Publicado: Mar Ene 26, 2021 6:47 pm
por Kurt_Steiner
En Polonia, se usaron tanto las pre-series Ausf.A a D como las Ausf.E y F que formaron el gureso de los tanques alemanes, junto con los Panzer I y II y algunos, pocos, Panzer IV, de las seis Panzerdivisionen empleadas en la campaña. Pese al apoyo de la Luftwaffe, Polonia no fue un paseo para este modelo de tanque y aunque su armamento de 37 mm resultó ser suficiente contra casi todos los tanques polacos, su blindaje ciertamente no era inexpugnable, y tanto el cañón checo de 47 mm construido en Polonia bajo licencia, los rifles antitanque UR, el Solothurn de fabricación local de 20 mm o el cañón principal del 7TP, penetraron al Panzer III; fue el caso incluso del cañón francés de 37 mm de baja velocidad, que fue efectivo a corto alcance, y de los Bofors antiaéreos de 37 mm.

Durante la invasión de Noruega se empleó un destacamento de unos 30 Panzer III Ausf. C y D camuflados con franjas granates. De nuevo, la mayoría de los Panzer empleados allí fueron los Panzer I y II; no hubo una oposición real del ejército noruego, a pesar de algunos cañones antitanques anticuados. Dinamarca, también invadida rápidamente, no fue rival para el Werhmacht, y el Panzer III nunca encontró una oposición real. En Noruega, las fuerzas expedicionarias francesas y británicas casi no tenían apoyo de tanques, y la Luftwaffe una vez resusltó decisiva. Además, el paisaje noruego era no permitía los movimientos rápidos, propios de las llanuras amplias y planas del noreste de Europa, y los tanques se usaron, principalmente, como apoyo cercano de la infantería.

En el oeste, los pequeños ejércitos belgas y holandeses no fueron rival para el Panzer III. Las fuerzas blindadas belgas estaban equipadas principalmente con tanques pequeños y ligeros, derivados de tanquetas Vickers construidas bajo licencia. Se habían comprado algunos tanques ligeros franceses, los más potentes de los cuales eran un pequeño lote de Renault AMC-35 equipados con cañones de velocidad media. La caída de Eben-Emael en manos de los paracaidistas alemanes permitió que las fuerzas blindadas alemanas avanzaran sin freno hacia la costa y la frontera francesa sin hallar excesiva resistancia. Las fuerzas blindadas holandesas se componían de sólo 39 vehículos blindados y cinco tanquetas. Casi no tenían cañones antitanques y un apoyo aéreo débil. A pesar de las tierras inundadas y algunos bombardeos improvisados ​​y la desesperada oposición de la infantería, el avance alemán también fue rápido y brutal.

Las fuerzas blindadas francesas, formidables sobre el papel, se vieron lastradas por los planes estratégicos franceses; además, la pobre o inexistente red de comunicaciones y la neutralidad de última hora de los Países Bajos, que impidió un despliegue temprano y eficiente en Bélgica, lastraron gravemente la estrategia aliada, que se vio sorprendida por el inesperado ataque a través del espeso bosque de las Ardenas, el punto más débil de la defensa francesa. Nuevamente apoyadas por la Luftwaffe y haciendo uso de la buena red de carreteras locales, las fuerzas blindadas alemanas avanzaron a toda velocidad. En ese momento, los Panzer III usados eran los Ausf.E, F y G armados con cañones de 37 mm. Sólo se disponía de un puñado de Panzer IV armados con piezas de 75 mm, unos pocos para cada división Panzer. Frente a esto, las fuerzas blindadas aliadas tenían tanques mejor protegidos, casi inexpugnables excepto a corta distancia. Dos de ellos eran inexpugnables para todas las armas alemanas disponibles excepto el del famoso y temido 88 mm alemán: eran el francés B1 y el británico Matilda. Durante las seis semanas de lucha, el Panzer III se impuso por sus propias cualidades y por la ventaja de contar con una excelente comunicación y coordinación, tácticas flexibles, velocidad y la cobertura constante por parte de la Luftwaffe. Aún así se perdieron 795 tanques de todo tipo, y la campaña puso en relieve las debilidades del Panzer III: la falta de penetración de su KwK 36 y el insuficiente blindaje.

Por ello aparecieron los Ausf.G y H mejorados, y se puso en marcha un importante plan de mejora, con el nuevo cañón KwK 38 L42 de 50 mm. Las desastrosas ofensivas italianas en Grecia y luego en Egipto causaron una crisis para los intereses del Eje. Hitler no podía permitirse ver amenazado a su aliado italiano en el teatro mediterráneo y eso llevó al envío, en enero de 1941, de una fuerza expedicionaria al mando de Rommel aterrizó en Libia. Los Panzer III Ausf.F y G constituían la columna vertebral de sus fuerzas, y tuvieron cierto éxito contra los tanques británicos, pero resultaron blancos fáciles para el famoso seis libras. Lucharon bien en el desierto, donde su velocidad, combinada con el genio táctico del "Zorro del Desierto", resultó invaluable. Pero las pérdidas constantes y pocos reemplazos llevaron a una fuerza creciente con equipos mixtos, que incluía tanques aliados capturados, y el poder del Panzer III se debilitó gradualmente en estas operaciones. Después de El Alamein en junio de 1942, ni la llegada de algunos Tigres y los nuevos Panzer III Ausf.L y M, mejor blindados y equipados con un efectivo cañón KwK 38 L60 de alta velocidad, pudieron evitar la derrota, a pesar de batallas como la del paso de Kasserine.