Publicado: Mar Dic 28, 2010 2:48 pm
por Domper
La Génesis de Midway (II). Tokio indefenso.

Sorpresa en la Bahía

Como vimos en la entrega anterior, en 1904 Japón atacó a Rusia, bloqueando a su flota del Pacífico en Port Arthur. Sólo unos pocos cruceros quedaron fuera de la base, y fueron cazados por la flota japonesa. Sólo el escuadrón de cruceros anclado en Vladivostok escapó:

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Los cruceros acorazados Gromoboi y Rossia en Vladivostok

Vladivostok resultó muy difícil de bloquear, con sus arrecifes y densas nieblas. Los cruceros rusos se dedicaron a hacer correrías por el Mar del Japón, aunque sólo una fue fructífera: en Junio sorprendieron un convoy, hundiendo al transporte de tropas Hitachi Maru, que además de refuerzos llevaba dieciocho obuses de 280 mm. La suerte se les acabó el 14 de Agosto, cuando el escuadrón fue derrotado en la batalla de Ulsan por el escuadrón de cruceros del almirante Kamimura.

Un hecho aparentemente menor tendrá repercusiones. Durante una de las correrías rusas se avisto en la bahía de Tokio un grupo de buques desconocido. Resultó ser una falsa alarma, pero no antes que el pánico se extendiese por la capital, y hubiese tumultos ante el Palacio Imperial.

El 27 de Mayo la flota japonesa conseguiría una gran victoria contra la tusa en la batalla de Tushima. Fueron las batallas del Yalú y de Tushima las que alimentaron el mito de la invencibilidad japonesa y dieron inicio al Imperio.

En la línea de batalla de Togo se situó en último lugar un crucero acorazado, el Nisshin. El Nisshin fue tocado una y otra vez, sufriendo importantes daños::

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Daños a bordo del crucero acorazado Nisshin tras la batalla de Tushima

Un fragmento de un proyectil arrancaría dos dedos de la mano izquierda a un joven alférez, que con los años llegaría a estar al mando de la Flota Combinada japonesa:

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Yamamoto Isoroku

En los años tras Tushima el ahora invencible Imperio Japonés se expandió, y la carrera de Yamamoto progresó. Pero el veterano no olvidó la sorpresa. En sus pesadillas, una flota enemiga cruzaba el Pacífico y, sin ser advertida, entraba en la bahía y bombardeaba el Palacio Imperial. Las masas se amotinaban y…

Seguirá… alguna vez.