Publicado: Mié Ago 06, 2008 7:07 pm
por Bitxo
Notas

Es muy posible que un lector familiarizado con los sucesos descritos haya encontrado divergencias entre lo aquí expuesto y lo que haya podido conocer a través de otros artículos o libros publicados. Lo cierto es que yo mismo he topado con diferentes versiones de los mismos hechos, y siendo estas diferencias de mayor o menor calado. Donde, sin duda, más posibles errores se encuentran es en los detalles, es decir, en el rango de alguien en particular, en la hora en la que sucede lo que se cuenta -las que yo he puesto deben tomarse como mera orientación-, la forma de la muerte, etc. Pero también hay diferentes interpretaciones acerca de por qué se asesinó a un personaje u otro, y también hay numerosos rumores que hablan de lo que podría haberse encontrado en algún que otro registro. Y, por supuesto, también hay versiones del por qué de la Noche de los Cuchillos Largos en general.

Todas estas divergencias son motivadas bien por los testigos de la época interrogados por los primeros autores que se ocuparon del tema, bien por errores de traducción, o por cuestión de cercanía política a los personajes implicados. Lo que aquí se expone es, como no podía ser de otra manera, mi propia versión, las conclusiones a las que he llegado tras la lectura de las fuentes expuestas en la bibliografía.

Para algunos autores, como Irving, las SA realmente se habían armado y estaban dispuestas a actuar contra Hitler, estando Röhm confabulado con Schleicher. Para otros esto es una mentira del régimen para justificar la purga, cuya motivación no era otra que la de una pugna por el poder entre las distintas facciones nacionalsocialistas. Para unos el rearme de las SA era una realidad que definía sus intenciones, para otros una mentira o, en el mejor de los casos, una verdad a medias. Mi opinión es la que he tratado de exponer, sin por ello dejar de plasmar toda la información que he encontrado para que el lector saque sus propias conclusiones. Las militancia de las SA estaba descontenta ante la imposibilidad de promocionar a todos aquellos que se habían aunado a la revolución precisamente para ello. Su Estado Mayor, con Röhm a la cabeza, era incapaz de controlar a su gigantesca organización, dándose la circunstancia de que su descontento no sólo era utilizado como excusa para los apetitos personales, sino que además les empujaba ante lo que podía ser un hecho consumado, la segunda revolución, la que podía auparles al poder o apartarles si dejaban de ser la cabeza visible de esa militancia que se sentía legitimizada a dejarse llevar, hasta las últimas consecuencias, por la corriente creada en la captura del poder. El carácter y la falta de miras de Röhm y su Estado Mayor, todos ellos personajes en absoluto preparados para entender los mecanismos de gobierno de una nación, aportarían los ingredientes necesarios para que, pese al descomunal tamaño de las SA, estas fracasaran estrepitosamente, dejándose sorprender y decapitar.

En mi opinión, que las SA se armaban es algo irrefutable, y más cuando sus prácticas de tiro eran escuchadas por los diplomáticos extranjeros que residían cerca de su cuartel en Berlín. Esto, además, debió ser deliberado, dentro de la estretegia de Röhm de hacer sentir a Hitler que disponía algo más que cuatro millones de rufianes, o que estos eran capaces de reconvertirse en soldados del Reich. Pero, se desprende de lo dicho, no creo que Röhm albergara verdaderos planes, más allá de sus comentarios y rabietas para el consumo interno, para derrocar a Hitler si este no se avenía a su aspiración de ser una figura principal del régimen, amparado en su ansiedad de homogeneizar a la nación en el marco de la revolución nacionalsocialista. Esta ansiedad, por otro lado, era común en Hitler, pero este deseaba llevarla a cabo por otro camino, de manera que no pusiera en peligro la potencia a corto plazo de Alemania ni, desde luego, pusiera en duda su liderazgo. Si Röhm se ofrecía como garante de Hitler, este no pretendía otra cosa que disponer de un poder absoluto que no pudiera ser cuestionado, ni tan siquiera desde dentro del movimiento.

La grieta ofrecida por Röhm en un momento tan delicado como la carrera sucesoria a la Presidencia fue, qué duda cabe, aprovechada por los sectores conservadores que aún gozaban de una influencia nada desdeñable en la industria, el Ejército y la Iglesia. Los conservadores, por tanto, sí se movilizaron para tratar de aprovechar la crisis del recién nacido régimen para reconducirlo hacia el plan original de instaurar un autoritarismo apoyado en el Ejército y la industria que preparara el camino a una restauración monárquica en la cual legitimizar su poder. Pero los conservadores presentaban una fractura decisiva en la figura de Papen, rival de Schleicher por la Cancillería. Ello provocó, aunado a la simpleza de Blomberg, similar a la de Röhm, que el Ejército pivotara entre el nuevo régimen y las posibilidades de los conservadores, debilitadas por dicha fractura. Es posible que fuese cierto que los conservadores afines a Schleicher contemplasen la posibilidad de un apoyo de Francia en una hipotética guerra civil. Es una conjetura que merece la pena tener en cuenta, si bien no he encontrado nada que pueda afirmarla.

Y, por último, el papel de Göring también es discutible. De todos es conocida su ambición desmesurada, decisiva en la resolución final que hubo de adoptar Hitler. La Noche de los Cuchillos Largos se hubiese dado siempre, dadas las aspiraciones y características Röhm y Blomberg, y teniendo en cuenta el delicado momento histórico, pero pudo haber sido de otra manera. El tópico es el de un Hitler todopoderoso que gobernaba con mano de hierro su movimiento, basado en el principio del caudillaje, pero lo cierto es que Hitler era aún débil en aquel entonces. Sus dudas a la hora de actuar, que casi le abocan al desastre mientras esperaba una señal en el camino que le guiara, la cual se la ofrecería Blomberg, en quien confió antes que en sus propios camaradas; los asesinatos de Röhm y Strasser en contra de su voluntad; su cambio de opinión acerca de dar la Cancillería a Göring, tal y como le había prometido; y su necesidad de apoyarse en una figura del partido hasta entonces casi irrevelante, como era Himmler, parecen confirmar esta tesis de que Hitler no tuvo un plan predeterminado para salirse con la suya, apoyado por los hombres fuertes del régimen, sino que aprovechó la prerrogativa del Ejército para poder hacer frente a quienes podían disputar su liderazgo desde fuera o, incluso, desde dentro del partido.

La teoría de que Göring protegió a Papen para su aprovechamiento posterior es, que yo sepa, de mi cuenta y riesgo. Desde ya hago una petición para que, si alguien conoce algún autor que haya investigado en este sentido, haga el favor de decírmelo, y así podré investigar más este asunto.
Gallo menciona la posibilidad de que Hitler temiese a Göring, pero no menciona que este pudiera contemplar en el testamento de Hindenburg, en poder de Papen, un as en la manga para asegurarse que Hitler, cuanto menos, cumpliera su palabra y satisficiera su ambición. Ello explicaría que Hitler se apoyara básicamente en Blomberg, mientras que limitaba su necesidad de claudicar ante sus compañeros de movimiento, contentándoles con una purga a la medida de sus necesidades, pero que no podía llevar a un intercambio de papeles entre Röhm y Göring. Tuvo que ceder y entregarles la cabeza de Röhm y Strasser, a los cuales aún podría haber utilizado como contrapeso en su sistema poliárquico; pero contó con el apoyo del Ejército para acumular el poder necesario para protegerse de las diferentes facciones. Poco le importaba ya que Himmler diese a conocer su capacidad para resultar otro factor a tener en cuenta en la complejidad del nacionalsocialismo, y menos cuando este le mostraba un futuro tan cercano a su propia visión de una sociedad jerarquizada y homogeneizada en lo político y lo racial.

He intentado traducir los rangos al español. No se hasta qué punto lo he logrado sin cometer errores, pero pensé que merecía la pena correr el riesgo en tal de que cualquier lector pueda hacerse una idea de la importancia de los personajes.

Agradecer a Paradise Lost y a Capitan Miller su pronta ayuda a la hora de resolverme algunas dudas.

Bibliografía

La Noche de los Cuchillos Largos, de Max Gallo.
De Münich a Auschwitz, de Ferran Gallego.
Todos los hombres del Führer, de Ferran Gallego.
El Tercer Reich. Ascensión y caída del régimen nazi, de H. S. Hegner.
La llegada del Tercer Reich, de Richard J. Evans.
El Tercer Reich en el poder, de Richard J. Evans.
Göring, de David Irving.
La GESTAPO y la sociedad alemana. La política racial nazi (1933-1945), de Robert Gellately.
El Papa de Hitler, de John Cornwell.
La Wehrmacht. Los crímenes del ejército alemán, de Wolfram Wette.
http://es.wikipedia.org/wiki/Portada
http://www.uniforminsignia.net/index.php?p=main
http://www.axishistory.com/