Publicado: Mar Nov 17, 2009 2:52 am
por ParadiseLost
Pues allá vamos...

Antes de comenzar a analizar el memorando del general von Seydlitz del 25 de noviembre de 1942, sería conveniente retroceder un poco en el tiempo, a finales de octubre.
De sobras es conocido que el General de Artillería era el comandante del LI Cuerpo de Ejército dentro del 6.º Ejército, Cuerpo sobre el que recayeron los combates de mayor desgaste a la hora de tomar la ciudad, con objetivos como la toma del centro de la ciudad. Esas unidades cumplieron con eficacia sus objetivos, abriéndose paso a paso entre las ruinas de la ciudad, además de la línea defensiva del ferrocarril de Gumrak. Tal fue el desgaste que a finales de octubre, después de lanzarse el 14 de octubre el tercer y último gran ataque, el 6.º Ejército no disponía de hombres ni fuerzas suficientes para tomar la ciudad. Von Seydlitz viendo la carnicería en que se había convertido la batalla, pensaba que aquello era un sacrificio innecesario de sus divisiones, ya que cualquier avance en la ciudad se sustentaba en acciones con enormes pérdidas.
Pensando en los posibles peligros del invierno y en las elevadas pérdidas de su Cuerpo, a finales de octubre envió un escrito al mando del VI Ejército con dos premisas de vital importancia: el cese de los ataques en la zona urbana de la ciudad, sobre todo en Octubre Rojo, para que las tropas se repusieran y se preparasen para el invierno, y que las 14.ª y 24.ª Divisiones Blindadas fuesen empleadas como reserva móvil en la retaguardia contra los posibles ataques rusos durante el invierno, rechazando el Alto Mando del Ejército, tales propuestas.
Es muy fácil hoy en día otorgar juicios sobre acciones ya pasadas, pero las propuestas del general von Seydlitz hubieran detenido la sangría en la ciudad, y hubieran dotado a la retaguardia del VI Ejército de dos divisiones blindadas, que hubieran brindado una gran ayuda a los tropas alemanas una vez iniciada la Operación Urano, no como la ineficaz 22.ª División Blindada y su 48.º Cuerpo, en vez de utilizarlas en la punta del VI Ejército para tomar la ciudad, dejando desprovistos los flancos de sus unidades blindadas.
Es importante también resaltar, que Paulus había sido nombrado para sustituir al capitán general Jodl al mando como Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, puesto más adecuado para Paulus que el de Comandante en Jefe del VI Ejército. El hombre que debía haber sustituido a Paulus al mando de este descomunal ejército, era ni más ni menos que el propio von Seydlitz Kurzbach, tal como le comunicó el general Schmundt a Paulus a finales de octubre, cuando realizó una visita al Estado Mayor del VI Ejército. Mucho se ha hablado de que hubiera sucedido con von Reichanu o Rommel al mando del VI Ejército, pero no hace falta ir tan lejos. La pregunta debería ser, ¿qué hubiera hecho von Seydlitz al mando del VI Ejército?
Si nos atenemos a lo expuesto en su memorando, la respuesta es muy clara.

Repasando los hechos hechos cronológicamente, después de la Operación Urano, iniciada el 19 de noviembre de 1942, las piezas del ajedrez empezaron a moverse el 21 de noviembre. Ese día, Paulus le propuso al Grupo de Ejército B, al mando del general von Weichs, retirar al VI Ejército de Stalingrado, y colocarlo en cuerda del arco del Don y del Tschir. El Grupo de Ejércitos estuvo de acuerdo con la medida, pero esa misma tarde, transmitió una orden del OKH en la que se comunicaba que el VI Ejército debía mantenerse en Stalingrado, y que se llevarían contramedidas de gran envergadura.


Mensaje radiado número 1352.
ALATAMENTE SECRETO

Grupo de Ejércitos B
21 de noviembre 1942, 15.25 horas

¡Urgente!
A: CG VI Ejército.
Orden del Führer:
El VI Ejército conservará sus posiciones pese a un amenaza temporal de envolvimiento... Se debe mantener abierto el ferrocarril todo el tiempo posibl. ¡Siguen órdenes relativas al abastecimiento aéreo! (4)


El 22 de noviembre por la tarde llegó otra disposición del Alto Mando del Ejército: "El VI Ejército está temporalmente cercado por las fuerzas rusas. Conozco al VI Ejército y a su comandante en jefe y no hay duda de que en esta difícil situación, resistirá valientemente. El VI Ejército debe saber que estoy haciendo para auxiliarlo. Emitiré mis instrucciones con tiempo. Adolf Hitler" (5), después del mensaje enviado por Paulus.


CG VI Ejército
Sección G3

22 de noviembre 1942. 19.00 horas
Radio Mensaje

Al Grupo de Ejércitos B:
El Ejército está cercado... El frente sur aun está abierto al este del Don. El Don está helado y es cruzable... Queda poco combustible. Una vez se haya gastado, los carros y la artillería pesada quedarán inmovilizados Existe escasez de municiones y las provisiones sólo durarán seis días más... Solicito libertad de acción... La situación puede obligar a abandonar Stalingrado y el frente norte... (4)



Ese mismo día, después de su vuelo desde Nishne Chirskaia, y una vez en Gumrak, Paulus y Schmidt se reunieron con el general von Seydlitz y su comandante en Jefe, el coronel Clausius:
"En la tarde del 22 de noviembre, Paulus nos llamó a mí y al jefe de mi Estado Mayor, coronel Clausius, para que fuéramos a su puesto de mando a tener una conversación en la que tomó parte, además de nosotros tres, el jefe de Estado Mayor del Ejército, general Schmidt. El objetivo de esta conversación era redactar entre todos un mensaje radiado a Hitler, en el que Paulus manifestaría que la orden del 22 de noviembre sobre un erizamiento del Ejército en espera de un socorro procedente del exterior era impracticable y por ello solicitaba libertad de acción. Recuerdo hasta en sus menores detalles aquella conversación decisiva. Todavía hoy me suenan en los oídos las constantes preguntas que Paulus y Schmidt hacían respecto a cada frase de las propuestas: ¿no es demasiado fuerte?, ¿puede decirse eso? Clausius y yo, por el contrario, aconsejábamos siempre palabras y frases lapidarias que no dejasen otro resquicio, para la decisión resolutiva de aquella situación excepcional, que la inmediata y ya iniciada ruptura del cerco. Insistíamos tanto más cuanto entre nosotros cuatro existía una unanimidad completa acerca del hecho de que la única solución de aquella crisis catastrófica era la ruptura inmediata del cerco. Esa ruptura no habría constituido ninguna desobediencia a sabiendas, si se juzgaba que la orden de resistir era impracticable. La circunstancia de que más tarde fuera posible montar la posición erizo no dice nada en contra de este parecer, ya que ello sólo pudo agradecerse al titubeo de los rusos en su avance. Yo no tenía, además, motivo alguno para aconsejarle a Paulus una desobediencia a sabiendas contra Hitler. Pero, si se le volvía a hacer la pregunta a éste, lógicamente habría que aguardar su decisión. Sólo en caso de que la decisión fuera negativa podrí hablarse de una desobediencia a sabiendas." (1)
Por ello, Seydlitz y Clausius aconsejaron a Paulus no volver a preguntar a Hitler, y considerar que el erizamiento ordenado era impracticable, y que la situación había cambiado de tal manera que la única salida había sido efectuar la ruptura hacia el suroeste, y que se había realizado como una única salida a la crisis. Pero Paulus se negó y esperó la respuesta de Hitler. La redacción del mensaje no pudieron conocerla Seydlitz y su jefe de Estado Mayor esa misma noche, pues era demasiado tarde.

El 23 de noviembre, según lo acordado en la reunión se envió un mensaje al Grupo de Ejércitos B en el que se proponía iniciar la ruptura el 25-26 de noviembre ya que el aprovisionamiento aéreo era imposible, según los cálculos de Fiebig, Richthofen y Pickert. A pesar de que el Comandante en Jefe del Grupo de Ejércitos B, von Weichs, estaba totalmente de acuerdo con la operación, y así se lo hizo saber a Zeitzler ese mismo 23 de noviembre. En el mensaje telegráfico enviado al Alto mando del Ejército de Tierra, el capitán general barón von Weichs, decía:
"Pero me prometo un alivio de la situación general mediante la ruptura del cerco hacia el suroeste por parte del 6.º Ejército. Ese Ejército es la única fuerza combativa con la que, después de la derrota total del 3.º Ejército rumano, puede infligir aun daños al enemigo... Finalmente, la capacidad combativa que queda aun en el 6.º Ejército significa un aumento indispensable par la reestructuración de la defensa y los preparativos del contraataque." (1)
Zeitler, creyendo que había convencido a Hitler, llamó al general von Sodenstern, jefe de Estado Mayor del Grupo de Ejércitos B, a las 2 horas de la noche del 23 al 24 de noviembre, para comunicarle que posiblemente Hitler firmaría la orden de repliegue al día siguiente. (3)
Al día siguiente, el 24 de noviembre, Hitler negó al VI Ejército la libertad de acción solicitada.

Uno de esos mensajes fue el que Manstein leyó a su llegada a Starobjelsk, en el cuartel General del Grupo de Ejércitos B:
"En el Grupo de Ejércitos B me mostraron un radiograma que el comandante del Sexto Ejército, general Paulus, había dirigido a Hitler con fecha, según creo recordar, del 22 o 23 de noviembre. En él comunicaba al Führer que, a su modo de ver y al de los comandantes a sus órdenes, había llegado el momento de que el ejército apelase a todas sus energías para abrirse paso rompiendo el cerco. Y advertía que la concentración de fuerzas indispensables a tal objeto reclamaba ciertos cambios en la actual distribución interior, así como el repliegue del frente norte a una línea más corta, con el fin de retirar el contingente indispensable para la ruptura. La opinión del Grupo de Ejércitos B en este punto era que, aun supuesta la inmediata autorización por parte de Hitler para proceder a la acción, hasta el 28 de noviembre no se hallarían en condiciones de acometerla." (2)

Después de la orden del Führer, en la que se negaba la libertad de acción del VI Ejército para romper el cerco, von Seydlitz escribió su famoso memorando, más arriba expuesto, en el que detallaba a su comandante en Jefe, el general Friedrich Paulus, la situación de su LI Cuerpo de Ejército, y la imposibilidad de resistir en Stalingrado, y menos aun de recibir un suministro aéreo suficiente y en condiciones. La iniciativa de redactar el citado memorando provino del jefe de Estado Mayor del general von Seydlitz, el coronel Clausius, quien lo escribió junto al general de artillería.
En él, hay varios puntos muy interesante como la imposibilidad de disponer de tantos aparatos JU, y en caso de ser posible, deberían haber sido concentrados en Stalingrado, desde diferentes teatros de operaciones, con la pérdida de tiempo correspondiente, del que no disponía el VI Ejército. El monstruoso consumo de gasolina al que se vería sometido la Luftwaffe. La falta de reservas ya patente antes del cerco del ejército, y que imposibilitaba una pronta acción militar en su socorro. Y es especialmente importante la comparación que establece Seydlitz entre Demiansk y Stalingrado, ya que en ningún momento son equiparables por los factores anteriormente citados, y en ello hizo especial hincapié el general que llevó a cabo la liberación de la bolsa de Demiansk, por lo que disponía de razones fundadas para afirmar tal hecho.
Quizás el memorando fue demasiado pesimista en algunos de los datos ofrecidos, como que el Vi Ejército pudo resistir semanas y no días, y en que los caballos se agotaron como alimento el 20 de enero, no tan pronto como anticipó Seydlitz. Lo que sí es cierto es que la catástrofe sucedió tal como Clausius y Seydlitz anticiparon, y la historia les ha dado la razón. Algunos historiadores, como Görlitz, han afirmado que la ruptura del cerco es algo que sólo se contempla a posteriori de lo acontecido en Stalingrado, y por aquellas fechas, no había una necesidad imperiosa de romper el cerco. Este documento acalla esas supuestas dudas y también pone de manifiesto que Paulus estaba al corriente de la imposibilidad del suministro aéreo, al que se aferró para no desobedecer a Hitler y romper el cerco, estando además ya informado su su inviabilidad por otros generales como Richthoffen y Fiebig que se lo comunicaron al jefe de Estado Mayor del VI Ejército, general Schmidt.

Cabe destacar también, la anotación despectiva del Jefe de Estado Mayor del VI Ejército en el memorando de von Seydlitz: "No tenemos por qué irle al Führer con quebraderos de cabeza, y el general von Seydlitz no tiene por qué quebrársela al comandante en jefe." Es curioso que Paulus no firmara en documento, pero de todas formas, se envió mediante correo aéreo al Grupo de Ejércitos Don, al parecer, por el propio Schmidt (6).
Y a partir de aquí vuelve a aparecer la figura de Manstein en todo este asunto. Ya el 24 de diciembre, y tras la orden emitida por Hitler sobre la permanencia del VI Ejército en Stalingrado, Masntein se mostró de acuerdo con ella, sentenciando definitivamente al VI Ejército: "Asumo el mando el 26 de noviembre. Haré cuanto sea posible para ayudarle. Es imperativo para el VI Ejército, en obediencia a las órdenes del Führer, mantenerse firme en sus posiciones en el Volga, y preparar las unidades más fuertes para abrir una vía de suministros hacia el suroeste." (6)

Stahlberg, recuerda como Manstein, se indignó con la llegada del memorando al Grupo de Ejércitos Don:
"El memorando de Seydlitz no pasó de mi escritorio. Aparentemente, Manstein lo recibió de su jefe De Estado Mayor, general Schulz. La puerta que comunicaba mi habitación con él estaba siempre abierta y lo oí empezar a gritar. Fui hasta su habitación y le pregunté si podía hacer algo por él. Me miró y me dijo, en un estado muy alterado: 'El general von Seydlitz ha escrito un memorando que desapruebo totalmente. Es sencillamente increíble que Seydlitz se atreva a interferir en asuntos como este.'
Volví a mi habitación para preparar el mapa de situación. Cuando volví con Manstein con mi informe. Vi como el memorando estaba sobre su mesa. Le pregunté si podía leerlo. Manstein estaba aun alterado y me respondió con un seco 'No'. Esta fue la primera vez que el mariscal no me quiso mostrar un documento que se le había entregado. Lo leí después de la guerra." (6)

De todo ello se desprende que el memorando de von Seydlitz ni tuvo efecto alguno, ya que Paulus y Schmidt se lo hicieron llegar a Masntein, y este no se lo transmitió al OKH. Una vez más vemos aquí la cínica actitud de Manstein en todo el asunto referente a Stalingrado. ¿Indignado? ¿Interferir en asuntos? ¿No se trataba de salvar a todA costa al VI Ejército? Manstein parecía una vez más, más preocupado por su posición al mando del Grupo de Ejércitos Don, que de estudiar el clarificador memorando de von Seydlitz y hacérselo llegar al Alto Mando para posterior evaluación. En su momento ya me referí a la culpabilidad de Manstein en el desastre de Stalingrado, que queda patente en detalles como éste.

Finalmente todo se cumplió. La inviabilidad del abastecimiento aéreo, la imposibilidad de enviar fuerzas de combate decentes en breve espacio de tiempo, debido a la falta de reservas, y la inmolación de todo el VI Ejército a orillas del Volga.

(1) Stalingrad, de Joachim Wieder
(2) Victorias frustradas, de Erich von Manstein
(3) Stalingrado y yo, deWalter Görlitz
(4) La batalla por Stalingrado, William Craig
(5) Stalingrado, Anthony Beevor
(6) Field Marshal von Manstein: The Janus Head – A Portrait, de Marcel Stein


Saludos