Publicado: Mar Mar 31, 2020 12:30 pm
por Kurt_Steiner
En el campo de exterminio de Sobibor tuvo lugar la mayor huida de presos de un campo de concentración nazi en la Segunda Guerra Mundial. Los prisioneros, organizados por Leon Feldhendler y por el capitán Aleksandr Pecherski (prisionero de guerra soviético apodado Sasha), planearon la fuga mediante la llamada Organización de la Resistencia. Sasha se mostró siempre rebelde y arrogante ante los SS para subir la moral de los prisioneros.

La fuga del campo se llevó a cabo el 14 de octubre de 1943. La rebelión del gueto de Varsovia, en abril de 1943, aunque terminó con una masacre, sirvió de acicate para la lluvia. En mayo, las autoridades alemanas informaban a Himmler que de los 57.000 judíos que quedaban en el gueto de la capital polaca a principios de abril, 7.000 habían muertos y el resto enviados a Treblinka. Los pocos que lograron huir se unieron a los partisanos.

Un judío polaco, Leon Feldhendler, era el líder de una organización clandestina para el socorro mutuo en Sobibor. Este hijo de un rabino, tenía mucho prestigio entre los presos. Había estudiado todos los movimientos de los nazis para organizar una evasión. Cuando la creyó factible, encargó a otro preso, el soldado ruso Aleksandr Arónovich Pecherski, Sasha, la planificación y liderazgo de la operación. Este se hizo pasar por amante de una joven judía alemana, Luka, para gozar de libertad de movimientos y de acceso al barracón de las mujeres, desde donde dirigió toda la operación., Sasha, la planificación y liderazgo de la operación. Este se hizo pasar por amante de una joven judía alemana, Luka, para gozar de libertad de movimientos y de acceso al barracón de las mujeres, desde donde dirigió toda la operación.

Tras analizar todas las posibilidades, decidió que la fuga se haría mediante una estampida masiva de presos hacia la puerta principal del campo, con el fin de alcanzar los tupidos bosques que se levantaban a medio kilómetro.

El plan, que se llevó en absoluto secreto hasta el último momento, había previsto iniciarse con el asesinato de varios oficiales alemanes y ucranianos mediante el señuelo de hacerles acudir a los barracones del sastre y del orfebre para probarse trajes y joyas realizadas con el oro y las piedras arrebatadas a los presos o con los dientes de oro de los exterminados. Con la ayuda de algunos kapos, presos que ejercían acciones de control policiaco, se hicieron de hachas, cuchillos y unas pocas armas de fuego.

Stanislaw ''Shlomo'' Szmajzner tuvo la función de infiltrarse en la armería de las SS, robando allí un pequeño número de rifles. También consiguieron cizallas para romper las alambradas, aunque después no sirviera de nada. El día previsto, el 13 de octubre de 1943, el campo amaneció con una presencia masiva de oficiales y soldados de las SS y hubo que retrasar la acción al día siguiente. Acabaron con varios hombres de las SS haciéndoles entrar de algún modo en una pequeña construcción del noreste del campo y propinándoles golpes en la cabeza con hachas. Al mediodía se hizo reunir a todos los prisioneros del campo para que se pusieran en fila, y Pecherski gritó el anuncio de la rebelión. Entonces todos empezaron a correr hacia las puertas y cercas del campo, y la fuerte presión de la masa de gente que empujaba echó abajo la puerta de alambrada de espino, todo esto mientras el SS Oberscharführer Karl Frenzel trataba de barrer el mayor número de prisioneros que le fuera posible con una ametralladora fija. Los prisioneros empezaron a salir por la brecha abierta, consiguiendo escapar cerca de cuatrocientas personas.

El problema fue que en el bosque que rodeaba Sobibor no había muchas posibilidades para sobrevivir, con lo que solo entre 100 y 200 prisioneros pudieron sobrevivir. Algunos pasaron el resto del tiempo tratando de esconderse de los alemanes, y otros se ofrecieron voluntarios para crear un grupo de partisanos judíos, que se dedicaron a sabotear y a combatir en la retaguardia del frente ruso. Por otra parte, polacos de las aldeas cercanas al campo salieron a buscar a los prisioneros judíos matando alrededor de 100 de ellos y devolviendo a otros al campo, a manos de sus captores alemanes.

Como resultado de la primera y última fuga masiva de prisioneros, Heinrich Himmler abandonó la idea del campo de exterminio y ordenó que fuera cerrado el campo. Se destruyeron los edificios y se aró la tierra, que fue cultivada. A finales de 1943, no quedaba ningún vestigio. La zona es hoy en día Santuario Nacional de Polonia al que grupos de niños van a visitarlo con sus escuelas.