Dado que la mayoría de su unidad había caído, ahora tenía que luchar como infante. Su bautismo bélico fue brutal. Tres exploradores se adelantaron se adelantaron para tantear la fuerza de los alemanes. Dos volvieron. Petrov cogió sus prismáticos y escudriñó la tierra de nadie en busca del hombre perdido.
Allí estaba, en el suelo, con lo miembros extendidos. Los alemanes la habían clavado una bayoneta, aun enganchada al fusil, en el estómago y lo dejaron boca arriba. Petrov y su pelotón perdieron los estribos. Gritando roncamente, saltaron de sus agujeros y avanzaron. Irrumpieron en una hilera de casas y mataron a cuantos perecieron ante ellos. Cuando varios alemanes levantaron las manos para rendirse, Petrov apretó elgatillo de su ametralladora y los asesinó a todos.
Se aproximó a un soldado ruso mayor, inclinado sobre una mujer. Su pelo d eun negro azabache le caía hacía atrás, arreglado cuidadosamente: parecía que durmiera. El hombre gemía dulcemente:
- Querida muchacha, ¿por qué una niña como tú tiene que morir en una guerra así?
- Alexéi Petrov permaneció de pie al lado de la pareja y gritó con amargura cuando contempló a la hermosa joven. Entonces echó a correr para matar a sus torturadores.
- En el vestíbulo de una casa, oyó a un alemán que lloraba en una de las habitaciones del piso de abajo. El soldado rezaba:
- Dios mío, permite que sobreviva a esta guerra.
- Petrov golpeó la puerta y, al abrirla, vio a un hombre arrodillado que le miraba hacia arriba suplicante. Petrov le disparó a la cara.
- Con ojos enloquecidos, fue piso por piso deribando puertas y buscando a los uniformes de color gris verdoso. Los golpes hicieron salir a los alemanes de las diferentes estancias. Petrov disparó contra tres más cuando bajaban por la escalera.
- Exhausto, su irá se apagó. La casa había quedado silenciosa. Evitó chocar contra los cuerpos que había en la escalera y salió por la puerta principal para reunirse con sus hombres. (1)
Rattenkrieg. Nunca una palabra alcanzó un significado tan sangriento como en Stalingrado. Cada calle, cada edificio, cada casa... debían ser defendidos hasta las últimas consecuencias. El VI Ejército se empeñaba en conquistar palmo a palmo una ciudad que se le resistía, pero que ya tocaba con las yemas de sus dedos, pero cuyas manos no podían contar ya los miles de hombres que habían caído en aquella vorágine de muerte y locura, y cuya memoria, no podía recordar ya las caras de todos los soldados que habían perdido la vida en aquella ciudad al lado del Volga.
Los soviéticos sabedores que los alemanes no podían utilizar ya sus tácticas habituales para embolsar grandes contingentes de tropas enemigas, ni mover sobre el terreno sus divisiones de la forma a la que estaban acostumbrados, idearon una nueva forma de guerra basada en reducidos grupos de asalto, que se movían con gran celeridad a través de las ruinas para tomar de manera selectiva los puntos clave en la ciudad.
Los primeros grupos de asalto soviéticos se usaron por primera vez en Stalingrado el 18 de septiembre, concretamente contra el edificio del Banco Estatal. Fue un ataque nocturno, precedido de fuego de artillería. Mediante el uso de explosivos se pudo abrir una brecha en el muro y tras 3 horas de lucha el edificio cayó en manos soviéticas.
El Ejército Rojo explotaba al máximo las debilidades alemanas: el combate nocturno y la lucha cuerpo a cuerpo. Los alemanes disfrutaban con su rutina diaria, y era especialmente duro para ellos tener que repeler los ataques soviéticos a altas horas de la madrugada, pues ni el sueño era ya algo sagrado. Este hecho fue explotado también por la artillería soviética, pues los bombardeos también comenzaron a efectuarse por la noche, para dejar sin descanso a las tropas germanas. Los alemanas evitaban el cuerpo a cuerpo y muchas veces se retiraban cuando aparecían los cuchillos y las armas blancas. Ya que las distancias entre líneas enemigas eran muy reducidas, la artillería y la aviación germana eran inútiles, y cuando la única opción que quedaba era la lucha cuerpo a cuerpo para tomar posiciones, los alemanes partían en franca desventaja.
Uno de los asaltantes, el soldado Suren Mirzoyan, afirmaba:
"Este tipo de combate era diferente a cualquier otro. Una vez dentro del edificio la ametralladora ya no era útil, no había tiempo para cargarla y no había espacio para usarla de forma efectiva. Los cuchillos pequeños, y los punzones afilados eran las mejores armas para nuestros grupos de asalto. Todo era cuestión de dureza y rápidos reflejos."
A pesar de que el edificio fue tomado por los soviéticos, al poco tiempo las fuerzas alemanas contraatacaron con numerosas fuerzas, y consiguieron recuperarlo.
Tras esto, Chuikov y Rodimtsev llegaron a la conclusión de que si bien estos grupos de asalto podían funcionar, aun eran demasiado pequeños para ofrecer resultados óptimos. El 26 de septiembre Chuikov cursó una orden recomendando a los comandantes, la utilización de pequeños grupos de asalto armados con ametralladoras, granadas de mano, cócteles Molotov y rifles antitanque. Tras el asalto al Banco Estatal, Chuikov decidió añadir a estos grupos artillería ligera para dar un mayor soporte y evitar el fuego desde las ventanas de los edificios.
Uno de los graves problemas que tenía el Ejército Rojo, era el transporte de tropas a través del Volga. Los alemanes controlaban en el terraplén frente al Volga, la Casa de los Especialistas, el Banco estatal y más al norte, la Casa de los Trabajadores del Ferrocarril y la casa en forma de "L", que más tarde habían convertido en auténticas fortalezas. Desde allí podían abrir fuego directo contra el ferry que cruzaba el río.
Imagen: Escaner del libro Stalingrad, How the Red Army Triumphed, de Michael K. Jones
En este plano puede apreciarse la disposición de los edificios anteriormente citados.
En Rojo la Casa Pavlov y la Casa de los Trabajadores del ferrocarril.
El ferry se hallaba un poco más a la izquierda de la casa de los Especialistas.
En consecuencia, el 27 de septiembre, los soviéticos intentaron tomar la Casa de los Trabajadores del Ferrocarril, pero esta vez, el asalto acabó en fracaso tras tres intentos. Lo mismo sucedió en el Banco Estatal y la Casa de los Especialistas. Los alemanes tendieron una trampa a los soviéticos, tal como relató el soldado Mirzoyan:
"Los alemanes se retiraron dentro de la casa, así que corrimos hacia delante y entramos en una gran planta baja. Era una trampa. El enemigo tenía dentro un par de nuestros tanques, capturados anteriormente, que dispararon contra nosotros a quemarropa. Huimos del edificio en desbandada. Usaban nuestras propias armas contra nosotros."
Chuikov, que estaba cerca en un punto de observación, preguntó a los asaltantes qué había fallado. Estos le contestaron que los alemanes habían escondido algunos tanques en el interior. Para destruir esos tanques, los grupos de asalto necesitarían piezas de artillería, pero no era posible ya que los citados grupos sólo podían transportar artillería ligera porque siempre estaban en movimiento.
Foto: http://history.sandiego.edu/gen/st/~col ... huikov.jpg
Vasili Chuikov, Comandante en Jefe del 62.º Ejército.
Foto: http://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Rodimtsev.jpg
Alexander Rodimtsev, al mando de la 13ª División de guardias fusileros.
El pesimismo se adueñó de los soviéticos, sorprendidos por el ingenio de los alemanes. Pero la situación dio un vuelco pocos días después, cuando las tropas soviéticas capturaron la casa Pavlov, pero esa es otra historia.
Con en el tiempo, y tras la experiencia adquirida, los grupos de asalto pasaron a estar formados por entre 50 y 80 hombres y se dividieron en tres unidades: el grupo de asalto, el grupo de refuerzo y el de reserva.
El primero constaba de ocho o diez hombres. Su modus operandi consistía en infiltrarse en las posiciones enemigas y eliminar su dotación. Además de las armas anteriormente citadas, también usaban la pala corta de trinchera. Una vez tomada la posición, el jefe del grupo lanzaba una bengala, y el grupo de refuerzo, de 20 a 25 hombres, entre ellos siempre algunos zapadores, acababan con la última resistencia y aseguraban la posición. Este segundo grupo iba armado con ametralladoras pesadas y ligeras, lanzagranadas, picas, palas, morteros y explosivos. Y por último, el grupo de reserva tenía la función de evitar cualquier posible contraataque. Para Chuikov, la base del éxito de estos grupos era la combinación de sorpresa y velocidad, y una de sus reglas era que no se debía avanzar de una sola vez más de 30 metros.
Estos grupos de asalto también estaban entrenados para defender una posición. Los grupos de refuerzo y de reserva se encargaban de establecer un perímetro, y cuando este ya estaba asegurado, las ametralladoras y los morteros pasaban a situarse en las partes altas del edificio para tener una mayor visión. Más tarde los ingenieros colocaban las minas para asegurar el perímetro y el grupo de reserva se encargaba de asegurar los suministros. Una vez que la posición estaba asegurada, se informaba a la artillería situada en la orilla oriental del Volga de la posición, por si era necesario defenderla de un ataque enemigo con el objetivo de recuperar la posición.
De esta manera, los soviéticos supieron aprovechar las ruinas de la ciudad de Stalingrado, mientras que los alemanes, más fieles a su estilo, no supieron adaptarse de la misma manera que su enemigo a la ratonera en que se había convertido la ciudad de la muerte.
Fuentes consultadas:
- La batalla por Stalingrado, de William Craig (1)
- Stalingrado 1942-1943: El cerco infernal, de Stephan Walsh
- Stalingrad: How the Red Army Triumphed, de Michael K. Jones
Saludos