Publicado: Jue Nov 26, 2009 1:35 pm
por Domper
En todo eso estoy de acuerdo por completo con el Capitán. Que Japón fuese responsable de la guerra no implica automáticamente que Estados Unidos fuese un país sin mácula. A Estados Unidos le corresponde, por omisión, buena parte de la responsabilidad de la Segunda Guerra Mundial.

Hemos hablado en este foro bastantes veces de las “ocasiones perdidas” de las democracias occidentales para pararle los pies a Hitler. Consideremos que sin Hitler es poco probable que las guerras en Europa y en Asia hubiesen alcanzado la extensión que tuvieron. Por ejemplo, Japón estuvo “molestando”, es decir, interviniendo en la política china con su ejército, desde 1914, pero no se atrevió a lanzar una invasión a gran escala hasta 1937. Por eso creo que pararle los pies a Hitler hubiese sido la mejor forma de evitar una guerra generalizada.

El problema era que industrial y humanamente Francia era más débil que Alemania (una relación de dos a tres), como sabían muy bien ambos bandos. Inglaterra estaba hundida en una grave crisis económica y social, y el Imperio no había llegado a recuperarse de la Gran Guerra. Por ello las presiones de Francia e Inglaterra contra una Alemania apoyada por Italia tenían mucho menos peso que si Estados Unidos les hubiese apoyado. Esto se aplica a Alemania y todavía más a Japón, porque era Estados Unidos quien estaba sustituyendo a Inglaterra como garante de la seguridad en Asia y el Pacífico. Pero salvo forzar a romper la alianza anglojaponesa, Estados Unidos no hizo nada.

Nada no, porque como se ha señalado hubo empresas norteamericanas que actuaron como francotiradoras. Se ha citado la venta de aviones Lockheed y la licencia de fabricación, pero también Douglas participó en el negocio, vendiendo las licencias del DC-2 (Nakajima fabricó 351 unidades de una versión reducida, el Ki-34/L1N) y del DC-3, del que se fabricaron 487 unidades por Mitsubishi y Nakajima como L2D. Mejor aún, vendió la licencia del fracasado DC-4E, partiendo del cual la marina japonesa encargó un bombardero de largo alcance que, por suerte para los aliados, fracasó (en Nakajima G5N Shinzan). También otros empresarios iban a la búsqueda de negocios, y los motores radiales de Mitsubishi (los Kaisei y Kinsei) eran desarrollos de diseños de Pratt & Whitney.

El problema de esas transferencias tecnológicas (en las que también participaron Inglaterra, Italia, Alemania o Francia) es que permitieron a Japón pasar en pocos años de construir diseños extranjeros bajo patente, a diseñar productos propios de primera fila. La industria aeronáutica japonesa seguía teniendo carencias (especialmente la de motores) como la guerra demostraría. Pero no olvidemos que los cazas Zero llevaban un motor francés, y los bombarderos que hundieron al Prince of Wales y al Repulse, motores norteamericanos. Las transferencias (supongo) no sólo tuvieron efectos tecnológicos sino también políticos, hicieron creer a los militares japoneses que las sanciones eran sólo de boquilla, y que Estados Unidos seguiría vendiéndoles equipos.

Pero al juzgar la actuación norteamericana no se pueden olvidar las características del país. La industria aeronáutica era privada y, al contrario que las europeas, no dependía de contratos gubernamentales sino civiles. La mayor parte de la producción de Vickers iba destinada a la RAF, por lo que la empresa no corría riesgo inmediato de quebrar si otro competidor presentaba un diseño mejor, aunque a cambio tenía que atender las indicaciones del gobierno. Douglas, Lockheed y Boeing estaban cmpitiendo a muerte para vender sus aviones de línea en el mercado. Por el camino ya habían desaparecido fabricantes como Ford o Northrop (que ya en su día había vendido un prototipo de si avión Gamma a Japón, y fue estudiado como torpedero y como avión de reconocimiento). En esa guerra valía todo, y las compañías no tuvieron empacho en vender licencias de sus aviones a terceros países.

Por otra parte, el control estatal sobre las actividades industriales era bastante limitado. Pudo impedirse el suministro de equipos a España basándose en el Acta de Neutralidad (en un acto bastante farisaico), pero contra un país “pacífico” el comercio era libre. Así pudo vender Curtiss prototipos de sus bombarderos en picado a Alemania (basándose en ellos se desarrollarían diseños propios hasta llegar al Stuka) o Seversky ceder a Reggiane sus diseños de alas.

Por otra parte, al reclamar una actuación más firme norteamericana, no se puede olvidar que la opinión pública, al menos durante los treinta, era aislacionista. Cualquier medida fuerte no hubiera sido aprobada por las cámaras, y el presidente que la propusiese no sería reelegido. Simplemente, Roosevelt no podía amenazar ni a Alemania ni a Japón, ni podía llegar a acuerdos con las potencias europeas para evitar el ascenso del fascismo. Ya puestos, Roosevelt (y el resto de Estados Unidos) apenas prestaba atención a los asuntos internacionales hasta que empezó la guerra.

Sobre el resto, yo creo que se trata de un tira y afloja: Roosevelt decidió, probablemente en el verano de 1939, que Alemania y Japón eran una amenaza para el mundo y que antes o después Estados Unidos tendría que derrotarlos. Pero su presciencia no era compartida por los electores, y por tanto tuvo que ir dosificando sus medidas para que fuesen aceptables, y suficientemente provocativas para que los contrarios diesen un paso en falso. Mientras, y siguiendo una tradición típicamente norteamericana, había mandos militares que hacían política por su cuenta. Eso justificaría, creo, las actividades de Richardson, que sabía perfectamente que los republicanos eran aislacionistas, y buena parte del Partido Demócrata. En la destitución de Richardson probablemente había un gran trasfondo político. Tampoco se perdió mucho, porque durante su mandato no tomó medidas para proteger Pearl Harbor y a la flota de un ataque.

Lo demás es conocido: la tensión fue aumentando hasta que Japón tomó la decisión de ir a la guerra. Mientras, Estados Unidos seguía dormido, en una actitud muy discutible (se ha hecho varias veces en el foro) pero creo que fue causada por una mezcla de precaución (no parecer ser los belicistas), candidez y, sobre todo, incompetencia. En otro tipo de gobierno Roosevelt hubiese tenido que dar explicaciones tras el ataque a Pearl Harbor, y probablemente afrontado una moción de censura. Pero USA is different.

Pero revisemos la incongruencia. Por una parte, responsabilizamos a Estados Unidos por su inacción durante los treinta. Por otra, acusamos a Roosevelt de acosar a Japón y desencadenar la guerra ¿puede entenderse eso? Una u otra. Además tal vez a Hitler se le hubiera podido frenar, pero para Japón el prestigio era muy importante, por lo que resultaba imposible para ellos ceder. Probablemente una actitud firme norteamericana lo que hubiese provocado es que la guerra se adelantase. Para un japonés era impensable ceder (y decir que se había equivocado: antes, el suicidio), y si cedía, lo más probable es que fuese asesinado por militares radicales.

Saludos