Publicado: Vie Feb 25, 2022 12:59 am
por Kurt_Steiner
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Bajo los cielos de zafiro,
Belinda Alexandra
Género; novela narrativa
Editorial; Roca
Año de edición; 2015
446 páginas


Sinopsis

En 1942, después de la invasión alemana de la URSS, se formó un escuadrón compuesto exclusivamente por mujeres. Bautizadas como las Brujas de la Noche, se convirtieron en uno de los grupos más temidos por el Ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

Año 2000. Los restos de un avión de combate de la Segunda Guerra Mundial aparecen en un bosque cerca de la frontera entre Ucrania y Rusia. El avión pertenecía a Natalia Azarova, una de las Brujas de la Noche. Pero su actual paradero sigue sin respuesta. ¿Era realmente una espía alemana que fingió su propia muerte, como afirma el Kremlin? Su amante, Valentín Orlov, ahora un general condecorado, se niega a creerlo.

Lily, una joven australiana, se traslada a Moscú en 2001. Allí descubrirá toda la verdad sobre Natalia Azarova.

Mi opinión
Cuando lo ojée me atrajo que se tratara de la "historia" de una Bruja de la Noche. A medida que iba leyendo empecé a darme cuenta de ciertos paralelismos entre la protagonista, Natalia Azarova y la famosa Lidia Litvak y, aún sospechando que el contenido histórico quedaría diluido entre sus páginas, me puse a leer con ganas, porque estaba seguro que algo de historia real encontraría. Bendita ingenuidad la mía, desde luego. Aguanté dos terceras partes del libro antes de mandarlo al cuerno.

La historia está narrada en tres perspectivas: la de Lily, una australiana de origenes rusos que se pone a investigar sobre el pasado de Natalia; la de Valentin Orlov, compañero sentimental de la susodicha, y la mismísima Natalia.

En líneas generales, gran parte de lo que nos cuenta Lily es prescindible, pues se trata de disquisiciones sobre los gatos. Ah, también habla sobre los gatos. Y, además, tiene espacio para hablar sobre los gatos. ¿He dicho que habla sobre los gatos? Pues eso, que habla sobre los gatos. A ratos perdidos tambien habla de gatos. Y para cambiar de tema y no ser tan gatomaniaca, también habla de gatos. Y cuando llevan transcurridas un 60% de sus intervenciones, empieza a mencionar a Natalia. Por supuesto, con gatos de por medio.

Para matar a pellizcos a la muy hija de su padre.

La parte de Valentin es interesante en líenas generales. No deja de ser curioso que, aún siendo hijo de un oficial zarista muerto en la guerra civil rusa (o ejecutado, ahora no recuerdo), logre llegar hasta donde llega pese a su pasado. En ese aspecto, sirve de contrapunto de Natalia, cuyo padre cae víctima de una de las purgs de Stalin (como el de Litvak). La parte de interés de Valentin tiene en común los mismos puntos que la de Natalia: las explicaciones sobre la URSS de pre guerra y la de la misma guerra, además de las escenas de campaña, los combates aéreos, etc.

El problema del libro (aparte de la gatomanía de Lily): cómo lidiar con la muerte de la protagonista. Porque, despues de todo, la protagonista te está explicando su vida. Y no parece hacerlo mediante ouija. No desvelaré el cómo, pero ese es el problema. Se nota que la autora, llegado ese momento, optó por sacarse un deus ex machina del tamaño de un campanario de la manga para cuadrar el circulo. Todo lo que viene después de ahí es pura y simplemente ver como se viene abajo la plausbilidad de la historia, que, si descontamos la gatodisea, es bastante decente hasta entonces. No falta ni el as nazi bueno, del que sólo conocemos su apodo, no su nombre "Diamante Negro". Los santos bemoles de la autora, que ni se molesta en buscar algo minimamente histórico. Aquí el pestufo me recuerda al duelo Zaitsev-König de "Enemigo a las puertas". ¿Que no hay duelo¿ ¡Quia! ¡Me lo invento!

En fin, que aquí el libro denota que le sobran unas cuantas páginas (unas doscientas, a ojo de buen cubero). Yo paré de leer en torno a la página 330 y me fui a ojear las diez finales para hacerme un idea del final. Y la verdad, ni yo me esperaba semejante despropósito. Si durante las primeras 300 páginas la autora se contradice en alguna ocasión (lógico, narra la historia desde tres y hasta, a veces, cuatro puntos diferentes de vista, lógico que hayan contradiciones...) y abusa de usar las mismas triquiñuelas literarias para justificar lo a veces difícil de creer (me cuesta no hacer un spoiler como una casa, lo juro), en las diez finales sólo le falta sacarle la lengua al lector. Sonrojante es poco.

El libro contiene una considerable censura, por no decir ataque directo, del stalinismo. En ocasiones incluso llega a dar una ligera sensación de la agobiante y claustrofóbica vida en la URSS del "padrecito" Stalin, que, obviamente, queda retratado como lo que fue, un puñetero psicópata que le tenia mania incluso a su mismísima sombra. Las pinceladas que da al respecto a veces hasta son casi interesantes. Pero podía hacer mucha más sangre y no lo hace, salvo en la parte final, donde muestra la cruel maquinaria represiva de la NKVD (y el horrible trato recibido por los ciudadanos soviéticos que sobrevivieron a los KZ nazis para terminar con una bala en la nuca o en Kolima).

En resumen, que no leáis el libro, puñeta, que es un truño. Tiene tanto que ver con Lidia Lytvak como el Quijote con el Rey Arturo.