Publicado: Lun Nov 16, 2009 4:16 pm
por Juan Manoel
Amigos, este tema ya ha sido presentado en los post de preguntas, pero me gustaría, si me permiten, desarrollar con más detalle lo relativo a la Boom Patrol y la incursión de las Cascaras de Nuez o Cascarones :


El Ataque a Burdeos - La operación “Frankton” :

La unidad de comandos del Royal Marine Boom Patrol Detachment (RMBPD - Patrulla de Boga del Real Cuerpo de Infantería de Marina), había sido creada el 6 de junio de 1942. Su jefe era el comandante H. G. Hasler un oficial de la infantería de marina, quien tras un período de búsqueda y experimentos sobre el uso de pequeñas embarcaciones con fines ofensivos y defensivos, había formado una unidad destinada a operar contra buques enemigos fondeados en los puertos.

Se le encomendó a Hasler la formación de la unidad, debido a su experiencia en el uso de canoas.

Ya antes de todo esto, el comandante “Blondie” Hasler que era uno de los hombres que estaban bajo el mando de Lord Louis Mountbatten, jefe de Operaciones Combinadas, había propuesto el uso de pequeñas embarcaciones para atacar puertos enemigos. Hasler había desarrollado una pequeña embarcación (similar a un kayak) que podía transportar a 2 hombres y 75 kg. de equipo. En su momento no se le hizo mucho caso, pero ya en esta época de la guerra, las cosas habían cambiado.

Se presentaron cuarenta voluntarios, y se les asignó a un equipo encargado de las defensas portuarias de la base naval de Portsmouth, y se les entregaron las pequeñas canoas de dos plazas, fabricadas de lona y madera. Aquellas naves, eran bastante inestables, era muy fácil caerse al agua si se hacía cualquier movimiento en falso, y se veían obligados a remar sobre ellas, es decir “bogar”, durante muchas horas del día, lo que al principio les provocó heridas en las palmas de las manos y dolores en las espaldas y brazos de los voluntarios.



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Canoa británica.



Después de un arduo entrenamiento, Hasler declaró que su unidad estaba preparada para entrar en acción, y el 21 de septiembre de 1942, fue convocado a presentarse en el Mando de Operaciones Combinadas en Londres para exponerle un plan que el comandante consideraba de sumo interés.

Desde la primavera de 1942 lord Selbourne, ministro británico de Guerra Económica, se sentía intranquilo porque cada vez y con mayor frecuencia, una reducida pero veloz flotilla de mercantes alemanes, que transportaban suministros, de caucho crudo, tungsteno y aceites animales y vegetales a Burdeos, burlaba el bloqueo aliado. La marina inglesa no podía oponer contra tales buques mercantes a sus veloces cruceros o a sus submarinos. Del mismo modo, no se podían desviar bombarderos para atacarlos. Y el ejército, por su parte, había desechado la posibilidad de un ataque armado o de una incursión con objetivo limitado para destruir las instalaciones del puerto de destino. Urgía, por lo tanto, encontrar una forma de detener este tráfico directo con Burdeos. Y fue entonces cuando se confió el problema al Mando de Operaciones Combinadas.



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Documento de solicitud de la operación.



Veinticuatro horas después de su llegada a Londres para discutir el problema, Hasler presentaba un plan general para un ataque de comandos sobre canoas, que remontarían los estuarios del Garona y del Gironda, conjuntamente con la proposición de que la misión fuese confiada a su unidad. Hasler sostuvo que, al cabo de cuatro días de navegación a remo, desde la zona en la que fueran depositados en el mar, sus pequeñas embarcaciones lograrían alcanzar sin dificultades los muelles de Burdeos y destruir los buques mercantes que allí se encontraran fondeados, aplicando sobre sus cascos cargas explosivas.

La idea mereció la aprobación de Lord Mountbatten, jefe de Operaciones Combinadas, quien, sin embargo, tenía serias dudas acerca de las posibilidades de supervivencia de un destacamento de incursión en tales condiciones.

Los entrenamientos se intensificaron para la ejecución de la misión.

La idea de Hasler era que un grupo de no más de cinco canoas tomaran parte en la misión, o sea no más de diez hombres, pero tenía cuarenta.



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Esquema de la canoa usada (Tipo II).



Para llevar a cabo la selección final, les proveería a sus hombres de uniformes de infantería alemanes, con botas, casco, fusil, máscara antigás, etc. Se les equiparía con paracaídas, y se les lanzaría a 400 km. de Portsmouth, punto al cual debieran regresar por sus propios medios antes de cuarenta y ocho horas. Tanto el ejército como la policía no serían informados de la operación. Se les indicó que no debían hacer uso de sus armas, ni cometer acciones ilegales.

Después de un par de saltos de entrenamientos, los cuarenta voluntarios fueron lanzados en la zona central de Inglaterra desde cuatrocientos metros de altura, sin accidentes.



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Entrenamiento de comandos de la Boom Patrol.



Doce hombres culminaron satisfactoriamente la misión antes de las cuarenta y ocho horas. Once fueron hechos prisioneros por la policía, de los cuales tres habían sido heridos. El resto llegó a Portsmouth fuera del plazo estipulado. La selección de Hasler quedó clara, estaban los doce que él necesitaba.



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Lumps Fort en Southsea. En la época de la guerra, el cuartel general de la Boom Patrol. Al frente sobre la tierra, hay una placa a los hombres de la unidad. Las defensas de marítimas, todavía pueden ser vistas con la marea baja, y fueron usadas por los canoistas para practicar el penetrar puertos enemigos.



Se intensificó aún más el entrenamiento a los seleccionados, aprendieron a manejar las minas adhesivas que se utilizarían en el ataque dentro del agua y a adaptarlas sobre la obra viva de cualquier embarcación. Estas minas adhesivas tenían un potente imán para fijarlas al buque objetivo, generalmente por debajo de la línea de flotación. No tenían mecanismo temporizador ya podía delatarles sino que tenían un tornillo que perforaba una cápsula de ácido que iba corroyendo una capa de plástico. Tardaba 9 horas en corroer toda la capa, después explotaba.

Aprendieron también a recorrer sobre una minúscula canoa de lona docenas de millas, a llevarlas en perfecta formación naval, casi como si se trataran de buques de guerra de verdad (cosa que no eran). Aprendieron a interpretar y transmitir una serie de señales de brazos; a remar sin ruido y contra la corriente; a permanecer inmóviles sobre las canoas por largos períodos de tiempo, dejándose arrastrar por la corriente o marea; a imitar el grito de ciertas aves marinas utilizando pitos especiales; a eliminar centinelas armados sin hacer ruido; a hablar un poco de francés.

A los hombres no se les informó en ningún momento de cuál era la misión para la que se estaban preparando.


La misión se estableció con seis canoas de la siguiente forma :

Canoa Cachalot : Marines Fisher y Allery.

Canoa Conger : Cabo Shear y Marine Moffat.

Canoa Coalfish : Sargento Wallace y Marine Ewart.

Canoa Cuttlefish : Teniente Mackinnon y Marine Conway.

Canoa Crayfish : Cabo Laver y Marine Mills.

Canoa Catfish : Mayor Hasler y Marine Sparks.


El 30 de noviembre, tras unas diez semanas de intenso entrenamiento, los comandos embarcaron en el submarino “Tuna”, el cual debía luego quedarse en misión de patrulla por las aguas del Golfo de Vizcaya.

Solamente cuando los marines navegaban en el submarino, Hasler les indicó a los hombres por fin cuál es el punto de destino y su misión. Hasler les mostró en un mapa los objetivos a atacar, y asigna éstos a cada pareja. Hasler aleccionó bien a los comandos de la problemática retirada a través de territorio francés. Los comandos tenían bien claro las órdenes personales de Hitler respecto a los calificados como saboteadores : el tratamiento de espías y el piquete de ejecución.

Los componentes del grupo sabían que para regresar luego a Gran Bretaña tendrían que arreglárselas por sus propios medios, ya que la Royal Navy había insistido y recalcado que no podía arriesgarse a ningún submarino a aquella zona una vez hubiera cundido la alarma entre el enemigo.

El 7 de diciembre, después de una lenta travesía sin incidentes hasta la desembocadura del Gironda, llegó el submarino hasta un punto situado diez millas al sur de la Punta de Grave, que señala la entrada al estuario.

Una vez allí, diez marines en cinco canoas se dispusieron a enfrentarse con una ruta azarosa hasta alcanzar la costa y luego remontar el río a lo largo de 60 millas más hasta llegar a Burdeos.



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Bitácora del submarino “Tuna”, en el que señala el comienzo de la operación.



Tal como algo adelantamos, aquella madrugada del 7 de diciembre de 1942, el “Tuna” asciende a cota periscópica en la desembocadura del Gironda.

Se abre la escotilla del puente y el contramaestre seguido del comandante salen al exterior. A través de la escotilla llega la orden del comandante de soplar lastres y después emerge toda la cubierta del submarino.

Sin perdida de tiempo se abren las escotillas de embarque de los torpedos y comienzan a izarse a cubierta seis canoas. En la precipitación del momento la Cachalot al ser izada a la cubierta, queda desgarrada y puesto que no hay tiempo para reparaciones no podrá participar en el ataque y tiene que ser dejada junto a los marines Fisher y Allery en el submarino.

En cada canoa los dos tripulantes llevaban : raciones de agua y comida fría para varios días, seis minas adhesivas, mapas de la zona y fotografías aéreas del estuario, redes de camuflaje, pitos especiales para señales de reconocimiento, brújulas y relojes fosforecentes, cuchillos, metralletas Sten dotadas de silenciador, pistolas Colt .45 automática, municiones y una carga autodestructiva. Además, cada hombre lleva una placa colgada al cuello donde figura su identidad y cosidas a la cazadora, las insignias de su regimiento y grado, esto último muy importante por si caen en manos del enemigo.



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Lámina de la operación “Frankton”.



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Para los que lean el inglés, la leyenda de la lámina anterior.



Las cinco embarcaciones son puestas en el agua y los diez tripulantes embarcan en ellas.

Hasler, agita la mano en señal de despedida y pocos segundos después el submarino se sumerge.

Las embarcaciones se forman en “V” con la canoa de Halser a la cabeza. No se distinguía la costa, pero Hasler llevaba una brújula y además conocía perfectamente las estrellas. La distancia a recorrer antes de llegar a la boca del Gironda era de alrededor de 13 millas y, desde allí, tenían que empezar a remontar el río antes del amanecer para buscar un escondite durante el día.

Después de varias horas se avista la costa y poco después se avista el faro de Courdouen emplazado en un islote en medio del estuario. Entre el faro y la península de Verdon existía una barra bastante difícil, las aguas subían con la marea y las que bajaban del río formaban remolinos y rompientes muy peligrosos para las canoas.

Al llegar a este punto la formación británica se desarticula, y la Coalfish se hunde, debido a las corrientes. El sargento Wallace perece ahogado, mientras el marine Ewart logra llegar a la orilla, para ser luego apresado por los alemanes y fusilado por espía.

El mayor Hasler intenta buscar a los tripulantes pero al no encontrarlos continua adelante.

Después de remar por cinco horas se aproximan a la orilla izquierda del río, y allí la Conger se voltea, quedando con la quilla al aire. Los dos tripulantes luchan por enderezarla ayudados por sus compañeros pero le fue imposible y se decide finalmente echarla a pique. Los demás comandos sólo pudieron acercar a sus compañeros a la costa y seguir su camino, ya que no podían llevarlos consigo y la misión debía continuar.
Se rasga la lona y sus tripulantes, el cabo Shear y el marine Moffat, son abandonados en el lugar a su suerte. Dos días después serán detenidos por los alemanes y desaparecerán sin dejar rastro.

Las tres canoas restantes, se agrupan y continúan el avance.

Llegan a la línea de vigilancia alemana que se compone de 4 embarcaciones fondeadas de orilla a orilla, equipadas con proyectores luminosos ya armas automáticas, y que se encargaban de guardar la entrada.

Hasler considera que es mejor pasarlas bien apegados a la orilla, por lo que vuelve a la orilla izquierda y avanza cautelosamente.

Llegan al muelle de Verdon y sobre él, un centinela, por lo que deciden pasar bajo los pilotes del muelle. Aprovechando el ir y venir del centinela, dos canoas consiguen pasar, pero la tercera, la Cuttlefish, es descubierta y se le da la orden de alto, pero no se detiene y se hace fuego. La canoa consigue escapar, pero pierde todo contacto con sus compañeros. Los tripulantes, teniente McKinnon y marine Conway, continúan adelante, pero al día siguiente topan con algunas obstrucciones en el río y la canoa se va a pique. Nadaron hasta una isla próxima y después de deambular por varios sitios fueron capturados. Jamás volvieron, y corrieron la suerte de sus otros compañeros capturados. Sólo quedaban dos canoas, y ni siquiera había acabado la primera noche.

Las dos canoas restantes continúan adelante hasta el amanecer, y tras localizar una isla desembarcan en ella. Las canoas son tomadas a hombros y llevadas hacia el interior. Se las camufla con las redes y arbustos y los comandos se refugian para pasar el día. Después de comer y de dormir se recuperan físicamente.

La noche cae lentamente y con las canoas al hombro los comandos vuelven a la orilla. Las canoas son puestas en el agua y cruzan el río en diagonal hasta la orilla derecha que es más escarpada y se supone que estará menos vigilada. Después de varia horas son avistadas varias siluetas negras, que corresponden a buques alemanes de un convoy que remonta el estuario.



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Mapa del Ataque Burdeos.



Al amanecer, otro islote acoge a los comandos que están helados.

El nuevo día transcurre sin novedad, pero continuamente, aviones de observación alemanes “Storch”, cruzan el estuario en vuelo bajo, buscando algo. Hasler saca cuentas y deduce que le quedan 30 millas hasta Burdeos.

Al anochecer entra la marea y se vuelven a colocar las canoas en el agua y siguen remontando el río. Se formaba una capa de escarcha sobre las lonas y los hombres seguían remando hora tras hora hasta que de pronto apareció una lancha rápida de vigilancia. Fue tan rápida su aparición que sólo les dio tiempo para agacharse y rezar para no ser descubiertos. Los alemanes no distinguieron las canoas en la oscuridad y pasaron de largo. El oleaje levantado por la lancha sacudió a las dos canoas, las que estuvieron a punto de zozobrar.

El alba del 10 de diciembre sorprende a las canoas en la desembocadura del Dordoña. Toman tierra en una isla cercana y sólo cuando es demasiado tarde se dan cuenta que los alemanes tienen en la isla una batería antiaérea. El día es largo, frío y lluvioso y temiendo ser descubiertos por los alemanes que van de un sitio a otro. No pudieron fumar, ni estirar las piernas, ni calentar té ni comida, casi no hablaron, y el sueño fue escaso.

Al llegar la noche, tras una pequeño reconocimiento, efectuado por Hasler, las canoas son nuevamente depositadas en el agua y se alejan.

Horas después aparece frente a ellos un resplandor bajo y rojizo que se refleja en las nubes y que corresponde a luces de Burdeos.

El río se hace más estrecho y junto a la orilla los arboles proporcionan sombra. Pronto llegan a Bassens, ubicado pocos kilómetros al sur de Burdeos. Frente a Bassens en la orilla izquierda hay cañaverales y juncos altos. Allí descubren un pequeño brazo de río y se introducen en él. Es un trecho pequeño y cubierto por lo que están a resguardo de miradas desde tierra. Preparan un campamento y los comandos se duermen.



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Esta foto muestra el muelle de Bassens, situado frente a Burdeos. En esta zona se efectuó la incursión de la canoa Crayfish. La noche del 11 al 12 de diciembre. Las grúas que se ven en primer término dan la idea de las instalaciones de carga y descarga de los grandes buques.



Al caer la noche los comandos comen y comienzan a prepara las minas, colocando las espoletas y regulándolas para nueve horas después. Poco antes de las 23:00 levantan el campamento y nuevamente las canoas son puestas en el agua. Los tripulantes se separan deseándose buena suerte y él poder reunirse pronto en alguna cervecería de Portsmouth para celebrar el éxito.

El cabo Lavers y el soldado Mills toman dirección hacia Bassens, mientras que el mayor Hasler y el soldado Sparks se dirigen hacia Burdeos, tres kilómetros río arriba.

Tras remar una hora en silencio y después de doblar un recodo, parece el muelle de la ciudad que está repleto de barcos.

El mayor Hasler decide atacar un petrolero, un gran carguero y un buque anti-minas o Sperrbrecher, que era un gran navío provisto de bobinas eléctricas utilizado para saltar por su proa minas magnéticas.

Hasler suponía que los buques estaban vigilados, sobre todo teniendo en cuenta de que algunos de sus compañeros que habían quedado en el camino, pudieran haber caído prisioneros. Las elevadas bordas de los buques son un lugar propicio para cualquiera provisto de una metralleta aniquilar a los dos hombres, pero a su vez dejan en la sombra más completa las aguas próximas a ellos. Además para suerte de los comandos, la iluminación de los muelles es relativamente discreta.

Hace una señal a su compañero y se deslizan hacia uno de los buques mayores. Acercándose lentamente, Hasler consigue fijar dos minas al buque mediante una vara larga de unos 2 metros de largo. Luego, como fantasmas, se deslizan hacia el Sperrbrecher. Depositan una mina en su costado, sólo se escucha el ruido del agua al chocar contra el costado del buque. De improviso, se oyen unos pasos y el haz de una linterna pasa por sobre la canoa. El resplandor se apaga y se oye el chasquido metálico de un fusil que se ha montado.

La marea arrastra la canoa a lo largo del buque. Se sienten los pasos que corren arriba en dirección a la canoa y los vuelven a alumbrar. El centinela está desconcertado, pero parece que no tiene ni idea del tipo de embarcación que está allí abajo. Por fin la canoa pasa por debajo de un sector sombrío quedando casi invisible. El momento aprovechado para colocar otra mina.

La operación se repite con éxito contra dos buques más.

Mientras tanto, la segunda canoa ataca en Bassens a dos buques alemanes sin levantar sospecha ni que se diera la alarma.

Una hora mas tarde los dos grupos recogían el equipo necesario que pudieran llevar y hundían las canoas. Los hombres entumecidos con el agua en la cintura toman tierra y se introducen al interior.

Antes del amanecer Hasler y Sparks se refugian en un bosque donde deciden pasar lo que queda de noche y el día siguiente.

El problema que se plantea es el de llegar a Ruffec sin caer prisioneros, para una vez allí contactar con la Resistencia y volver a Inglaterra. No tienen víveres y quedan muchos kilómetros por delante.

El grupo de Hasler camina por de noche y descansa de día procurando alejarse de Burdeos, donde los alemanes estaban tratando de localizarles a todos.

Con el objetivo de descansar y de cambiar de atuendos, se acercan a una solitaria granja donde se dan a conocer como prisioneros evadidos y piden auxilio. Se lo niegan y van hasta otra granja y allí reciben comida y ropa vieja de civil.

El grupo de Laver y Mills, es menos afortunado y cae en manos de una patrulla alemana dos días después del ataque cuando intentaban entrar en un poblado, vistiendo todavía de uniforme. Otros dos soldados que pagarán con sus vidas el ataque.

Volvamos a Hasler y Sparks.

Llovía torrencialmente y en medio del bosque, Hasler y su compañero caminaban tras un muchacho francés. No se divisaba ninguna luz. A Sparks le pesaban los párpados y tenía mucho frío. De repente se oye un ladrido y el muchacho reemprende la marcha. Aparece una casa de campo y se abre una puerta. Aparecen un hombre y una mujer y todos entran. Nuevo interrogatorio ¿Quienes son? ¿A donde van? ¿Cómo pueden demostrar que no son alemanes?

Después de nueve días de vagabundeo y de haber andado ciento cincuenta kilómetros, estos franceses les dan de cenar y les ceden su cama, en la que Hasler y Sparks quedan enseguida dormidos.

La noche siguiente la pasan junto a una vía de ferrocarril, en el interior de un refugio abandonado y el día 18 llegan a Ruffec donde la Resistencia se debía poner en contacto con ellos.

Por un fallo fortuito la Resistencia no ha sido advertida de su llegada y Hasler y su compañero entran en un café. Hasler ha estudiado todos los movimientos de la dueña del café y cree que se puede confiar en ella. A la hora de pagar desliza una nota dentro de un billete de quinientos francos, en el que indica que son prisioneros evadidos y solicitan ayuda.

La mujer se dirige a la caja y la observan leer el papel y sin mostrar sorpresa escribe algo en el mismo papel. Cuando le devuelve el cambio leen en la nota “Permanezca donde está hasta que cierre el café”. Y de esta manera tan afortunada a partir de estos momentos se ven guiados y llevados en la clandestinidad por desconocidos que las hacen pasar a España. Ya llegados a Barcelona no les fue difícil llegar a Gibraltar y volver a Inglaterra el 1° de abril de 1943.


El resultado fue el siguiente :

Canoa Cachalot : Marines Fisher y Allery, tuvieron que abandonar la misión debido a daños en la canoa.

Canoa Conger : Cabo Shear y Marine Moffat, murieron ahogados.

Canoa Coalfish : Sargento Wallace y Marine Ewart, capturados y muertos.

Canoa Cuttlefish : Teniente Mackinnon y Marine Conway, capturados y muertos.

Canoa Crayfish : Cabo Laver y Marine Mills, capturados y muertos.

Canoa Catfish : Mayor Hasler y Marine Sparks, vueltos a Inglaterra.

De las seis canoas originales, sólo dos lograron llegar a los objetivos.


El ataque provocó el hundimiento de cinco forzadores de bloqueo : el Tannenfels y el Portland se fueron a pique en Bassens (por Laver y Mills), y el petrolero Cap Harid y los cargueros Dresden y Usaramo, en Burdeos (por Hasler y Sparks). Unicamente el Sperrbrecher 5 debido a la caída sobre el fondo de las minas colocadas por Hasler contra su casco. La razón de lo anterior se debió a que nadie podía prever el magnetismo o la falta de él, que podía tener un buque de esta clase.



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Buques alemanes dañados tras el ataque.



Es importante indicar que algunos de los comandos fueron fusilados aun vistiendo el uniforme británico lo que constituía una clara violación de la Convención de Ginebra.

El Marine Ewart (23 años) y el Sargento Wallace fueron capturados por los alemanes, y torturados salvajemente durante 3 días por la Gestapo, no revelando nada del plan, ni de la ruta de escape de sus compañeros, ni de cuantos hombres formaban el comando. No revelaron nada de nada y al tercer día fueron fusilados.

En los juicios de Nuremberg el fusilamiento de Ewart fue empleado como prueba condenatoria contra el almirante Raeder que secundó al pie de la letra las órdenes dadas por Hitler de “fusilar a todos los comandos”.

A su vuelta a Inglaterra, Hasler y Sparks fueron condecorados, respectivamente, con el DSO y la DSM. A Laver y Mills se les citó en los boletines de guerra, aunque como ocurrió con el resto de los hombres, fueron capturados y muertos por los alemanes.

Después de esta operación, la unidad fue disuelta, y sus miembros pasaron a formar parte de las secciones de canoas de los Comandos Royal Marines y del SBS.

Hasler por su parte siguió formando parte del Cuartel General de Operaciones Combinadas, para luego, en enero de 1944, ser trasladado al Sudeste Asiático, donde formó y comandó el llamado Destacamento 385, que tenía elementos del Royal Marines y del Ejército, y que formaba parte del SOG (Small Operation Group), y que casi siempre utilizaron canoas y estaba especializada en la limpieza de playas y en asaltos anfibios.

Para más información sobre esto último vean en :

viewtopic.php?f=26&t=2780



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Algo de la uniformología.

Este miembro de la Boom Patrol de los participantes en el ataque a Burdeos de diciembre de 1942, lleva un gorro de lana en color azul, una chaqueta impermeable con gorra incluida de camuflaje y botas altas impermeables, y mitones azules de lana. Presenta la insignia de banda en el hombro con la leyenda “Royal Marines” y la insignia de Operaciones Combinadas en el brazo. En adición a su metralleta Sten con silenciador, lleva un cuchillo F-S bajo sus botas altas impermeables camufladas, y un Colt .45 automático en una pistolera.




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Banda de Hombro “Royal Marines”.



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Insignia de Operaciones Combinadas.



La misión y la posguerra :



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Bill Sparks de visita a la casa de campo en Napres, donde él y el mayor Hasler fueron escondidos, para posteriormente escapar.



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El Duque de Kent y Condesa Mountbatten en el sitio donde Wallace y Ewart fueron ejecutados.



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Lugar donde fueron fusilados Wallace y Ewart. En la placa dice: “If I should die think only this of me :
that there's some corner of a foreign field that is for ever England” (“Si yo muriera piensen sólo esto de mí : hay alguna esquina de una tierra extranjera que es para siempre Inglaterra”), Diciembre de 1942, Sargento Samuel Wallace y Marine Robert Ewart, Royal Marines.




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El Duque de Kent y Alain Juppé, alcalde de Burdeos, frente a la placa conmemorativa de la operación.



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Recuerdo del Cabo Laver y Marine Mills en el Memorial de los Caídos en Montlieu la Garde.



Existe una película de 1955 que muestra esta misión llamada “El Infierno de los Héroes” (“Cockleshell Heroes”) protagonizada y dirigida por José Ferrer, bastante fiel a la realidad, pero con los nombres de los participantes cambiados.



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El “Infierno de los Héroes”.



Aquí quiero tirar algunas interrogantes al foro.

En la mayor parte de la bibliografía se presenta esta acción como una acción de héroes. Y me vuelvo a preguntar ¿Qué hubiera pasado si este ataque lo realizaban los alemanes o los italianos? Se consideraría una acción de héroes o una acción suicida o Kamikaze. ¿Por qué los aliados son héroes en las misiones difíciles y los alemanes e italianos casi son tratados como locos suicidas?


Fuentes :

Los Titanes Azules (Luís de la Sierra).

La Incursión de los Cascarones (Anthony Paice, Así Fue la Segunda Guerra Mundial, Editorial Anesa-Noguer-Rizzoli, Tomo 3).

British Commandos in Action (Leroy Thompson)

Commandos - Churchill's Hand Of Steel (Simon Dunstand)

Allied Special Forces Insignia 1939-1948 (Peter Taylor)

http://www.royalmarinesregimental.co.uk ... kmain.html

http://www.royalmarinesmuseum.co.uk

http://www.unithistories.com


Y como regalo les quiero para descarga, ya que son gratuitos, dejar uno de los Cahiers del Musée de la Résistance, dedicado a la operación “Frankton” :

http://rapidshare.com/files/269211211/Frankton.pdf.html


No es tan buena la resolución, pero es interesante.


Saludos desde Chile.