Publicado: Lun Oct 11, 2010 12:13 am
por ParadiseLost
Hola a todos.
Os dejo otro testimonio de un excombatiente de las SS. Esta vez le toca el turno a Jacques Leroy, belga que combatió en la 5.ª División de Voluntarios Valones de las SS. Esta entrevista aparece en el libro de Laurence Rees, Los verdugos y las víctimas.

De adolescente se sintió "fascinado y atraído" por León Degrelle, jefe de los rexistas, un partido fascista adaptado a las preferencas de los belgas.
—León Degrelle atacaba a los políticos de entonces —dijo Leroy con admiración—. Políticos que, debo decirlo, estaban corrompidos... Cuando tenía once años o doce años ya iba a los mítines de León Degrelle. Le escuchaba y su política me atraía y me fascinaba. (...)
—En la actualidad no se concede mucha importancia a estas ideologías, pero tienen usted que situarme entonces, tiene que transportarme al contexto histórico en que vivíamos, porque hoy es posible que ya no signifique nada, pero entonces tenía mucha importancia. Toda Europa se estremecía, toda Europa se sentía atraída por dos movimientos anticomunistas y antibolcheviques.
Sin embargo, aquel entusiasmo juvenil por los rexistas no significaba que Leroy se considerase nazi ni nada parecido. En realidad, afectado por el temor de sus padres, se asustó cuando los alemanes invadieron Bélgica, el 10 de mayo de 1940. Todavía con quince años, Leroy "lloró" el día que llegaron los nazis. (...)
A raíz de la invasión alemana, la familia de Leroy huyó al sur de Francia, pero al cabo de unos días decidieron volver. Y fue durante aquel viaje de regreso a Bélgica cuando Leroy y su familia conocieron a alemanes que no tenían nada que ver con los "bárbaros" que habían temido.
—Tuvimos una avería y los alemanes nos ayudaron, nos dieron gasolina y repararon el camión. Nos dieron de comer. Se portaron correctamente.
Fueron tratados así porque no eran ni judíos ni comunistas. En realidad fue lógico que les ayudaran, dado que el muchacho militaba en un partido fascista. Pero por esa experiencia concreta, Leroy llegó a la conclusión general de que todos los alemanes "se comportaron de un modo irreprochable con la población local". Fue una conclusión absurda si pensamos en la deportación posterior de los judíos belgas.
A Leroy le resultó indiferente la represión de los judíos.
—Los judíos me preocupaban tanto como me preocupaba lo que hubiera pasado en el año 40 a. C. (...)
Me explicó la concepción del mundo de las SS, con la que estaba de acuerdo:
—La diferencia entre los que podíamos llamar Übermenschen [superiores] y los Üntermenschen [inferiores] es que los Übermenschen son los componentes de la raza blanca... la raza blanca. Ése es el motivo de que tantos extranjeros vengan a los países de raza blanca. Es un acto dliberado, lo hacen los políticos adrede para arrinconar esta forma de entender el racismo. Para crear el pluralismo étnico... Por entonces estábamos orgullosos de pertenecer la raza blanca. (...)
—El objetivo ideológico de las Waffen SS era adiestrar hombres, hombres de élite. Ya sé que esta expresión no tiene mucho prestigio actualmente, en particular en nuestra sociedad pluralista, pero era eso, preparar hombres de élite, hombres capaces de cumplir una orden y servir a su país. —La finalidad de aquella fuerza "de élite" era evidente—. Era luchar contra Rusia, contra la Rusia comunista y bolchevique, eso era... porque ésa era la razón de todo.

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Fuente: http://home.arcor.de/sturmbrigade/RK/RK.htm

Muchos pensaban que, por combatir con el uniforme de las SS, Jacques Leroy era un traidor a su patria.
—Sí, eso es exactamente lo que decían y lo que siguen diciendo en la actualidad. —En el curso de la entrevista se puso furioso por aquella acusación y barbotó—: ¿Qué es un traidor? ¿Qué es un traidor, estimado señor? ¿Se puede ser traidor a los dieciséis años? Yo no llevaba uniforme belga... ¿Se es un traidor cuando se combaten ideas que no son propias de Europa, que no son populares? Cuando se asimilan ideas que vienen del extranjero, entonces se es un traidor. La palabra "traidor" no me pasó por la cabeza ni una sola vez.

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Fuente: http://forum.axishistory.com/viewtopic.php?f=38&t=55918

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Fuente: http://forum.axishistory.com/viewtopic.php?f=38&t=55918

Leroy y los demás voluntarios de la división valona (el nombre oficial era 5.º División de Voluntarios Valones de las SS) fueron enviados al frente oriental. Leroy no tardó en demostrar que era un combatiente atrevido y valeroso.
—Luchábamos con armas, nos escondíamos en los árboles, peleábamos cuerpo a cuerpo.
Incluso le dieron una medalla especial al valor por un combate cuerpo a cuerpo. Pero en 1943, entre la nieve del bosque de Teklino, en Ucrania occidental, Leroy y sus compañeros se enfrentaron a un contingente soviético que les superaba en número. El resultado fue catastrófico.
—Fueron unos enfrentamientos terribles. Perdimos el setenta por 100 de los hombres. Teníamos dos o tres tanques de apoyo, pero no pudieron adentrarse en el bosque. (...) ¡Luchamos como jabatos! Atacábamos y ocupábamos una posición tras otra. —Pero su suerte acabó por esfumarse—. Estaba acuclillado detrás de un abedul, es un árbol muy delgado, y de pronto sentí una especie de descarga eléctrica. Dejé caer el arma... la solté y en aquel instante vi sangre, gotas de sangre en la nieve. Me habían alcanzado en un ojo y quemaba. Y había recibido tres balazos en el hombro.
Se desplomó en la nieve y allí se quedó desangrándose hasta que dos compañeros lo sacaron del bosque y luego lo llevaron a un hospital de campaña. Los cirujanos le operaron el ojo y el brazo, pero no pudieron salvárselos.
Y aquí es donde empieza la parte más extraordinaria de su historia, porque, a pesar de estar mutilado, solicitó reincorporarse a su unidad y lo consiguió. Lo cual mueve a formular una pregunta espontánea, pero básica: ¿por qué?
—Para no hundirme en la mediocridad y para estar en mis camaradas —respondió Leroy—. Había perdido un brazo y un ojo, es verdad, pero cuando se es joven los problemas no afectan del mismo modo que cuando se es un adulto. Y, por encima de todo, para no hundirme an la mediocridad. No me gusta la mediocridad. No me gusta no hacer nada, permanecer ocioso, no tener un objetivo en la vida... A veces hay que convertirse en símbolo, porque, de lo contrario, ¿para qué vivimos? La vida no consiste en pasarse las hora viendo la televisión. Hay que pensar, hay que tener una meta. (...)

Pero resultaba difícil apiadarse de él; no sólo porque le habría sublevado que alguien pensara que era digno de compasión, sino sobre todo porque al final de la entrevista el sólo se colocó en la categoría de los individuos más detestables: la de los que negaban el genocidio judío. Hizo especial hincapié en que nunca había visto que se cometieran atrocidades contra los judíos.
—¡Nunca, nunca, nunca, nunca! Nunca he visto nada semejante, por eso no me lo creo, ¡no me lo creo! Ya sé que esto que le estoy diciendo puede tener repercusiones graves para mí, puede tenerlas porque en la actualidad es obligatorio compadecerse de ellos.
Acabada la filmación (cuando Leroy podía expresar con mayor libertad lo que pensaba del genocidio judío), le dije que había pruebas gráficas de los cadáveres amontonados en los campos de concentración nazis. Replicó: "¿Y usted se cree de verdad que esas imágenes son auténticas?".


No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y esta entrevisa me recuerda mucho a la de Paul Hafner, cuando negaba en unos mensaje más arriba, el genocidio judío, al afirmar que él nunca vio nada parecido. Y es que no ver (o no querer ver), no quiere decir que no existió.

Fuente: Las víctimas y los verdugos, de Laurence Rees.

Saludos