Publicado: Vie May 26, 2017 9:59 pm
Pregunta 3078
-Buenas tardes. Señoras...
-Buenas tardes, Miller. Permitame presentarle a...
-No es necesario, Sacha, pero gracias. Las señoras y yo nos conocemos desde... Permitanme que no lo recuerde para no hacerme tristemente más viejo y a ustedes felizmente más bellas.
-Capitán... Usted siempre tan galante. Es un placer.
-Igualmente, señoras. Un placer, no por frecuente menos grato. Me pregunto si aceptarían una invitación de un soldado veterano.
-Por supuesto que sí, capitán. Muchas gracias.
-Sacha, por favor, sirva a las señoras lo que gusten.
-Inmediatamente.
-Señoras, espero no parecer grosero, pero ciertas obligaciones me reclaman. Como siempre, enchanté.
-Igualmente, capitán. Y no se venda tan caro o tendremos que pujar por usted en Sotheby's.
-Agradecido por tal muestra de inmerecido interés. Y ahora, si me disculpan...
...
-Caramba, me ha dejado usted de una pieza. No le hacía tan caballeroso y educado, y menos aún con las historias que circulan sobre usted y el resto de parroquianos habituales.
-No se deje engañar, Sacha. Para todo hay un momento en la vida. Tanto para huir de locales de dudosa reputación en La Rochelle como para mantener las formas en determinados círculos.
-¿Y cómo es que conocía a las señoras?
-Se podría decir que nos unen aficiones comunes y repugnancias comunes. Y ya puestos, por qué no... Deje pagada una invitación a quien reconozca a ambas damas. Le aportaré algún dato más, por si fuera necesario para su identificación. Ambas están unidas por una relación de parentesco, además de por una pasión por determinado arte y por dedicarse a actividades clandestinas en cierto momento de sus vidas. En los años sesenta del pasado siglo recibieron un reconocimiento más que merecido por dichas actividades, aunque el de su propio país tardaría más en llegar.
-Perfecto, anotado queda.
-Y también ya puestos, póngame un Macallan y unas almendritas, por favor.
-¿Con hielo?
-Sólo uno, no vayamos a perder las maneras.
-Bien sur.
-Ahí le he visto, Sacha, ahí le he visto.
Buena caza.
-Buenas tardes. Señoras...
-Buenas tardes, Miller. Permitame presentarle a...
-No es necesario, Sacha, pero gracias. Las señoras y yo nos conocemos desde... Permitanme que no lo recuerde para no hacerme tristemente más viejo y a ustedes felizmente más bellas.
-Capitán... Usted siempre tan galante. Es un placer.
-Igualmente, señoras. Un placer, no por frecuente menos grato. Me pregunto si aceptarían una invitación de un soldado veterano.
-Por supuesto que sí, capitán. Muchas gracias.
-Sacha, por favor, sirva a las señoras lo que gusten.
-Inmediatamente.
-Señoras, espero no parecer grosero, pero ciertas obligaciones me reclaman. Como siempre, enchanté.
-Igualmente, capitán. Y no se venda tan caro o tendremos que pujar por usted en Sotheby's.
-Agradecido por tal muestra de inmerecido interés. Y ahora, si me disculpan...
...
-Caramba, me ha dejado usted de una pieza. No le hacía tan caballeroso y educado, y menos aún con las historias que circulan sobre usted y el resto de parroquianos habituales.
-No se deje engañar, Sacha. Para todo hay un momento en la vida. Tanto para huir de locales de dudosa reputación en La Rochelle como para mantener las formas en determinados círculos.
-¿Y cómo es que conocía a las señoras?
-Se podría decir que nos unen aficiones comunes y repugnancias comunes. Y ya puestos, por qué no... Deje pagada una invitación a quien reconozca a ambas damas. Le aportaré algún dato más, por si fuera necesario para su identificación. Ambas están unidas por una relación de parentesco, además de por una pasión por determinado arte y por dedicarse a actividades clandestinas en cierto momento de sus vidas. En los años sesenta del pasado siglo recibieron un reconocimiento más que merecido por dichas actividades, aunque el de su propio país tardaría más en llegar.
-Perfecto, anotado queda.
-Y también ya puestos, póngame un Macallan y unas almendritas, por favor.
-¿Con hielo?
-Sólo uno, no vayamos a perder las maneras.
-Bien sur.
-Ahí le he visto, Sacha, ahí le he visto.
Buena caza.