Publicado: Dom Abr 29, 2007 9:20 pm
por Capitan Miller
Buen debate. Creo que si hubo una guerra politizada fue la del Frente Oriental.

Desde el punto de vista de Hitler, la invasión de Rusia no era otra cosa que la puesta en práctica de la ideología nacionalsocialista en lo referente al espacio vital y el destino de Alemania respecto de las razas que poblaban un territorio que le correspondía por una siniestra interpretación de la historia. Como ingrediente añadido, pero no secundario, estaba la necesidad de erradicar el comunismo. Añadamos a lo anterior una apreciable población de origen judio en la URSS y el resultado será lo que tan bién definió Lawrence Rees: una guerra de exterminio.

Pero es que el otro bando tampoco andaba a la zaga en motivaciones políticas. Que se hubiera producido un pacto germano-soviético con el único fin de repartirse Polonia (perdida por el antiguo Imperio Ruso desde la I Guerra Mundial) y asegurarse un tiempo de paz en previsión de una inevitable guerra, no significaba nada. El pacto era papel mojado y más tarde o más temprano sería roto. Tal vez Stalin no tuviera motivos para ser el primero en disparar, pero en el momento en que comenzaran las hostilidades se trataría de la supervivencia del pueblo soviético y la sagrada patria rusa contra las hordas fascistas... o algo parecido de iguales tintes político-patrióticos.

Desde Alemania se hablaba de los derechos históricos para ocupar el este, y se desempolvaba a Federico el Grande a las primeras de cambio. Desde la URSS se sacaban a pasear los grandes héroes de la patria en las guerras contra Prusia y Francia. Hasta Kutuzov, todo un aristócrata unido a la historia zarista, aparecía en carteles propagandísticos.

No creo que haga falta enumerar la infinidad de mensajes dirigidos a los combatienes de ambos bandos por los servicios de propaganda en los que constantemente se hablaba de las "hordas fascistas", "los monstruos bolcheviques", "los asesinos nazis" o los "subhombres comunistas". Una guerra con motivaciones políticas en estado puro. Tal vez el combatiente soviético medio no tuviera en un principio tan arraigadas las motivaciones políticas como el combatiente alemán, pero cuando desde la primavera de 1942 se comenzó a reconquistar territorio y a descubrir los efectos de la represión alemana sobre la población civil el odio al invasor fue en aumento. Y no pararía hasta llegar a Berlín, con las terribles consecuencias ya conocidas que hubieron de sufrir la población civil y los prisioneros de guerra.

Otra cuestión es el modo en que los alemanes y el resto de sus aliados veían a la población. Para el alemán medio la población de la URSS no era más que una futura mano de obra esclava que debería ser utilizada cuando Alemania colonizara el este, algo coincidente con el componente racial que catalogaba a los eslavos. No creo, en efecto, que italianos, españoles, húngaros o rumanos (por citar algunos) tuvieran esa opinión de la población rusa. Probablemente sintieran hacia ellos ese sentimiento de librarles de los opresores soviéticos, de creer que sólo eran unos pobres obreros o campesinos subyugados por el bolchevismo, y ello les llevara a prodigarles un trato mucho más humano que el que procedía de los conquistadores germanos.

¿Qué se puede hacer cuando estás obligado a acoger en tu casa a un grupo de indivíduos armados? Pues tal vez todo se limite a dos opciones, hacer de tripas corazón y que no se note que no te hace ni pizca de gracia, o sonreir y al día siguiente tirarte al monte. Me da que el instintio de supervivencia puede llegar a pesar más que las ganas de sacarles de tu casa a patadas. ¿Y después? Porque tampoco hay que olvidar que una vez acabada la guerra llegaron los ajustes de cuentas y lo de las mujeres rapadas al cero por colaboracionistas en Francia, Bélgica u Holanda, no sería nada comparado con la caza de fascistas que la NKVD llevó a cabo. En fin, que hicieran lo que hicieran la cosa acabaría mal; la eterna maldición del civil en guerra.

Respecto de los combatientes voluntarios antiguos miembros del ejército soviético tengo mis dudas, me explico. Supongamos que te hacen prisionero, también tienes dos opciones; te callas y esperas que pase el chaparrón (y a la vista del trato recibido va a estar lloviendo como para que Noe haga un arca) o reconoces que tú estas allí por un error, obligado, que de comunista no tienes ni un pelo, al contrario, eres un pobre bielorruso, o ucraniano, o ruso, o lo que toque, oprimido por el terror soviético. Si el vecino se lo cree te da un uniforme y primero te pone en trabajo auxiliares, que por lo menos ya da para comer mejor y tener más posibilidades de sobrevivir que los que se fueron andando en dirección oeste, y a lo mejor hasta acabas encuadrado en un Ostbatallion o en una división de voluntarios extranjeros. Si es así, y cuando la veleta dé la vuelta, serás de los que combatan con más "valor" contra tus antiguos camaradas ya que cuando la guerra termine el soldado alemán tiene un sitio a donde volver, si vuelve, pero tú no; lo mejor que puedes hacer es despedirte de volver a tu país. Al final todo se reduce a lo mismo, seas civil o militar, supervivencia.


Sobre la composición ideológicamente homogénea de la DA siento no disponer de datos exactos al respecto. Sin embargo si es un hecho probado el que algunos de sus integrantes era hijos o hermanos de represaliados de izquierdas que buscaban de ese modo una manera de reivindicar a sus familias. ¿Cual fue el número real? No lo sé, pero no creo que se tratara de casos aislados o despreciables en número. Como anécdota, si puede calificarse así, conozco el caso de alguien que mientras estaba realizando el servicio militar en 1942 en el cuartel de El Goloso, en Madrid, recibió la visita de un banderín de enganche para la DA. Se formó a la tropa y se pidieron voluntarios, saliendo un número menor del esperado. El oficial, o responsable de Falange, no lo recuerdo bien, se dirigió a las filas y con un gesto dijo -desde éste, hasta aquí-, quedando el -hasta aquí- a dos hombres de quien contaba la anécdota. Una gran parte de los soldados elegidos, como el protagonista de la historia, eran antiguos combatientes del ejército republicano que, una vez acabada la Guerra Civil, se vieron obligados a hacer el servicio militar. No tengo ninguna duda de la veracidad de la historia ya que quien la contaba era, cosas del destino, mi padre.

Saludos a todos.