Publicado: Sab Mar 24, 2007 12:30 am
por Capitan Miller
Montecassino.

Si hubo una batalla en toda la Segunda Guerra Mundial que hizo revivir los horrores del Frente Occidental en la Gran Guerra fue Montecassino.

Durante cuatro meses casi 200.000 combatientes entre alemanes, británicos, norteamericanos, indios, polacos, neozelandeses y franceses (principalmente) pelearon encarnizadamente entre los valles y montañas de los cursos de los ríos Liri, Rápido y Garigliano. Aquella no fue una batalla como la mayoría de las libradas en el conflicto, más bien parecía que las trincheras, alambradas, barro y muerte de Flandes en 1917 se hubieran trasladado a los anteriormente bucólicos campos de Italia. Para muchos oficiales, veteranos de la Primera Guerra Mundial, volvían a pasar ante sus ojos las imágenes de Ypres y Verdún, y se volvían a cometer los mismos errores contra el viejo enemigo alemán, que se empeñaba en demostrar que luchar a la defensiva era algo que también sabía hacer muy bien.

Aunque finalmente el resultado de la batalla cayera del lado aliado, el precio fue excesivamente alto. Casi la mitad de las tropas aliadas, 54.000 hombres, resultaron muertos o heridos, y una cuarta parte de los defensores alemanes, 20.000, pagaron el precio de su obstinada defensa.

Después de buscar en varias fuentes por la red me he decidido a transcribir el excelente artículo sobre Montecassino que aparece en las páginas en inglés de Wikipedia. Su extensión y amplia bibliografía me hacen confiar en él como una muy válida referencia sobre el tema. Si alguien se anima a leer sobre Montecassino le recomiendo un libro aparecido recientemente. Se titula "La Batalla de Montecassino", su autor es Matthew Parker y está editado por Inédita ediciones (ISBN 8496364348). Además del relato del enfrentamiento como tal está plagado de interesantísimas historias humanas basadas en los recuerdos de los soldados de ambos bandos que participaron en la batalla.

Y las cosas, más o menos, sucedieron así…

La Situación Estratégica.

Los desembarcos aliados de Septiembre de 1943 en Italia fueron seguidos por un avance hacia el norte en dos frentes, uno por cada lado (occidental y oriental) de la cadena montañosa que forma la espina dorsal de la Península Italiana. En el frente occidental, el 5º Ejército USA, comandado por el general Mark Clark, avanzando desde la base principal de Nápoles, realizaba lentos progresos debido a las dificultades del terreno, un tiempo endiablado y las firmes defensas alemanas. Los alemanes combatían desde una serie de posiciones preparadas al efecto para ser capaces de infligir el mayor daño posible a los atacantes y forzar su retirada, para de este modo ganar tiempo en la preparación de la llamada Línea de Invierno al sur de Roma. Las estimaciones aliadas sobre una caída de Roma para Octubre de 1943 se tornaron excesivamente optimistas.

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Líneas de defensa alemanas en Italia en Enero de 1944.

Aunque el frente oriental de la Línea de Invierno había sido penetrado por el 8º Ejército Británico, y se había capturado Ortona, sobre el Adriático, la progresión se había detenido ante el empeoramiento del tiempo, la dificultad de los movimientos y la práctica ausencia de apoyo aéreo. El camino a Roma desde el este, usando la Ruta 5, fue excluido como una opción viable, y se optó por las autovías 6 y 7, de Nápoles a Roma, como la alternativa válida. La Autovía 7 (la antigua Via Apia romana) discurría a lo largo de la costa occidental, pero al sur de Roma pasaba por las Marismas Pontinas, que habían sido inundadas por el ejército alemán. La Autovía 6 pasaba por el valle del río Liri. Dominando la entrada sur al valle se encontraba una extensa colina, justo a la espalda de la localidad de Cassino. Ésta, junto con el resto de alturas que dominaban el valle, era un excelente puesto de observación para la artillería alemana, capaz desde ellas de dirigir un fuego preciso sobre cualquier movimiento aliado en los alrededores. Corriendo a lo largo de la línea aliada se encontraba el río Rápido, de caudal abundante tras las copiosas lluvias del otoño, cuyo cauce pasaba por Cassino hasta la entrada al valle del Liri, donde ambas corrientes se unían para formar el río Garigliano que desde allí continuaba hasta el mar. Las importantes fortificaciones enemigas, los ríos (que en el caso del Rápido había sido desviado de su curso para inundar la parte inferior del valle junto a Cassino) y la propia ciudad de Cassino formaban una extensión de la Línea Gustav, la más formidable defensa de las que componían la Línea de Invierno.

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Paracaidistas alemanes en la Plaza del Vaticano.

Debido a la importancia histórica del monasterio benedictino que se alzaba en la cima de la montaña que dominaba Cassino, el Monasterio de Montecassino, el comandante en jefe de las fuerzas alemanas en Italia, el mariscal Albert Kesserling, ordenó a las unidades de su ejército que no incluyeran la abadía en el conjunto de puestos defensivos, y así informó del hecho a los comandantes aliados. Sin embargo aún hoy existe una amplia controversia sobre si las órdenes de Kesserling fueron seguidas al pie de la letra.

Algunos vuelos de reconocimiento aliados informaron de la existencia de tropas alemanas en el interior del monasterio, lo cual no tendría nada de extraño ya que era un lugar natural para cualquier observador de artillería. Lo que está claro es que una vez que la abadía fue destruida, los alemanes hicieron uso de sus restos como posición defensiva. En cualquier caso los argumentos militares para justificar la destrucción del monasterio estaban basados en su potencial peligro (real o imaginado) más que en el estado real de ocupación por el enemigo.

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Fotografía aérea de Roma proporcionada por los aliados a las tripulaciones de los bombarderos con el fin de identificar los distintos objetivos. En el marcado con el nº3 aparece la leyenda "Ciudad del Vaticano (NO BOMBARDEAR)".


La Primera Batalla.

El plan del general Clark para el 10º Cuerpo de Ejército Británico, en el flanco izquierdo de un frente de 20 millas, era atacar el día 17 de Enero de 1944 desde el Garigliano en la cercanía de la costa con las Divisiones 5ª y 56ª de Infantería. Después, entre el 19 y el 20 de Enero, la 46ª División de Infantería cruzaría el Garigliano más abajo de su intersección con el Liri para apoyar el ataque del 2º Cuerpo de Ejército USA, que comenzaría el día 20 con la 36ª Div. de Infantería (División Texas) cruzando el Rápido cinco millas corriente abajo de Cassino. Simultáneamente el Cuerpo Expedicionario Francés, dirigido por el general Alphonse Juin, continuaría con un movimiento envolvente desde la derecha hacia Monte Cairo, el punto de unión de las líneas Gustav y Adolf Hitler.

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Alexander, General en Jefe de las Fuerzas Aliadas en Italia.

Realmente Clark no confiaba mucho en el éxito de una operación de ruptura tan rápida como aquella, pero creía que los combates harían a los alemanes desplazar sus reservas de la zona de Roma justo a tiempo para el ataque sobre Anzio, donde el 6º Cuerpo de Ejército USA, compuesto por las divisiones 1ª de Infantería británica y 3ª de Infantería USA, realizarían un asalto anfibio el 22 de Enero. Se esperaba que el desembarco en Anzio, con el beneficio de la sorpresa y un rápido avance posterior hacia el interior, amenazaría seriamente la retaguardia de la Línea Gustav y las líneas de suministro alemanas, forzando así al enemigo a retirarse para reorganizarse al norte de Roma. Aunque el argumento coincidía con la estrategia alemana de los últimos tres meses, la Inteligencia Aliada no había entendido que dicha estrategia era la vía para reforzar la Línea Gustav y convertirla en una defensa inexpugnable, fin último de las intenciones alemanas.

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Leese, comandante del 8º Ejército Británico.

El 5º Ejército había alcanzado la Línea Gustav el 15 de Enero, después de seis semanas de intensos y duros combates en las últimas siete millas a lo largo de la Línea Bernhardt, que les habían costado 16.000 bajas. Apenas había habido tiempo para reforzarse y reorganizarse, pero el Alto Mando Aliado tenía que aprovechar la oportunidad de desembarcar en Anzio a finales de Enero para coordinar su ataque con el avance sobre la Línea Gustav.

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Clark, comandante del 5º Ejército USA.

El primer asalto tuvo lugar el 17 de Enero. El 10º Cuerpo de Ejército Británico forzo un cruce sobre el Garigliano, apoyado dos días después por la 46ª Div. de Infantería Británica, y haciendo sospechar al general von Senger, comandante del 14º Panzer Corp y responsable de las defensas de la Línea Gustav en su mitad suroeste, que la 94ª División de Infantería no estaba preparada para resistir el ataque británico. En respuesta a las preocupaciones de Senger, Kesserling ordenó a las divisiones 29ª y 90ª de Panzergrenadier que se desplazaran desde el área de Roma en apoyo de la defensa germana. Mucho se ha especulado sobre que habría pasado si el 10º C.E. Británico hubiera dispuesto de reservas suficientes para explotar su éxito inicial. Aunque no existían dichas reservas bien se podría haber echado mano de algunas unidades del 2º C.E. USA para forzar el avance en el sur antes de que los defensores alemanes pudieran organizarse y frenar el ataque. Pero no fue así, y el Cuartel General del 5º Ejército no fue capaz de valorar la fragilidad de la situación del enemigo. Las dos divisiones alemanas de granaderos acorazados llegaron desde Roma el 21 de Enero, y restablecieron la posición defensiva germana en el sur. Al menos el plan sí había funcionado en un aspecto, Kesserling había desviado sus reservas de los alrededores de Roma. Pero las bajas del 10º Cuerpo de Ejército fueron elevadas, 4.000 hombres entre muertos y heridos.

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La Primera Batalla de Cassino.

El ataque de la División Texas comenzó tres horas después de la puesta del sol el día 20 de Enero. El asalto no había sido adecuadamente preparado, y el avance hasta el río Rápido se convirtió en un grave problema, un camino plagado de minas y trampas que causó más bajas de las estimadas en un principio. Y aún había que cruzar el río. Aunque un batallón del 143º Regimiento consiguió cruzar el Rápido hacia el sur de San Angelo, y dos compañías del 141º Regimiento habían hecho lo mismo en el norte, pronto se vieron aisladas y sin apoyo blindado, convirtiéndose en presas fáciles para el contraataque de los blindados y cañones autopropulsados de la 15ª Div. Panzergrenadier del general Rodt. La cabeza de puente del sur tuvo que retirarse a media mañana del día 21 de Enero tras sufrir cuantiosas pérdidas. El general Keys, comandante del 2º Cuerpo de Ejército, presionó al general Fred Walker, responsable de la División Texas, para que volviera a atacar inmediatamente. Una vez más dos regimientos atacaron, y una vez más se repitió la historia. El Regimiento 143º volvió a cruzar con dos batallones, pero su posición en la orilla enemiga fue aniquilada al romper el día. El Rgto. 141º también intentó cruzar con una fuerza similar, dos batallones, y logró avanzar media milla sobre la orilla controlada por los alemanes, pero al amanecer se vio aislada y sin posibilidad de apoyo bajo constante fuego enemigo. Por la tarde del día 22 el regimiento había dejado virtualmente de existir, sólo 40 hombres consiguieron volver a las líneas aliadas. La 36º División Texas había perdido 2.100 hombres, muertos, heridos y desaparecidos, en 48 horas.

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El general Juin, comandante de las fuerzas francesas.

El siguiente ataque se lanzó el 24 de Enero de 1944. El 2º Cuerpo de Ejército USA, con la 34ª Div. de Infantería del general Charles Ryder lideraría el ataque, siendo apoyada en su flanco derecho por las tropas coloniales francesas, y cruzaría el Rápido al norte de Cassino para dirigirse hacia las montañas situadas más allá de la población con el objeto de realizar posteriormente un giro a la izquierda y atacar Montecassino desde las alturas. Aunque el avance consiguió progresar sobre el cauce del Rápido, las zonas inundadas lo ralentizaron, haciendo particularmente difícil el movimiento de las unidades acorazadas. Esta limitación del avance costó a la 34ª División ocho días de lucha antes de poder hacer retroceder a la 44ª Div. de Infantería alemana del general Franck, y así asegurar el paso a las montañas.

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Soldado colonial francés.

En el flanco derecho las tropas coloniales francesas lograron alcanzar sus posiciones en las faldas del Monte Cifalco, tras duros combates contra la 5ª División de Montaña alemana. Las tropas de vanguardia de la 3ª División Argelina continuaron progresando y capturaron Monte Belvedere y Colle Abate. El general Juin estaba convencido de que Cassino podía ser flanqueado, y las defensas alemanas sobrepasadas a retaguardia, pero su petición de refuerzos de la reserva fue rechazada, y la única unidad disponible para tal fin, un regimiento de la 36ª División de Infantería, fue enviada a reforzar a la 34ª Div. Para el 31 de Enero los franceses habían detenido su avance sobre Monte Cifalco, desde cuya cima, aún en manos alemanas, había visión directa de los flancos americanos y franceses y sus líneas de suministro. Las dos divisiones francesas habían tenido 2.500 bajas en los combates por Monte Belvedere.

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El mariscal Kesselring, Comandante en Jefe de las Fuerzas Alemanas en Italia.

Ahora era tarea de la 34ª División USA, apoyada por el 142º Rgto. de la 36ª Div., abrirse camino hacia el sur a lo largo de las cimas de las montañas que llevaban hasta la colina del monasterio. Si lo conseguía podría seguir avanzando sobre el valle del Liri hasta justo detrás de las defensas de la Línea Gustav. Pero se trataba de un trabajo ímprobo. La comunicación entre las distintas cotas eran caminos de montaña, plagados de barrancos, torrentes y un terreno pedregoso que hacía imposible cavar una defensa, quedando los soldados constantemente expuestos al fuego enemigo. Para añadir todavía más peligros la ruta entera estaba plagada de minas, trampas explosivas y alambre de espino oculto entre la vegetación. Y el tiempo, helado y con frecuentes ventiscas, también ayudaba a los alemanes.

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Von Vietinghoff, comandante del 10º Ejército Alemán.

A primeros de Febrero la infantería americana había capturado un punto estratégico cerca de la aldea de San Onofrio, a menos de una milla de la abadía, y el día 7 un batallón alcanzó la Cota 445, una colina situada inmediatamente por debajo del monasterio y a no más de 400 metros de distancia de él. Una escuadra realizó un avance de reconocimiento hacia los muros del monasterio, que pronto fue recibida por el fuego de las patrullas de la infantería alemana situadas en los alrededores. A la escuadra se sumaron más unidades que intentaron presionar a los defensores, pero cualquier intento de avance fue detenido por un masivo fuego procedente de los nidos de ametralladora alemanes situados en las faldas de la colina de Montecassino. A pesar de los duros combates la 34ª División no logró tomar los últimos reductos alemanes en la Colina 593 (conocida por los alemanes como Monte Calvario), defendidos por el 3er. Batallón del 2º Regimiento de Paracaidistas alemán.

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Von Senger, responsable de la defensa de la Línea Gustav y, por supuesto, Montecassino.

El 11 de Febrero, después de un fracasado asalto contra la colina del monasterio y la ciudad de Cassino, que se extendió durante tres días, las tropas americanas se retiraron. El 2º C.E., tras dos semanas y media de durísimos combates, estaba agotado. El espíritu de combate y los resultados logrados por la 34ª División de Infantería en su avance sobre las montañas están considerados como unos de los mejores conseguidos por cualquier unidad de infantería durante toda la guerra. Pero también pagó un altísimo precio. Las bajas totales fueron de 2.200 hombres, un 80% de la unidad.

Los aliados habían estado muy cerca de lograrlo. En el punto álgido de la batalla, en los primeros días de Febrero, el general von Senger había desplazado la 90ª División desde el frente del Garigliano al norte de Cassino, y estaba tan alamardo por el desgaste sufrido por sus hombres que "… debo echar mano de toda mi autoridad para pedir que la batalla por Cassino cese y se ocupe una nueva línea… una posición, de hecho, al norte de la cabeza de playa de Anzio". Kesserling rechazó la petición de von Senger y éste pudo unir a sus fuerzas a la 71ª División de Infantería, manteniendo en sus posiciones a la 16ª Div. de Granaderos Panzer, que de otro modo habría debido ser retirada.

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Propaganda alemana mostrando lo que "la soleada Italia" hará con las fuerzas aliadas.

Durante la batalla hubo momentos en los que un uso más activo e inteligente de las reservas podría haber convertido las posiciones alcanzadas en movimientos decisivos. Algunos historiadores han sugerido que este fallo a la hora de capitalizar los éxitos iniciales debía imputarse a la inexperiencia del general Clark. De cualquier manera, Clark tenía un exceso de trabajo sobre sus espaldas, al ser responsable de dos ofensivas simultáneas, Cassino y Anzio. Es interesante apuntar que mientras el general Alexander decidió tener ambos frentes bajo un único mando, debido a perfectamente lógicos motivos de coordinación, y dividir el frente de la Línea Gustav entre el 5º Ejército USA y el 8º Ejército Británico, Kesserling prefirió crear un único Ejército, el 4º bajo el mando del general von Mackensen, para combatir la cabeza de playa de Anzio, mientras dejaba la Línea Gustav en las manos del general von Vietinghoff y su 10º Ejército.

Las unidades americanas fueron sustituidas por el Cuerpo Neozelandés, compuesto por la 2ª División Neozelandesa y la 4ª División India, anteriormente adscrito al 8º Ejército Británico en el frente del Adriático. El Cuerpo Neozelandés era mandado por el general Bernard Freyberg. Una nueva batalla estaba a punto de comenzar.

Continuará…

Fuente: http://www.wikipedia.org