Publicado: Lun Feb 20, 2012 2:36 pm
9 de Julio 1940
Al Sur de Tarento
El Bison aceleró al límite el motor Centaurus, hasta que todo el avión vibraba tanto que parecía que se iba a desarmar. El capitán Oglivie los frenos y varió el paso de la hélice. Con el gran radial rugiendo el avión aceleró. En unos segundos la cubierta del Glory se acabó, y el piloto notó un vacío en el estómago cuando el bombardero cayó unos metros antes de recuperarse. Luego viró, e inició el ascenso hasta los 5.000 pies de altura, donde orbitó mientras el resto de su escuadrón se le unía.
El capitán ya era un veterano. A su servicio clandestino (1) en España se le había sumado un durísimo mes en Noruega, donde los Messerschmitt habían diezmado a los Skua de su escuadrón. No sabía si su ascenso se debía a su habilidad, o simplemente a ser de los pocos que seguían vivos. Por suerte había sido destinado a organizar un nuevo escuadrón equipado con los nuevos Bristol Bison cuando una bomba estalló en la cubierta del Audacious.
Oglivie estaba deseoso por probar su nuevo avión en combate. El Bison había sido diseñado como un cazabombardero que sustituyese a los Blackburn Skua. Como caza era demasiado pesado, y no se hacía ilusiones sobre sus posibilidades de sobrevivir ante un Bf-109. Pero era un excelente bombardero. Muy estable, podía mantener picados de 70°. En los ensayos casi todas las bombas lanzadas cayeron a menos de 10 m del blanco (2). Ahora había que probarlo en combate contra sus antiguos “compañeros”. El capitán recordaba de su periplo español a los fascistas bombardeando ciudades indefensas. Ahora los italianos sabrían lo que era estar al otro lado del punto de mira.
Eso, si los encontraba. Al saber que una flota inglesa se encontraba en el área los italianos habían invertido el curso y al parecer escapaban hacia su gran base de Tarento. Ese pequeño cambio había bastado para quedar fuera del alcance de los lentos acorazados de Cunningham (3). Todo quedaba en sus manos.
Cuando se le unieron los otros siete aviones de su escuadrón Oglivie se dirigió hacia el Noroeste. Estaba preocupado porque el Comodoro Vian le había asignado una nueva misión: no se limitaría a atacar a los enemigos, sino que debía coordinar a los aviones del Glory y a los del Ark Royal. Por eso llevaba una bomba de solo 500 libras (4) en lugar de las de 1.000 libras de los otros aviones: para poder mantenerse más tiempo en el aire. Claro que eso significaría exponerse a los cazas italianos que protegiesen a sus acorazados, porque no esperaba mucho de sus ocho Buffalo de escolta.
Apenas llevaba 40 minutos en el aire cuando su piloto de flanco empezó a agitar sus alas. Miró en la dirección que le señalaba: estelas (5). Era el momento de romper el silencio radial.
- A toda la formación, buques enemigos a las dos. Torpederos, manténgase a la espera a 1.000 pies. Cazas, mantengan la altura y protejan a los torpederos. Bombarderos en picado, mantengan la altura y síganme. El grupo del Ark Royal se mantendrá a la espera.
Los aviones sobrevolaron los buques detectados, que empezaron a disparar contra ellos. No había rastro de cazas enemigos ¡los tenían!
- A toda la formación, la flota enemiga se compone de dos acorazados, seis cruceros y otros buques. Torpederos del Glory, ataquen al segundo acorazado de la formación por ambos flancos. Bombarderos, ataquen desde el Sur detrás mío (6) ¡Tally ho!
Los torpederos se separaron en dos grupos, rodearon a la formación por ambos lados, y tras adelantarse iniciaron el ataque. Entonces Oglivie alabeó su Bison y se dirigió hacia el barco situado en segundo lugar en la columna central. Este se empezó a agrandar. Estaba virando a babor, por lo que modificó levemente el picado del avión. A 1.500 pies accionó el mando que lanzaba la bomba, y tiró hacia atrás de la palanca de control para recuperar el picado. Pasó vertiginosamente sobre un crucero que le rodeó con trazadoras y sintió como su avión se estremecía. Tras recuperar altura, viró para observar los efectos del ataque… y vio como el acorazado era alcanzado sucesivamente por dos torpedos.
Una mirada al avión. Bien, estaba entero… no, había un boquete en el ala, pero parecía resistir. Los mandos respondían bien. El avión aguantaría por ahora. Volvió a sobrevolar la formación enemiga, esta vez a una altura más cómoda. Vio que el gran buque seguía su curso aunque humeaba y dejaba una gran mancha de fuel, mientras los cruceros se le acercaban para aumentar su protección. Aun no era suficiente.
- Grupo del Ark Royal, ataquen también al barco dañado, repito, al barco dañado. Ignoren a los demás.
La escena se repitió. Los torpederos Bagder se acercaron por ambos flancos. Uno de ellos se incendió y cayó al mar tras pasar cerca de un destructor, y otro lanzó su torpedo y se retiró, humeando. Los otros nueve aviones siguieron su ataque, acercándose y lanzando sus torpedos desde menos de 1.000 m del acorazado enemigo. Justo entonces los Bison del Ark royal empezaron su ataque por grupos. Una, dos, cuatro explosiones se produjeron, y segundos después otros tres torpedos alcanzaron al barco, dos por babor y uno por estribor. El acorazado quedó parado en el mar, escorándose… cuando a popa se produjo un destello blanco. Una nube de humo oculto el buque y, cuando se disipó, el acorazado se había partido por la mitad y ambas partes se hundían (7).
Al Sur de Tarento
El Bison aceleró al límite el motor Centaurus, hasta que todo el avión vibraba tanto que parecía que se iba a desarmar. El capitán Oglivie los frenos y varió el paso de la hélice. Con el gran radial rugiendo el avión aceleró. En unos segundos la cubierta del Glory se acabó, y el piloto notó un vacío en el estómago cuando el bombardero cayó unos metros antes de recuperarse. Luego viró, e inició el ascenso hasta los 5.000 pies de altura, donde orbitó mientras el resto de su escuadrón se le unía.
El capitán ya era un veterano. A su servicio clandestino (1) en España se le había sumado un durísimo mes en Noruega, donde los Messerschmitt habían diezmado a los Skua de su escuadrón. No sabía si su ascenso se debía a su habilidad, o simplemente a ser de los pocos que seguían vivos. Por suerte había sido destinado a organizar un nuevo escuadrón equipado con los nuevos Bristol Bison cuando una bomba estalló en la cubierta del Audacious.
Oglivie estaba deseoso por probar su nuevo avión en combate. El Bison había sido diseñado como un cazabombardero que sustituyese a los Blackburn Skua. Como caza era demasiado pesado, y no se hacía ilusiones sobre sus posibilidades de sobrevivir ante un Bf-109. Pero era un excelente bombardero. Muy estable, podía mantener picados de 70°. En los ensayos casi todas las bombas lanzadas cayeron a menos de 10 m del blanco (2). Ahora había que probarlo en combate contra sus antiguos “compañeros”. El capitán recordaba de su periplo español a los fascistas bombardeando ciudades indefensas. Ahora los italianos sabrían lo que era estar al otro lado del punto de mira.
Eso, si los encontraba. Al saber que una flota inglesa se encontraba en el área los italianos habían invertido el curso y al parecer escapaban hacia su gran base de Tarento. Ese pequeño cambio había bastado para quedar fuera del alcance de los lentos acorazados de Cunningham (3). Todo quedaba en sus manos.
Cuando se le unieron los otros siete aviones de su escuadrón Oglivie se dirigió hacia el Noroeste. Estaba preocupado porque el Comodoro Vian le había asignado una nueva misión: no se limitaría a atacar a los enemigos, sino que debía coordinar a los aviones del Glory y a los del Ark Royal. Por eso llevaba una bomba de solo 500 libras (4) en lugar de las de 1.000 libras de los otros aviones: para poder mantenerse más tiempo en el aire. Claro que eso significaría exponerse a los cazas italianos que protegiesen a sus acorazados, porque no esperaba mucho de sus ocho Buffalo de escolta.
Apenas llevaba 40 minutos en el aire cuando su piloto de flanco empezó a agitar sus alas. Miró en la dirección que le señalaba: estelas (5). Era el momento de romper el silencio radial.
- A toda la formación, buques enemigos a las dos. Torpederos, manténgase a la espera a 1.000 pies. Cazas, mantengan la altura y protejan a los torpederos. Bombarderos en picado, mantengan la altura y síganme. El grupo del Ark Royal se mantendrá a la espera.
Los aviones sobrevolaron los buques detectados, que empezaron a disparar contra ellos. No había rastro de cazas enemigos ¡los tenían!
- A toda la formación, la flota enemiga se compone de dos acorazados, seis cruceros y otros buques. Torpederos del Glory, ataquen al segundo acorazado de la formación por ambos flancos. Bombarderos, ataquen desde el Sur detrás mío (6) ¡Tally ho!
Los torpederos se separaron en dos grupos, rodearon a la formación por ambos lados, y tras adelantarse iniciaron el ataque. Entonces Oglivie alabeó su Bison y se dirigió hacia el barco situado en segundo lugar en la columna central. Este se empezó a agrandar. Estaba virando a babor, por lo que modificó levemente el picado del avión. A 1.500 pies accionó el mando que lanzaba la bomba, y tiró hacia atrás de la palanca de control para recuperar el picado. Pasó vertiginosamente sobre un crucero que le rodeó con trazadoras y sintió como su avión se estremecía. Tras recuperar altura, viró para observar los efectos del ataque… y vio como el acorazado era alcanzado sucesivamente por dos torpedos.
Una mirada al avión. Bien, estaba entero… no, había un boquete en el ala, pero parecía resistir. Los mandos respondían bien. El avión aguantaría por ahora. Volvió a sobrevolar la formación enemiga, esta vez a una altura más cómoda. Vio que el gran buque seguía su curso aunque humeaba y dejaba una gran mancha de fuel, mientras los cruceros se le acercaban para aumentar su protección. Aun no era suficiente.
- Grupo del Ark Royal, ataquen también al barco dañado, repito, al barco dañado. Ignoren a los demás.
La escena se repitió. Los torpederos Bagder se acercaron por ambos flancos. Uno de ellos se incendió y cayó al mar tras pasar cerca de un destructor, y otro lanzó su torpedo y se retiró, humeando. Los otros nueve aviones siguieron su ataque, acercándose y lanzando sus torpedos desde menos de 1.000 m del acorazado enemigo. Justo entonces los Bison del Ark royal empezaron su ataque por grupos. Una, dos, cuatro explosiones se produjeron, y segundos después otros tres torpedos alcanzaron al barco, dos por babor y uno por estribor. El acorazado quedó parado en el mar, escorándose… cuando a popa se produjo un destello blanco. Una nube de humo oculto el buque y, cuando se disipó, el acorazado se había partido por la mitad y ambas partes se hundían (7).
La batalla es completamente diferente. Esta vez los acorazados, más lentos, no pueden interceptar a la flota italiana… pero se dispone de dos portaaviones modernos con un grupo aéreo apreciable, unos 80 aviones en total. De modelos más eficientes que en la realidad, sus características podrían ser más o menos similares a las de los Dauntless y B5N de la realidad.
Notas
(1) Ver mensajes anteriores.
(2) El avión es inventado, a partir de un prototipo de los años treinta, el Bristol 221. La precisión no es extraordinaria, tanto el Stuka como el Aichi D3A Val eran igualmente precisos… cuando podían atacar sin interferencias.
(3) En la realidad Cunningham sí alcanzó a la flota de Campioni, que tras un corto duelo artillero pudo escapar. En este escenario los acorazados de Cunningham no han sido apenas modernizados. Especialmente su artillería tiene un alcance limitado al no haberse modificado el grade de elevación de los cañones, salvo en el Valiant. Pero con un solo acorazado no podía enfrentarse a dos.
(4) 225 Kg.
(5) Desde gran altura los barcos apenas pueden verse, pero las estelas son muy llamativas, sobre todo si son barcos veloces.
(6) Si era posible, los dos tipos de aviones atacaban simultáneamente para dispersar el fuego enemigo. Los torpederos atacaban por la proa en ángulo y por ambos flancos, para que si el barco enemigo esquivaba unos torpedos se pusiese en la ruta de los otros. Los bombarderos en picado atacaban desde el Sur (con el sol detrás).
(7) Los acorazados italianos, especialmente los modernizados Cavour, eran muy vulnerables. En Tarento el Cavour se hundió cuando los torpedos de espoleta magnética estallaron bajo su quilla, pero por suerte lejos de los pañoles. Tampoco tenían una cubierta blindada capaz de resistir una bomba de 500 kg. Peor aun, los sistemas de seguridad internos no eran muy allá, y los propelentes de su munición eran inestables. Varios barcos italianos (el más famoso, el Roma) volaron por los aires tras incendiarse sus pañoles.