Publicado: Dom May 25, 2008 4:56 pm
por Kurt_Steiner
Casi de inmediato, los artilleros alemanes se enfrentaron a otro peligro, esta vez de media docena de bombarderos torpederos Swordfish, el mismo tipo de avión que había acabado con el Bismarck. Pero el episodio no se repetiría. Aunque escoltados por diez Spitfire, los Swordfish fueron presa fácil para los Me 109 y FW 190 de Galland. Los cazas alemanes se abalanzaron sobre la formación británica. Sus ametralladoras y cañones de 20 mm agujerearon alas, hicieron estallar depósitos de combustible y desgarraron grandes trozos de lona. Varios FW 190 bajaron sus trenes de aterrizaje y flaps para reducir su velocidad y ponerse a la altura de los Swordfish. Mientras tanto, los artilleros de los barcos disparaban al mar para crear una cortina defensiva de agua y astillas de proyectil. Uno por uno, los aviones torpederos se estrellaron en el canal y se hundieron. Trece de los 18 aviadores a bordo murieron, cinco supervivientes heridos fueron recogidos por barcos británicos. Ni un solo torpedo había dado en el blanco.

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El almirante Ciliax, que observaba los ataques desde el puente demando del Scharnhorst, estaba sorprendido por la ineficacia de la respuesta británica. Su siguiente grave preocupación eran las minas. Ambos lados habían plagado el canal de miles de minas. Los barreminas alemanes habían trabajado varios días para despejar una ruta entre los campos, pero en algunos lugares el área segur apenas tenía 800 metros de ancho, y era fácil de pasar por alto.

Como para confiar los peores temores de Ciliax, el Scharnhorst fue súbitamente estremecido por una fuerte explosión. Sus motores se pararon, y, al cabo de unos instantes, el buque de guerra de 38092 tn estaba quieto en el agua. Una inspección de los ingenieros mostró que la mina había dañado el casco y las hélices. Temiendo que las reparaciones tomasen muchas horas, Ciliax ordenó que el destructor Z-29 se pusiese al lado. El almirante descendió del Scharnhorst a la cubierta de la embarcación más pequeña, y el Z-29, ahora buque insignia de Ciliax, partió a toda velocidad para reunirse con la flota principal.

Los británicos seguían sin poder montar un asalto organizado. Un par de escuadrones de bombarderos ligeros Beaufort se alzaron en el aire, pero algunos no habían sido armados con torpedos, y otros no llegaron a reunirse con sus escoltas de cazas. Unos cuantos Beaufort localizaron finalmente el grupo principal de barcos alemanes, pero no causaron ningún daño. Tampoco las bombas lanzadas por un escuadrón de bombarderos medianos Lockheed Hudson.