Ya en el periodo de entreguerras encontramos cierta colaboración hispano-alemana. El gobierno de Primo de Rivera autorizó la construcción de cierto número de submarinos de diseño alemán que iban a ser adoptados por la Armada española en los astilleros de "Echevarrieta y Larrinaga" en Cádiz, según modelo de la compañía holandesa I.V.S. Los intercambios oficiales terminaron, igual que el proyecto Echevarrieta con el advenimiento de la República. Pero en 1935, durante el quinto gabinete Lerroux y con Hitler ya en el poder, el Ministerio de Marina destacó una Comisión para estudiar los submarinos construidos por la I.V.S. en Finlandia, en vistas a su futura adquisición por el Gobierno republicano para España, aunque esto no fructificase.
Al comienzo de la guerra civil, acompañanado a los primeros envíos de ayuda material para Franco, llegaron a España un grupo de 3 oficiales y 10 especialistas en artillería de costa, guerra de minas y transmisiones. Además, a través de la denominada "Schiffahrabteilung", una de las secciones del "SonderStäb W" (gabinete alemán, anejo al Ministerio de Asuntos Exteriores para gestionar la ayuda a los alzados), la Kriegsmarine organizó el traslado de material a Franco. Una vez comprometido abiertamente el III Reich con Franco, llegó en noviembre de 1936 junto con los primeros miembros de la "Legión Cóndor", un grupo de voluntarios de la Marina denominado "Gruppe NordSee", dependiente del "Büro Anker", dentro del "SonderStäb W". Los 10 oficiales y 70 especialistas en artillería naval, minas y transmisiones vinieron a suplir la grave carencia de instructores entre el personal de la Armada fiel a los rebeldes, incluso algunos efectivos se embarcaron como asesores. Dentro del programa naval de 1939 promovido por el Ministro de Marina y Jefe de E.M. de la Armada, el Almirante Salvador Moreno Fernández, una Comisión de oficiales españoles comandada por el agregado naval español en Berlín, Cap. de Corbeta Manuel Espinosa Rodríguez, fué invitada a conocer las bases de submarinos del tipo II en Swinemünde y, aunque al final no cuajasen los acuerdos efectivos, sirvió de trampolín para la visita, ya en 1940, del Coronel del Cuerpo de Ing. de la Armada Juan A. Suanzes Fernández, para que éste sondeara la posibilidad de obtener la necesaria tecnología punta alemana para el desarrollo de nuestro programa naval. Finalmente se consiguió que el 25/09/41 se aprobase, dentro del secreto exigido por la Kriegsmarine, el "Proyecto 10" destinado a construir 6 submarinos del tipo VII en Cartagena, el primero de los cuales sería entregado en 1944 y los restantes al año siguiente. Debido al esfuerzo de guerra alemán, se paralizaron los envíos de material en 1942, dejando el proyecto inconcluso. El Programa Naval también quería dotar a la Armada de una adecuada fuerza de dragaminas, y estudiados en agosto de 1940 los proyectos alemanes de los dragaminas clase M-35 y lanchas minadoras tipo "R", se eligió finalmente el Minensuchboote M-40 que, en número de siete, pasó a construirse en Cartagena (5) y Ferrol (2) desde mayo de 1941. Pero no todo era conseguir tecnología punta y créditos bancarios.
El personal de dotación adecuadamente preparado era una baza no menos importante y así, tras firmar los acuerdos para la compra de armamento naval con la Rheinmetall Börsig, y la cesión de tecnología de las Schnellbooten S-38 y destructores tipo "Le Fier" franceses modificados, la Kriegsmarine autorizó la llegada de personal español a Alemania para realizar cursos y prácticas en sus unidades de guerra destinadas en el Mar Báltico.