Publicado: Mié Ago 06, 2008 6:57 pm
por Bitxo
En toda Alemania se asesinaba a los que aparecían en las listas, fueran o no de las SA. Al mediodía, en Glewitz, unos agentes de la GESTAPO asesinaron al jefe de la policía Ramshorn, un SA que había sido un héroe en la Gran Guerra y diputado del partido. En Stettin fue arrestado el jefe local de la GESTAPO Hoffmann, pues Himmler deseaba librarse de él. En Könisberg fue detenido el SS Conde Hohberg. En Silesia asesinaron al hermano de Heines. El abogado Glaser, que se había querellado con Max Amann, el jefe de la Cámara de Prensa, fue asesinado también. Igual suerte correría el Coronel SA Erwin Villain, por su rivalidad con un médico SS. Himmler también se aseguró de eliminar a los SS Toifl y Emil Sembach, por sus diferencias con él. Sembach fue expulsado de las SS y del partido por su condición de homosexual.

En definitiva, la jornada fue aprovechada para librarse de la competencia o viejas enemistades, como el caso del General SS Erich von Bach-Zelewski que mandó asesinar a su rival a la hora de ocupar un cargo político, el Comandante de Caballería SS Freiherr von Hoberg.

En Breslau, las SA se defendieron de los hombres del General SS Udo von Woyrsch. El Ejército acudió en su ayuda, pero para cuando llegaron los SS ya habían logrado rendir la resistencia y fusilar a su jefe, el SA Wechmar. Furioso por la resistencia de los SA, Woyrsch hizo asesinar a sus esposas, e incluso a algunos judíos que no tenían nada que ver con aquello.

Paul Schulz, colaborador de Strasser, fue llevado por lo agentes de Göring a un bosque de Postdam, donde fue tiroteado. Ligeramente herido, Schulz logró disimular que estaba muerto y escapar. Más tarde pactaría con Hitler su exilio. Regendaz, el banquero que organizado un encuentro entre Röhm y François-Poncet, logró escapar también al huir en su avión a Inglaterra. Gottfried Treviranus, un nacionalista que había sido Ministro con Brüning, había logrado escapar cuando iban a detenerle en el Tennis Club de Wansee. Se refugió en el bosque y logró escapar también a Inglaterra. Erich Müsham no pudo escapar, pues se hallaba preso desde que participó en la República de los Consejos de Bavaria. Fue asesinado en la cárcel.

Mientras se producían todos estos acontecimientos, Ernst disfrutaba de un banquete en su honor ofrecido por el Ayuntamiento de Bremen, pues estaba a punto de partir de luna de miel. Sobre las 15h llegó en avión desde Berlín Gildisch, quien tenía orden de detenerle. Ernst fue advertido por otros SA, pero no hizo caso. Estaba demasiado contento por su viaje como para creerse más historias de conspiraciones. Pero, al llegar al hotel, Gildisch estaba esperándole y no le sirvieron de nada sus peticiones de hablar con su amigo el Príncipe August Wilhelm de Hohenzollern.

En la Casa Parda, Hess se acercó a los jefes SA para decirles que eran todos sospechosos y que debían considerarse presos hasta que terminasen las investigaciones. Acto seguido, los SS les cachearon.

En uno de los salones, Hitler se dedicaba a desahogar su ansiedad. Animados por los insultos que dirigía a Röhm y a su Estado Mayor, Hess y Amann se ofrecieron para asesinar personalmente a Röhm. Pero Hitler les hizo callar y dictó a Lutze indicaciones para las futuras SA, interrumpiéndose en cada momento al recordar todas las desavenencias que había tenido con ellas: Quiero que los oficiales de las SA sean a partir de ahora hombres, y no monos grotescos y repelentes. Quiero que el jefe de las SA y el más humilde de los simples miembros de las SA me obedezcan ciegamente. No estoy dispuesto a tolerar que los jefes de las SA ofrezcan costosos almuerzos o acepten invitaciones. ¡Se arrojó champagne por las ventanas durante las orgías! ¡Dilapidaban el dinero del partido! Prohibo que a partir de ahora los jefes SA utilicen vehículos lujosos, tomen parte en comidas diplomáticas, etc.

Entonces Buch preguntó por la suerte de los SA apresados. ¡Hay que fusilarles a todos!, gritó Hitler. Wagner le tendió una lista de nombres y Hitler comenzó a marcar una cruz sobre algunos. Al terminar, le entregó la lista a Sepp Dietrich: Acuda inmediatamente a la cárcel de Stadelheim. Coja a seis suboficiales y un oficial SS y ejecute a estos jefes SA por alta traición. Sepp Dietrich leyó los nombres en voz alta. El nombre de Röhm no fue mencionado. Ante la sorpresa de todos, Hitler aclaró: Concedo a Röhm el indulto por razón de los servicios prestados.

Sepp Dietrich llegó a Stadelheim a las 17h. De inmediato reunió a seis suboficiales y les hizo formar a unos diez metros del muro. Un oficial les hizo comprobar sus armas mientras Sepp entregaba la lista a Koch. El director de la cárcel tenía tanto miedo de aceptar la entrega de prisioneros como de negarse a ella, pero al final, haciendo gala de su fama de hombre meticuloso, protestó porque no se cumplían las normas al no estar la lista firmada. A Sepp no le quedó otra que regresar a la Casa Parda para que Wagner le firmara la lista.

De nuevo en Stadelheim, se dirigió a la celda del primero de la lista para informarle de la sentencia: Le comunico que ha sido condenado a muerte por el Führer por alta traición. Heil Hitler!. Una vez estaba el prisionero frente al muro, ordenaba a sus hombres: ¡El Führer lo ordena! ¡Apunten! ¡Fuego!. Así uno tras otro, hasta que le llegó el turno a Schneidhuber. Este, aterrado, gritó: ¡Es una locura, camarada Sepp, somos inocentes!. Sepp Dietrich le contestó con la consabida fórmula pero, como recordaría después, justamente antes de que le tocara el turno a Schneidhuber, me largué. Estaba harto.

Mientras se ejecutaban los prisioneros de Stadelheim, en Berlín separaron a Strasser del resto de los prisioneros para llevarle a una celda aparte. Poco después, alguien se asomaba por el tragaluz y le disparó. Strasser quedó malherido. Se oyó a Heydrich que decía: ¿No ha muerto todavía? Dejad que ese cerdo se desangre. El informe oficial aseguraría que Strasser se había suicidado.

:arrow: