Publicado: Lun Abr 25, 2011 1:01 am
por Bitxo
A ver si logro aclarar algunas cosas...

En primer lugar la SGM no es una lucha ideológica. Que yo sepa, ninguna guerra lo ha sido realmente. Las guerras internacionales son actos de dominación territorial y económica. Las guerras civiles sí pueden ser actos de dominación social de cualquier índole. Otra cosa es que se aprovechen factores sociales para facilitar un estado de ánimo social que no sólo tolere, sino que incluso favorezca el esfuerzo bélico con que toda guerra penaliza a la nación que la lleva a cabo.

En segundo lugar la SGM no sirve como prueba de que una u otra ideología, o una u otra forma de gobierno es mejor o peor, puede triunfar o está condenada al fracaso. En una guerra intervienen numerosos factores que van más allá de las aspiraciones políticas de los ciudadanos. Desde factores totalmente ajenos como la geografía, el clima o los recursos naturales, hasta aquellos sólo ligados hasta cierto punto con la política tales como la capacidad industrial o intelectual de una nación. Con estos factores ligados a la política hay que tenere en cuenta hasta qué puntos dichas capacidades son productos de una ideología o forma de gobierno, y cuáles son heredados del pasado. Por último, por supuesto, cabe añadir los aciertos o fallos en toda decisión que afecte al teatro bélico, desde la dirección de operaciones como las que afectan a la producción de pertrechos bélicos, etc.

En tercer lugar, es falso que las naciones liberales copiaran recursos políticos de las naciones iliberales (socialdemócratas, comunistas o fascistas). El liberalismo estaba sufriendo su propia crisis evolutiva de la mano de Keynes, por ejemplo.

En cuarto lugar, no resulta exacto confundir ideología con forma de gobierno. Una democracia no tiene por qué ser liberal. Un autoritarismo puede ser igual de liberal que una democracia siempre y cuando entendamos por liberal el componente económico de dicha postura en exclusiva. El comunismo también puede ser democrático. La socialdemocracia puede resultar autoritaria igualmente. Y el fascismo puede disponer de un autoritarismo o de una dictadura como forma de gobierno. Una democracia puede generar un gobierno de concentración que no es precisamente el deseo de la mayoría...

No cabe, por tanto y es mi humilde opinión, juzgar una ideología o a una forma de gobierno por sus supuestas capacidades para la guerra. Una ideología es un conjunto de normas morales de organización social. Una forma de gobierno es un método organizativo para llevarlas a cabo. Obviamente, no todas las ideologías admiten todas las formas de gobierno ni viceversa, pero toda ideología, liberal o no, y toda forma de gobierno, democrática o no, disponen de los mismos recursos para animar el esfuerzo bélico: la tecnología y la industria así como la organización de ambas, los recursos naturales y la orografía y clima del terreno, o la propaganda o educación para convencer al ciudadano. Porque si el ciudadano no está convencido, poco importa la ideología o la forma de gobierno. Y esto es lo que, precisamente, demostró la SGM. La oposición en todas las naciones implicadas obligó a implicar recursos en la represión y/o propaganda y dependió más de las posibilidades de victoria que de otra cosa. Tomemos dos ejemplos básicos: Hitler sufrió una mayor oposición -pese a su atroz dictadura- a medida que se esfumaban la victoria alemana; Roosevelt, pese a sus discursos en aras de la libertad y la democracia, no logró un apoyo mayoritario hasta que sus conciudadanos sufrieron un ataque a traición y, sobretodo, hasta que los logros bélicos hicieron vislumbrar la victoria. Los discursos de Hitler encontraron eco en una nación afligida por la carencia de un horizonte económico y social definido más allá de la hecatombe. Pero cuando entró en guerra, los ánimos se enfriaron sobremanera hasta que las victorias volvieron a hacer aquello que ni Goebbels podía. Roosevelt apenas pudo lidiar contra el aislacionismo hasta Pearl Harbour. Incluso con ello tuvo que soportar una crítica feroz de los aislacionistas, quienes le acusaron de provocar la situación buscando la guerra. Sólo hasta que los triunfos resonaron, no pudo convencer mayoritariamente a la nación.

El camino hacia la guerra no lo decide la ideología ni la forma de gobierno. Las potencias democráticas declararon la guerra al comunismo soviético en tal de que Rusia regresara a la PGM y luego acabaron aliadas con este en tal de la URSS participara en el esfuerzo bélico contra el Eje. Las medidas anticomunistas respecto a la URSS se tomaron tras la PGM mediante el llamado cordón sanitario y tras la SGM mediante la llamada Guerra Fría.

En definitiva, es la guerra la que flexibiliza a la ideología y/o la forma de gobierno y no al revés. La guerra puede lograr amistades insólitas desde un punto de vista ideológico, y puede lograr amistades igual de insólitas dentro de una nación. Naciones liberales acabaron aliadas con naciones comunistas. Democracias con dictaduras. Hubo pactos entre naciones comunistas y fascistas. Y hubo naciones democráticas que conformaron un gobierno de concentración.

Respecto al incremento del intervencionismo de un gobierno dado en los asuntos económicos de la nación es igualmente falaz decir que las sociedades liberales optaron por imitar a las iliberales. Es de cajón que ante un escenario bélico la intervención del gobierno va a ir en aumento. Es más, ello sucedió igualmente en naciones iliberales como Alemania o la URSS. Es más, no es preciso una guerra mundial para ello. Basta una crisis económica. Una crisis económica llevó a Keynes, y lo mismo sucedió tras la SGM y sucede ahora mismo. Pero lo mismo sucede en las sociedades iliberales. Un malestar económico provocó la aparición de recursos liberales en el comunismo durante la Guerra Fría, y la intervención en la economía hitleriana fue a más conforme las necesidades de la guerra acuciaban a la nación, y lo hizo hasta el punto de introducir mano de obra esclava. Exactamente lo mismo se puede decir de la URSS comunista, porque a ver cómo casa la esclavitud con el comunismo o el fascismo. Es decir, son las circunstancias de cualquier índole las que flexibilizan a las ideologías y no al revés. A eso se le llama evolución o, si se prefiere, necesidad.

Por último, ni el liberalismo ni las posteriores revoluciones iliberales, fueron ideologías concebidas para la guerra. Tampoco la democracia, el autoritarismo o la dictadura. Las ideologías y las formas de gobierno nacen de inquietudes sociales y personales. Ni Moro, ni Marx ni Drexler entre otros concibieron sus ideales en tal de lograr una victoria militar. Otra cosa es que las circunstancias provoquen líderes que deseen por algún motivo la guerra, y otra que alguna ideología sea de mejor o peor gusto. El liberalismo nació entre aquellos que estaban hartos del absolutismo. La socialdemocracia y el comunismo entre aquellos que estaban hartos de que la clase mayoritaria fuese la peor tratada. El fascismo entre aquellos que estaban hartos de una falta de cohesión social. Unos vieron en la libertad de elección la solución a los males de su sociedad. Otros los encontraron en un personalismo o caudillaje. Ninguno pensó en que al cabo de x siglos o años habría una guerra mundial y que convendría tal o cual gobierno a la nación. Así que si las ideologías no fueron concebidas para la guerra, si las formas de gobierno no van más allá de una herramienta de organización afín a una ideología, si son las circunstancias las que flexibilizan a las ideologías... ¿por qué pensar que tal o cual ideología está más preparada para la guerra?

Otra cosa es la mentalidad de los ciudadanos. Si la mentalidad es más industriosa, si se goza de una tradición bélica, etc., la nación estará más preparada para la guerra disponga de la ideología o forma de gobierno que disponga. Y cualquier ideología y cualquier forma de gobierno puede intervenir para fomentar una mentalidad dada. Y ello no es una garantía. Fue la República de Weimar, la de la Alemania hundida moralmente, la que resucitaba un Ejército Alemán en secreto, entrenándolo en la antagónica URSS y no Hitler. Fue un país que nació y se extendió gracias a la guerra hacía relativamente poco tiempo, como los EUA, el que se sumió en el aislacionismo. Fueron dos Imperios acostumbrados al manejo de asuntos mundiales los que faltaron a sus deberes hegemónicos, como el Británico y el Francés. La mentalidad y disciplina japonesa estaban allí mucho antes de Hiro Hito y compañía...