Publicado: Lun Nov 15, 2010 9:38 pm
por Domper
Los problemas del Graf Zeppelin no se debían sólo a Goering. Ni mucho menos. El barco nació cojo.

Fue un problema típico de muchos diseños alemanes: aquello de “lo mejor es enemigo de lo bueno”. Muchos diseños alemanes, entre ellos casi todos los buques de superficie, incorporaban técnicas complejas que los hacían (aparentemente) superiores a cualquier unidad enemiga. Sin entrar en la sempiterna polémica del Bismarck, podemos recordar que los cruceros clase Hipper eran los únicos cruceros pesados del mundo con coraza oblicua y bulge antitorpedos.

El problema es que todas esas mejoras hacían la construcción de los barcos muy cara, y muchas veces no daba los resultados esperados. Las máquinas de alta presión eran ligeras y económicas… pero muy poco fiables. El sistema de propulsión de tres ejes se reveló malo. Las direcciones de tiro eran buenas pero se desajustaban (el tiro de los barcos alemanes era muy bueno al principio del combate, pero luego la precisión disminuía, al contrario que cualquier otro barco). De la artillería antiaérea… por ejemplo, los montajes de 37 mm estaban estabilizados en tres ejes (bien) pero los cañones no eran automáticos (sí, los cañones de 37 mm del Bismarck debían ser cargados disparo a disparo).

El Graf Zeppelin incorporaba, entre otras novedades, un sistema de propulsión epicicloidal (sustituía a las hélices y teóricamente le daría gran agilidad, pero era el barco de mayor porte que los incorporaba), y un engorroso sistema de carritos lanzadores.

Este conviene describirlo: el avión se montaba con el tren de aterrizaje plegado (los que lo tenían, obvio) en un carrito, dentro del hangar. Se subía el avión en un ascensor especial, se lanzaba con la catapulta, y el carrito se volvía a bajar. El sistema era aparentemente muy eficiente, y el GZ podía lanzar una veintena de aviones en pocos minutos. Pero cada tipo de avión requería su tipo de carrito, obligaba a mover aviones dentro del hangar, y una vez lanzada la primera tanda, había que esperar más de una hora a que se volviese a tener aire comprimido en suficiente cantidad.

Otras decisiones desafortunadas fueron la protección blindada (muy parecida a la del Bismarck pero de menor espesor) o la batería artillera. El blindaje sólo protegía la maquinaria y en un combate de superficie, era inútil en un ataque aéreo. La cubierta estaba débilmente protegida (coraza de 20 mm) pero el hangar interno estaba cerrado. Imaginemos el efecto de una bomba estallando en un hangar cerrado: en el Illustrious una bomba que penetró por el hueco del ascensor mató a todos los presentes en el hangar menos un afortunado.

Todas estas características experimentales hubiesen causado importantes retrasos, eso si el barco llegaba a ser operacional. Es difícil calcular cuanto, pero en marinas con experiencia aeronaval desde que un buque se entregaba hasta que entraba en combate solían pasar entre uno y dos años (el USS Essex, uno de los más rápidos, fue entregado en Diciembre de 1942, pero hasta finales de Agosto no intervino en ninguna operación).

Un problema añadido fue que los astilleros alemanes estaban colapsados por las nuevas construcciones, tanto que fue preciso detener la construcción del GZ no por falta de material o de espacio, sino porque no había suficientes soldadores. Esto pide un hurra por los gestores de los astilleros, pues los aliados de alguna manera se las apañaron para aumentar su producción.

¿Había posibilidades? Pues sí: en 1935 ingenieros navales alemanes pudieron inspeccionar el portaaviones japonés Akagi de quilla a perilla. Pudieron ver las máquinas, la eficacia de la artillería de a bordo, los ascensores, el sistema de detención de aviones (el del GZ no llegó a construirse), etcétera. Y el Akagi era un barco convertido, es decir, había nacido como crucero de batalla.

La solución obvia hubiese sido tomar un casco ya existente, algún carguero grande, o el casco de un buque de guerra en construcción (algún crucero) y modificarlo como unidad experimental. Y mientras, iniciar a ritmo lento la construcción del GZ y sus sucesores, para que pudiesen incorporar las lecciones aprendidas.

Con este planteamiento probablemente se hubiese podido tener una unidad experimental en 1937, probarla (con aviones experimentales aunque no fuesen buenos, tipo el Arado 68) y prepararse para incorporar en 1939 buques ya preparados para el combate. Pero se prefirió acortar plazos… aquello de “vísteme despacio que tengo prisa”.

Saludos