Publicado: Vie Ago 07, 2009 3:10 pm
por Domper
Sin embargo, el efecto de la potencia aérea (y de la artillería) sobre los blindados alemanes debe matizarse.

Por de pronto: hay que entender que hay tres tipos de “impactos” sobre un carro de combate:

- Destrucción total: implica la destrucción del vehículo, que resulta irreparable, y frecuentemente implica la muerte de la dotación. Habitualmente esto se consigue por daños masivos: incendio catastrófico (combustible y municiones), voladura de la torre, etcétera.

- Destrucción casi total: el carro queda fuera de combate, frecuentemente perece su dotación, y auque se recupere el vehículo requiere reparaciones de gran importancia, como la sustitución del motor y de la suspensión, la sustitución de la torre, etcétera. Es frecuente que el vehículo sea irrecuperable para su misión original, y tras su “reparación” sea destinado a otras misiones: portador de armas, carro de recuperación o de ingenieros, etcétera. Así, buena parte de los Brumbar y de los Sturmtiger construidos era a partir de chasis con daños graves enviados a Alemania para su reparación.

Según las condiciones, podía ocurrir que vehículos que se consideraban reparables no lo fuesen. Es el caso de los dos M26 Pershing perdidos en combate en Alemania: uno fue puesto fuera de combate por un Tiger pero fue recuperado y reparado. El otro fue incendiado por un proyectil disparado por un Nashorn que penetró por el glacis e inició un fuego en la torre. La tripulación abandonó el vehículo, y poco después la munición se incendió y estalló. A pesar de eso el carro se consideró reparable pero, dada la situación (el derrumbamiento inminente de Alemania) y que había escasez de piezas de repuesto, se prefirió canibalizarlo.

Los soviéticos eran especialmente hábiles recuperando vehículos: no les gustaban los recubrimientos de caucho de los carros norteamericanos porque si ardía el tanque el caucho también ardía y complicaba la reparación. A pesar de eso, a finales de la guerra también ponían recubrimientos de caucho en las ruedas de sus tanques (alargan la vida de las cadenas y hacen la marcha menos fatigosa).

- Fuera de combate: el carro sufre daños que afectan a su movilidad, a su potencia de fuego o a su dotación, pero que son fácilmente reparables por los talleres de primer escalón: por ejemplo, se ha roto la oruga, o una carga hueca ha matado algún tripulante, etcétera.

El “fuera de combate” podía darse también sin necesidad del enemigo. Incluso hoy día se considera que una unidad blindada en combate pierde un 20% de sus efectivos cada hora por averías (generalmente menores). Los carros alemanes no eran un prodigio de fiabilidad, especialmente si tenían que hacer largos recorridos.

Todo esto es porque los tanques son vehículos muy resistentes. Un ejemplo fue un M48 que combatió en Saigón durante la ofensiva del Tet: se envió un pelotón de tanques a la capital, pero un puente fue volado tras pasar el primer vehículo. Ese solitario tanque combatió durante todo el día, y fue alcanzado tantas veces por granadas de carga hueca que tuvo que sustituirse la dotación ¡dieciocho veces! y el tanque siguió combatiendo.

En los dos últimos casos el carro de combate es recuperable y puede volver a ser utilizado. Pero Alemania tenía dos graves problemas para ello:

- Uno, de organización. La mayor parte de los contendientes realizaban las reparaciones por grandes que fuesen en talleres de primer o segundo escalón, y sólo se devolvían a las fábricas vehículos con averías muy graves (en el caso de los aliados occidentales, no era posible, y los carros se abandonaban: fue el sino de los Centaur en Normandía). Pero los alemanes sólo reparaban sobre el terreno las averías “fáciles”, y si el vehículo necesitaba una reparación mayor (como la sustitución del motor) se enviaba a la fábrica. Eso era casi imposible en las condiciones de Francia: el transporte de tanques se hacía por líneas férreas, que estaban fuera de servicio en las proximidades del frente: eso implicaba que si un tanque tenía daños importantes, podía darse por perdido.

- Para reparar un tanque es preciso recuperarlo. Eso es fácil para quien combate en misiones ofensivas, pero quien lo hace a la defensiva deberá o recuperar los vehículos dañados, o abandonarlos. Recuperar un tanque siempre es un problema, pero con los carros pesados (Panther y Tiger de ambos modelos) es aún peor. El único vehículo capaz de hacerlo era el Bergepanther, pero se fabricaba con cuentagotas (347 en total). Es significativo que ningún Tiger pudo escapar de Normandía.

Es importante considerar que era excepcional que la aviación o la artillería consiguiese una “destrucción total”. Para la artillería, implicaba un impacto directo que atravesase el techo y estallase en su interior. Si el proyectil acertaba con el blindaje frontal, podía causar daños muy graves, pero generalmente reparables. Sin embargo, la artillería si es frecuente que deje fuera de combate a los tanques, al dañar sus orugas, la suspensión, el armamento, los sistemas ópticos… La aviación, parecido. Es improbable que una bomba destruya un tanque, pero una explosión cercana causa daños importantes.

Respecto a las armas de fuego directo de la aviación (cañones, ametralladoras o cohetes), tienen una eficacia moderada contar los carros.

Los cohetes eran muy temidos, pero la probabilidad de impacto era mínima: los que se usaban durante la SGM eran armas de baja velocidad con trayectoria parabólica, lo que hacía la puntería muy difícil, y más difícil evaluar los efectos, pues el morro del avión oculta la trayectoria de los cohetes. No he encontrado la proporción de impactos, pero me suena que era inferior al 5%. Incluso hoy día, con armamento guiado, etcétera, se acepta que durante el combate contra carros un avión deja fuera de combate a una media de dos tanques cada salida. Eso sí, si el cohete acierta al tanque, es frecuente que los daños sean catastróficos para el vehículo, y letales para la dotación.

Por raro que parezca, las ametralladoras de 12,7 mm y sobre todo los cañones de 20 mm eran más eficaces: bastaban para perforar la coraza superior o posterior de los tanques, y la puntería era sencilla. Incluso si no perforaban la coraza causaban daños importantes en elementos externos (por ejemplo, los escapes de los motores). Eso sí, era improbable que la destrucción fuese total.

Por todo ello una fracción importante de los tanques perdidos por los alemanes lo fueron por daños no reparables que obligó a su abandono, no por su destrucción. Eso quiere decir que parte de sus dotaciones sobrevivió, y hubiesen podido servir de esqueleto para la reconstrucción de las unidades. Pero por entonces Hitler había decidido que las divisiones Panzer no eran suficientemente fanáticas, y destinó los nuevos tanques a nuevas brigadas acorazadas, que tuvieron un rendimiento malo.

Eso sí, todo lo dicho es respecto a los carros. Mientars que dentro de un tanque se estaba relativamente a salvo de los obuses y de los aviones, el efecto contra vehículos no acorazados, tropas al descubierto, unidades hipomóviles y demás, era aterrador.

Saludos