Publicado: Mar Jul 04, 2023 8:51 pm
por grognard
Hoy he terminado de ver la película (está en Amazon, por si alguien tiene la curiosidad), y poco más tengo que añadir a los comentarios de Wyrm. He de reconocer que la coña que representa el nombre del general Pánfilov da juego para hablar de ella, ya que, desde mi punto de vista, es un film para pánfilos (sí reconozco que la broma no es nada fina), porque además de ser una pura muestra de propaganda imperialista putiniana (por Vladimir Putin), poco aporta a la historia y por ende, a la historia del cine.

Coincido en que los diálogos son para fustigarse con unos ramos de ortigas. No creo que la base del Ejército Rojo de la época tuviese precisamente una educación superior, pero escuchar cómo hablan entre ellos con metáforas y figuras estilísticas más propias de sonetos de Shakespeare que de una amalgama de soldados rasos de diversas nacionalidades soviéticas. Por un momento me pareció estar viendo uno de los encuentros en la cueva de "El club de los poetas muertos" en vez de una noche de parranda de los chicos de Sven Hassel.

Los personajes son bastante planos, salvo, obviamente, el teniente veterano que los enseña a destruir tanques nazis casi a golpe de puño (ah, los héroes de la Madre Patria), que tiene algunas pinceladas de carácter que se desdibujan con su discurso pro Unión Soviética y pro camarada Stalin.

Las secuencias de combate se dejan ver. Eso sí, con los ojos entrecerrados y un par de cervezas o un bourbon a mano. Sonroja el paripé de construcción de los cañones con troncos y cajas, para servir de cebo a la artillería alemana. Y la efectividad de las armas antitanque rusas (cañoncitos casi de andar por casa y rifles antitanque) ya la hubiese querido para sí el francotirador de la película homónima de Clint Eastwood.

Pero lo que ya acaba de provocarnos vergüenza ajena es cómo durante el segundo ataque alemán, una columna de panzers (bien recreados, las cosas como son, y apenas se notan las maquetas y el green screen) se estrella sin tapujos contra apenas una treintena de soldados protegidos tan solo por la tierra de las trincheras y mucha fé en el padrecito Stalin. La forma en que los rusos destruyen blindados sin apenas despeinarse usando granadas y cócteles molotov, unido a las facilidades de la infantería alemana, que más parece una bandada de pollos sin cabeza que prácticamente corren en círculo en vez de protegerse con el terreno o detrás de los tanques, me recordó a las heroicas andanzas de Chuck Norris y Silvester Stallone en los reaganianos ochenta. Los extremos se acaban tocando.

Unasele a todo esto que al parecer la historia "de los 28" es inventada, y ya tenemos argumentos para un TFG de análisis fílmico del grado de Comunicación Audiovisual sobre el cine propagandístico del Nuevo Imperio Ruso.

Como último comentario, la he visto después de darle otra oportunidad a "Corazones de Acero (también en Amazon), y el impacto que me ha causado ha conseguido que hasta los tres últimos cuartos de hora de la película de Brad Pitt me haya parecido aceptable.

Eso sí, solo aceptable.