Publicado: Sab Dic 25, 2010 2:02 pm
por Kurt_Steiner
Luces y sombras

El examen de la toma de decisiones anti-judías entre 1939 y 1942 ofrece todavía otra variante. Florent Brayard situó la fecha de la orden comenzar la “Solución Final” en junio de 1942, inmediatamente después del asesinato de Reinhard Heydrich (La “solution finale de la question juive”. La technique, le temps et les catégories de la décision). En el funeral de Heydrich, 9 de junio, Himmler dijo a los jefes de las SS que completarían la “migración” (Völkerwanderung) de los judíos dentro de un año (Bradley F. Smith y Agnes F. Peterson, eds., Heinrich Himmler. Geheimreden 1933 bis 1945). Este es el momento para Brayard en que la “Solución Final" -el exterminio propiamente dicho- fue iniciada. No obstante, parece más como el evento más importante en la escalada de las matanzas. De hecho, Peter Longerich ya había establecido -algo ampliamente aceptado ahora, también por Brayard- que un exhaustivo programa de exterminio de la judería europea se desarrolló como un proceso in crescendo, con un número de aceleraciones, entre el verano de 1941 y el verano de 1942 (Longerich, Politik der Vernichtung). Ya en marzo y abril de 1942, como muestra Longerich, se estaban elaborando planes para deportar a los judíos de Europa occidental al este, y para extender la matanza en Polonia y Europa central. Probablemente el asesinato de Heydrich proporcionó el ímpetu para unificar ambos propósitos.

Por tanto, vemos que todos los intentos para establecer un momento preciso en el que Hitler decidió lanzar la “Solución Final” plantean problemas. Se falla a encontrar un momento o una orden concreta, y se discute sobre la secuencia de las fases e incluso sobre la interpretación de las afirmaciones y discursos de la cúpula nazi. Incluso los estructuralistas no parecen capaces de explicar qué el fracaso de los planes de deportación condujo al genocidio.

Esto nos devuelve al papel de la ideología, a menudo minimizada en las cuentas estructuralistas. Basado en una larga tradición antisemita, los judíos ocupaban un lugar completamente singular en la demonología nazi, y en los planes para la “limpieza” racial. Los judíos habían sido el enemigo ideológico número uno de los nazis desde el comienzo del movimiento.

Es imposible una única y específica orden del Führer para autorizar el genocidio. Por el contrario, vemos como la “Solución Final” tomó forma en un proceso de radicalización que se extendió durante un período de alrededor de un año. Al mismo tiempo, varios factores indican que el programa de exterminio no se desarrolló sin Hitler. Para reconciliar estas dos declaraciones, deberíamos buscar ambas como una serie de autorizaciones secretas para unos pasos especiales de radicalización, y para un número de señales públicas o “luces verdes” para la acción. También deberíamos reconocer que Hitler era el portavoz supremo y radical de un imperativo ideológico que, en 1941, se había convertido en una prioridad para todo el liderazgo del régimen. Dentro de este marco, necesitamos considerar ahora cómo Hitler abrió el camino hacia el genocidio.

(continuará...)