropas y no he podido hablar con él ¿No tiene ningún tipo de registro? Las patrullas usarían camiones ¿No puede indicarme a qué unidad pertenecían?

El coronel Von Tresckow pensó un poco y abrió un libro de órdenes. Tras revisarlo dijo—. Lo siento, comisario, pero la única información de la que dispongo es que el regimiento usó sus propios camiones. Busque a Raegener. Yo no puedo ayudarle.

Dietrich salió malhumorado, mientras Von Tresckow se alegraba de que el comisario no supiese que el 9º Regimiento no tenía vehículos y había tenido que usar los del ejército. Por si acaso arrancó una hoja del libro, la rompió en trozos, la llevó al baño y la echó por el inodoro.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mié Oct 22, 2014 1:22 pm

Esto se parece cada vez más a Juegos de Tronos. ¿No serás J. R.R. Martin camuflado, eh Domper? :D

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mié Oct 22, 2014 7:29 pm

Juro por lo más sagrado que ni he visto ni he leído esa, esa... bueno, eso.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mié Oct 22, 2014 8:36 pm

Ni yo, ni yo.

No eres el único :mrgreen:

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mié Oct 22, 2014 11:24 pm

Me disculpo humildemente ¡Oh, Gran Sabio, entre los sabios! ¡Luz de los escritores! ¡Preclaro guía por las oscuras aguas de la incertidumbre! :mrgreen:

En otro orden de cosas (y por aumentar mi nivel de peloteo (¿se nota mucho que quiero aparcecer en su obra?), ¿cuál es el título de la obra sobre esos lagartos terribles de piel de acero que ha coescrito?

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Mié Oct 22, 2014 11:59 pm

Es un título realmente original:

Tanquistas

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Oct 23, 2014 11:58 am

Gala

Nueve de la mañana

En la avenida de Jaffa los sargentos inspeccionaban el aspecto de sus soldados: botas y correajes relucientes, uniformes limpios, hebillas brillantes, armas impecables. El 9º Regimiento era una unidad de elite acostumbrada a las visitas oficiales, por lo que los sargentos apenas encontraron nada que corregir.

Mientras el coronel Raegener también revisaba la formación de sus tropas. Al ver al capitán Von der Schulenburg le preguntó:

—Capitán, llevo dos días sin ver al teniente Von Oppen. Fue con usted a un registro ¿sabe algo?

—Mi coronel, durante el registro en la Universidad Hebrea se cayó y se hirió el tobillo. Se lo comuniqué al capitán Von Boehmer.

—¿Es grave?

—Creo que no, mi coronel, solo tendrá que hacer reposo durante unas semanas.

—Espero que se recupere cuanto antes. Otra cuestión, capitán ¿Encontró los vinos aquellos?

—Sí, mi coronel. El Statthalter quedará encantado con los vinos que encontramos.

—Me alegro, capitán. Siga con sus tropas.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Oct 23, 2014 12:01 pm

Comitiva

Diez de la mañana

La carretera de Latrún a Jerusalén estaba tan vigilada como la caja fuerte de un banco. El día anterior un regimiento había inspeccionado las cunetas, las alcantarillas, los bosquecillos y las casas que había en los márgenes. Luego se habían situado vigilantes no solo en la carretera sino en los cerros que la dominaban. Dos avionetas Fieseler Fi.156 Storch habían estado sobrevolando los cerros hasta el anochecer, y volvieron a despegar al amanecer, buscando el más mínimo indicio sospechoso. Los coches blindados recorrían la carretera una y otra vez.

Ante el monasterio de Latrún se preparaba la imponente comitiva: un coche de mando la encabezaría, seguido de seis coches blindados y otros seis camiones cargados de tropas. Luego seguirían cuatro coches Mercedes, todos con banderines oficiales, intercalados con más coches blindados: un atacante no podría saber cuál era el de Goering. Finalmente otros dos camiones con tropas y cuatro coches blindados cerrarían la columna.

En el monasterio Goering desayunó y se puso su dosis matinal de morfina. Luego se vistió con el uniforme de mariscal de la Luftwaffe y se dirigió a uno de los coches. Allí le esperaba Mussolini, con uniforme de gala del Partido Fascista, y el conde Ciano.

Cuando Goering iba a montar se acercó un ordenanza.

—Statthalter, tengo un mensaje del general Von Wiktorin. Las patrullas de búsqueda han encontrado a los ingleses y han acabado con ellos.

—¿Con todos? —dijo el dictador.

—Con todos, Statthalter. No han podido capturar prisioneros.

—Excelente —dijo Goering sonriendo, y montó en el coche. Mussolini y Ciano montaron en otro, y la comitiva partió hacia Jerusalén. A su paso, grupos de árabes traídos de los pueblos vecinos agitaban banderitas bajo la atenta vigilancia de centinelas alemanes.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Oct 23, 2014 12:02 pm

Hoy, como eran cortitas, tenemos dos entregas. Espero que mañana más.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Oct 23, 2014 1:23 pm

Es posible que pronto tengamos que recordar ese proverbio latino que decía: "In vino veritas in aqua sanitas"...


Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Oct 23, 2014 5:22 pm

Simulando al gran Miguel Gila, alguien va a hacer una mascletá para alguien. :mrgreen:

Saludos.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Oct 23, 2014 8:00 pm

Yo creo que va a ser en plan
"prueba, prueba, prueba...
Dijo el tío Indalecio:
- Parece que pica un poco...
Fueron sus últimas palabras".

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Oct 23, 2014 9:06 pm

Como soy bueno... va otra escenita, un poco más larga.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Jue Oct 23, 2014 9:16 pm

Cenizas

Once de la mañana

La comitiva del rey Jorge VI, en la que estaban el Primer Ministro Churchill y el general Alan Brooke, jefe del Estado Mayor Imperial, recorría las abrasadas calles de Sheffield.

Los barrios nuevos de la ciudad apenas habían sufrido daños. No quedaban cristales y muchos tejados estaban agujereados, pero solo algunas casas habían ardido. Sin embargo el olor a carne quemada oprimía la ciudad, y cenizas negras caían como lluvia.

A medida que se acercaban al centro el calor aumentaba y había más edificios derrumbados. En algunos de ellos seguían ardiendo los rescoldos, que los bomberos intentaban apagar. La comitiva del rey cruzó el río Don, y empezó a comprender el horror que había dominado la ciudad la noche anterior. Más allá del puente todo había ardido. Solo quedaban fachadas ennegrecidas de los edificios. El asfalto de las calles se había fundido y tuvieron que esquivar una figura carbonizada atrapada en el asfalto que parecía un muñeco de juguete. Los bomberos extendían largas mangueras con las que lanzaban chorros de agua que al caer sobre las ruinas candentes levantaban nubes de vapor. Más allá de los restos carbonizados de las casas se alzaban los esqueletos de las torres de la que había sido una magnífica catedral gótica.

Un hombre tiznado de hollín y con un casco que lo identificaba como un vigilante de la ARP (Air Raid Precautions) se plantó ante la comitiva.

—No se puede seguir adelante. Los sótanos todavía arden y hay peligro de derrumbamientos.

—¿No podemos llegar hasta la catedral? —preguntó el rey con voz desmayada.

El vigilante lo reconoció y saludó, primero llevándose la mano al casco y luego con una reverencia, aunque sin permitirles el paso—. Lo siento, Majestad, pero aun no nos hemos podido adentrar. En esa zona las temperaturas son tan altas que las ropas pueden arder espontáneamente. Estamos intentando enfriarla —dijo señalando las nubes de vapor negruzco que producía el agua de las mangueras al evaporarse.

—¿Ha habido muchas víctimas? —preguntó el rey.

El vigilante inclinó la cabeza y luego respondió, mirando hacia un bloque de ruinas ennegrecidas—. No sabemos cuantas todavía pero han sido muchas. Miles. Si su majestad quiere acompañarme…

La comitiva se acercó al bloque y el vigilante señaló una puerta—. Allí había un refugio antiaéreo. Hemos contado noventa cadáveres.

—¡Dios mío! —dijo el monarca.

El rey volvió a los barrios modernos, menos afectados, y se acercó primero a un hospital, donde pudo ver salas enteras llenas de heridos con graves quemaduras. Luego visitó un centro de acogida a refugiados, en el que se agolpaban miles de personas. El rey escuchó sus relatos sobre la terrible noche. Palabras que hablaban de humos venenosos que mataban a la gente, de chorros de llamas en los que las personas ardían como pavesas, de vientos huracanados que lanzaban a los niños hacia las llamas rugientes. Tras intentar consolarles y prometerles ayuda, se acercó a un campo de fútbol convertido en improvisada morgue. No pudo reprimir las lágrimas tras ver las larguísimas hileras de cadáveres. Un sacerdote ofició un corto servicio, y luego el rey y sus acompañantes se retiraron a un palacete victoriano cercano, en el que se sirvió una comida fría. Pero el olor a quemado lo invadía todo, y nadie probó nada. Finalmente el rey ordenó de que entregasen los alimentos a los refugiados y se dirigió a su vehículo. El Primer Ministro lo acompañaba, pero el rey parecía perdido en sus pensamientos. Solo al subir en el Rolls le dijo a Churchill:

—Primer Ministro, esto no puede seguir así —y cerró la puerta.

Churchill pidió al general Brooke que subiese a su coche y partieron hacia Londres.

—Alan ¿cómo ha podido ocurrir?

—Primer Ministro, parece que los alemanes han perfeccionado su técnica de bombardeo.

—¿Puede volver a pasar?

—Desde luego. Todas las ciudades inglesas están amenazadas.

—El rey ha dicho que esto no puede seguir así, y estoy de acuerdo. Nuestra patria no podrá soportar muchos bombardeos más como este.

—Nuestros cazas nocturnos hacen lo que pueden, pero el ataque de la noche pasada estaba muy bien planificado y…

—Calle, general —dijo Churchill—. La única forma de contener el horror es llevar la guerra a su casa. Hasta ahora solo estamos respondiendo ante las acometidas alemanas. Vamos a cambiar. Seremos nosotros los que ataquemos.

—¿Dónde? —preguntó el general, que se preparaba para escuchar otro de los fantasiosos planes del Primer Ministro.

—¿Cuál es el miembro más débil de la alianza enemiga? No hace falta que responda: es España. Atacaremos en España, destruiremos el régimen de Franco y arrebataremos a los alemanes los puertos del Atlántico. Así Goering tendrá que retirar sus bombarderos de Francia y los tendrá que llevar a los Pirineos.

—Primer Ministro, no tenemos suficientes medios de desembarco como para garantizar un asalto exitoso. En Canarias estuvimos cerca del desastre, y solo nos enfrentábamos a una brigada —dijo el general.

—¿Quién ha dicho nada de desembarcar en una playa? Wellington nos marcó el camino. Desembarcaremos en Lisboa y Oporto y atacaremos España desde Portugal.

—¿Estará de acuerdo el gobierno portugués?

—No lo vamos a consultar. Portugal está ligado a nosotros por el Tratado de Windsor, que ya he invocado, y está obligado a prestarnos ayuda. No avisaremos a los portugueses hasta el último momento. Le ordeno que prepare un cuerpo expedicionario para desembarcar en Lisboa.
Última edición por Domper el Vie Oct 24, 2014 10:52 am, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Vie Oct 24, 2014 12:01 am

Estooooooo... la ciudad bombardeada era Sheffield o Manchester?

Que bueno es el padre Domper, nos da la diversión nacional española: machacar a todo aquel que se le ocurra meter laas napias en nuestros asuntos. Sólo queremos que nos dejen hacernos picadillo entre nosotros y si se mete alguien en medio, todos contra él...
Me parece que Churchill va a conocer la úlcera española... de primera mano.
Y pensar que lo condecoramos en Cuba, que desilusión. :cry:

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Vie Oct 24, 2014 11:00 am

Ya está corregido. Es que en un primer momento la candidata había sido Manchester, pero según la Wiki ya había sufrido un bombardeo muy intenso, y mirando con Google Earth apenas quedaban calles estrechas en el centro, señal del "urbanismo forzoso" de la SGM. En esas condiciones no era candidata adecuada para una tormenta de fuego. Por eso escogí Sheffield (después de que otras ciudades como Leeds también se cayesen de la lista por motivos similares).

Para una tormenta de fuego se necesita un casco antiguo estrecho. Por eso no se produjeron ni en Londres ni en Berlín.

Lo de Portugal... es manía mía, pero siempre he creído que era el lugar ideal para un "Torch" si España entraba en guerra. Aparte de la inveterada costumbre inglesa de luchar con la sangre de otros (se lo pregunten a los griegos precisamente).

Saludos
Última edición por Domper el Vie Oct 24, 2014 8:02 pm, editado 1 vez en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Vie Oct 24, 2014 11:23 am

Caballero

Una de la tarde

La comitiva de los dictadores entró en la Ciudad Santa. Multitudes que agitaban banderitas del Pacto de Aquisgrán se apelotonaban en las aceras, dando vítores al conquistador. Goering y Mussolini, puestos en pie, saludaban a las masas. Tras recorrer la Avenida de Jaffa el Mercedes se detuvo ante la tribuna. Allí le esperaba la guardia de honor, que no llevaba ropas de gala, sino los gastados uniformes de combate de los paracaidistas: era la forma con la que se homenajeaba a los héroes de Fayum y de Mitla.

El ministro Serrano Súñer llevaba ya hora y media en la tribuna y se estaba cansando de esperar. Por lo menos había acertado con la ropa: había pensado que el verano jerosolimitano no sería menos inclemente que el madrileño, por lo que aunque llevaba el uniforme del Movimiento, con guerrera blanca, camisa azul y boina roja, la ropa era de un algodón fresco que le permitía soportar el calor. Pero a su lado estaba el rey Boris de Bulgaria con un uniforme que parecía más apropiado para cazar osos en las montañas de Macedonia que para soportar el mediodía mediterráneo. Viendo que el rey ya ni sudaba y su piel adquiría un tono rojizo el ministro español temió que Bulgaria tuviese que coronar un nuevo rey en cualquier momento.

Goering y Mussolini descendieron del Mercedes y se acercaron a un estrado donde unos ayudantes se acercaron llevando unas cajas forradas de terciopelo. Unos militares con uniformes variopintos, algunos de ellos con vendajes, se acercaron al estrado. Serrano Súñer miró la hoja mimeografiada que les habían entregado.

“Coronel Bruno Bräuer. Tomó el Paso de Mitla con su batallón paracaidista y lo conservó durante cuatro días frente a los ataques de fuerzas enemigas muy superiores.

Capitán Ernst Barkmann. Derrotó el ataque de una división sudafricana en el Canal de Suez contraatacando valerosamente con su compañía de tanques. Luego se infiltró en las líneas enemigas, socorriendo al batallón paracaidista cercado en el Paso de Mitla, resistiendo con ellos durante cuatro días hasta que llegó el relevo.

Teniente coronel Wilhelm Georg Bach. Con sus cañones antiaéreos detuvo un peligroso contrataque efectuado por una formación inglesa de tanques que la superaba ampliamente en número.

Mayor Matthias Graf von der Schulenburg. Su columna de vehículos blindados sorprendió a un grupo de tanques enemigos varias veces superior, desorganizándolo y destruyéndolo casi por completo. Posteriormente cercó a una división enemiga. La columna del mayor destruyó o capturó contingentes enemigos que eran treinta veces mayores.

General de brigada Hans Freiherr von Funck. Bajo su mando la 7ª División Panzer rompió las líneas enemigas en el Paso de Mitla, cercó al ejército inglés en la línea de Beerseba, tomó Jerusalén e invadió Transjordania, derrotando decisivamente al ejército inglés.

Teniente Hans-Joachim Marseille. Piloto de excepcional habilidad, ha derribado veintisiete aviones enemigos en veinte días.

Teniente de navío Claus Korth. Bajo su inspirada dirección el submarino U-93 dañó y finalmente hundió el gran portaaviones enemigo Illustrious.”


El ministro vio como Goering imponía a los soldados alemanes unas condecoraciones, Cruces de caballero según la nota. Ahora desfilaron otros militares con uniformes diferentes.

“Teniente Luigi Faggioni. Atacó valerosamente el puerto de Alejandría, destruyendo el portaaviones inglés Hermes.

Capitán Carlo Emmanuelle Buscaglia. As de los aerotorpederos, torpedeó y hundió al acorazado Warspite.

Teniente Adelfo Romani. Atacando desde las aguas del canal de Suez, abrió brechas en las fortificaciones enemigas que permitieron la ruptura de sus defensas.

Teniente general Giuseppe Tellera. Bajo su dirección los gloriosos XXI y XXIII cuerpos de ejército italianos derrotó a fuerzas enemigas superiores en el Delta del Nilo, el Frente de Suez, en el Alto Egipto y en Sudán.

Almirante Carlo Cattaneo. Su flota de cruceros derrotó decisivamente a las flotas inglesa y griega, consiguiendo el dominio del Mediterráneo para la marina italiana.

Almirante Bruto Brivonesi. Su inspirada dirección ha sido decisiva en la preparación y ejecución de las victoriosas ofensivas en Suez, Palestina y en Sudán.”


Mussolini los iba a condecorar con la Medalla de Plata, porque la de oro solía ser otorgada póstumamente. Serrano Súñer pensó que los italianos intentaban rivalizar con los alemanes. Pero Mussolini podía presumir todo lo que quisiera: él ya había visto a los italianos en España, y sabía que podían ser muy valientes, pero que también podían hundirse si las cosas no iban bien.

Tras la ceremonia de imposición de condecoraciones Goering y Mussolini subieron al palco, mientras los delegados se ponían en pie y saludaban con el brazo en alto. Luego fueron los condecorados los que ocuparon un puesto de honor al lado de los dictadores: los delegados europeos entendieron que así los dictadores no solo honraban a sus héroes, sino que mostraban que su poder se basaba en la fuerza y el valor de sus ejércitos.

Posteriormente comenzó el desfile militar. Pero al contrario de lo que todos pensaban no fue una exhibición de fuerza, sino un homenaje a las unidades participantes en las batallas de Suez, Palestina e Irak. Precedió la comitiva un coche que llevaba en alto las banderas alemana, italiana y ¡francesa! Serrano Súñer pensó que el papel francés había sido mínimo y que se trataba de un guiño político, pero suponía una amenaza para las pretensiones españolas en África.

Luego desfilaron los vehículos: una compañía de tanques alemanes Panzer III, otra de cañones de asalto StuG-III, una compañía de tanques M14/41, los más modernos del ejército italiano, y finalmente una compañía de granaderos montada en semiorugas. Luego fue el turno de la infantería: infantes alemanes con uniforme gris verdoso, seguidos de paracaidistas con sus cascos redondeados. Italianos desfilando a la carrera con sombreros con penachos, y finalmente un escuadrón de caballería francesa, spahis con vistosas túnicas.

A medida que la ceremonia se prolongaba los asistentes empezaron a sufrir el calor: Jerusalén no era tan agobiante como el Cairo, pero a mediodía y en verano las temperaturas sobrepasaban los 35ºC. Serrano Súñer veía como se manchaban de sudor los pesados uniformes y trajes de ceremonia, concebidos para climas más fríos. El cogote de Mussolini estaba cada vez más colorado, y otros diplomáticos de edad avanzada empalidecieron. El ministro estuvo tentado de apostar a ver quien se desvanecía antes, cuando le llamó la atención que el obeso Goering parecía soportar muy bien el calor. Al mirarlo notó que su uniforme estaba muy arrugado, y le extrañó… hasta que comprendió que el dictador alemán se había hecho confeccionar un fresco uniforme de lino.
Última edición por Domper el Vie Oct 24, 2014 7:44 pm, editado 2 veces en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Vie Oct 24, 2014 2:10 pm

Agradecido por sus muy prolijas explicaciones.
Siguiendo con mi papel de chivato te comento que cierto mayor destruyó tanques ingleses, no alemanes, pero es pecata minuta y fácilmente compensado por sualquiera que haya seguido la historia, no ya desde el principio, sino desde el cruce del canal de Suez, la Operación Weissbart, me parece recordar. :mrgreen:
Este sistema de entregas es electrizante, me tienes en vilo cada día hasta que miro si hay algo nuevo, y eso me :idea: el dia.

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Vie Oct 24, 2014 7:45 pm

Gracias a Aníbal, Ramcke, al Capitán Miller y Kaiser-1. No solo habéis librado al conde Von Schulenburg de una corte marcial, sino que habéis encontrado otros errores graves.

Saludos

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Sab Oct 25, 2014 1:59 pm

Investigaciones

Una de la tarde

Aunque Sepp Dietrich no pudiese conseguir hablar con el coronel del 9º, tampoco se quiso quedar sentado esperando acontecimientos. El coronel Von Tresckow se lo había intentado quitar de encima diciéndole que no tenía registro de los movimientos de los camiones, pero Dietrich había servido en las Waffen SS y sabía que el ejército alemán contabilizaba cada bala que se disparaba. Aunque no quisiesen darle el registro había otras formas de conseguir lo que buscaba.

El comisario pidió su coche y se dirigió a los cuarteles Allenby, donde había estado acuartelado el 9º Regimiento. Mostró su pase y preguntó al sargento al mando del control de acceso por la compañía de transporte, aduciendo que tenía que revisar los niveles de aceite del coche en sus talleres. El sargento le dio instrucciones para encontrarlos. Una vez allí hizo que le llevasen ante el oficial al cargo, un teniente que le recibió con cara de pocos amigos.

—Teniente, esto es una investigación oficial —le enseñó el pase—. El general Von Wiktorin ordena que se me asista en todo lo que necesite. Estoy interesado en un registro que se hizo en la Universidad Hebrea el martes. Como la universidad está lejos supongo que la patrulla encargada iría en camiones. Es posible que en sus libros conste a que unidad pertenecían los hombres que formaron la patrulla.

El teniente seguía reluctante— ¿Qué es lo que quiere encontrar, comisario?

Dietrich no tenía por qué dar explicaciones al teniente, pero pensó que así sería más fácil conseguir su colaboración—: Según mis informes esa patrulla requisó algunas cajas pensando que eran bebidas. Mis investigaciones muestran que podrían contener sustancias químicas corrosivas y deseo localizarlas antes que haya alguna desgracia.

La expresión del teniente cambió: a nadie le gusta beber ácido—. Espere un momento, comisario —el teniente fue a consultar sus registros. Volvió un cuarto de hora después, mientras Dietrich paseaba arriba y abajo.

—Comisario, aquí tengo el libro de entradas y salidas, pero no sé si le servirá. Fue un día muy ajetreado porque el general Von Wiktorin ordenó revisar Jerusalén de arriba abajo. Tome.

El comisario se sentó y empezó a mirar las columnas. Llevaba unos minutos cuando un nombre le llamó la atención.

—Teniente, veo que el capitán Von der Schulenburg solicitó cuatro camiones para un registro, y otros dos camiones más esa tarde ¿Sabe para qué?

El teniente pensó un poco y contestó—. No lo sé, comisario. Solo consta que pidieron esos camiones.

—Pero aquí no encuentro que se hayan hecho otros registros esa tarde.

—Es porque las patrullas tomaron los vehículos al amanecer y estuvieron todo el día con ellos. La mayoría no los devolvieron hasta el anochecer.

—Entiendo —repuso Dietrich— ¿Es habitual que una patrulla pida refuerzos?

—No, comisario, porque supone mucho papeleo. Si los solicitó sería porque los necesitaba.

—Gracias, teniente ¿Podría hablar con los conductores?

—No están aquí. Los camiones que no han sido necesarios para salir a buscar a los terroristas de Latrún han estado ocupados con los preparativos del desfile. Espero que no tarden en volver. Si lo desea puede esperar en mi despacho.


—Se lo agradezco pero no me es posible. No le molestaré más. Tan solo una última cuestión ¿Sabe dónde se aloja la compañía del capitán?

—Creo que en el tercer pabellón.

—Gracias.

El comisario Dietrich se dirigió al tercer pabellón, pero tras una revisión rápida no vio nada sospechoso.

—Soldado ¿Dónde se alojan los oficiales del 9º Regimiento?

—En la Residencia de Oficiales. Está ahí mismo.

El comisario entró en la residencia y notó un olor extraño. Preguntó al soldado encargado de la recepción por el capitán Von der Schulenburg.

—Comisario, el capitán está en el desfile. Su compañía forma parte de la guardia.

Dietrich miró la hora: si todo había ido según lo previsto el Statthalter ya habría llegado a la tribuna y habría pasado la fase más peligrosa de su visita a la ciudad: el largo recorrido por sus calles. En la tribuna y en el hotel no correría riesgos: Dietrich había establecido las medidas de seguridad. El comisario empezó a pensar que se estaba preocupando por nada cuando de repente reconoció el olor: era fuerte, penetrante, como de cerillas mal quemadas, y lo había olido varias veces durante la invasión de Francia.

—Soldado ¿de dónde viene esa peste?

—De los sótanos. El capitán Von der Schulenburg y el teniente Von Oppen trajeron varias cajas. Dijeron que ese olor era normal, ya que eran delicatesen para la mesa del Statthalter ¿Usted imagina a Goering comiendo algo que huela así?

—Acompáñeme —ordenó Dietrich. Bajó por la escalera notando que el olor era cada vez más penetrante. Al entrar en el sótano vio que estaba iluminado y que había un oficial, protegido con un fuerte delantal, guantes y gafas, que manipulaba una especie de caldero. El oficial se volvió hacia ellos y preguntó—. Nagel ¿qué hace aquí? Ordené que nadie me molestase.

—Teniente Von Oppen, es el comisario Dietrich y tiene una orden firmada por…

El teniente desenfundó una pistola y disparó. El soldado cayó, pero el comisario se apartó y disparó a su vez, alcanzando a Von Oppen en el tórax. Corrió y apartó la pistola de una patada. Encañonó al teniente, pero este echó una bocanada de sangre y expiró.

Dietrich revisó lo que había: varias damajuanas vacías de vidrio oscuro, etiquetadas como “Nitric acid” y “Sulfuric acid”. El olor procedía de un recipiente metálico del que salían nubes de vapor rojizo, tan irritantes que el comisario apenas pudo contener la tos. Otro gran recipiente estaba lleno de algo que parecía agua, pero que tenía el mismo olor aunque algo más apagado. Parecía que Von Oppen había estado diluyendo el contenido del caldero en el agua. Siguió registrando y encontró diverso material de laboratorio. Al comisario le llamó la atención otro envase lleno de aserrín manchado con una sustancia aceitosa. Dietrich lo tocó y lo olfateó, notando un débil olor a quemado, el propio de algunos explosivos. Entonces recordó que en el manual de explosivos describía como se podía insensibilizar los restos de Nitroglicerina con sustancias absorbentes antes de proceder a su destrucción.

El comisario, antiguo oficial de las SS, siguió registrando el sótano mientras pensaba cuáles serían los motivos que hubiesen podido tener unos oficiales alemanes para manipular productos químicos, ya que tenían fácil acceso a explosivos potentes. Entonces vio algo en unos estantes que le llevó a salir corriendo en busca de su coche.
Última edición por Domper el Dom Oct 26, 2014 11:31 pm, editado 2 veces en total

Re: El visitante. Historia alternativa de la SGM

Sab Oct 25, 2014 3:18 pm

:twisted: :twisted: :twisted: :twisted: Esto molaaaaaa. Estoy impaciente por terminar la historia
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