Publicado: Mar Dic 12, 2006 4:59 pm
por Bitxo
No sólo Malta. Más interesante resultaba Chipre y Siria o Suez. Podría haber asestado un golpe mortal al Imperio Británico en el Mediterráneo, aprovechando la baza nacionalista árabe y la debilidad, así como bajón sicológico, de los ingleses. Igual con esto se hubiese atraído a los Turcos de manera definitiva, lo que habría facilitado la tarea de cortar el Imperio por la mitad y hasta de entrar en la URSS, quedando más cerca del petróleo, si no recuerdo mal el mapamundi Smile . Quién sabe, igual con esta política de la guerra la marina italiana hubiese colaborado más, por no decir todo el pueblo italiano, siempre y cuando se permitiera a Mussolini mantener una estela de influencia pactada de antemano. Hasta Pétain y Franco se hubiesen sentido atraídos sin duda. Una presión constante sobre el Imperio podría haber apartado a Churchill del poder y, en definitiva, completar la labor de los submarinos. En realidad, siempre pensé que la opción mediterránea era la mejor. Pero en la guerra no sólo influyen las decisiones geoestratégicas, por peso que tengan. A fin de cuentas, Hitler era un personaje perspicaz. Lo suficiente para sorprender y hasta convencer, pero no lo bastante como para dejar de ser un líder de provincias, tosco y falto de experiencia, como buena parte de su gobierno, oportunista y, para postre, con una fuerte resistencia en buena parte de su aparato diplomático y hasta militar. Y es que una cosa es saber ver y aprovechar las circunstacias mundiales y otra ganar una guerra en este ámbito.

Según Churchill, el 4 de mayo Freyberg afirmaría que no entendía la alarma hacia un posible ataque aerotransportado, descartando esa eventualidad. A la isla le faltaban cañones antiaéreos, tanques y aeródromos entre otras cosas. Pero mientras los ingleses mantuvieron Grecia, las tareas en Creta fueron mínimas por falta de todo más o menos. Luego, con el bloqueo de la Luftwaffe, resultó casi imposible hacer nada más.

Releyendo me da por pensar. En realidad, la mejor opción del Imperio Británico era acabar la faena en el Norte de África expulsando a los italianos. Pero en vez de eso se embarcó en un apoyo suicida a Grecia, cuasi imposible de defender, con la ilusión de atraer también a los turcos y a los Yugoeslavos y, quién sabe, a los rusos. Una vez más, en la guerra no sólo pesa lo estrictamente militar.