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Tritón 85

Vie Jul 10, 2009 4:04 pm

Hola a todos.
Bueno, vamos a ver como resulta este nuevo cuentecito que estoy preparando. :mrgreen:
Con que os guste la mitad de la mitad de La cruel batalla de Sbodonovo, habré cumplido mi misión.
Así que allá vamos.

Preambulo

Noviembre de 1944. Alemania va a perder la guerra. Los reveses se suceden en todos los frentes y el final parece cada vez más próximo.
Sin embargo, en completo secreto, un reducido grupo de científicos alemanes ha hecho un hallazgo increible y sensacional. Se trata del Gas Tritón 85, capaz de provocar en aquel que lo respira un estado total de sumisión, una pérdida absoluta de voluntad, que podría hacer de aquel que lo sufriera una marioneta en manos de cualquier persona.
Ejércitos enteros fumigados con el Tritón 85 podrían deponer las armas de inmediato e incluso ser utilizados contra quien antes los mandaba.
Sí, porque la maquina telepática Machinewerden 44 (MW-44) envía ondas que dominan la voluntad de los que han respirado el Tritón 85, y así dominarlos a voluntad.
No obstante, éste grupo de científicos tiene un problema, un gran problema. Para poder producir el Tritón 85 se necesitan varios minerales de los que dispone Alemania... todos menos uno. El rarísimo Erz Janssen Glacis, que sólo se puede encontrar en muy determinadas partes del planeta.
Si los alemanes consiguen acceder a ese mineral, la guerra podría dar un vuelco inusitado. Pero la misión es muy complicada, porque no se encuentra dentro de los territorios que controla el Reich.
¿Qué ocurrirá pues?
¿Qué plan prepararán los germanos para hacerse con el mineral?
¿Conseguirán fabricar el Tritón 85?

Continuará

Re: Tritón 85

Vie Jul 10, 2009 4:37 pm

Anibal buena historia.Tiene buena pinta y se pondra mas interesante seguro :shock: .Espero la continuacion...imagino que no ganaran los malos. Saludos

Re: Tritón 85

Sab Jul 11, 2009 10:18 am

En previsión de la continuación habrá que buscar la máscara antigás. Una buena idea Aníbal, a ver como sigue la cosa. :)

Saludos.

Re: Tritón 85

Sab Jul 11, 2009 3:06 pm

Vamos con la continuación.

Capítulo 1

En una oficina de los servicios de seguridad del Reich, un coronel y un general discutían sobre la elección de una persona.
El asunto de la búsqueda del mineral Erz Janssen Glacis era alto secreto, incluso dentro de la propia Alemania. Se trataba de encontrar a la persona adecuada para enviarla a buscarlo. Los científicos habían dicho que con sólo 3 kilos del dichoso mineral podrían arreglarse, porque las cantidades que se necesitaban para fabricar el Tritón 85 eran mínimas.
Sin embargo alguien tendría que desplazarse fuera de Alemania a buscarlas, sin levantar sospechas de los servicios de inteligencia enemigos, coger el mineral y regresar a la patria, burlando todos los bloqueos imaginables, porque el pais estaba prácticamente rodeado por todas sus fronteras.
Ese alguien debería ser una persona altamente cualificada, rápido, escurridizo, que supiera manejarse en multitud de entornos diferentes.
El coronel sacó una foto de su cartera y se la mostró al general.
- Éste es nuestro hombre. El Hauptmann Hans Wiesse.
- ¿y cuales son los méritos de éste hombre? respondió el general
- Pertenece a la división Brandemburg, es un especialista en operaciones especiales, valga la redundancia. Domina a la perfección 3 idiomas, el alemán, inglés y francés, los habla sin acento. Conoce bien la ideosincrasia de los ingleses, estudió 4 años en Cambridge, además estuvo en el equipo de relevos en las olimpiadas de Berlín, por lo que se trata de una persona físicamente perfecta. Maneja el cuchillo con gran habilidad, podrá hacerse pasar por quien quiera, le tenemos preparados pasaportes falsos con varias identidades de 7 países distintos. Es la persona indicada para que nos traiga el Erz Janssen Glacis.
- ¿cree usted, herr oberst, que nuestro hombre conseguirá llegar al objetivo, hacerse con el mineral, y llegar con él sin novedad a Alemania?
- No me cabe la menor duda, herr general.
- ¿Dónde se encuentra exáctamente el objetivo?
- En Pietersburg, en el interior de Sudáfrica.
- Es una auténtica locura mandar a un hombre sólo hasta allí. El futuro de toda una nación no puede quedar a tal albur.
- Sin embargo, no tenemos otros medios, herr general. Pero Hans Wiesse lo conseguirá. Traerá el mineral.
El general dudó. Paseó por la habitación mesándose el cabello y pasándose la mano por la barbilla. Así estuvo unos minutos, dando vueltas sin parar por la estancia.
Al fin se detuvo y miró fijamente al coronel. Le espetó muy secamente:
- Que hagan venir a Hans Wiesse.
El coronel esbozó una sonrisa y salió apresuradamente de la estancia.

Continuará

Re: Tritón 85

Mié Jul 15, 2009 11:49 pm

Hola a todos.

Adelante con el

CAPITULO 2

Hans Wiesse siempre había sobresalido en cuantas cosas había emprendido. En la escuela fue el primero de su clase, en los deportes sobresalió especialmente desde edad muy temprana.
Era un atleta en 100 y 200 metros, lo cual le había valido entrar en el equipo olímpico alemán en las olimpiadas de Berlín.
Se alistó en el ejército con 19 años, pasó todas las pruebas con sobresaliente, y cuando se presentó voluntario en los comandos Brandemburgo, fue admitido sin problemas, destacando en múltiples acciones de comandos y operaciones especiales de sumo riesgo.
Ahora tenía 27 años y era Hauptmann, contaba con diversas medallas y condecoraciones de las más destacadas del ejército alemán, y sobra decir que gozaba de muchísima fama en su unidad, donde era considerado un auténtico "as".
Físicamente venía a medir 1'88 metros, pero no era rubio como los clásicos alemanes, sino moreno. Era bastante fuerte y siempre tenía una sonrisa en los labios.
Ahora que la guerra estaba terminando, Wiesse no sabía que hacer para poder revertir la situación. Había visto morir a casi todos sus antiguos camaradas, y lamentaba que después de ese sacrifio, encima se fuese a perder la guerra, con lo cual todo habría sido en vano.
Le pilló por sorpresa cuando le llamaron y le contaron lo de aquella extraña misión. Al fin y al cabo, estaban prácticamente dejando sobre sus hombros el futuro de Alemania, estaba seguro que no defraudaría la confianza que ponían en él, pero tendría que atravesar solo múltiples peligros, llegar al destino, coger el mineral y volver a su pais sin novedad.
Sin ninguna duda era el mayor reto de su vida con mucha diferencia.
Pero lo aceptó.
Se fué con lo puesto, ya tendría posibilidad de cambiar de ropa por el camino, porque lo que si llevaba era bastante dinero, tanto en libras esterlinas como en dólares americanos.
Un submarino le llevaría hasta Santa Cruz de Tenerife, y una vez allí, tendría que buscarse la vida hasta lograr su objetivo.
Se le dió un contacto, un número de teléfono al que llamar. Allí siempre tendría "a álguien con quien hablar" cuando fuese estrictamente necesario.
Así que se puso un traje de paisano y embarcó en el submarino.
Sin otra novedad llegó a Santa Cruz de Tenerife, donde desembarcó en una playa cercana y por la noche.
En aquella isla española, la situación había dado un vuelco terrible desde el inicio de la guerra. En un primer momento, España se alineaba con las potencias del Eje, y la situación llegó a estar muy tensa a finales del año 42.
De hecho, se envió a la isla como comandante desde la Capitanía de Melilla al General Rafael García Valiño, ante la posibilidad de un inminente desembarco aliado para cubrir las espaldas de la Operación Torch, y éste competente General fortificó el lugar de tal forma, que convenció a los aliados de que ese desembarco sería costoso y estaría prácticamente condenado al fracaso.
Con lo cual, Tenerife esquivó la guerra.
Pero la isla seguía totalmente militarizada, y aquel ambiente en un pais neutral sorprendió un poco a Hans Wiesse.
Decidió hacerse pasar por un tal Harry Milles, arqueólogo británico, para conseguir un pasaje hasta Marruecos.
Así que se dirigió al gobierno militar con el fin de que le dijesen qué tenía que hacer para obtener tal pasaje.
Cuando llegó al lugar, todo estaba con un movimiento frenético, porque habia habido una alarma de invasión.
Era la enésima falsa alarma, pero el personal estaba con los pelos de punta.
Un general gritaba a voz en cuello mientras andaba hacia atrás sin mirar. Tanto retrocedía este buen honbre, que llegó a la altura de Wiesse, al que lógicamente no vio, y tropezó con él.
El general se volvió con muy mal genio, y se encontró de cara con aquel hombre moreno tan alto, con un traje impecable y un pequeño maletín en la mano.
Como había refunfuñado algo en inglés al recibir el empellón, el general español maldijo la situación, al fin y al cabo por culpa de ingleses y americanos se vivían aquellos momentos de tensión.
le espetó al extranjero:
-¿quién es usted, que hace aquí?
El hombre no endendía las palabras, y le miró con cara de extrañeza.
Sin ningún motivo salvo aquel tonto incidente, el general ordenó al cabo de guardia detener a aquel hombre que se encontraba en el Hall del Gobierno Militar.
Las cosas inesperadamente no empezaban bien para Hans Wiesse.
Pero es que había tenido la mala suerte de tropezarse cara a cara precisamente con Rafael García Valiño.

Continuará.

Re: Tritón 85

Sab Jul 18, 2009 8:32 pm

Hola a todos.
Procedamos con el

CAPITULO 3

Sin comerlo ni beberlo, Hans Wiesse había quedado retenido, pero la verdad es que aquella situación no tenía mucho sentido, pues el hecho de retener sin motivo a un súbdito de un país extranjero podría provocar un incidente internacional, y la situación exigía que se andase con pies de plomo.
Un García Valiño más reposado mandó llamar al germano (que como sabemos se hacía pasar por inglés), y con intérprete de por medio, se dio esta conversación.
- Lamento bastante las molestias que le haya podido ocasionar, pero estamos en situación de pre-alarma y eso provoca tensas escenas.
- No se preocupe. Comprendo lo que me explica y acepto sus disculpas con sumo grado.
- Si en algún modo puedo ayudarle...
- Pues la verdad, me vendría de perlas un transporte para llegar a Marruecos, algo discreto. Ya sabe que los franceses aún recelan de los ingleses, de los alemanes, de los españoles... ja ja, recelan de todo.
- Le acercará a la costa un agente nuestro, es pescador, Paquito se llama. En su barquito pesquero llegarán ustedes pronto.
- Le quedo a usted muy agradecido.
- Confío que nuestro incidente inicial quedará así olvidado...
- No pase cuidado por eso. Está olvidado, en efecto.
- Brindemos pues.
Se les sirvió unas copitas de vino.
Cuando iban a llevárselas a la boca, sonó un disparo y la copa de García Valiño estalló en mil pedazos. El tiro provenía del exterior, la ventana estaba abierta. Wiesse dio un salto y salió por la ventana buscando al culpable de aquel disparo. Vio a cierta distancia a alguien que corría hacia la tapia del cuartel, donde había una cuerda para que pudiese escapar.
En la persecución, Wiesse enseguida acortó distancias con la persona que le precedía, hasta el punto de alcanzarlo poco antes de llegar al muro. Desde la ventana, García Valiño daba gritos y aquello comenzó a llenarse de soldados.
Wiesse ya había derribado al individuo y lo puso fuera de combate con un directo al mentón.
Enseguida los soldados se hicieron cargo del fallido asesino.
García valiño y el intérprete llegaron al lugar de la escena.
- Vaya vaya, se ha empleado usted a fondo. Es un arqueólogo muy dinámico (García Valiño esbozó una sonrisa)
- Es que soy deportista...
- Ya. Ya se ve. En fin, ahora tengo que marcharme. No se preocupe por nada. Dejo dicho que se le facilite a usted transporte hasta el puerto. Allí le estará esperando Paquito. Que tenga usted buen viaje.
García Valiño dio media vuelta y comenzó a alejarse lentamente. Cuando había recorrido unos 10 metros se paró y volvió la cabeza. Miró a Wiesse y esbozó una media sonrisa. Al punto, siguió andando hasta el edificio.
Allí se reunió con el capitan Luis Quintana.
- Capitán Quintana, debo marchar ahora a revisar nuestras unidades en la zona de Güimar. Le dejo encargada esta misión: lleve usted al señor extranjero que está ahí fuera hasta la embarcación de Paquito. Estoy completamente seguro que ese hombre es un agente extranjero o algo así. Ignoro lo que habrá venido a hacer aquí ni para quien trabaja. Pero muerto el perro se acabó la rabia. Encargue a Paquito que le elimine y le tire por la borda con un buen lastre amarrado a los pies.
Y háganlo a conciencia. No quiero chapuzas.
- A la orden mi general. Pierda cuidado.
Así que de esa manera, los minutos de Hans Wiesse parecían contados. El truco de García Valiño había surtido efecto. Su mejor tirador, Román Romo, había interpretado a la perfección el papel de asesino resentido, y la reacción de Wiesse le había servido al astuto general español para darse cuenta que un arqueólogo al uso no hubiera reaccionado de esa manera, y mucho menos dar caza de una forma tan espectacular al presunto criminal.
La noche fue echádose encima, y un Studebaker President fue puesto a disposición de Wiesse para acercarle al puerto. El capitán Quintana montó con él.
- Va a tener usted un buen viaje, le dijo en un buen inglés.
- Eso espero.
- Ya verá como si, Paquito en un buen patrón.
Llegaron al puerto. Una embarcación de pesca estaba aguardando. Había en ella 3 hombres, Paquito y otros 2 marineros.
Recibieron al arqueólogo con un apretón de manos.
Paquito miró al capitán Quintana y este asintió con la cabeza.
- Adios, buena travesía, gritó Quintana.
Wiesse le despidió con la mano.
El barquito soltó amarras y lentamente fue saliendo del puerto.
A Wiesse le extrañó que un pescador como Paquito hablase inglés bastante bien, pero pensó que al estar en esa zona, podría haber tenido contacto con extranjeros en el puerto, o cosas de ese tipo.
Claro, que también cabía otra posibilidad.
Y esa posibilidad podría poner en peligro su vida...

Continuará.

Re: Tritón 85

Sab Jul 18, 2009 9:04 pm

Esto promete, Aníbal... Hace 100 años te podías haber ganado la vida escribiendo folletines por entregas.

Re: Tritón 85

Mar Jul 28, 2009 2:37 pm

Señores, por cuestiones técnicas he estado parado en éste sector unos días.
En breve volverán las andanzas de Hans Wiesse en pos del mineral Erz Janssen Glacis.
Un saludo.

Re: Tritón 85

Mié Jul 29, 2009 7:00 pm

Tranquilo,que la bolsa de pipas da para varios capitulos mas :wink:



Saludos

Re: Tritón 85

Sab Ago 01, 2009 6:18 pm

Hola a todos.
Ahí va el

CAPITULO 4

El barquito salió del puerto y poco a poco se fue alejando de la costa.
Era una noche tranquila, y el mar apenas tenía un ligero oleaje. La brisa daba de lleno en la cara de Wiesse, que se encontraba a proa de la embarcación.
Estaba observando como los tres hombres hablaban entre si. ¿qué estarían diciendo? Era raro que los militares españoles hubiesen accedido a acercarle a África, aunque sólo fuese por quitarse "el muerto de encima". Pero ¿y si lo que pretendían era verdaderamente asesinarlo y tirarlo al mar? Entraba dentro de lo posible. Así que el capitán alemán se escondió un cuchillo en la manga de su brazo derecho.
Pasaron unas dos horas.
Paquito se dirigió a Wiesse.
- Eh, mister, ¿quiere tomar algo? ¿un traguito de vino?
- No gracias. Un poco de agua, en todo caso.
- Tenga.
Paquito le acercó una botella con agua. Nuestro hombre pegó 2 sorbos, no sin percatarse de que si era agua.
- Gracias.
- De nada.
La travesía siguió como si nada ocurriese.
En un momento dado, uno de los marineros se colocó a la espalda de Wiesse, mientras el otro le decía algo que el alemán no comprendía. Paquito estaba al timón.
El marinero que preguntaba, se acercó a Hans Wiesse como para enseñarle algo, momento en el cual Paquito dió una brusca metida de timón a babor, Wiesse se desequilibró, y el marinero sacó un gran machete y le acometió. Pero una salvadora maroma se interpuso y el del machete tropezó en ella, momento que Wiesse aprovechó para darle un violento empujón y tirarlo por la borda. En ese momento, el otro marinero, que tenía en la mano una pistola de fabricación italiana, disparó una vez tras otra sobre Wiesse a quemarropa... ¿una vez tras otra? aquella maldita pistola se había encasquillado. Era una Pistola M1889, más vieja que la tana, y encima ¿quién podía fiarse de aquel armamento italiano?
Wiesse le dio al marinero un puñetazo el plena nariz, lo cual le rompió el tabique y le hizo sangrar profusamente, con lo cual, medio cegado, no fue rival para Hans que también le tiró por la borda.
Pero en ese momento, una voz...
- Se acabó la función, mister. Arriba las manos.
Paquito le encañonaba con una Luger desde corta distancia.
Pero ahora o nunca. En el movimiento de levantar las manos, Wiesse hizo un gesto y el cuchillo que tenía oculto en la manga salió disparado a toda velocidad y atravesó el cuello de Paquito. El patrón se tambaleó, instantes que aprovechó Wiesse para quitarle la pistola y lanzarlo por la borda.
Así que de esa manera, se quedó sólo en la pequeña embarcación, pero no era muy difícil llegar a la costa. Sólo bastaba mirar la brújula y poner proa a África.
Pero ahora ya sabía que no se podía fiar de García Valiño ni de los españoles. Cuando estos se dieran cuenta que Paquito no aparecía, darían al continente ordenes de búsqueda del alemán, que como sabemos creían inglés.
Con las primeras luces del alba, la costa brumosa se fue haciendo visible por la proa.
Ahora, Wiesse se preguntaba cómo haría para llegar a El Aiumm, pero seguramente, por el rumbo que había llevado, no estaría muy lejos.
Llegó al fin a la costa y desembarcó en una preciosa playa, amplia, enorme.
Caminó alrededor de una hora y media, y por fin, le pareció ver algo que se movía a unos cien metros, entre unas palmeras.
Sí, no cabía duda, era un hombre.
Se dirigió hacia él esperanzado de que le pudiese indicar cómo llegar a El Aiumm.

(Continuará)

Re: Tritón 85

Lun Ago 03, 2009 11:13 pm

Anibal: muy interesante esto comienza a ponerse sabroso, estamos en espera de los demas Capitulos.

Saludos


Huno2000

Re: Tritón 85

Dom Ago 09, 2009 2:15 pm

Esto promete Anibal. ¿Has penseado en dedicarte a esto? Podrias hacerte famoso y todo. :lol:
A la espera de los siguientes capitulos. ( y lo he guardado en favoritos).
Saludos. :mrgreen:

Re: Tritón 85

Mié Ago 19, 2009 1:55 pm

Hola a todos.
Después de un descanso, vuelvo con el

CAPÍTULO 5

Hans Wiesse se detuvo, semiocultado por una duna, observando a aquel individuo.
Era un árabe, de eso no cabía la menos duda. Iba caminando y llevaba a su camello un poco detrás de él. El animal iba lleno de fardos y paquetes. Posiblemente aquel sujeto era un comerciante.
Wiesse salió de su escondite y se acercó al árabe.
Aquel extraño personaje se sobresaltó un poco al ver al alemán, sin duda alguna no esperaba encontrar a nadie por allí.
Dijo algo en francés (como sabemos, hans Wiesse dominaba Francés, inglés y alemán).
- ¿es usted español?
- No, dijo Wiesse en un perfecto francés. Soy francés. El barco que me llevaba a El Aaiun tuvo un percance y he tenido que desembarcar cerca de aquí.
Parecía que el árabe descansaba al escuchar aquello. El germano se dió cuenta enseguida de que se trataba de un contrabandista que huía de las autoridades españolas. Por lo tanto, trató de aprovechar la coyuntura.
- Tal vez pueda usted venderme un traje más acorde con todo este entorno que lo que llevo puesto.
- Desde luego, señor.
El sujeto de piel azulada, rebuscó entre sus fardos, y al fin sacó un pantalón y una camisa de color arena oscuro, y unas botas de legionario. Wiesse se las probó, y como le vinieran bien, se quedó con ellas. El árabe no quiso cobrarle nada, por lo que le estuvo muy agradecido.
- ¿podría usted informarme de cómo llegar a El Aaiun?
- No está lejos de aquí, señor. Unos 10 km. en aquella dirección (señaló con el dedo hacia el norte).
- Muchas gracias, ha sido usted muy amable.
El otro le hizo la mejor de las reverencias, se dió media vuelta y marchó hacia otra parte con el camello.
De pronto se paró, rebuscó algo en una bolsa, y fue hacia Hans. Le tendió una gorra.
- Llevese esto señor, le hará falta.
- Muchas gracias. Se llama usted...
- Alí Benam, señor.
- Pues muchas gracias, alí.
- Salam aleikum
- Aleikum Salam
Se volvieron a separar.
Wiesse caminó a buen ritmo y no tardó en ver a cierta distancia una ciudad.
Cuando llegó a El Aaiun, se encontró con un revuelo de militares bastante importante.
Preguntó en francés a un sargento de regulares que estaba apoyado en una puerta. Como no le entendiera, el sargento llamó a un cabo que se acercó.
El cabo sí sabía francés.
- ¿qué desea?, le preguntó a Wiesse.
- Pues verá, soy francés y me dirijo a Nouatchokt, en Mauritania. Quisiera saber si podrían indicarme la mejor manera de dirigirme allí.
- Pues verá usted. Precisamente ahora, con el lío que tenemos aquí, no sabría decirle...
- ¿Lío? ¿ha ocurrido algo?
- Un individuo peligroso se ha escapado del barco que lo transportaba. Un inglés. Hemos recibido la información desde Santa Cruz hace 2 horas. Y el barco ha desaparecido.
- Que barbaridad, dijo Wiesse. De todos modos muchas gracias.
El teutón se dirigió a un pequeño barcito para ver si podía comer algo. Estaba claro que cuanto antes debería salir de El Aaium, pues aunque había cambiado de indumentaria y de identidad, aquel sitio era muy peligroso.
Al entrar en el local, se sentó en una mesa.
El posadero le preguntó qué quería, Wiesse le respondió por señas que algo de comer, porque aquel hombre no sabía francés.
Un individuo rubio se encontraba al fondo de la barra.
Se quedó observando a hans y al fin se decidió a acercarse a su mesa.
Wiesse levantó la vista y se quedó sorprendido al ver a la persona que se acercaba.
- ¡ Qué sorpresa, pero si es Hans Wiesse ! ¡ La última persona que pensaba encontrar aquí !
- ¡ Ulrich ! ¿es posible?
Si, era posible. Pero ver a un muerto siempre es sorpresivo.
Porque Ulrich Böhmme, había muerto al frente de su compañía del 8º batallón de ametralladores del DAK hacía ya algunos años.
Así que, o bien los muertos venían desde el otro mundo, o bien allí pasaba algo totalmente anormal.

Continuará.

Re: Tritón 85

Mié Ago 19, 2009 4:57 pm

Al fin. Llevaba esperando este momento, seguramente que no era el único. Esto promete Aníbal. A la espera de la
continuación. :D

Saludos. :mrgreen:

Re: Tritón 85

Mié Ago 19, 2009 10:14 pm

Espías, traiciones a granel, muertos que no lo están tanto... A ver qué pasa en la siguiente entrega del folletín. :wink:

Saludos.

Re: Tritón 85

Vie Ago 28, 2009 2:56 pm

Hola a todos.
Para mis acólitos el


CAPITULO 6

Ulrich se sentó en la mesa junto a Hans.
- ¿pero qué haces aquí?
- Eso tendría que preguntarte yo, que llevas muerto varios años.
- No había más remedio. Mi desaparición y supuesta muerte en el oasis de Msus con el 8º de ametralladores, en los albores del Afrika Korps, no era sinó un plan estudiado del abwehr. Caí prisionero de los ingleses y enseguida me ofrecí a colaborar con ellos, supuestamente, ya que en realidad yo era un agente alemán. Así estuve, pasando informes a los ingleses de movimientos del Afrika Korps, movimientos sin importancia y otras cosas menores, pero a su vez dando información a mis contactos alemanes de la composición de unidades británicas en el norte de Africa y cosas así. Fui un agente doble. ¿y tú?
Hans Wiesse se olía algo extraño y decidió ser prudente. Mintió deliberadamente.
- Yo me vi implicado en el atentado del 20 de julio y desde entonces estoy implicado, con la gestapo detrás de mi.
Intento llegar a Sudáfrica, desde donde mis contactos me enviarán a Estados Unidos.
Ulrich Böhmme le miró compadeciéndolo. De repente dijo:
- El verdadero motivo de mi presencia junto a los británicos en El Cairo era preparar un complot para asesinar a Hitler. Los británicos me ayudaron. Los explosivos del maletín de Stauffenberg los conseguí yo. Como sabes Canaris está implicado, y yo, como agente del Abwehr, también.
- Increible, exclamó Wiesse (pensaba para si cómo acabar con aquel traidor)
- Hans, creo que podré ayudarte a llegar a Sudáfrica. Yo estoy aquí, en El Aaiun esperando a una legación australiana. En cuanto comamos te llevaré al lugar que tenemos aquí como tapadera.
Comieron en silencio. Al terminar salieron de aquel lugar.
Caminaron por aquella población de casas blancas y bajas, donde siempre hacía sol.
Llegaron a una casita casi al límite de la ciudad.
Era una peña de un equipo de fútbol, el Real Madrid.
- Ésto es lo que usamos como tapadera, pasa.
Ambos individuos entraron al local. Había allí varios árabes, autóctonos de la zona. Toda aquella decoración sorprendió a Wiesse (que por otro lado era simpatizante del Bayern Munich).
Ulrich estuvo hablando con los árabes, y al concluir, se dirigió a Hans.
- Fíjate que estraordinaria casualidad, ha habido un cambio de planes y debo recibir a esos australianos en Durban, Sudáfrica. Debo ir hasta allí. Cuando regrese la semana que viene, serás entonces tú el que vuele allá. Ya lo he preparado todo. Mientras, te hospedarás en una fonda que te indicarán los compañeros. Yo salgo de viaje esta tarde en un avión de Su Majestad con valija diplomática. Con 2 escalas, pronto estaré en Durban.
- Perfecto Ulrich, te acompañaré al aeródromo.
- Bien.
Ulrich preparó el equipaje, recogió a Hans y se encaminaron al aeródromo. Al llegar allí, pasaron a una pequeña habitación y esperaron sentados a que el avión estuviese listo. Había al lado una pocilga llena de cerdos, parecían hambrientos.
Ambos estaban solos.
- Ulrich.
- Dime.
- Cuando llegue a Sudáfrica, conseguiré que Alemania gane la guerra.
- ¿cómo?
Esa fue la última pregunta del sorprendido Ulrich Böhmme. Recibió de su compañero un certero golpe en la nuez que le partió la traquea y se ahogó en su propia sangre.
A toda prisa, Hans cogió el cadaver y lo llevó donde estaban los cerdos. Lo dejó caer allí y aquella bestias hambrientas se abalanzaron como un rayo, empezando a devorar al muerto.
Pronto no quedarían ni los huesos.
El avión aterrizaba e hizo el relleno de combustible.
Un oficial inglés bajó del mismo y se dirigió a donde estaba Hans Wiesse.
- Good Afternoon Sir, pleased to meet you.
Wiesse respondió muy caballerosamente.
-Supongo que es usted...
- Si, soy Ulrich Böhmme (Hans esbozó una sonrisa)
- Perfecto Sir, no tenemos tiempo que perder, subamos al avión.
- Desde luego, no tenemos tiempo que perder.
Hans Wiesse había suplantado la personalidad de su otrora amigo, y acompañado del inglés, subió al avión que les esperaba. Quien le iba a decir a él que el enemigo le iba a llevar a Sudáfrica.
La puerta del aparato se cerró tras ellos y el artilugio comenzó a rodar por la pista del aeródromo.
Hans Wiesse estaba bastante satisfecho.

Continuará

Re: Tritón 85

Vie Ago 28, 2009 7:30 pm

Jo, matar a su amigo tiene un pase. Pero echar su cadáver a los cerdos... :D

Re: Tritón 85

Vie Ago 28, 2009 8:23 pm

Teniendo en cuenta que Hans Wiesse fue el modelo escogido entre las HJ para elaborar este cartel, no me extraña para nada lo que le ha hecho a su pobre amigo:
Imagen
Fuente: http://www.claseshistoria.com/fascismos/c-racismo.htm

Re: Tritón 85

Sab Ago 29, 2009 5:01 am

Hay que ver como está el patio. :shock:

Entre las trampas cazabobos y los amigos que acaban mandando a los amigos con los cerdos se le quitan a uno las ganas de salir de casa. ¿Será el calor? :mrgreen:

Saludos.

Re: Tritón 85

Sab Ago 29, 2009 4:01 pm

Vaya con Hans, no se corta a la hora de acabar con su "amigo", :twisted: .

Espero la continuación Aníbal. :wink:

Saludos. :mrgreen:

Re: Tritón 85

Jue Sep 24, 2009 12:16 am

Hola a todos.
Bueno, me comprometí a que a partir del miércoles haría un capitulo diario, y voy a cumplir :mrgreen:
Así que...

CAPITULO 7

Antes de la llegada a Durban, en Sudáfrica, el avión haría 3 escalas.
La primera sería en Freetown, para repostar.
Durante el vuelo, Hans Wiesse, se sentó tranquilamente y comenzó a pensar en el futuro. En lo que haría al llegar a Durban, en cómo iría hasta la mina donde se encontraba el deseado mineral.
Pero también pensó en el pasado. Pensó en lo que era Alemania. La Alemania que él conoció. Y mentalmente la comparaba con la actual. Todas las ciudades destruidas por los bombardeos aéreos. En su mano estaba el revertir la situación.
Era curioso que su pais dependiese casi exclusivamente de un milagro, y él era el "Dios" capaz de llevarlo a cabo.
El cansanció le venció, y se quedó dormido.
La nebulosa de los sueños...
Veía a un niño llorando. ¿quién era aquel niño? ¿y qué tenía entre las manos? un osito. Un osito de trapo.
Si, ya se acordaba. Aquel niño en un portal de Varsovia, en 1939. Entonces Wiesse estaba en una de las divisiones que tomaron la ciudad.
Delante del niño llacía un cuerpo inerme. Era su mamá. La artillería la había matado.
Hans Wiesse cogió al niño de la mano. Le sacó de aquella calle y lo llevó con él, al menos para que comiese algo.
El niño no entendía alemán, ni Wiesse polaco, pero el caso es que por un momento consiguió consolar al pequeño.
Pero, ¿qué sería de ese niño cuando Wiesse marchara? no podía llevarlo consigo, y dejarlo en medio de aquel apocalipsis sería como abandonarlo en brazos de la muerte.
Aquel niño... con sus pantaloncitos marrones y su osito de trapo.
Wiesse fue con él a las afueras de Varsovia. El niño iba cogido de la mano del alemán. Le miraba como si fuera su nuevo progenitor. La necesidad había creado esa nueva unión.
Wiszja, que así se llamaba el niño, se sentó en una piedra y empezó a limpiar su osito, que estaba lleno de suciedad.
Wiesse estaba detrás de él. El alemán sacó su Luger reglamentaria y apuntó al niño en la cabeza. El pequeñín no se daba cuenta y seguía jugando con el osito. El dedo de Wiesse estaba a punto de oprimir el gatillo...
Sonó una detonación.
El niño se volvió y vió como Wiesse caía al suelo. Desde una ventana de un edificio cercano, un francotirador había disparado y abatido al alemán.
Wiszja comenzó a llorar. Wiesse no se movía. Aún tenía la Luger en la mano.
Pasaron unos minutos y se escucharon pasos. Alguien se acercaba. El francotirador.
La pequeña criatura quiso interponerse entre éste y su nuevo progenitos, ahora tendido boca abajo en el suelo.
Pero el francotirador le empujó y el niño cayó violentamente al suelo.
Ese momento de distracción fue el que aprovecho Wiesse para darse la vuelta y disparar un certero tiro en la frente del hombre que había querido matarle.
El alemán se levantó del suelo y recogió al niño.
Le cogió en brazos y besó su sucia carita. Recogió el oso de trapo.
Llevó al niño a la intendencia germana y lo despachó a su casa en Franckfurt arguyendo que vivía en Varsovia y era familia suya. Así que Wiszja se fué a vivir con los padres de hans Wiesse.
Ese era uno de los motivos por los cuales Hans Wiesse no había tirado ya la toalla en aquella guerra de locos. Debía sacar adelante a Wiszja y conseguir que fuese un hombre bueno e importante, criarle bien y darle el futuro que la guerra se había empeñado en negarle.
Se despertó del sueño.
El avión estaba iniciando la aproximación al aeródromo de Freetown.
Tenía la frente perlada de sudor.
Todo pendía de un hilo y en cualquier momento podía saltar una sorpresa. Además, él se estaba haciendo pasar por su amigo Ulrich Böhmme.
El avión comenzó a tomar tierra.
Uno de los pilotos se comunicó con Wiesse.
- Señor, cuando paremos, puede usted bajar a estirar las piernas y tomar algo mientras repostamos.
- Muchas gracias. Así lo haré.
El avión se detuvo.
Wiesse bajó a tierra y fue a la cantina del aeródromo.
Estaba dispuesto a todo en tal de llevar a cabo aquella misión.
Y nada ni nadie se interpondría en su camino.
Nada ni nadie.

Re: Tritón 85

Jue Sep 24, 2009 2:09 am

Gracias por la continuación, Aníbal. Veo que nuestro amigo Wiesse comienza a perder matices monocromos y mostrar algo de color...

Re: Tritón 85

Jue Sep 24, 2009 10:47 am

Como dijo el sargento Horvath, esto marcha. :wink:

Saludos.

Re: Tritón 85

Vie Sep 25, 2009 5:48 pm

Bueno al fin. Despues de tanta espera a llegado la contunuación.
Y no me a decepcionado ( Y nunca lo hará ). Espero la continuación Aníbal, y puede que te invite en la cantina.
:P
Saludos. :mrgreen:

Re: Tritón 85

Vie Sep 25, 2009 10:34 pm

He estado leyendo la historia poco a poco estos días y me ha enganchado. Sigue así y tendremos historia como para comerse 20 bolsas de pipas y acabar con todas las uñas de las manos :D :D :D . Saludos

Re: Tritón 85

Vie Sep 25, 2009 11:20 pm

Pues si te está gustando ésta, no dejes de leer "La cruel batalla de Sbodonovo", una historia que tiene un significado un tanto especial para algunos de los foristas.

Re: Tritón 85

Vie Sep 25, 2009 11:33 pm

Muchas gracias por los ánimos.
Ahí va el

CAPITULO 8

Hans Wiesse entró en la cantina del aeródromo.
Había allí 3 personas hablando en una mesa y un camarero tras el mostrador.
- Muy buenas.
- Hola, buenas.
- ¿qué tomará?
- Pongamé un café.
Mientras el camarero preparaba el café, Wiesse reparó en unas latas atadas con una cuerda. Por lo menos había 15 latas. Eran bidones. Un sitio raro para tenerlos.
- Oiga, ¿y esos bidones? le preguntó al camarero.
- No me hable. Es gasolina. El jefe se ha empeñado en que los tengamos aquí dentro hasta que vuelva, y no crea que me hace mucha gracia. Es peligroso.
- Si, si. Desde luego.
El germano comenzó a saborear el café.
Uno de los que estaban sentados en la mesa había escuchado la conversación de las latas y se refería a sus dos contertulios:
- Que nos hablen a nosotros de gasolina, ¿eh muchachos?
Los otros dos se echaron a reir.
Wiesse le preguntó al camarero
- ¿y eso? ¿son mecánicos?
- Que va. Son pilotos de la RAF. Ahora están destinados aquí. Dicen lo de la gasolina porque estuvieron en varios bombardeos sobre Hamburgo.
A Hans Wiesse se le habrieron los ojos.
- ¿ah, si?
- Si, si.
Nuestro hombre se dirigió a la mesa donde se encontraban los tres aviadores.
- ¿me permitirían...? Señaló una silla vacía.
- Como no. Sientesé.
- Creo que estuvieron ustedes en bombardeos sobre Hamburgo.
- Ya lo creo, sir. Estuvimos en los terribles bombardeos sobre Hamburgo de la Operación Gommorra. En julio de 1943.
- En efecto, dijo otro aviador. La cantidad de material que soltamos allí...
- Si, dijo el otro. Toneladas de Tritol. Debieron arder allí abajo como ratas.
- Si, si. Ja, ja, ja. Como auténticas ratas.
El rostro de Wiesse seguía imperturbable.
- Propongo un brindis por aquello, dijo Wiesse.
- Ok, sir, brindemos.
En el momento que la persona que estaba justo a su izquierda se llevaba el vaso a los labios, con un movimiento rapidísimo, Hans Wiesse le dió un manotazo y le estrelló el vaso en la cara, rompiéndoselo y destrozándole el rostro.
Simultáneamente, con la otra mano sacó una Walther y encañonó a los otros dos.
- Mucho cuidadito. Un sólo movimiento y os dejo secos.
- ¡ Tú ! le dijo al camarero. Coge la cuerda que rodea a los bidones y ata a estos dos espalda con espalda. Rápido.
El camarero obedeció y comenzó a atar a los dos aviadores.
El tercero yacía inconsciente en el suelo.
Cuando estuvieron atados, Wiesse hizo que el camarero les metiese una servilleta en la boca para que no pudiesen gritar.
En ese momento, el camarero se giró rápidamente y trató de apuñalar a Wiesse con un cuchillo que tenía escondido.
pero el alemán se zafó del envite y de un certero tiro, acabó con la vida de su oponente.
Se dirigió hacia una de las latas de gasolina y la abrió.
- Ahora os daré a vosotros Tritol.
Los aviadores le miraban con un pánico horrible, espantoso.
Wiesse les roció con el bidón de gasolina hasta empaparle.
- Esto por el bombardeo de Hamburgo.
Encendió una cerilla y se la tiró encima a los aviadores. Empezaron a abrasarse vivos, hasta que perdieron el conocimiento por el dolor.
Hans Wiesse corrió hacia la puerta y salió de la cantina hacia el aeródromo.
A los pocos segundos, el fuego, que había alcanzado los bidones allí estacionados, hizo que la cantina volara el 1000 pedazos en una explosión antológica.
Empezó a llegar gente de todos lados, intentando apagar aquello.
Wiesse se dirigió hacia el avión y se encontró con los aviadores que le llevaban hacia Sudáfrica.
- Ha tenido suerte, sir, se ha librado por segundos.
- Debió ser unas latas que había dentro con gasolina. Han debido explotar.
- Es terrible. En fin sir, habrá que proseguir viaje.
- Desde luego, dijo Wiesse.
Se encaminaron hacia el avión.
Cuando subían por la escalerilla, Hans Wiesse se volvió a contemplar la obra que dejaba detrás de si.
Esbozó una sonrisa.
Cada hora que pasaba, hacía que aumentase su determinación y confianza en si mismo.

Continuará

Re: Tritón 85

Sab Sep 26, 2009 12:32 am

Hasta en las misiones más arriesgadas cabe sitio para la venganza. Buen capítulo. Saludos

Re: Tritón 85

Sab Sep 26, 2009 2:06 pm

Vaya con Herr Wiese, las guarda fresquitas para repartirlas en caliente. :shock: Buena entrega. :wink:

Saludos.

Re: Tritón 85

Sab Sep 26, 2009 3:54 pm

Je,je :twisted:. Cada vez es más interesante Aníbal. Espero el final, ya veo que nadie puede detener a Hans Wiesse.

Saludos. :mrgreen:
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