Publicado: Mié Sep 09, 2020 5:45 pm
por Kurt_Steiner
Tras la derrota de Francia en 1940, la situación de los miles de republicanos españoles exiliados en territorio galo, ya de por sí precaria, empeoró aún más. Este fue el caso de varios centenares de ellos que, en septiembre de 1940, fueron enviados en vagones de ganado a Annecy, capital de la Alta Saboya, en los Alpes. Con este contingente de prisioneros republicanos se formaron varias Compañías de Trabajadores Extranjeros (CTE), destinadas a realizar trabajos agrícolas, construcción de caminos, etc.

Pese a las duras condiciones padecidas, los españoles mantienen vivo el espíritu de resistencia antifascista y bastantes de ellos logran huir y se unen al maquis. Este fue el caso de Miguel Vera quien, tras escapar de la 517 CTE, empezó a organizar su núcleo de la resistencia a partir de junio de 1942. Desde este momento, y tras la aparición del primer maquis en Les Villars-sur- Thônes (diciembre 1942), le siguieron los grupos guerrilleros formados únicamente por españoles, entre abril-diciembre de 1943, de Mont Veyrier, Col de Colombière, Combre de’Ire, Semnoz y Bochet de Serraval. Estos grupos serán la admiración de la Resistencia francesa y todos los testimonios coinciden en destacar que los guerrilleros republicanos españoles tuvieron un comportamiento ejemplar por su disciplina y eficacia combativa.

En diciembre de 1943, Miguel Vera, el principal jefe de las guerrillas republicanas españolas que combatían en los Alpes, entró en contacto con Tom Morel, acordando ambos crear una organización militarizada de resistencia: así surgió la llamada “Sección Ebro”, que recordaba en su nombre la sangrienta batalla y que estaba dividida en dos grupos de combate denominados “Ebro” y “Refuerzo Ebro”, cuyos mandos militares, tanto franceses como españoles, quedaron bajo la dirección de Morel.

Así, cuando se decide enviar los suministros a la meseta de Glières, en plena cordillera alpina, con la luna llena de febrero de 1944, se encomienda la defensa del lugar a la sección Ebro, que se instaló en Glières el 1 de febrero, encomendándosele la defensa de las posiciones más difíciles. Allí combatirían 56 españoles mandados por el mando del comandante Miguel Vera y de otros jefes de la sección Ebro, como Gabriel Vílchez (“capitán Antonio”), Ángel Carrasco (“el Maño”) o Antonio Jurado.