Publicado: Dom Nov 01, 2009 10:10 pm
por ParadiseLost
Dr. Horst Rocholl
1908, médico


23-1-1942, 5:40 h.

¡Mi muy querida Gis!
Hoy por la mañana el capitán de caballería von Meyer se ha dirigido al aeródromo. Ha sido trasladado a otro ejército, para hacerse cargo de un destacamento. Te hará llegar un saludo de parte mía, desde este lugar de horror. Hombres heridos y congelados, de los cuales solo una pequeña parte pueden ser transportados por aire, tengo tantos como Kirschhosbach habitantes tiene. Le he tenido que amputar esta noche una pierna a un suboficial, y hoy debo hacer lo propio con un brazo. Es la carga más pesada que los soldados alemanes han sufrido, pero lamentablemente hay algunos cerdos. El teniente von B. (...) ha sido evacuado por avión. Desde hace tres meses tenía ictericia. Cuando a esto se añadió el miedo, de repente siguió el consejo que le di en octubre. Me imaginaba a los oficiales alemanes de otra manera. El teniente von W (...), herido leve, hablaba así mismo sobre el transporte, mientras nuestros pobres hombres esperan pacientes, a ser auxiliados. Los heridos graves mantienen una actitud ejemplar, mientras que los heridos leves tienden a volverse impacientes.
Yo me atengo al viejo dicho del capitán, que es el último en abandonar el barco.
El teniente M (...) ha sido evacuado, por cierto, ningún distinguido hombre. Te escribirá.
Espero que pronto nos llegue ayuda desde el exterior. Sino, pronto llegará el fin. Pero no le haremos ningún reproche a nadie. Es mejor no abandonar más soldados alemanes en la estepa, con su crueldad.
En lo que hace respecta a mí, puedes estar convencida de que permanezco inflexible, mientras las fuerzas no me abandonen, cumpla mi deber y si es posible, conserve mi vida para ayudar a los camaradas heridos y enfermos. Esta semana me he dado cuenta, que el médicos es la persona más indispensable, ya que puede de cualquier manera calmar y fortalecer, aun cuando disponga de pocos medios.
Ahora debo llamar a la División. Entre otras, me han encomendado la tarea, de regular del transporte aéreo de los heridos, un asunto muy complicado, que hoy por la mañana quiero poner en manos de una importante persona. El capitán de caballería Thiel (no mi amigo Ernst Thiel de Augsburg) ha recibido la cruz de caballero. Temporalmente es nuestro jefe de regimiento.
Un cariñoso y largo beso, tu papá
Besa a los cinco, saluda a la abuela, a mi padre, a Walda, Hertha y al apadrinado.


Una carta muy interesante, donde se pone de manifiesto como los valores militares de la tropa, fueron desapareciendo después de la caída de Pitomnik, el 16 de enero, y como algunos intentaron aprovechar su jerarquía dentro del ejército para escapar del Kessel.
Horst Rocholl sobrevivió a Stalingrado.

Fuente: Feldpostbriefe aus Stalingrad, de Jens Ebert
Traducción: Paradise Lost


Saludos