Publicado: Vie Feb 29, 2008 6:59 am
por Roul Wallenberg
LA HISTORIA DEL "PARTIDO"SAGRADO""


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El equipo de fútbol ucraniano "Stara"


El 9 de Agosto de 1942, el FC Stara de Ucrania se enfrento a un equipo del ejército alemán invasor. Lo que pasó en esos 90 minutos y las muertes que siguieron hacen de ese encuentro el más heroico de la historia del fútbol en la SGM.

"Fuga a la victoria" fue un clásico de tardes de cine, el clímax del filme era el partido de fútbol entre soldados aliados y sus crueles captores nazis. El equipo de los buenos -donde Stallone atajaba y Pelé metía los goles- conseguían finalmente la libertad. Todo muy lindo y esperanzador, pero ridículo, ya que el hecho real en el que se basa la trama es la historia de un martirio que sucedió en Ucrania, y cuyos protagonistas son ejemplo para la actual selección de la República de Ucrania.

Corre 1942, las tropas nazis han invadido la URSS y ocupan Kiev, capital de Ucrania. Josif Kordik, dueño de la panadería Nú3, almuerza en un restaurante cuando divisa en la vereda del frente a Nikolai Trusevish, arquero del popular Dinamo. La guerra ha obligado a disolver el equipo y sus jugadores se han dispersado. El gigante Trusevich -hambriento y muerto de frío- recién ha salido del campo de prisioneros - deambula sin saber donde dormir.

La reacción natural del hincha habría sido pedirle un autógrafo al ídolo. Kordik no sólo hace eso: le ofrece trabajo como barrendero. Colaboracionista alemán, ve pronto una oportunidad única. Gracias a Trusevich recluta en su fábrica a una docena de las mayores estrellas del balompié local. "Me escondía en casa de mi suegra. Nikolai me contó la idea y lo ayude a encontrar al resto de los muchachos", relata el wing Makar Goncharencko. Los desesperados cracks reciben comida y techo cuando el país está en ruinas.

Camino al Matadero

Hasta aquí podría ser una historia ejemplar. Pero Kordik no es un tipo misericordioso y aprovecha su poder para crear un equipo personal que entrena en el patio de la panadería. Simpatizantes comunistas, los jugadores deciden que su camiseta sea de un color rojo encendido. Así nace el Stara FC , una verdadera selección de Kiev que sin saberlo caminaba al matadero. "No tenemos armas, pero venceremos en la cancha a los fascistas bajo los colores de nuestra bandera", proclama el arquero Trusevish antes del primer partido oficial, que juegan con botas de trabajo y overoles recortados.

Los nazis usaron al fútbol como instrumento de propaganda. Quisieron organizar el abortado Mundial de 1942 y dos semanas antes de la caída de Berlín aún se jugaban partidos de copa. Un equipo de la anexa Austria, el Rapid de Viena, figura como campeón de la temporada 1941 del balompié alemán. En cada país ocupado se organizaron torneos para brindar a la población la falsa sensación de normalidad. Eso sucedió en Ucrania. En la extraña liga creada en 1942 participaron seis cuadros. Cuatro representaban a ejércitos del Eje. El quinto era el Rukh, formado por colaboradores locales; el sexto, el FC Start, que en el primer partido aplastó por 7 a 2 a sus compatriotas.

Kordik los había obligado a participar pese al evidente riesgo. La caridad de sus compatriotas les permitió comprar calcetines y pantalones cortos para los siguientes encuentros. Sin querer, el Stara se había convertido en símbolo de la resistencia y un buen negocio. Jugando en un pequeño y atiborrado estadio siguió goleando sin piedad a sus rivales. El 6 de Agosto se coronó campeón invicto humillando por 5 a 1 al Flakelf, el invencible seleccionado de la Luftwaffe. "Pese al marcador, ambos equipos fueron muy parejos", informo una escueta nota de la prensa nazi. (!)

Al día siguiente los alemanes tapizaron Kiev con carteles que anuncian una innecesaria revancha que se jugaría 2 días después. Ese caluroso Domingo 9 de Agosto, el Estadio Zenit estaba repleto. En la tribuna. oficiales nazis; en las galerías el pueblo ucraniano custodiado por soldados y mastines. El árbitro advirtió al Stara que debía saludar a sus rivales con un sonoro "Heil, Hitler"". En vez de ello, en la cancha los ucranianos se golpearon el pecho y gritaron a la usanza comunista.

El primer tiempo fue un festival de patadas que el réferi no quiso ver. Trusevich permaneció varios minutos inconciente luego de ser golpeado en la cabeza y, sin arquero, los germanos abrieron la cuenta. Pese al robo, los rojos se fueron al descanso venciendo tres por uno, con dos tantos del goleador Ivan Kuzmenko. Las graderías hervían y el comandante de ocupación Eberhardt era insultado por un verdadero coro popular.

En el entretiempo, un oficial nazi entró al camarín del Start. "Deben comprender las consecuencias de sus actos", les advirtió. Sin embargo el orgullo fue más fuerte y los rojos vencieron por 5 a 3. El árbitro suspendió el partido luego de que Aleksei Klimenko, defensa ucraniano, gambeteó a medio equipo rival, llegó hasta la línea de gol y en vez de anotar volvió caminando con el balón al circulo central. La multitud enloqueció e incluso soldados húngaros y rumanos, aliados de los alemanes, participaron de revueltas en las afueras del estadio.

Extrañamente, el fin de semana siguiente el FC Start volvió a jugar y goleó por 8 a 0 al Rukh. Pero dos días después nueve de sus jugadores fueron detenidos por la Gestapo y acusados de sedición. El volante Nikolai Kokotkykh fue ejecutado en el acto: su propia hermana lo había denunciado como espía ruso. Tras semanas de torturas el resto fue enviado al tenebroso campo de concentración de Siretz. Luego de un ataque de partisanos ucranianos se ordenaron fusilamientos selectivos como amedrentamiento. Kuzmenko, Klimenko y el arquero Trusevich fueron ejecutados. Se dice que este último murió con la camiseta puesta gritando "¡el deporte rojo nunca morirá!". Sus cuerpos fueron lanzados a un barranco.

Solo cuatro miembros del FC Start sobrevivieron hasta la liberación rusa. Lo que vino fue absurdo. Autoridades estalinistas los acusaron de traición por confraternizar con el enemigo y sólo salvaron la vida jurando guardar silencio para siempre. Pero su leyenda crecía en Ucrania y en los años 60 salió a la luz. La adornada historia oficial establecía que luego de la victoria contra los nazis los once jugadores habían sido fusilados en un risco con los puños en alto. Esa versión fue recogida por el uruguayo Eduardo Galeano en su relato "La Pelota como Bandera".

Tras la caída de la URSS se conoció la verdad. Makar Goncharenko era el único miembro del FC Stara que aún vivía y por fin pudo hablar. Poco antes de fallecer en 1996 conversó con el periodista ingles Andy Dougan, autor del libro "Dínamo: Defendiendo el honor de Kiev" (recientemente publicado en español). El viejo lateral tenía la película muy clara y no se creía un héroe: "Mis amigos no murieron por que fueran grandes jugadores, murieron como tantos otros porque dos regímenes totalitarios se enfrentaron. Estábamos condenados a ser victimas de una masacre a gran escala".

En Ucrania, los jugadores del FC Start hoy son héroes patrios y su ejemplo de coraje se enseña en los colegios. En el estadio Zenit una placa reza "A los jugadores que murieron con la frente en alto ante el invasor nazi". Y quienes conservan una entrada del partido más triste de la historia tienen asegurado de por vida el pase gratis para alentar al Dínamo de Kiev.

fuente: Diario "Las Últimas Noticias", Santiago de Chile




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