Publicado: Mar Dic 12, 2006 5:58 pm
por Capitan Miller
(Continua del post anterior)

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El Joseph Wheeler recibió un impacto directo y exploto entre llamas; el John Motley también fue alcanzado; el siguiente era el John Bascom, anclado junto al anterior. Una lluvia de bombas calló sobre él, de proa a popa. El capitán Heitmann fue lanzado por el aire y se estrelló contra una de las puertas del puente, hiriéndose en la cabeza. La superestructura del barco estaba arrasada, al igual que la cubierta. No había nada que hacer salvo abandonar el barco. Ignorando sus propias heridas, Heitmann consiguió reunir a cuanto tripulante pudo y ponerles a salvo en el único bote salvavidas que no había sido destruido. En ese momento todo el puerto se encontraba en llamas, el agua llena de combustible y aceite, y el cielo cubierto de columnas de humo negro. Algunos de los barcos ardían, otros se hundían, algunos habían estallado al ser alcanzada la carga de municiones.

Mientras tanto, la tripulación del SS John Harvey intentaba a toda costa salvar su barco. Todavía se encontraba intacto y no había recibido el impacto de ninguna bomba, sin embargo se había declarado un incendio y la situación era muy peligrosa habida cuenta de su carga secreta. Tanto el capitán Knowles como el teniente Beckstrom y muchos otros se negaron a abandonar su puesto, pero su heroísmo sería finalmente en vano. De improviso el John Harvey estalló, desapareciendo en una gigantesca bola de fuego con forma de hongo. Todo el mundo a bordo murió instantáneamente, y a lo largo del todo el puerto se pudo sentir la honda expansiva.

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Otra vista más del puerto tras el ataque.


La tripulación del USS Pumper, un buque tanque que transportaba combustible de aviación, fueron testigos de lo sucedido al John Harvey. La onda expansiva de la explosión hizo escorarse al Pumper casi 35 grados.

Mientras tanto, Heitmann y los supervivientes de su tripulación, alrededor de 50 hombres, intentaban alcanzar el extremo este del puerto, junto a un faro que parecía dar una cierta seguridad. Sin embargo un mar de llamas impidió a Heitmann y sus hombres avanzar más allá. Esperando ser rescatados, K. Vesole, comandante del destacamento de guardia del John Bascom, comenzó a tener dificultadas para respirar. Fue él quien comentó "huelo a ajo", sin darse cuenta del significado de su afirmación; el olor a ajo es uno de los signos inequívocos del gas mostaza. El gas se había literalmente mezclado con el aceite que flotaba en el puerto, e impregnaba el humo que envolvía el área.

Ahora el gas no sólo era respirado sino que también impregnaba los cuerpos de los marineros que se encontraban en el agua. Y no sólo ellos, también cientos o miles de civiles italianos respiraban la mezcla letal. Un bote procedente del Pumper pudo rescatar al capitán Heitmann y los demás supervivientes del John Bascom, pero sus problemas sólo habían comenzado.

El ataque alemán había comenzado a las 7:30 y había durado 20 minutos. Sus pérdidas habían sido muy limitadas y el éxito alcanzado mucho mayor que la más positiva de sus expectativas. Diecisiete barcos aliados habían sido hundidos y otros ocho seriamente dañados, dando a Bari el apodo de "El Segundo Peral Harbor". Las pérdidas americanas habían sido las mayores, perdiendo los Liberty John Bascom, John L. Motley, Joseph Wheeler, Samuel J. Tilden y John Harvey. Los británicos perdieron otros cinco barcos, los italianos dos, los noruegos tres y los polacos dos.

Con la llegada del día los supervivientes se encontraron con una escena de total devastación. Grandes partes de Bari habían sido reducidas a escombros, sobre todo la antigua ciudad medieval. Partes de la ciudad y del puerto se hallaban todavía en llamas, y una cortina de humo negro cubría el cielo. Hubo más de 1.000 bajas entre militares y tripulaciones de la marina mercante, de los cuales alrededor de 800 fueron ingresados en hospitales locales. La cifra total de bajas civiles nunca podrá ser conocida con exactitud, pero las cifras más conservadoras las estiman en aproximadamente 1.000 personas, aunque pudieran ser probablemente más.

Los heridos comenzaron a llenar los hospitales militares y civiles, y casi inmediatamente comenzaron a quejarse de escozor de ojos, reaccionando negativamente a los tratamientos clásicos para sus heridas convencionales. Los ojos se irritaban cada vez más y aparecían erupciones y lesiones en la piel. Desconociendo el origen de tales síntomas, la mayoría de ellos permanecieron con las mismas ropas empapadas en gas que vestían durante el ataque.

Las erupciones en la piel dieron paso a las quemaduras y a las complicaciones respiratorias, pero nadie en los hospitales sabía como salir al paso del empeoramiento de los enfermos. Los heridos comenzaron a morir, e incluso aquellos que lograban recuperarse debían arrastrar una larga y dolorosa convalecencia. Ceguera temporal, quemaduras, dolores genitales, todo ello provocaba una terrible angustia en los heridos, tanto física como mental.

Cuando las víctimas comenzaron a morir, los doctores comenzaron a sospechar que podía haber relación con algún tipo de agente químico. Algunos culparon a los alemanes, especulando que habían iniciado los ataques con armas químicas que tanto se temían. Se envió un mensaje a Argel al responsable de sanidad aliado, el general Fred Blesse, mencionando que los pacientes estaban falleciendo por una "misteriosa enfermedad". Para resolver el misterio, Blesse envió a Bari al teniente coronel Stewart Francis Alexander, un experto en tratamiento contra armas químicas.

Alexander examinó a los pacientes y conversó con aquellos que pudo. Comenzaba a parecerse a una exposición a gas mostaza, pero el doctor no estaba seguro. Sus sospechas fueron confirmadas cuando un fragmento de bomba fue recuperado del fondo del puerto. El fragmento fue identificado como una bomba norteamericana M47A1, la cual estaba diseñada para alojar una carga de gas mostaza. Los alemanes podían ser eliminados de la lista de sospechosos; habría que empezar a investigar entre los propios aliados.

Alexander no sabía aún cual era el origen de la bomba. El doctor contabilizó el número de muertos debidos al gas en cada barco, y posteriormente marcó las posiciones que los buques habían ocupado en el puerto en el momento del ataque. La mayoría de las víctimas procedían de barcos anclados en las proximidades del SS John Harvey. Las autoridades portuarias británicas finalmente admitieron, oficiosamente, que el John Harvey tenía una carga de gas venenoso. Alexander finalizó su informe y detalló sus descubrimientos, y el memorando fue aprobado por Eisenhower.

Sin embargo el secretismo seguía envolviendo el incidente. Si bien es cierto que los ciudadanos norteamericanos y británicos supieron del devastador ataque sobre Bari, no se mencionó en absoluto el papel jugado por el gas mostaza. Churchill presionó de forma insistente en que este aspecto de la tragedia permaneciera en secreto, ya era particularmente vergonzoso que todo hubiera sucedido en un puerto de jurisdicción británica. Churchill creía que hacer público el fiasco daría alas a la propaganda alemana.

Aunque el gas fue mencionado en los informes oficiales norteamericanos, Churchill insistió en que los informes médicos británicos sólo hicieran referencia a "muertes por quemaduras debidas a la acción del enemigo". Los intentos británicos de secretismo habrían causado más muertes, ya que sin la información correcta las víctimas, especialmente los civiles italianos, nunca habrían podido acceder al tratamiento adecuado. Sin embargo Axis Sally, la famosa voz de la propaganda radiofónica alemana, sí conoció la verdad y se burló de los aliados diciendo en una de sus emisiones que "sé, chicos, que estais siendo gaseados con vuestro propio gas venenoso".

Hubo 628 bajas debidas al gas entre militares aliados y personal de la marina mercante. De ellos, 69 murieron a las dos semanas, y la mayoría de las víctimas, incluyendo al capitan Heitmann del John Bascom, nunca llegaron a recuperarse completamente. Sin embargo las cifras no incluyen a los incontables civiles aliados que estuvieron expuestos al gas. Hubo un éxodo masivo de civiles de la ciudad después de ataque, algunos de ellos pudieran ser también víctimas del gas que fallecieron posteriormente sin un adecuado tratamiento.

Los muertos y heridos fueron una terrible tragedia, pero desde el punto de vista estratégico Bari fue también un desastre. Tras el ataque el puerto fue completamente cerrado durante tres semanas. El 12 de Enero de 1944 el 5ú Ejército del general Marck Clarck lanzó su ataque como parte de una ofensiva mayor que incluía los desembarcos anglo-americanos en Anzio unos días después. Unidades del 5ú Ejército llegaron a cruzar el rio Rápido y a establecer una cabeza de puente, pero sólo para verse obligados a retirarse debido a la falta de suministros. El mal tiempo fue la causa oficial de los problemas de suministro, pero el cierre del puerto de Bari fue probablemente un factor importante.

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Semanas más tarde el puerto de Bari continuaba impracticable.


La 15ª Fuerza Aérea sufrió retrasos también, debidos al éxito del ataque alemán a Bari. Sólo dos días después del raid, la 15ª F.A. había planeado junto con la 8ª F.A. una ofensiva combinada contra Alemania que, obviamente, hubo de posponerse. De hecho la 15ª F.A. no pudo realizar ninguna contribución de importancia a la guerra hasta Febrero de 1944.

El bombardeo de Bari fue un desastre de dos caras. De una parte fue realmente un segundo Pearl Harbor, uno de los más importantes éxitos de la Luftwaffe durante toda la guerra. Pero también fue el único caso de gas venenoso de toda la Segunda Guerra Mundial, una tragedia aún peor por culpa de las exigencias de secretismo de la guerra.


Apéndice. Lista de barcos hundidos y dañados en el ataque a Bari.

Hundidos:
John Harvey (USA Liberty, 7177 tn)
John L. Motley (USA Liberty, 7176 tn)
John Bascom (USA Liberty, 7176 tn)
Joseph Wheeler (USA Liberty, 7176 tn)
Samuel J. Tilden (USA Liberty, 7176 tn)
Fort Athabasca (Británico, 7132 tn)
Fort Lajoie ( Británico, 7134 tn )
Testbank (Británico, 5083 tn)
Lars Kruse (Británico, 1897 tn)
Devon Coast (Británico, 646 tn)
Bollsta (Noruego, 1832 tn)
Norlom (Noruego, 6412 tn)
Lom (Noruego, 1268 tn)
Lwow (Polaco, 1409 tn)
Puck (Polaco, 1065 tn)
Frosinone (Italiano, 5202 tn)
Barletta (Italiano, 1975 tn)

Dañados:
Grace Abbott (USA, 7191tn)
John M. Schoefield (USA, 7191tn)
Crista (Británico, 2590 tn)
Brittanny Coast (Británico, 1389 tn)
Vest (Noruego, 5074 tn)
Cassala (Italiano, 1797 tn)
Odysseus (Holandés, 1057 tn)