Publicado: Sab Abr 28, 2007 2:08 pm
por Bitxo
No sólo los españoles, los italianos también eran bien caídos a los rusos por su trato más afable hacia ellos. Sin embargo hay que matizar. Españoles e italianos suponían unas pocas divisiones al lado de cientos de alemanas. Estadísticamente hablando, las posibilidades de mal trato hacia la población rusa era mucho mayor en el enorme contingente alemán que en el italiano o en el reducidísimo español. Por otro lado los hiwis o colaboradores rusos con el invasor fueron muy, pero que muy numerosos, tantos que ni fuentes alemanas ni rusas se atreven a reconocer, así que eso del tópico "alemán cruel" habría que limitarlo en su justa medida. No obstante, por supuesto, para los alemanes era una guerra de conquista con un componente racial añadido. Para los españoles era una aventura con componente ideológico y para los italianos, mayormente, un compromiso de su Duce, pues por mucha conciencia política que tuvieran, tenían bien claro que hacían más falta a los intereses de su país.
En nuestras batallitas con los magrebíes, por ejemplo, no fuimos tan delicados, bombardeándolos con armas químicas y todo y pese a que ya andaban prohibidas. Ahí nosotros también sufrimos un componente racial y era una guerra de conquista. En el norte de África, en la campaña del Afrika Korps, los alemanes lo tenían más fácil para llevarse bien con los árabes que les ayudaban. Ahí los italianos eran conquistadores al igual que los ingleses, y para los árabes los alemanes resultaban como libertadores pues aseguraban no tener intereses en la zona. De hecho, sin los árabes, es posible que Rommel no hubiera tenido tanto éxito. Él mismo reconoce que su labor como reconocimiento y espionaje, además de su lógico conocimiento del terreno no tenía precio. Igualmente los alemanes difícilmente se hubieran podido mantener tanto tiempo en la URSS sin la colaboración de los hiwis que, pese a la amenaza de los dictadores tanto alemán como ruso, apoyaban en todo a la tropa alemana. Para ello los comandantes tapaban en sus informes el verdadero número de hiwis que contaban en las unidades a su mando. Con todo, la miopía política no fue sólo de Hitler, sino también de Stalin. Ambos pagaron ese error.