Publicado: Jue Nov 30, 2006 10:46 am
por ParadiseLost
Supervivientes recuerdan la batalla de Stalingrado (II).
Panzerfahrer Johannes Hellmann

El dolor me tortura hasta hoy

Texto original: Gerald Praschl
Foto: M. Handelmann
Traducción: ParadiseLost, bajo el permiso de Konrad Schnitzler.
Prohibida su divulgación total o parcial sin la expresa autorización de su autor original.

Johannes Hellmann (de 78 años) (el artículo es de hace 3 años) no habló en absoluto sobre los horrorosas vivencias en Stalingrado. Como tantos que allí estaban, echó tierra sobre lo que allí debió presenciar.
"Sólo pude hablar sobre ello una vez con mi mujer y mi hija. No quería recordarlo." Sólo en sus sueños más horribles permanece vivo. Aún pasados 60 años. "Ese dolor me tortura hoy casi más que por entonces", le comenta al reportero. Apenas empieza a relatarlo, brotan lágrimas de sus ojos y solloza amargamente. El infierno de Stalingrado no le deja en paz.

La marcha a Stalingrado.
Johannes Hellmann nació en 1924 y creció en Dessau. Su padre tenía una zapatería. A los 15 años empezó su formación profesional de decoración de escaparates. Poco después de su 18 cumpleaños, en febrero del 42, fue reclutado. Después de la formación como conductor de panzer, llegó en el verano del 42 al frente. Aquí empieza su relato: "Marchábamos desde el Donezk-Becken hacia Stalingrado. Atravesamos la reseca estepa. En verano se llega a los 60 grados. Sólo había arena y hierba. A principios de agosto llegamos a Stalingrado. Primero barrimos la ciudad con proyectiles. Entonces penetramos en ella. Mi unidad se detuvo en los suburbios y allí construimos unos refugios."

El ataque de los rusos.
"Hasta el 18 de noviembre el tiempo fue bastante cálido. Llevábamos ropa ligera. A la mañana siguiente la estepa se convirtió en un mar helado. 20 grados bajo cero. Nos helábamos como perros. Nuestros abrigos aun no habían llegado al frente. Ya no los vimos nunca más. Entonces, la misma mañana, empezó el ataque. Un millón de rusos se precipitaron contra nuestras líneas. Dispararon con todo lo que tenían. Por telegrama supimos que habían roto nuestra retaguardia. Estábamos cercados."

Prisioneros en la trampa mortal.
"Nuestra munición sólo duraría unos días. Y hacía cada vez más frío. Al final 45 grados bajo cero. Encontré un soldado ruso muerto. Le quité las botas y el abrigo de piel. Después de 14 días sólo recibíamos sopa y un trocito de pan integral cada día. Los rusos atacaban casi a diario. Por todas partes había cadáveres. Nuestros camaradas y rusos. Cabezas abiertas, piernas arrancadas, uno tenía un tiro en el estómago, por el que le colgaban las tripas. Para no morir de hambre, comíamos la carne sosa de los caballos muertos. Tuve diarrea, y un tipo de fiebre parecida a la Malaria, transmitida por los piojos. Ya no teníamos ninguna esperanza de salir vivos. Se trataba de eso, de sobrevivir una hora más. Por las noches, oíamos los altavoces de los rusos, que nos pedían que nos rindiéramos. Pero para nosotros, la prisión era igual que la muerte."

Lucha en el Volga.
"Apuramos al máximo el carburante. Cuando nuestros depósitos se quedaron vacíos, volamos los tanques para que no cayeran en manos del enemigo. Las últimas semanas luchamos como infantería entre las ruinas. El día de año nuevo del 43, fui herido en el Volga, por una granada en la pierna. Esto me salvó la vida. Dos días después me sacaron con avión. A causa de la fiebre, no me enteré de casi nada. En Rostow, fui transportado con innumerables heridos más en vagones para ganado. Viajamos tres semanas hacia el oeste. En cada parada descargaban muertos. Los heridos caían como moscas."

La juventud perdida.
"Tras 4 meses de convalecencia tuve que volver a Rusia. Poco antes de la guerra fui herido otra vez. Me llevaron a un hospital militar. Allí caí prisionero del ejército inglés. Tuve que trabajar dos años y medio en una mina. A finales del 47 pude volver a casa. Dessau estaba destruido y mis padres habían muerto. También casi todos mis amigos, muertos. Tenía 24 años. Mi adolescencia la pasé en el frente de Rusia. Siempre lo he malecido".

Johannes Hellman marchó en 1950 al Oeste con su mujer. Allí trabajó como decorador de escaparates. Vive como jubilado en Dannenberg.


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Johannes Hellmann, jubilado de 78 años.

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Hellmann con el casco de acero y el uniforme negro,
poco de después de su llamamiento a filas en el 42.
Entonces tenía 18 años.


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Con sus camaradas a los 20 años en Rusia, 1944.

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Hellmann de cabo con sus camaradas en el 44 (el tercero por la derecha).

Fuente: http://feldpost.mzv.net/Zeitzeugen/Zeit ... lmann.html

Saludos