Publicado: Jue Nov 19, 2015 12:01 pm
por Capitan Miller
Pregunta 2765

-Buenos días.
-Buenos, Miller. ¿Le voy poniendo café?
-Por supuesto. Y el barrilete de coñac y la bolsa de pistachos de Egina, no se me despiste.
-Hay hambre de botín.
-Siempre. Si tuviera que sobrevivir con las raciones de campaña haría ya tiempo que me habría dado al canibalismo.
-No se ponga en plan Dr. Lecter, le añado un sobao pasiego al café.
-Gracias. Y ya que estamos... ¿Se habrá dado cuenta en el tiempo que lleva gestionando el local que a veces la suerte de las bañeras está sujeta a extraños acontecimientos, verdad?
-Y que lo diga. Fuego amigo, cartas mal interpretadas, maniobras inesperadas, tifones, explosiones accidentales...
-Pues hubo una que se fue al fondo por algo mucho más prosaico.
-¿Cómo?
-Como lo oye. El cascarón en cuestión estaba equipado con un nuevo sistema que, supuestamente, debía paliar los defectos del que hasta entonces se instalaba de manera estándar. Pero el nuevo artilugio era más difícil de utilizar que la programación de un vídeo y, además, la ubicación del mismo era un reclamo a que se pudieran producir averías de importancia. Y así fue. Alguien se lió con las instrucciones del invento y organizó un sindiós importante. El caso es que la bañera, con algo de ayuda del enemigo, acabó haciendo glu-glu.
-Y ahora...
-Exacto, el que identifique al protagonista de la historia y la causa de su hundimiento se llevará un minipunto y lo que sea capaz de beber y comer de una sentada. Con la excepción de Herr Káiser, claro está. En su caso la ingesta de bebercio no deberá exceder un litro. Además de al botín también tengo mucho cariño a mi paga.
-¿Algún detalle más de la historia?
-Sí. El suceso tuvo lugar en 1945 y el interfecto no llegó a cumplir un año de servicio.
-Oído barra.

Buena caza. 8)