Hola, chicos:
Tras este paréntesis veraniego, retorno al foro con mis articulillos "psicosociales". En éste, en concreto, no me gusta mucho la forma en que está redactado, pero lo respetaré.
Aunque el artículo hace referencia al poder aéreo, está claro que algunas de las situaciones que comenta se dan igualmente sin la presencia de ataques aéreos.
Besiños a todos de la recluta pelona.
----------------------------------------------------------
Una fuerza que es vulnerable a los ataques aéreos, es una fuerza que tiene un flanco expuesto. La misión primordial al nivel operacional de la guerra es exponer ese " tercer flanco" y sacarle provecho a toda costa para reducir o destruir la capacidad de combatir de la fuerza enemiga.
La intención de reducir o destruir la capacidad de combatir de la fuerza enemiga, tiene dos aspectos posibles - el físico y el psicológico. El aspecto físico tiene que ver con la negación, daño o destrucción de las cosas tangibles que el enemigo requiere para combatir. El armamento, equipamiento, vehículos motorizados, carreteras y otros recursos por el estilo, son todos objetivos posibles que deben ser neutralizados para que las fuerzas enemigas no puedan depender de ellos y así emprender combate. El aspecto psicológico tiene que ver con la negación, daño, o destrucción de las cosas intangibles que el enemigo necesita para pelear una guerra. Aquí, " las mentes y los corazones" de las fuerzas de combate del enemigo son el blanco principal, y el efecto deseado es mermar la capacidad o el deseo de aquellas fuerzas para utilizar el armamento, equipamiento, vehículos motorizados, carreteras, etc., que requieren para combatir. La degradación o destrucción de la voluntad de las fuerzas enemigas para utilizar su material bélico, logra el mismo resultado en su capacidad de combate que si en efecto se le degradara o destruyera su material bélico tangible. El atacar las vulnerabilidades críticas del enemigo de ambos efectos físicos y psicológicos, puede producir un resultado sinérgico en la capacidad de combatir del enemigo.
A través de la historia, el poderío aéreo ha demostrado su capacidad contra el material físico de nuestros enemigos. Sin embargo, la capacidad contra el material psicológico de nuestros enemigos ha sido mal interpretada y subutilizada. Un entendimiento de los aspectos positivos inherentes del poderío aéreo en la dimensión psicológica, nos puede pagar grandes dividendos en el nivel operacional de la guerra. Este entendimiento debidamente aplicado por el comandante operacional y por los planificadores de las fuerzas de campaña aérea y terrestre puede mejorar significantemente la eficiencia de nuestras operaciones y su probabilidad de éxito.
LA TENSION NERVIOSA Y EL MIEDO EN EL CAMPO DE BATALLA
La pérdida de la esperanza, en vez de la pérdida de la vida, es el factor que realmente decide las guerras, las batallas, y hasta los combates más pequeños. Toda la experiencia adquirida de la guerra nos demuestra que cuando el hombre llega al punto donde ve, o siente que cualquier esfuerzo o sacrificio adicional no hace más que retardar el final, comúnmente pierde la voluntad de continuar y se doblega ante lo inevitable.
-B.H. Liddell Hart
La tensión nerviosa (o estrés) y el miedo están siempre presentes en el campo de batalla, y sus efectos en las fuerzas de combate son significantes. Durante unos estudios que se les hicieron a unos combatientes en la II Guerra Mundial, 68 por ciento de los hombres involucrados " admitieron que no sólo sintieron miedo y ansiedad en algún momento durante la guerra, pero que también la habían experimentado a un nivel que no les permitía cumplir sus deberes". Este alto porcentaje de combatientes que actualmente admitieron por lo menos un breve deterioro de su capacidad de misión en combate, le da fe a la creencia de que ningún combatiente está inmune al estrés en combate y que todos los hombres tenemos un punto límite. Cabe destacar que hay una nota textual en el Marine Corps Gazzette sobre este tema de que " no existe el soldado que es intrépido en todas las condiciones de combate. Cada Infante de Marina tiene un punto límite si el estrés es suficientemente fuerte y de larga duración. El miedo, el estrés, y la ansiedad que sienten aquellos que están atareados en el combate se deriva de muchos productores del estrés presentes en el campo de batalla. A. P. N. Lambert da una lista de 14 de estos productores del estrés en su libro The Psychology of Airpower ( La Psicología del Poderío Aéreo). Enfoquémonos en seis de estos que se aplican a los efectos del poderío aéreo al nivel operacional de guerra.
CLAUSTROFOBIA
La pérdida del movimiento corporal amplifica los efectos de los otros productores del estrés. La pérdida del movimiento corporal en el campo de batalla no le permite al soldado su reacción de instinto al estrés, actividad física extendida. Informes sobre las experiencias de los soldados en el campo de batalla también conectan esta inmovilidad personal con la pérdida del sentido del tiempo.
RUIDO.
Exponerse a altos e irregulares niveles de ruido puede imposibilitar la capacidad de pensar claramente. Los soldados inexperimentados muchas veces relacionan incorrectamente el nivel de ruido que produce un arma con su efecto mortal esperado. Un ejemplo excelente de usar el ruido deliberadamente para incrementar el efecto de un arma, fue el uso del bombardero de picada Stuka por los alemanes, a los inicios de la II Guerra Mundial. En uno de los casos, un Oficial británico narra que posterior a un ataque específico que causó relativamente pocos daños materiales, su unidad fue " hecha absolutamente añicos" psicológicamente. El sonido tan particular del ataque de los Stuka a menudo generaba tanto miedo, que el ruido causaba más daño que el de las municiones lanzadas por el bombardero.
IGNORANCIA
La falta de conocimiento proporciona un área fértil para toda clase de actividades contraproducentes. Cuando las tropas no saben o no están seguras de las posiciones de sus fuerzas amigas o enemigas, movimientos o intenciones, su situación está en el momento preciso para que el miedo, el rumor y el pánico haga presa de ellas. En Men against Fire ( "Hombres contra el Fuego"), el renombrado historiador de combate S. L. Marshall relata muchas instancias durante la II Guerra Mundial en las cuales un movimiento inesperado, sin anunciarse, o mal entendido hacia la retaguardia por un individuo o por un pequeño grupo de individuos durante la batalla, llevó a un grupo mayor a retroceder inadvertidamente. En cada uno de estos casos, Marshall manifiesta que el sólo hecho de ver a los individuos correr hacia la retaguardia no fue la causa- raíz del pánico. En cada uno de estos casos, el estímulo para el pánico fue la falta de conocimiento de por qué se estaba efectuando el movimiento. Este pánico condujo a que las tropas carentes de información se unieran al movimiento hacia la retaguardia, en muchos casos creyendo que se había dado la orden de retroceder y que por alguna razón no se habían enterado.
SEPARACION
Las fuerzas que son vulnerables al ataque naturalmente se dispersarán , y el soldado se encontrará a solas en el momento en que corre más peligro. El miedo del soldado se amplifica cuando este se ve apartado sin el refuerzo de sus camaradas que están pasando por las mismas peripecias. S.L.A. Marshall admitió, al describir su captura en un ataque de morteros mientras estaba separado de las líneas amigas durante la Guerra de Corea, que el terror que sintió fue casi irresistible. Para manifestarlo en sus propias palabras: " Ser un hombre que siempre ha estado acostumbrado al fuego de guerra y experimentarlo cuando se está sólo y sin ser observado, produce un choque emocional que es indescriptible".
FATIGA
El no dormir y la carencia de las necesidades personales básicas ( agua, alimentos, e higiene personal) contribuyen al cansancio. No se puede enfatizar lo suficiente respecto a la importancia que tiene el proveer las necesidades humanas básicas. En un caso revelador, un capitán alemán que se enfrentó a un caso de insubordinación ( el rehusarse a hacer la guardia en la posición asignada) en uno de sus pelotones durante la batalla de Stalingrado, les permitió a los insurrectos comer y dormir esa noche. Por la mañana, no tuvo ningún problema en convencerlos para que regresaran a sus puestos a continuar luchando.
SENTIRSE INDEFENSO
El sentirse incapaz de repeler un ataque produce un estrés en el combate. Muchas veces éste es el resultado de la creencia que las armas del enemigo son superiores a las de uno y que por ende uno se siente indefenso.
Esto conlleva a sentirse impotente y descontrolado. Estas sensaciones con frecuencia conducen a uno al pánico. La primera vez que los británicos usaron el tanque de guerra en 1916, éste causó un tremendo pánico en las trincheras alemanas debido a que su percepción era de que estaban totalmente indefensos contra esta arma nueva e inesperada.
El poderío aéreo se presta muy bien para llevar estos productores del estrés al otro lado del campo de batalla y hacerlos que se concentran en las fuerzas desplegadas del enemigo. En combinación con otros factores, estos productores del estrés pueden conducir a un estado de impotencia que, como Lidell Hart nos recuerda en su cita textual de apertura, es catastrófico para una fuerza de combate. Las operaciones aéreas bien planificadas y ejecutadas pueden incrementar con éxito los niveles de fatiga, impotencia, ruido, claustrofobia, aislamiento e ignorancia, a tal punto de hacer que las fuerzas enemigas se sientan incapaces mentalmente o simplemente sin voluntad para realizar sus deberes en una manera efectiva.
------------------------------
http://www.europa1939.com/documentos/ps ... os.html#15