Publicado: Lun Ago 09, 2021 3:28 pm
por Kurt_Steiner
Ribbentrop se convirtió en el asesor de política exterior favorito de Hitler, en parte por su familiaridad con el mundo fuera de Alemania, pero también por halagos y adulaciones. Un diplomático alemán recordó: "Ribbentrop no entendía nada sobre política exterior. Su único deseo era complacer a Hitler". En particular Ribbentrop adquirió el hábito de escuchar atentamente lo que decía Hitler, memorizar sus ideas favoritas y luego presentar las ideas de Hitler como propias, una práctica que impresionó mucho a Hitler al demostrar que Ribbentrop era el diplomático nazi ideal. Ribbentrop aprendió rápidamente que Hitler siempre favoreció la solución más radical a cualquier problema y, en consecuencia, ofreció su consejo en esa dirección.

Otro factor que ayudó al ascenso de Ribbentrop fue la desconfianza y el desdén de Hitler por los diplomáticos profesionales de Alemania. Sospechaba que no apoyaban completamente su revolución. Sin embargo, los diplomáticos del Ministerio de Exteriores sirvieron lealmente al gobierno y rara vez dieron motivos de crítica a Hitler. Los diplomáticos eran ultranacionalistas, autoritarios y antisemitas. Como resultado, hubo suficiente superposición de valores entre ambos grupos para permitir que la mayoría de ellos trabajara cómodamente para los nazis. No obstante, Hitler nunca confió del todo en el Ministerio de Exteriores y estaba buscando a alguien que llevara a cabo sus objetivos de política exterior.

Los nazis y los diplomáticos profesionales alemanes compartían el objetivo de destruir el Tratado de Versalles y restaurar a Alemania como una gran potencia. En octubre de 1933, el ministro de Exteriores alemán, el barón Konstantin von Neurath, presentó una nota en la Conferencia Mundial de Desarme en la que anunciaba que era injusto que Alemania permaneciera desarmada por el tratado de Versalles y exigía que las otras potencias se desarmaran al nivel de Alemania o en parte. Cuando Francia rechazó la nota de Neurath, Alemania salió de la Liga de Naciones y la Conferencia Mundial de Desarme. Casi anunció su intención de violar unilateralmente esa parte del tratado, por lo que en Francia se pidió ese otoño para una guerra preventiva para poner fin al régimen nazi mientras Alemania estaba todavía más o menos desarmada.

Sin embargo, en noviembre, Ribbentrop organizó una reunión entre Hitler y el periodista francés Fernand de Brinon, que escribía para el periódico Le Matin. Durante la reunión, Hitler hizo hincapié en lo que afirmó ser su amor por la paz y su amistad hacia Francia. La reunión de Hitler con Brinon tuvo un gran efecto en la opinión pública francesa y ayudó a poner fin a las llamadas a una guerra preventiva. Convenció a muchos en Francia de que Hitler era un hombre de paz.

En 1934, Hitler nombró a Ribbentrop Comisionado Especial para el Desarme. En sus primeros años, el objetivo de Hitler en asuntos exteriores era persuadir al mundo de que deseaba reducir el presupuesto de defensa haciendo ofertas de desarme idealistas pero muy vagas (en la década de 1930, el desarme describía acuerdos de limitación de armamentos). Al mismo tiempo, los alemanes siempre se resistieron a hacer propuestas concretas de limitación de armas y siguieron adelante con un aumento del gasto militar con el argumento de que otras potencias no aceptarían las ofertas alemanas de limitación de armas. A Ribbentrop se le encomendó la tarea de garantizar que el mundo permaneciera convencido de que Alemania deseaba sinceramente un tratado de limitación de armas, pero asegurándose de que nunca se desarrollara un tratado de ese tipo.

El 17 de abril de 1934 el ministro de Exteriores francés, Louis Barthou, publicó la llamada "nota Barthou", que hizpo pensar a Hitler que los franceses pedirían sanciones contra Alemania por violar el tratado de Versalles. Ribbentrop se ofreció como voluntario para detener las supuestas sanciones y visitó Londres y Roma. Durante sus visitas, Ribbentrop se reunió con el canciller británico, sir John Simon, y el dictador italiano, Benito Mussolini, y les pidió que pospusieran la próxima reunión de la Oficina de Desarme a cambio de lo cual Ribbentrop no ofreció nada a cambio más que prometer mejores relaciones con Berlín. La reunión de la Oficina de Desarme se llevó a cabo según lo programado, pero debido a que no se solicitaron sanciones contra Alemania, Ribbentrop pudo clamar que su gestión fue un éxito.