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En Las Costas de Nueva Escocia

Mié Sep 24, 2008 9:27 pm

Hola a todos. Me llamo Corkran y mi otro nombre es Joaquin. Como Vilthomsen procedo de la simulacion naval y mas exactamente de submarinos alemanes de la IIWW. Hace unos dias un colega (Orret) nos aviso de que existia este foro y me parecio sumamente interesante. Por supuesto realizare una presentacion formal en el foro general, pero aqui quiero presentar mis relatos ambientados por el momento todos ellos an der zweite Weltkrieg y en la simulacion. aveces incluso se miran entre si como en un juego de espejos. No es una casualidad esto, como tampoco lo es que el primer relato que subo comience con una cita de Borges.
este primer cuento se llama En Las Costas de Nueva Escocia y esta escrito mezclando diversas fuentes.
Espero que os guste. si no...podre decir que al menos lo he intentado.
saludos y buena caza.



En Las Costas de Nueva Escocia
Una leyenda inglesa afirma que no sabremos que estamos muertos
hasta que no comprobemos por nosotros mismos que nuestra imagen
no nos refleja en el espejo.
Citada por Jorge Luis Borges.

…pues no te lo vas a creer, pero a mi me hundió un submarino alemán en el 55. Sí, sí, diez años después de terminar la guerra. Fíjate lo que son las cosas, pero yo sé lo que digo. Me tiré toda la guerra dando vueltas para arriba y para abajo con cargueros, nos hundieron tres veces y los ví a esos malditos boches un montón de veces de cerca, en superficie, cañoneándonos y torpedeándonos y al final de la guerra ya ni los veías llegar. Solo el periscopio si es que tenías suerte y luego Pum, todo al carajo, pero, créeme, sé muy bien como es un submarino y no me equivoco. En el 55 nos hundió uno de esos cabrones, no se que coño haría por allí o si era un loco, o un fantasma. Nadie nos quería creer, decían que habíamos bebido, que el capitán había hundido el barco a propósito, pero yo lo ví con mis propios ojos, como salió a la superficie, bien silencioso por nuestra proa, nos dejó acercarnos y nos torpedeó, en un abrir y cerrar de ojos, ni tiempo a maniobrar nos dio, claro, quien se iba a esperar que un chalado te salga en medio del Atlántico, en tiempos de paz y te mande al fondo así porque sí…

Madrid 4 de agosto de 1958
NUEVA DESAPARICION DE BUQUE CARGUERO EN EL ATLANTICO NORTE
Es el tercer barco del que se denuncia su desaparición sin dejar ni rastro
Agencias: Europa Press

"Hace unos días se denunció por parte de la compañía naviera propietaria la desaparición del buque de carga "Kundera" de bandera panameña, con 6.500 Tm y una tripulación de 20 hombres de diversas nacionalidades sudamericanas y asiáticas. No se ha registrado ningún mensaje de radio, ni se tiene ninguna pista sobre tan extraña desaparición ya que tampoco se sabe de ningún temporal u otros fenómenos atmosféricos que pudieran justificarla. El Kundera partió de Liverpool con destino a Halifax y Boston hace cuatro semanas, habiéndose perdido todo contacto con el buque hace más de 10 días. Se da la circunstancia de que es la cuarta denuncia por desaparición en tres años en una zona comprendida entre las costas de Canadá y el sur de Terranova, un área que se esta convirtiendo en maldita para los buques de carga por las leyendas que comienzan a circular entre las tripulaciones, que afirman haber contemplado todo tipo de fenómenos extraños y avistado barcos sin luces que no responden a las llamadas, ni a las señales.
Con ésta son cuatro las desapariciones de las que se tiene constancia por denuncias oficiales de las compañías navieras y en las que se ha realizado una labor completa de búsqueda y salvamento sin resultado alguno, aunque se sospecha que hay más casos sin resolver de desapariciones de buques, aunque por diversas circunstancias no hayan sido denunciadas en su día…"

Del diario personal de M. Percival McGallahan. Capitán de la marina mercante al mando del buque Islas Wadden de bandera holandesa:
Llevo unos cuantos años en este negocio de mandar cascarones de un lado a otro del océano y la verdad es que pocas cosas que pueda ver me asustan, mas bien ninguna; cuando me llegue la hora me habrá llegado y más vale en el mar y rápido, que en la cama e incordiando al personal y a mí mismo con una larga agonía de viejo testarudo y decrépito. Pero una cosa es no asustarse por nada y otra muy distinta es no sentir respeto por lo que no se puede entender; por el más allá, dirán algunos, o por los misterios de la mente, dirán otros, el caso es que muy raras veces te toca vivir algo que, por incomprensible, se puede hacer hasta pavoroso. Lo que voy a contar es de esos raros casos. Si a mí, que he visto de todo y que, perdonen la inmodestia, tengo un sólido pensamiento racionalista, me infundió respeto, imagínense a mi tripulación, hecha de hombres sencillos, de gente normal y sin estudios, que a fuerza de navegar meses y años en la más absoluta soledad, se han hecho también, o quizás nacieron así, no lo sé, profundamente supersticiosos.
El caso es que habíamos salido de Québec y navegábamos con buen tiempo rumbo a Europa, concretamente al puerto de Hamburgo, era el mes de septiembre de 1980, el diez de septiembre para ser exactos. A las 10 de la noche estaba en el puente disfrutando de una noche magnifica, luna llena, el mar en calma absoluta y una temperatura más propia de julio que de esa época de borrascas. Yo llevaba puesta mi gorra escocesa y fumaba mi pipa con todo el placer del mundo, disfrutando de la tranquilidad de cuando todo anda bien. Estábamos al sur de Terranova, prácticamente en la vertical de St John`s, hacia un día que habíamos dejado atrás el Cap Breton y nos dirigíamos directamente hacia el este. En plena zona de desapariciones y de buques fantasmas, vamos. Ya saben, esas leyendas que circulaban desde el final de la segunda guerra mundial de submarinos fantasmas que atacaban a los cargueros y de combates espectrales etc, así como de los barcos que habían desaparecido sin explicación, de forma real. Yo nunca he creído en esas cosas, hay mil explicaciones posibles y razonables antes que lo de los buques fantasmas, que está muy bien para la leyenda y para pasar el rato contando historias en las aburridas noches de travesía pero nada más…o por lo menos eso creía hasta que veo aparecer de repente por estribor un destructor americano a toda máquina que se me acerca decididamente: el USS Oak Wood pude llegar a leer, maniobraba como si protegiera un convoy y yo fuera un rezagado intentando meterme en la formación. Sé lo que digo, porque algunos convoys he hecho durante la guerra y créanme que sé de lo que hablo, eso no se olvida fácilmente. Pero el caso es que apareció sin más frente a nosotros, como a una milla de distancia aproximadamente. Pero por si fuera poco ahí no acabó la historia, de pronto gira en redondo y arranca a toda máquina alejándose, se para, vuelve a lanzarse y comienza a tirar cargas de profundidad como un poseso. Para entonces tenía a mi tripulación al completo en cubierta mirando embobada el espectáculo. El destructor se pasó como una hora maniobrando frenéticamente, avante, atrás, en círculos, corriendo como un loco y parando de golpe. Ese espectáculo lo había visto mil veces en mi juventud como para no saber lo que era: la caza del submarino, en la que solo un novato supondría que los papeles estaban bien claros. De sobra sabíamos, los que habíamos hecho la guerra, que en demasiadas ocasiones el cazador terminaba convirtiéndose en presa y después de eso venía la parte más terrorífica para nosotros: la caza del convoy desprotegido. Esto no era un convoy y la guerra hacia muchos años que había terminado, pero todos mis miedos de antaño se me echaron encima de golpe. ¿Qué estaba pasando? Y entonces fue cuando ocurrió: la proa de un submarino alemán de clase VII partió la superficie, entre una explosión rotunda de espuma cuando cayó de nuevo. Había soplado sus tanques de lastre a toda la potencia de sus motores. En la torre apareció una figura única y negra aferrada con las dos manos a la regala e inclinada hacia delante. El submarino avanzaba a moda máquina contra el destructor y este giraba hacia él. Les separaban 1000 mts aproximadamente. El destructor comenzó a disparar con todos los cañones que podía orientar hacia el submarino y pude ver como columnas de agua surgían a su alrededor, pero el comandante alemán no ordenó ningún cambio de rumbo. Después el destructor estalló como un géiser repentino de fuego, sin embargo seguía disparando como un diablo. Casi simultáneamente una explosión arrancó la parte superior de la torreta donde había estado el comandante del submarino, otros varios disparos lo alcanzaron de lleno. Todo se convirtió en fuego, humo y estruendo, pero el submarino seguía acercándose al cadáver del destructor movido por la inercia de sus motores y posiblemente con el timón trabado. Nadie apareció. Nadie se lanzó al agua. Nadie gritó…solo nosotros, mirábamos la escena con ojos aterrorizados y de repente, tan rápido como había empezado, cesó. No se hundieron. Simplemente desparecieron. Se acabó. Ya no estaban. Otra vez el mar en calma y el silencio absoluto de la noche, roto solamente por el ronroneo de los motores de mi barco.
No me da miedo nada en este mundo, ni quiero creer en el otro. Pero aquello era innegable, lo habíamos visto todos, era un combate de muertos, combatiendo tras la muerte. Había maldad en aquello, había odio más allá de todo lo imaginable. Pensé en los barcos que se decía que habían desaparecido y en las leyendas que corrían. Ninguno descansamos tranquilos aquella travesía hasta que llegamos a puerto. Tampoco nos empeñamos en contarlo, ni en dar detalles, ya sabíamos que no nos iban a creer…

¿Sabes Porque?
Revista de divulgación científica y esotérica
Nú 4 abril-marzo de 1985
El Misterio del Atlantico Norte

Cada día son más las pruebas de que un misterioso barco fantasma, parece ser que un submarino, ataca a los barcos que surcan una zona del Atlántico norte comprendida entre las costas canadienses de Terranova y Nueva Escocia y que se ha empezado a conocer como "el mar de los muertos" a la vez que un no menos misterioso buque de guerra americano se empeña en defender a los barcos atacados, siendo numerosos los testigos que afirman haberlos visto enzarzarse en batallas campales para después desvanecerse. El terror invade a las tripulaciones que pasan esa zona con el alma en vilo, oteando el horizonte, puesto que ya son numerosos los barcos que han desaparecido desde el final de la segunda guerra mundial. Hay un sinfín de testimonios comprobados, algunos de ellos de personas de toda solvencia, como comandantes de navío, que afirman haber visto a los buques fantasmas en cuestión y que resultan ser un submarino alemán y un destructor americano que se hundieron frente a las costas canadienses.
El más temido es el submarino alemán, del que se sabe que ha llegado a torpedear barcos y al que se le supone responsable de las desapariciones registradas en la zona; el destructor, por su parte en ciertos casos aparece y entabla combate a muerte con el submarino, combate que cuando esta próximo a terminar cesa abruptamente desapareciendo ambos barcos en la nada y dejando a los marinos sumidos en el estupor y el miedo…

Fragmentos de los informes dirigidos al mando conjunto de lucha antisubmarina de la costa este por el comandante del USS "Auspicious" teniente de navio Henry F. Lamarck:
19 de julio de 1944 . 21.00 h.

…a las 16 horas ha sido rescatado del mar el marinero John Haddock del USS "Oak Wood". Su estado es crítico por el tiempo pasado en el mar sobre unos restos flotantes, presumiblemente pertenecientes a la estructura del buque mencionado y por las heridas en forma de quemaduras que tiene en buena parte del rostro y del cuerpo. Se dispondrá su traslado a tierra con la máxima urgencia cuando las operaciones lo hagan posible. Por el momento se encuentra en la enfermería de a bordo, estando inconsciente y sedado. Sus únicas palabras inteligibles han sido:"que cabrón, pero lo hemos destrozado, lo hemos destrozado…".
25 de julio de 1944
…el marinero John Haddock del USS "Oak Wood", rescatado del mar hace unos días, ha fallecido victima de sus heridas de guerra. Se ha procedido a su inhumación en el mar. Desde el día de su rescate ha recobrado la consciencia en muy raras ocasiones, pero de ellas hemos podido deducir que su barco entabló batalla con un submarino enemigo, resultando hundido en el encuentro y provocando al mismo tiempo cuantiosos daños o hundiendo al adversario, extremo este que no hemos podido aclarar completamente. Afirmaba ser el único superviviente. Dado que la zona de patrulla asignada nos lo permitía, hemos navegado por la supuesta área donde la batalla pudo haberse producido sin encontrar rastros de otros supervivientes, ni restos del naufragio…

14 de julio de 1944. 22.00 h. frente a las costas de Nueva Escocia
Habían conseguido hundir dos cargueros del que fue el convoy PSQ-17. Lo atraparon muy tarde y prácticamente habían conseguido destrozarlo entre una manada de lobos. Después, continuaron la persecución de varios buques desperdigados y los alcanzaron un poco al este del Cap Breton, en Nueva Escocia. Unos de ellos, ya bastante tocado, se fue al fondo en la primera descarga con un único torpedo, como si se tratara de un ejercicio de tiro en la escuela naval. El otro zigzagueaba como un poseso y exigía toda la potencia de sus máquinas en un intento desesperado de ponerse a salvo o de que apareciera alguna unidad de la marina canadiense o americana. Los dos sabían que era imposible y que el final estaba prefijado, pero sucedió, de repente apareció un destructor no se sabía de donde, podría jurar que antes no estaba allí, pero el caso es que navegaba a toda máquina hacia su posición disparando toda su artillería para obligarle a sumergirse. Viró e intento poner distancia de por medio a velocidad de flanco antes de sumergirse, aunque finalmente tuvo que dar la orden de inmersión profunda. 200 mts. Prácticamente rozando el fondo. Le fastidiaba sobremanera perder la presa que ya tenía al alcance de la mano. No era lo mismo que cuando se está al acecho, pero aun no se tiene ningún blanco claro. Cuando había perseguido a un carguero y prácticamente ya le tenía acorralado, entonces le resultaba especialmente desagradable la intervención de un escolta …

Llevaban varias horas en inmersión profunda, aguantando lanzamiento tras lanzamiento y jugando al eterno juego del gato y el ratón. Normalmente era un comandante tranquilo y frío, pero en esta ocasión notaba como su rabia y su frustración iban en aumento al no poderse zafar de este americano obstinado pero tremendamente hábil. Sabía hacer su trabajo el maldito. El también sabía hacerlo de sobra, pero otros mas grandes habían terminando en el fondo y tenía mas que asumido que algún día le podría tocar a él ¿sería hoy?. Era posible aceptarlo, pero casi imposible de imaginarlo como un hecho real. Todos tendemos a mirarnos como eternos, aun conociendo nuestro error. Se zafó como pudo de estos pensamientos pesimistas. Era necesario para conducir su barco a la victoria. En el fondo no era él quien le importaba, sino más bien una mezcla indefinible de sentido del deber ante su tripulación, de la que siempre se había sentido responsable de devolverla sana y salva a casa y el prurito de ganar siempre y ante cualquier circunstancia. Al fin y al cabo el reconocía como un defecto la necesidad de competir y de hacer todo bien. A veces hacía el chiste de que él competía para ganar hasta en los entrenamientos. Sin embargo, su propia vida no le era valiosa. Nunca lo había sido demasiado, pero desde que perdió a toda su familia en el bombardeo de Hamburgo, hacía once meses, menos aun. Vivía con la ferocidad del que sabe que no tiene a nadie, ni tampoco lo desea. Con su mujer y sus hijas ardiendo en el infierno de Hamburgo murieron todas sus ilusiones. Había evitado volver a Alemania de permiso. Toda su vida era su barco y su tripulación. En el combate había adquirido una frialdad y una concentración temerarias: Nada tengo, nada pierdo, nada temo.
Esa forma de pensar o más bien de sentir, le permitía combatir con una tranquilidad que los demás creían que lo hacia invulnerable, sin embargo esta noche algo no funcionaba bien o algo era distinto. Quizás la sensación inminente de salir derrotado, que se le hacia insoportable, o quizás la rabia del que pierde porque se sabe en inferioridad de condiciones. No es justo, yo soy mejor, solo que ellos tienen mejores medios. El caso es que se empleó a fondo, utilizó todos sus trucos y sin embargo ahí estaban, hora tras horas, minuto tras minuto, aguantando un acoso que nunca se acababa. Comenzaba a ver signos de desánimo en las caras de su tripulación, el miedo comenzaba a hacer mella. Un racimo de cargas vinieron a caer más cerca que las anteriores. Una rabia honda e inexplicable le subió a la garganta como un vomito. Parte de daños. Inundación a popa. Las bombas casi no dan abasto. Incendio en la sala de motores. Controlado. Oxigeno descendiendo peligrosamente. Cuatro bajas: tres heridos graves y un muerto. Heridos leves una buena parte, pero en condiciones de desempeñar sus puestos de combate. El miedo se comienza a mascar a bordo. Este cabrón nos va a hundir y no quiero que me hunda. Casi perdió su capacidad de autocontrol cuando súbitamente decidió ir a la superficie. Superficie, ordeno casi en un alarido. Superficie he dicho. Soplar los tanques. Angulo máximo de ascensión. Romper la superficie y conectar los motores diesel a velocidad de flanco. Torpedos uno al cuatro listos para disparar. Subiré yo solo al puente de combate. En el tiempo que la proa del submarino hendió la superficie y volvió a caer, él ya había trepado el ultimo tramo de la escala y se había aferrado con las dos manos a la regala vociferando las ordenes a voz en cuello. Timón 10 grados a babor, a toda máquina. Blanco a 800 metros. Torpedos listos para disparar. Blanco a 600 mts. Fuego uno y dos. El destructor viraba hacia él presentándole la amura de babor. Comenzó a cañonearlo. El primer disparo pasó sobre su cabeza. Timón quince grados a babor. El segundo impactó a escasa distancia de la popa. El timón quedo trabado. Fuego el tres y el cuatro. El cañonazo que lo mató llego al mismo tiempo que el estallido de los torpedos en el destructor. Tan al mismo tiempo, que no llegó a saber nunca que había acertado y mucho menos que la propia explosión de uno de los torpedos había volado el puente donde se hallaba el capitán del destructor, en el mismo instante en que a él mismo un puño de hierro lo trituraba en pedazos de acero y de carne. El destructor quedó casi partido, el submarino, con la torre hecha un muñón, siguió acercándose. Una batería de cañones se obstinaba en seguir disparando enloquecidamente. Más impactos. Para cuando colisionaron con un choque sordo, que sonó a hierros retorcidos, a carne chamuscada, a miembros amputados y a estructuras que se derrumban, ambos buques ardían completamente. Varias figuras negras saltaron al mar desde el destructor. Ninguna desde el submarino. Los dos navíos se fueron al fondo casi de inmediato, en un remolino de espuma, llamas y humo, en un remolino de extraño silencio, después del estruendo de la batalla.

En el destructor nadie daba crédito a lo que estaba pasando, tenían al submarino acorralado y ahí estaba de golpe, a 45ú por el costado de babor, enseñando la proa al cielo y luego cayendo al agua, como a cámara lenta, para comenzar una carrera desenfrenada en dirección a ellos mismos. Nadie tuvo que ordenar que todas las bocas de los cañones se dirigieran contra él. Fuego a discreción. Las breves fracciones de segundo entre la orden y los primeros impactos, en forma de columnas de agua, se le hicieron inmensos al capitán. Veía como el submarino acortaba distancias y como se dirigía derecho hacia él a menos de 500 mts con toda la potencia de sus máquinas, había ordenado aproarlo, pero temía haber llegado demasiado tarde, no conseguía ver los torpedos avanzando, si es que estaban en el agua y su sonarista, con el estruendo, tampoco había podido detectar nada, sin embargo sospechaba que ahí estaban e inconscientemente se preparó para la explosión. En un instante comprendió que iba a morir y odio a aquel alemán que iba a destrozarlo. Era un autentico WASP de la costa este, orgulloso de serlo y arrogante por tradición, no en vano su familia siempre se había distinguido en la vida militar. Su padre y su abuelo habían servido en la marina de guerra y desde pequeño él no deseaba otra cosa, cuando miraba el mar desde la casa familiar de Providence en Rhode Island, que mandar un buque de guerra. Así que tenía asumido morir en el mar, si es que llegaba el momento. Nada mejor que hacerlo al mando de su barco, en tiempo de guerra y en una magnífica y honorable batalla. Pero hoy no quería morir, no, si eso significaba perder esta batalla que ya creía ganada. Quizás ese había sido su fallo y odiaba tener que pagarlo: se había confiado en exceso. Había creído tener vencido al enemigo allá abajo y se había tomado un respiro antes de asestar el golpe mortal. Con calma, con frialdad y con un cierto desapego, como mandan los cánones. Y descuidó una regla de oro: nunca te confíes, nunca desprecies al enemigo, ni lo consideres vencido antes de tiempo. Presintió que todo iba a estallar y en el mismo momento en que una ola de fuego lo levantó del suelo, sintió un odio eterno por ese submarinista que lo había derrotado. Nunca llegó a saber que en ese preciso instante, una granada de sus cañones destrozaba al comandante enemigo. En su último pensamiento solo había obstinación: todavía podría hacer algo para corregir el tremendo error que le condenaba a la derrota.

Madrid 16 de agosto de 1994
CURIOSO HALLAZGO DE LA 2ª GUERRA MUNDIAL
Un equipo de investigación halla un pecio a 200 mts de profundidad
Compuesto por un destructor y un submarino de la segunda guerra mundial
Agencias: efe
…un equipo de investigación de fondos profundos, que estudiaba la estructura geológica de las costas de Terranova y Nueva Escocia en Canadá, ha realizado un curioso descubrimiento; se trata de los restos del USS NAVY Oak Wood y del submarino alemán U-721, hundidos ambos en una batalla singular que se ubicaba, según testimonios, aproximadamente en la zona donde, 50 años después, han sido efectivamente localizados sus restos.
El barco americano, un destructor botado un año antes de su hundimiento, yace partido en dos mitades desiguales y a muy poca distancia, prácticamente como si hubieran colisionado, se encuentra el submarino alemán al que le falta buena parte de la torreta y con varios grandes agujeros en su estructura, presumiblemente producidos por la artillería del buque de guerra americano.
Es un hallazgo de cierta importancia por el estado de conservación de los buques que permitirá un estudio detallado y el esclarecimiento de un episodio relativamente oscuro de la última gran guerra. Desde el final de esta guerra las tripulaciones de cargueros relacionan con esta batalla el avistamiento de supuestos barcos fantasma, batallas navales incomprensibles entre un destructor americano y un submarino alemán y las desapariciones efectivas de diversos navíos en esta área, denunciadas por las compañías armadoras. Hay quien afirma que se trataba de estos dos buques continuando su batalla particular de forma misteriosa y fantasmal. Hay incluso un caso perfectamente documentado de un buque británico que en mayo de 1972 consiguió llegar al puerto de Boston con grandes averías y que pudo demostrar haber sido torpedeado por lo que parecía un submarino alemán. A pesar de los relatos de la tripulación corroborando ese extremo y que afirmaban haber sido defendidos en último extremo por un destructor americano, el caso se cerró en su día sin ninguna explicación concluyente.
Se da la circunstancia de que el que era capitán del destructor americano, Richard W. Teenborough "junior", pertenecía a una conocida familia de tradición financiera y militar estadounidense, afincada en el estado de Rhode Island y considerada por muchos como una de las más antiguas de toda la historia americana, remontándose sus orígenes hasta los primitivos colonos holandeses e ingleses. Los hijos del Capitán Teenborough han dado una rueda de prensa en la que han comunicado que, en el caso de confirmarse que se trata de los restos del Oak Wood, que mandaba su padre, se harán cargo del rescate del pecio completo, incluyendo al submarino alemán, como forma de honrar la memoria de su padre. El Capitán alemán H. Harmut Linden, por su parte, nacido en la ciudad de Hamburgo, no dejó familia conocida, no obstante, se sabe que en el momento de su desaparición era considerado como un as de la flota submarina alemana, las autoridades federales han declarado que posiblemente otorgarán el consentimiento para que el submarino sea reflotado y expuesto en suelo americano, junto al destructor con el que se hundió, siempre que se garantice que con ello se realizara un monumento a la memoria de todos los marinos de ambos bandos caídos en la contienda…
* * *
Ascendió una vez más como una exhalación dispuesto a jugarse su última carta. Mandó soplar los tanques de lastre. Dio las órdenes pertinentes. Se preparó para ascender los peldaños de la escala que le separaba del exterior, pero notó que el ambiente no era el mismo. No había ya miedo en el aire, ni tensión, ni horror, ni siquiera expectación, sólo hastío. Un hastío inmenso que le alcanzaba a él mismo. Cuando salió al aire del mar y olió el salitre y sintió en el estómago el empuje de sus motores diesel a plena potencia, la vibración de todo el casco ascendiéndole por las manos y por los brazos hasta invadirlo todo y levantó la vista y lo vio allí delante, como siempre, al Oak Wood, una silueta siniestra abriéndole las entrañas al mar con sus surcos de espuma, cuando inspiró para dar las ultimas órdenes acostumbradas, con toda la potencia de sus pulmones, de pronto comprendió que estaba muerto y que él y su enemigo luchaban una guerra sin sentido que hacía mucho tiempo que acabó. El odio mutuo los había mantenido todos estos años negándose ambos a admitir lo que en el fondo siempre habían sabido: estaban muertos y eran perdedores de una guerra que no les había pertenecido nunca. Ni gloria, ni honores, ni coronas de flores. Sólo sus tumbas húmedas a doscientos metros de profundidad, en un abrazo que se negaban a aceptar.
Una infinita sensación de desconcierto le invadió, mandó poner proa al destructor, pero no ordenó lanzar ningún torpedo, sólo avanzar entre las salpicaduras de salitre, sintiendo el resplandor de la luna y la mar llana e inmensa. Vio como el Oak Wood le dirigía la proa también a toda velocidad y como se acercaba. Quizás no le sorprendió comprobar que las bocas de fuego del destructor permanecían esta vez negras y silenciosas. Sólo el ruido de los motores de ambos barcos, mientras se acercaban proa con proa en la noche más solitaria de sus respectivas historias. Ordenó avante lento y el destructor hizo lo propio. Es posible que después de tantas eternidades combatiendo sin piedad una lucha absurda, hubieran llegado a un entendimiento mudo…
….cuando pasaron el uno junto al otro a pocos metros de distancia y con los motores a la mínima potencia, el Fragatenkapitän zur See Harmut Linden inicio el saludo militar a su enemigo el Teniente de Navío de la Armada Americana Richard W. Teenborough y este se lo devolvió. En un silencio sepulcral, a la exclusiva luz de la luna, ambos marinos se miraron y se saludaron con honor. Los barcos continuaron cada uno su rumbo que los separaba y que al mismo tiempo los llevaba juntos a su única tumba oceánica.
Descansen en paz.

Almería 12 de agosto de 2003

Dedicado a todos los marinos de ambos bandos que se esforzaron y murieron con honor por la sencilla y estúpida razón de que era lo que se esperaba de ellos.

Re: En Las Costas de Nueva Escocia

Vie Oct 10, 2008 10:16 pm

Otro relato excelente, me encanta tu estilo amigo¡¡¡¡ :D

Re: En Las Costas de Nueva Escocia

Sab Nov 22, 2008 2:55 am

Muy buen relato, corkran. Me ha encantado la forma en que has ido hilvanando todos los fragmentos de información para conformar la historia. Me quito el casco en tu honor

Re: En Las Costas de Nueva Escocia

Sab Nov 22, 2008 3:56 pm

Magnífico relato cokran, tu estilo, de aportar diversas fuentes, para luego encajar las piezas y dar lugar a la historia, es interesante. Espero, que te animes a publicar aquí algún relato más.

Un saludo :)

Re: En Las Costas de Nueva Escocia

Sab Nov 22, 2008 6:04 pm

Últimamente se están viendo en este sub-foro muchos, y buenos, relatos, pero este la verdad es que me ha enganchado bastante.Felicicidades compañero.

saludos. :)
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