Publicado: Jue Sep 14, 2023 10:31 pm
por Fallschirmjäger
Saludos, camaradas

A partir de este mensaje iré compartiendo algunas cartas de mi propiedad escritas por el teniente Heinz Neunhoeffer, las cuales voy traduciendo a paso lento pero seguro. No tengo duda de que será del agrado de aquellos amantes de los testimonios escritos (como es mi caso), ya que el texto presente en las cartas no tiene desperdicio.

Hace un par de años hice la compra de un legajo consistente en alrededor de 100 cartas y algunos recortes de periódico. En un principio las dejé cuasi olvidadas en la misma caja de cartón en la que llegaron desde los Países Bajos junto a otras 300 cartas escritas por distintos soldados. Pero este año, a raíz de una ligera complicación por Covid -la cual me obligó a dejar temporalmente mi trabajo de maestro-, me di a la tarea de traducir las cartas escritas por el teniente Neunhoeffer. Actualmente solo reviso las cartas de este teniente ya que al parecer mi vista se acostumbró a su caligrafía, por lo cual su escritura se me hace más rápida de interpretar con el paso del tiempo.

No dispongo de muchos datos biográficos acerca del teniente Neunhoeffer, ya que no hallé referencia a él en los registros del Volksbund Deutsche Kriegsgräberfürsorge o en Fold3 de Ancestry; lo cual es muy positivo si uno se lo piensa, ya que indicaría que este teniente logró sobrevivir al infierno de la guerra. De lo que pude encontrar entre las líneas escritas en sus cartas, el teniente Neunhoeffer habría nacido en Blaubeuren, población ubicada a 10 kilometros de Ulm, en el sur de Alemania. Estimo que al inicio de la campaña soviética tendría entre 23 a 28 años, ya que describe a sí mismo (y a su esposa) como una pareja joven. Las cartas van dirigidas a su esposa llamada Bertl, a quien de cariño llama en el encabezado de cada misiva como “querida pato”. Ambos tienen dos pequeñas hijas a las que llama Quadd y Helga. Las primeras cartas que poseo datan del año 1940, y las ultimas de marzo de 1945. Ascendió de grado desde suboficial a teniente de primera (Oberleutnant). La rama del ejército en la que sirvió fue la artillería. Hasta 1942 estuvo adscrito en la Artillerie Regiment 221, como parte de una unidad independiente dentro de los cuerpos de ejército LII, LV y LI en el sur de la Unión Soviética. A partir de agosto de 1942 formó parte del Artillerie Regiment 248; y desde finales de 1943 desempeñó funciones en el estado mayor de la Infanterie-Division 168.

Por la calidad de la narración y razonamiento presente en las cartas, me animaría a afirmar que Heinz Neunhoeffer tenía un nivel de educación elevado. Es poco común encontrar presente en las cartas de campo tal grado de detalle en la descripción de las acciones bélicas. Habitualmente, las cartas dirigidas a familiares en la patria tienden a ser sentimentales, cuya preocupación principal es la de conocer y dar a conocer la situación del soldado y sus familiares. En general, las cartas siguen una estructura común entre ellas, como, por ejemplo: agradecer por la recepción de una carta o paquete, describir la situación de salud actual del soldado, el clima, la espera por el permiso, pedir algún objeto que sea enviado (alimentos, papelería o alguna vestimenta, etc.); y finalmente cerrar con algunos saludos. Pero en las cartas de Heinz Neunhoeffer se puede ver una estructura distinta que se asemeja más a un diario de campaña. En una de las cartas, el teniente explica a su esposa que esta descripción tan detallada sirve como una especie de diario con la cual el teniente, una vez regresado a su hogar, describirá en unas memorias las acciones vividas en el frente de campaña soviético. Es por ello que en algunas situaciones las cartas directamente ingresan a la descripción de las acciones bélicas, incluso obviándose el saludo inicial.

El nivel de razonamiento presente en estas cartas es bastante interesante puesto que en muchas ocasiones se adelanta a sucesos que pasarían en la política alemana y la de sus aliados. Por tal motivo, estas cartas tienen un gran valor para conocer de primera mano el pensamiento de aquel momento, tanto de los soldados como de oficiales alemanes. Una carta o un diario se constituye en un testimonio puro acerca de las acciones de la guerra, puesto de que en ellas no existe el paso del tiempo ni la consiguiente información de la cual se nutrieron posteriormente los soldados para escribir, por ejemplo, sus memorias, las cuales -a mi parecer- están bastante impregnadas o deformadas por la vivencia posterior, y no reflejan la realidad vivida en aquel momento. Es por ello que en las siguientes cartas seremos testigos de los miedos y las esperanzas presentes en aquel momento histórico de la Alemania nacionalsocialista. Espero que los este post sean de su interés, y que la lectura de las mismas se constituya en una forma de hacer perdurable este testimonio escrito hace ya más de 80 años.

De: leutnant Heinz Neunhoeffer
Feldpostnummer: 38168 C
Unidad: 11. Batterie, Artillerie Regiment 221
Para: Bertl Neunhoeffer

Imagen
Carta de Heinz Neunhoeffer escrita el 22 de diciembre de 1941.


22 de diciembre de 1941

¡Carta de cumpleaños para pato!
Mi querida pato, probablemente mis felicitaciones no lleguen a tiempo, pero aun así son sentidas. No pude escribir en los últimos días porque siempre había algo sucediendo. Los rusos vienen día y noche con exploradores y tropas de choque, especialmente insolente es su puesto de observación avanzada, que aparece una y otra vez en tierra de nadie y dirige los disparos de la artillería rusa, afortunadamente débil en nuestra línea del frente. Sin embargo, toda su actividad pretende ser más una molestia que algo de gravedad. Esta noche los rusos incluso utilizaron perros, que siguieron el rastro de nuestros puestos de avanzada y condujeron a los rusos hasta allí. Resultado: un muerto y un herido grave por nuestra parte, del lado de los rusos sólo un rastro de sangre en la nieve. Hace unos días, por la noche, incluso dispararon en el muslo a un centinela de ametralladora pesada, y cuando éste se arrastró de regreso al búnker, literalmente le robaron su ametralladora pesada y la arrastraron 200 metros hacia el campo de mijo. Allí fueron alcanzados por una ráfaga de nuestra segunda ametralladora y tuvieron que dejar su botín, un casco de acero y un guardamano para arrastrar consigo a su compañero herido.

A la mañana siguiente, el rastro de su sangre se podía seguir a lo largo de varios cientos de metros a través de la estepa. Por la noche, sus patrullas de reconocimiento son superiores a las nuestras en valor y habilidad, pero durante el día la suerte de la guerra rara vez está de su lado. 3 kilómetros junto a nosotros, dos jinetes rusos hicieron recientemente una gran broma estilo húsar por la noche. Galoparon en caballos grises, vestidos con abrigos blancos de invierno, hasta el cuartel de un destacamento de artillería y arrojaron una mina y una carga concentrada de granadas de mano justo delante de la puerta del comandante. Antes de que el guardia pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando, los fantasmas habían desaparecido nuevamente en la oscura noche con dirección hacia el este, y los disparos que se lanzaron no tuvieron éxito. Mientras tanto, la mina había detonado sin causar muchos daños. Al cabo de unos segundos, el guardia se atrevió a acercarse y, antes de que el asustado comandante saliera, ya había llevado el sospechoso saco a una distancia segura, en la que, como se descubrió a la mañana siguiente, estaba escondida la carga concentrada.

El detonador había fallado, de lo contrario el valiente sujeto habría explotado en pedazos. Pero fue toda una hazaña para los dos cosacos penetrar más de 4 km en nuestra línea sin ser vistos y escapar de nuevo sin ser molestados. Como puedes ver, incluso en la invernal guerra de trincheras siempre sucede algo aquí. Los aviones rusos regresan tan pronto como el tiempo sea razonablemente bueno para volar. No parecen tener tanques en nuestra sección, a excepción de un tren blindado en la línea del ferrocarril que corre perpendicularmente desde el enemigo hasta nuestra sección del regimiento. Sin embargo, sólo por la noche se desplaza al campo de tiro más favorable para sus armas pesadas, nos escupe algunos trozos pesados a ciegas y regresa antes de que podamos alcanzarlo con nuestras armas; por la noche es casi imposible disparar. Los suministros vuelven a escasear porque, según se dice, los partisanos han volado un importante puente ferroviario cerca de Poltava.

Hace mucho que no recibo cartas tuyas, pero a través de Blaubeuren me enteré que te encuentras bien y que Helga también respira mejor después de su amigdalotomía, de la que yo no sabía nada. Si sabes que el ingenioso “pato” dirige la tienda en casa, uno puede librar la guerra de forma mucho más despreocupada y exitosa, y mucho más pronto terminará. En este momento, para ser honesto, me siento como un pequeño rey en mi puesto de observación de avanzada. Soy dueño de 3 baterías, tengo mis 2 operadores de radio, 1 conductor y 2 caballos con un carro de 2 ruedas, y soy mi propio jefe. A 8 km de la batería, al frente de la infantería y a más de 12 km de la estación principal de observación, es donde está sentado mi desagradable jefe, un berlinés. A 1200 metros delante de nuestra miserable choza está el primer sentinela de campo, luego 2-3 km de estepa y luego los rusos. En nuestra cabaña llena de humo abundan los ratones, los piojos y los insectos. Desafortunadamente no pudimos llevarnos a nuestro capaz gato de la última casa, así que tenemos que evitar que los ratones se coman todas nuestras cosas colgándolas del techo.

Muchas gracias por las buenas plantillas de piel y las golosinas junto a los carretes de fotografía. ¡Ojalá llegue una carta antes de Nochebuena! Ahora, en lugar de todos los regalos de cumpleaños, un caluroso beso y (...) cálidas de tu Orpse.
¿Schmeller recibió a tiempo mis suministros de ciclamen?