Publicado: Vie Jul 11, 2008 2:02 pm
por Domper
En eso, de acuerdo, pero con una salvedad. Dada la apresurada expansión del ejército norteamericano, una parte muy importante de los mandos tenían escasa o nula experiencia militar. Los mandos del ejército de la preguerra, además, estaban en situación “delicada”: tenían la oportunidad de ascender rápidamente y ocupar puestos de responsabilidad, pero también corrían en riesgo de quedar relegados y ser pforzados pronto al retido.

En la 28 división y el 112 regimiento se daba esa circunstancia. El general al mando era el famoso Norman Cota, héroe de la playa Omaha. El coronel del 112, Peterson, había sido Mayor y había ascendido dos grados al ser designado para el mando. Dicho coronel pertenecía (por lo que he podido suponer) a una “dinastía militar” y su hijo del mismo nombre llegó también a Coronel. Varios oficiales subalternos habían sido “propulsados” de capitán a teniente coronel. Luego, durante el combate hubo “roces” entre Cota (presionado a su vez por Hodges) y Peterson, incluyendo un mensaje de Cota ordenando a Peterson dirigirse a su puesto de mando (que Cota negó haber enviado). Peterson fue herido al dirigirse al cuartel general, y Cota le acusó de desertar…

Luego las relaciones entre ambos mandos, muy presionados, no eran como para declarar que una unidad estaba incapacitada, y menos por bajas médicas (no heridas). Finalmente, la prometedora carrera de Norman D. Cota quedó arruinada en Hurtgen, y por lo que sé la de Peterson, también. Más arruinadas quedaron las vidas de sus soldados.

Aunque no está de más la perspectiva, los norteamericanos sufrieron unas 33.000 bajas en los combates en el bosque de Hurtgen, pero 9.000 fueron por enfermedades (que en el ejército norteamericano, que tenía Penicilina, raramente eran mortales). Aplicando la regla habitual de un muerto por cada tres heridos, las bajas mortales norteamericanas en esa batalla serían unas 6.000. Incluso habría que revisar la cifra a la baja, porque los avances médicos (cirugía de campaña, transfusiones y Penicilina) hacían que la proporción de muertes en el ejército norteamericano fuese menor (actualmente está en cinco a una, por entontes sería de cuatro a una). Seis mil muertos es una barbaridad, pero si se lo cuentan a Meretskov o a Model seguro que se partían de risa.

Volviendo al tema: ni Cota ni Peterson tenían demasiada experiencia de combate, ninguno había participado en la Primera Guerra Mundial. Eso no podía decirse de Patton, que sí tenía experiencia de las trincheras. Si prefería ignorar un hecho sabido, pues allá él.

Ahora, de vuelta a Hurtgen. La batalla fue horrible, según algún alemán participante con experiencia en el Este, la peor de la guerra. Las tropas norteamericanas lo pasaron mal, pero las alemanas tampoco disfrutarían, sometidas a grandes bombardeos aéreos (uno de ellos, el mayor de la guerra) y a la artillería norteamericana, mucho más potente que la soviética (aspecto que no se suele recordar: los norteamericanos tenían tantos cañones como los rusos, y mucha más munición). En esa batalla el ejército alemán ¿no sufrió bajas por fatiga de combate? Supongo que se les aplicaría un tratamiento parecido al que se cita en el libro “la guerra de los ivanes” que nos propone Bitxo.

Saludos