Publicado: Lun Abr 12, 2010 2:36 am
Hola a todos.
Os dejo una nueva referencia sobre este tema. Esta vez de Heinz Schröter, en su libro Stalingrado, hasta la última bala.
"Y todavía se planteaban otros problemas en relación a las vituallas suministradas por aire. Se había llegado a la conclusión de que el servicio de transporte aéreo llevaba a la "Fortaleza" cosas absolutamente insignificantes. Por ejemplo, aquel día en que se descargaron cinco toneladas de bombones, una docena de cajas conteniendo gomas profilácticas, o aquellas dos máquinas cargadas hasta reventar con mejorana y pimienta: cuatro toneladas en total. Por otra parte, se solía acarrear voluminosas herramientas de ingeniería con las que nadie sabía que hacer, o doscientas mil mochilas adornadas con lemas de Sección Propaganda Wehrmacht, o una tonelada de bolsas celofán para la conservación de las granadas de mano, cordones para las botas, condimentos y una infinidad de cosas semejantes. Bien es verdad, que en un caso extremo, se podía repartir el cargamento de bombones entre la tropa, pero los restantes artículos carecían de aplicación. [...]
Por supuesto, resulta difícil señalar con el dedo al responsable de estos disparatados cargamentos, pues si bien se mantenía constante comunicación por radio con el Intendente General del Grupo, no se podía esperar que este vigilase el despegue de cada avión."
Fuente: Stalingrado, hasta la última bala de Heinz Schröter
Saludos
Os dejo una nueva referencia sobre este tema. Esta vez de Heinz Schröter, en su libro Stalingrado, hasta la última bala.
"Y todavía se planteaban otros problemas en relación a las vituallas suministradas por aire. Se había llegado a la conclusión de que el servicio de transporte aéreo llevaba a la "Fortaleza" cosas absolutamente insignificantes. Por ejemplo, aquel día en que se descargaron cinco toneladas de bombones, una docena de cajas conteniendo gomas profilácticas, o aquellas dos máquinas cargadas hasta reventar con mejorana y pimienta: cuatro toneladas en total. Por otra parte, se solía acarrear voluminosas herramientas de ingeniería con las que nadie sabía que hacer, o doscientas mil mochilas adornadas con lemas de Sección Propaganda Wehrmacht, o una tonelada de bolsas celofán para la conservación de las granadas de mano, cordones para las botas, condimentos y una infinidad de cosas semejantes. Bien es verdad, que en un caso extremo, se podía repartir el cargamento de bombones entre la tropa, pero los restantes artículos carecían de aplicación. [...]
Por supuesto, resulta difícil señalar con el dedo al responsable de estos disparatados cargamentos, pues si bien se mantenía constante comunicación por radio con el Intendente General del Grupo, no se podía esperar que este vigilase el despegue de cada avión."
Fuente: Stalingrado, hasta la última bala de Heinz Schröter
Saludos