Dos submarinos de bolsillo británicos adaptados a observaciones meteorológicas habían sido enviados por delante a las costas de Normandía para que transmitieran la información sobre el tiempo y las mareas que interesaba al mando aliado. Pero cuando fue dada la orden de regreso a los convoyes ya zarpados y se decidió que la invasión fuera retrasada un día, nadie se acordó de los dos submarinos meteorológicos. Nadie, en otras palabras, se acordó de hacerlos emerger o regresar. Privados de toda indicación, los pequeños submarinos permanecieron sobre el fondo en absoluto silencio, con la tripulación conteniendo el aliento para no traicionarse ni dejarse localizar, a la espera de que llegara la hora prevista para el desembarco. Pero pasaron horas y horas y no sucedía nada. Los comandantes no sabían qué decisión tomar. Temían comprometer el éxito de la operación con su iniciativa individual. Quedaron sumergidos esperando, mientras la provisión de oxígeno se iba agotando y crecía la amenaza de una muerte atroz, o de una emersión -en la eventualidad de un cambio completo de la situación- que lespondría en manos de los alemanes. Su drama duró exactamente veinticuatro horas, que fue el retraso de la invasión. Finalmente, a las seis de la mañana del día 6, y no a las seis de la mañana del 5, los primeros estampidos les revelaron la doble realidad, una excitante y la otra descorazonadora. La primera, que por fin había llegado el "D Day"; la segunda, que sencillamente se habían olvidado de ellos.
El tipo de submarinos de la Royal Navy eran un X-20 y un X-23
Fuentes: Enciclopedia de la 2ª Guerra Mundial (Edit. Sarpe)