Cuando la guerra termina, se empieza a hacer el balance de ella. La idea es contrastar la gloria de la victoria y el honor inherente a ella, así como las gloriosas derrotas, que pueden o no ir acompañadas de honor.
Las fuerzas armadas alemanas escribieron páginas gloriosas en sus campañas de conquista. Pero, tras de ellas iban otros. En el frente oriental iban los Einsatzgruppen, cumpliendo sus nefastos cometidos. No creo en los alegatos de los comandantes de su ignorancia al respecto. Es imposible que un Jefe de Fuerzas pueda ignorar lo que ocurre en su teatro de operaciones asignado. Es inimaginable un fallo así en los tan capacitados oficiales superiores alemanes.
En el frente occidental, tras la tropas iba la Gestapo. En las áreas conquistadas se iniciaba de inmediato la redada de judíos y otros indeseables. En Holanda, Ana Frank fué enviada a su martirio. Si bien es cierto que en esos países occidentales las actividades represivas se desmarcaron del mando militar, tengo mis reservas que el comandante del Gross Paris o el de Bruselas no hayan tenido alguna idea de lo que pasaba. Sus eficientes oficiales de inteligencia no deben haber pasado por alto esos hechos, como tampoco de entre la múltiples personas civiles que se relacionaron con ellos más de alguna valerosa les habrá advertido de lo que ocurría en su área jurisdiccional.
Volviendo al frente oriental, relatan los historiadores las violentas quejas y reyertas que se produjeron relativas al uso del material ferroviario. Muchos jefes de fuerzas veían con desesperación cómo se retrasaban en llegar a su debiles frentes las municiones, pertrechos y equipos que necesitaban con gran urgencia para hacer frente a la avalancha del Ejército Rojo. Cuál no sería su perplejidad e indignación al saber que parte del material ferroviario estaba comprometido en el "Traslado hacia el Este", restándole su esencial aporte a las tropas del frente. Entonces sí sabían, claro que sí. De esa forma se enteraron.
También hubo heroísmo civil, también ignorado o no reconocido. Hablábamos de ferrocarriles: el Reichsbahn funcionó hasta el final con una entrega memorable. Atacado desde el aire como hemos visto tantas veces, ocultándose de día en túneles y otras argucias pudieron trasladar hacia el Oeste a miles de refugiados de la Alemania Oriental que huían del acoso soviético. Trabajaron sin desmayo y en condiciones increíbles. Incluso después de la rendición siguieron como pudieron, con su material destruído en gran parte, brindando sus servicios. Son inolvidables esas fotos de vagones con gente en sus techos.
Pero no ha habido un reconocimiento a esos ferroviaros. No, porque esos mismos vagones se usaron para otros fines, y de eso sí hay memoria.
Pero las otras fuerzas del Eje tampoco tuvieron un "Final con Honor". Las hazañas bélicas japonesas están manchadas con la conducta infame de sus tropa en Nankin, Bataán, Malasia etc. Sobre todo territorio ocupado por Japón se abatieron las más terribles calamidades cuya memoria aún permanece muy latente en la naciones víctimas, las que aún tienen disputas y reclamos con el Gobierno actual del Japón.
La irracional crueldad japonesa con sus prisioneros de guerra es ya tristemente legendaria. Una cifra: mientras en los campos de prisioneros angloamericanos en Alemania la mortalidad alcanzó al 5%, en sus símiles japoneses, llegó al 35%.
El honor del triunfo de los EEUU: Luego de las tremendas batallas en el Pacíficio donde, por mencionar a algunos, los marines de EE.UU. se cubrieron de gloria, se decidió tumbar definitivamente al enemigo, ya exhausto y sin esperanzas, técnicamente derrotado, asestándole las dos mortales estocadas nucleares.
La polémica desatada al respecto sigue hasta hoy. Los siniestros hongos atómicos ensombrecen mucho la victoria estadounidense en el Pacífico.
Para verguenza de lo EEUU, hubo una amnistía muy especial sobre la siniestra unidad de experimentación biológica del ejército japonés. El Mengele japonés fué invitado a residir en los EEUU y allí continuar colaborando en formas "novedosas" de hacer la guerra, como usando bacterias asesinas, por ejemplo. En este foro hay bastante acerca de ello.
Y también en Europa hay sombras sobre el triunfo americano. También en este foro (ver "El incidente Dachau") he sabido de absurdas matanzas de prisioneros alemanes (¿habrá matanzas racionales?), y de cómo también dejaron a prisioneros de guerra en vagones de tren olvidados, hasta que murieron en condiciones espantosas.
Y también ensombrecen su triunfo las brutales palizas racistas que propinaron a sus propios camaradas de armas negros, cuando furiosos, los veían acompañados de damitas blancas inglesas. Eisennhower se refiere a ello en sus memorias muy al pasar. Pero fué tan grave lo ocurrido que no pudo dejar de mencionarlo, ya que la polvareda había llegado al Congreso americano.
Y también invitaron a lo EEUU a los expertos en cohetería. Von Braun debiera haber comparecido en Nuremberg junto con lo otros reponsables de Peenemunde, no por las bombas, sino por los miles de muertos del campo anexo de concentración de obra de mano esclava que trabajó para ellos. La bombas "V" son la única arma de la historia que causaron más muertes entre su fabricantes que entre sus objetivos.
Y, para terminar de manchar su honra, la amnistía sobre criminales nazis de los servicios de seguridad, que pasaron a las órdenes del general Gehlen a prestar ayuda a los servicios de inteligencia americanos. En este foro hay un tema muy interesante acerca de la conexión KGB- GESTAPO- CIA.
El triunfo soviético fué mermado en su honor por las atrocidades cometidas por la soldadesca en contra de lo civiles y los prisioneros de guerra. El descontrol irresponsable del mando soviético sobre la conducta de tropas primitivas asiáticas es realmente criminal. En esos espantosos días reaparecieron sobre Europa del este reencarnados los fantasmas de Atila, Gengis y Kublay Kahn. Asesinatos, pillaje y violaciones fueron la constante en la "liberación" de la Europa Oriental. Fué tan tremendo que aún la historia de los vencedores no pudo ignorarlo y menos ocultarlo. Cuando estuve contemplando el monumento a los soldados soviéticos en el ex Berlín Oriental escuché de mis acompañantes alemanes los más mordaces comentarios acerca de lo que para ellos representaban esas efigies de tan triste memoria.
La historia de lo ocurrido en Prusia Oriental, en Posen, Pillau, Gumbinnen, Silesia, Checoslovaquia, Pomerania, los Sudetes, las tremendas tragedias que sufrieron los que no alcanzaron a huír son una historia de espanto; al que se entera de ella le causa la impresión que el demonio en persona actuó sobre esos seres tan tristemente desdichados.
Inglaterra. Al parecer no hay noticias de conductas deshonrosas de sus fuerzas armadas que sean de importancia destacar. Pero sí su gobernante se encargó de poner su cuota de sombra en el triunfo británico. La entrega a la fuerzas soviética de las fuerzas rusas blancas fué una verguenza. Estas se habían rendido y la fuerza receptora de su rendición, según Ginebra, se hace responsable de su seguridad y mantención en forma de humana decencia. No fué así. Accediendo a la malvada sed de sanguinaria venganza de Stalin, abrieron los campos a las fuerzas de seguridad soviéticas que se los llevaron a la muerte, incluso a muy jóvenes reclutas. No hubo misericordia para nadie y nunca más se supo nada de ellos.
Muchos comandantes británicos reaccionaron con indignación frente al atropello de Churchill. Algunos así lo consignan en sus memorias. Lo que ocurrió fué espantoso Al saber lo que les esperaba y cómo habían sido traicionados por sus captores, hubo suicidios y algunos que vacilaban, imploraban a sus más amigos que les dieran muerte, para así escapar del horror que les aguardaba. Los testigos de tropa británicos no podían entender lo que ocurría y los motivos de la desesperación de esos pobres hombres. y corrieron espantados a dar cuenta a sus oficiales de lo que ocurría. Nada pudieron hacer éstos por aquéllos.
También, contra toda norma, algunas unidades alemanas, rendidas, fueron entregados a los rusos, bajo el argumento que "como habían combatido contra las fuerzas soviéticas, les correspondía a éstas hacerse cargo". Su destino fué el de sus otros camaradas.
No sé si se puede hablar de un "triunfo" francés. Pero si le concedemos ese valor a unos cuantos balazos disparados por las fuerzas de Leclerc, así será.
Eisenhower dice una frase muy elocuente acerca de ellos: "...cuando los franceses están inspirados, combaten realmente bien". Con este decir, el Comandante Supremo los censura solapadamente, al omitir decir cuándo estuvieron inspirados si es que alguna vez a su juicio lo estuvieron.
Este "triunfo" de las fuerzas francesas también tienen su sombra. La conducta de las tropas de ocupación, especialmente las provenientes de sus colonias africanas fué aberrante y mantuvieron aterrorizadas a las poblaciones del sector de ocupación galo de Alemania. El pillaje, y muy especialente las atroces violaciones de mujeres, niñas y niños alemanes a vista y paciencia de sonrientes oficiales franceses sobrepasan lo imaginable. Escuché testimonios de estos hechos realmente apabullantes por su extremada crueldad.
Es trágicamente irónico que para muchas poblaciones de Europa, que habían vivido una guerra con las naturales preocupaciones por los suyos en el frente, el sustento y los racionamientos, el fin de las hostilidades fuera el inicicio de su verdadero calvario, con deportaciones, asesinatos, violaciones y pillaje en sus pobres pertenencias, y sufriendo el desprecio y la venganza de otros civiles que antes habáin padecido lo suyo.
El balance no es halagador, no es así?? Hubo muchas mermas al honor del triunfo y de la derrota en todos lados. La guerra no fué entre "buenos" y "malos" al estilo Hollywood. Fué entre no tan malos y no tan buenos, o entre menos buenos y menos malos.
Creo que el final de a guerra, de tan escaso honor para nadie, fué un alivio. Un suspiro gigantesco ante el término de la más terrible hecatombe que ha pasado por la tierra. Pero sí hay honor en los valientes que lucharon esa guerra horrenda. Están sus medallas y otros testimonios. Es lo rescatable de la tragedia. El valor, el patriotismo auténtico, el sereno cumplimiento del deber hasta las consecuencias últimas nos muestra las facetas honrosas del ser humano.