Publicado: Mié Ago 06, 2008 6:29 pm
por Bitxo
Otra maniobra para socavar el poder de Röhm en las SA fue llevada a cabo por Göring. Durante el proceso de coordinación, las SA habían podido actuar con la apariencia de la legalidad al incorporarse a la policía prusiana como fuerzas auxiliares. Con ello Göring hacía una doble jugada al compensar la falta de celo de muchos policías que no eran afectos al nacionalsocialismo. y aumentar su influencia entre los paramilitares del land. Pero se dio cuenta de que la permisión con las SA había supuesto que estas se hubiesen infiltrado a todos los niveles -de hecho las SA lograrían crear una red de comisionados en todo el Reich que funcionaría como una administración paralela a la del Estado-, molestándole todos los cargos adquiridos por estas. Pese a ello, Göring no iba a quedarse sin su propia fuerza, y precisamente por una disputa con las SA.

Cuando el jefe de la policía de Berlín, el Almirante Magnus von Levetzow, protestó por la brutalidad de las SA, Röhm y el jefe de estas en Berlín, Karl Ernst, se volvieron contra él pidiendo su sustitución por no pertenecer al partido. Entonces Göring vio que podía perder el control sobre la policía de la capital y decidió crear la GESTAPO, partiendo de la estructura existente y colocando a su cabeza a Rudolf Diels. Tanto Diels como la mayor parte de su personal, no pertenecían entonces al partido. De hecho, la GESTAPO, creada tanto como para la lucha contra los rivales políticos del partido, como para los personales de Göring, pretendió escapar al control del partido pero, dentro de la estrategia poliárquica habitual de Hitler, estuvo vigilada por el General SS Kurt Daluege. Pese a ello, en un principio, Daluege mostraría mayor fidelidad hacia Göring que hacia su jefe Heinrich Himmler, tan sólo jefe de las SS y de la policía política de Baviera, la BAYPOPO. Y de igual manera que el poder alcanzado en las diferentes administraciones molestaba a Göring en Prusia, hasta el punto de crear su propia fuerza policial, molestaría a Himmler en Baviera, al hacerse cargo de la policía bávara y los campos de concentración. Parece ser que fue Reinhard Heydrich, su brazo derecho, quien le indicó que se podía aprovechar el conflicto entre las SA y la Reichswehr para acabar con el poder de estas y poner en su lugar a las SS.

Himmler supo interpretar un papel con el que competir con el resto de grandes líderes nacionalsocialistas, ganándose la confianza y el apoyo del Ministro del Interior, Wilhelm Frick y la del propio Hitler, presentándose como un líder más moderado que no pregonaba una segunda revolución, si no que acataba el orden institucional; no mostraba la voracidad de Göring, que también preocupaba a Frick; y, por medio de sus SS, representaba a la vanguardia ideológica y racial que deseaba el Führer, frente al populismo de las SA. Con estos apoyos tan decisivos, pudo imponer la existencia y desarrollo del Servicio de Inteligencia de las SS (SD) frente a las quejas de los Gauleiter que se sentían espiados.

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